Jobs y Cook: el hétero ‘loca’ y el gay aburrido
Ésa es la percepción que tenemos en la calle, a nivel coloquial o, como se dice habitualmente, “en conversación de barra de bar”. A veces, incluso mentes preclaras caen en ese tópico. Ése es el caso de Lawrence Summers, sobrino de dos Premios Nobel de Economía, ex secretario del Tesoro de EEUU con Clinton, ex rector de la Universidad de Harvard, ex jefe del equipo de asesores económicos de Obama, y al que éste hubiera nombrado presidente de la Reserva Federal de no haberse producido una rebelión en contra dentro del Partido Demócrata. En 2005, en un discurso en Harvard, Summers dijo que “en materia de ciencia e ingeniería” podría haber “cuestiones de aptitud intrínseca” que explicaran que las mujeres son peores en esas áreas.
Pero el caso de Apple dinamita el mito del gay creativo y divo y del hetero eficaz y aburrido. Porque en esa empresa, el hetero-Steve Jobs-fue la loca, y el gay-Tim Cook-es el gestor eficiente y sin carisma.
Y es que Cook no solo ha convertido a Apple en la empresa más valiosa del mundo-con una enorme ventaja sobre la número dos, ExxonMobil-, ni la que más dinero ha ganado de la Historia, sino también en la primera compañía que, estando entre las 500 mayores del mundo, tiene unpresidente y consejero delegado abiertamente homosexual.
Si comparamos las personalidades de Steve Jobs y a Tim Cook, el primero cae dentro de los tópicos del homosexual, y el segundo dentro de los del hetero. Jobs era un divo. Un histérico. Un maniático que necesitaba ser el centro de atención. Estaba obsesionado por la estéticay la perfección en el diseño. La gestión le daba igual. Lo único que quería era hacer las cosas a su modo, fueran éstas conducir coches sin matrícula-y cambiarlos cada seis meses-o aparcarlos en el espacio reservado a discapacitados. Apple era ‘su’ empresa. Ignoraba el concepto de trabajo en equipo. Cuando algún colaborador suyo lograba un éxito, se lo apropiaba. Pero, si alguna de sus ideas no iba bien, le echaba la culpa a los demás. Despreciaba a los accionistas. Despreciaba a los reguladores en Washington. Despreciaba a todo el mundo. Si hubiera escuchado, tal vez hoy estaría vivo.
Lo dicho, una ‘loca’. Solo que eraheterosexual. Muy heterosexual. A Jobs se le conocían infinitas novias, presumía de su uso de drogas (LSD) en su juventud y hasta tuvo una hija a la que, en un arranque de crueldad, tardó años en reconocer como suya-llegó a argüir ante el juez que no podía tener hijos-.
Tim Cook, el gay, es lo contrario. Es discreto. Ha sido capaz decrear un equipo, algo desconocido en Apple, donde Jobs era el que tenía la primera y última palabra. Él fue quien, como ‘número dos’ de Jobs, convirtió la línea de suministros de Apple en una maquinaria formidable que cruza todo el mundo: desde los centros de diseño de California a los de producción en Asia, y de ahí de vuelta a EEUU, a Europa y, ahora, también a China.
Ya se sabe que, como decía Napoleón, “los aficionados hablan de estrategia, los que saben hablan de logística”. Cook es el artífice de la tremenda eficacia de Apple que subyace a la monstruosa rentabilidad de la empresa. Para ello se ha centrado toda su vida en la logística, algo mucho menos glamouroso que el diseño que fascinaba a Jobs.
Cook aplica el principio napoleónico. Jobs tenía un ego napoleónico.
Frente al divo de Jobs, que nunca quiso tener en cuenta a los accionistas (la empresa era él, o eso parecía pensar), Cook ha empezado a dar dividendos, dando salida así a la infinita caja de Apple. Donde Jobs no era capaz de hablar con nadie sin despreciarle o gritarle, Cook ha sido capaz de comunicarse conWall Street y con gente como Carl Icahn, que no son famosos precisamente por su amabilidad cuando se trata de dinero. Y hamejorado las inexistentes relaciones de Apple con las autoridades de Washington.
¿Qué ha hecho mal Cook? Pues, precisamente, el diseño. Y la creatividad. Como buen gestor, Cook solo parece capaz de hacer mejoras en lo que ya existe, pero no crear nada que no exista. Por ahora, la creatividad de Apple con Jobs está perdida en combate. Con Cook, Apple sigue haciendo lo mismo que cuando murió Jobs. Solo en abril sabremos por dónde va el futuro de la empresa, con el Apple Watch, que va a ser la primera línea de productos que lance desde la muerte del cofundador de la empresa. El coche de Apple queda para el futuro, si es que lo tiene.
La divergencia entre Jobs y Cook es una muestra de lo equivocados que estamos en esas conversaciones de bar, y en lo equivocado que estaba Lawrence Summers.
La realidad es mucho más compleja que los tópicos. Mary Barra dirige una empresa tan plúmbea como General Motors.Meg Whitman es la creadora de una de las empresas menos glamourosoas de internet, eBay y, tras un catastrófico intento de convertirse en gobernadora de California, ha tomado las riendas de otro gigante de la informática,Hewlett-Packard. Sheryl Sandberg es quien trata de controlar al desquiciado dueño y fundador de Facebook, Mark Zuckerberg. Marissa Mayer está tratando de resucitar Yahoo!
Antes que Cook, hubo otra persona homosexual que dirigió una gran empresa: Sir John Browne. Era una compañía tan divertida como BP, la antigua British Petroleum. Browne la convirtió en la tercera petrolera mayor del mundo a base de adquisiciones de empresas en EEUU (Amoco, Arco) y por medio de la subcontratación masiva de muchas de sus operaciones. De nuevo, nada espectacularmente creativo o colorido. Pero Browne nunca se atrevió a salir del armario y, cuando su homosexualidad quedó expuesta por un ex novio, dimitió.
Y, respecto a la presunta debilidad o ‘compasión’ de las mujeres, piense en Margaret Thatcher, Angela Merkel, Esperanza Aguirre, HillaryClinton, Indira Ghandi o Golda Meir. Solo por nombrar algunas…
Posiblemente, la mayor enseñanza de la comparativa entre Jobs y Cook es que somos mucho más complejo, y tenemos unas potencialidades muy superiores a lo que nosotros mismos creemos. El mito del gay creativo y divo y del hetero eficaz y aburrido salta por los aires con Apple.