Pop español contra la homofobia
MADRID Concierto
Un calzoncillo sucio aparece en mitad de la sala de ensayo del Coro de Hombres Gays de Madrid. «No hay duda, aquí hay un hetero», se escucha entre las cuatro paredes. Los hombres homosexuales, asustados, empiezan a recabar pruebas para averiguar quién se ha infiltrado en su agrupación. Están expuestos a muchos peligros. ¿Y si ese enfermo les contagia su heterosexualidad?
El grupo estrena esta tarde a las 20.00 horas en el Teatro Rialto su nuevo espectáculo ¡Qué Movida!, un repaso por la historia del pop español, desde los años 50 hasta la actualidad. Humor, sarcasmo e intriga se fusionan en una obra que trata de cambiar los roles impuestos en sociedades arcaicas. Esta vez los homosexuales serán los cazadores y un heterosexual la presa.
El coro ha estado puliendo los últimos retoques este fin de semana para que todo salga a pedir de boca en el estreno. En los ensayos muchos nervios aderezados con sonrisas, para hacerlos más llevaderos.
Entre los 70 cantantes masculinos de entre 18 y 60 años que forman parte de este grupo se paseaba Pablo Malavé, productor y fundador de la iniciativa, corrigiendo los timbres de voz de los integrantes. Malavé ya tenía el proyecto de este teatro musical en mente desde los 15 años. Después de trabajar en grandes producciones como Los Miserables, Mamma Mia o El Rey León decidió dar el salto y crear esta agrupación en 2013.
Siguió el modelo de los coros de hombres gays en América, es decir, fundó una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo es fortalecer la aceptación e integración de la comunidad homosexual en la sociedad. Al mismo tiempo pretende ser una alternativa de ocio, entretenimiento y encuentro para los hombres homosexuales residentes en Madrid.
«No hemos tenido ningún tipo de discriminación por parte del Ayuntamiento, pero tampoco se puede decir que nos hayan facilitado las cosas. Promovemos igualdad y estamos dando a conocer la ciudad. Hemos echado de menos un poco de ayuda por parte de los organismos», explica Malavé, que vería «justo» que les cedieran teatros o locales de ensayo.
Para entrar en este coro hay que pasar unas audiciones que se realizan anualmente. «El objetivo es capturar a personas que tengan oído y capacidad vocal», resalta el fundador, que no sabe si todos los componentes del coro son homosexuales, aunque lo intuye.
Y es que en esta función no todo son chistes sobre cárceles y pastillas de jabón. La parte musical tiene un gran protagonismo y corre a cargo de Gonzalo G. Baz. En el repertorio se podrán escuchar clásicos como Digan lo que digan de Rafael, Bailando de Alaska y Feo, fuerte y formal de Loquillo.
«Las canciones se escogieron por votación. En total cantamos 10 temas propuestos tanto por miembros del coro como del equipo directivo», explica el director musical, que asegura haber tenido plena libertad para llevar a cabo su trabajo.
El concierto contará con la participación sorpresa de artistas del teatro y la televisión que se comprometen con este proyecto y que tratan de normalizar una situación que, según los propios cantantes, «hace tiempo que debería ser algo cotidiano».
«Al venir hacia el ensayo me han llamado maricón por la calle. Sigue existiendo violencia hacia los homosexuales, sólo hay que ver las recientes palizas que han recibido miembros de nuestra comunidad en la capital. Siento pena por una sociedad que está muy atrás», subraya Malavé.
Para él, erradicar la homofobia depende de la educación que reciban los niños tanto en las escuelas como en sus casas. «Tanto los profesores como los padres deben abrir las mentes de los más pequeños y enseñarles que una sociedad civilizada se construye a base de respeto».
El coro tuvo la oportunidad de conocer al ex presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en un concierto especial de Nochevieja. «Habló con nosotros, fue muy sonriente y amable. Algunos integrantes del grupo, los más mayores que vivieron una época de represión antes de la llegada de la democracia, le dieron las gracias encarecidamente por aprobar el matrimonio homosexual», concluye Malavé.