PUBLICO:¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir violencia de género?
El 25% de las jóvenes afirma que su pareja o expareja la vigila a través del teléfono y una de cada tres reconoce sufrir un control abusivo por parte de sus novios, quienes insisten en saber con quién hablan o dónde van. Así lo revelaba un estudio de 2013 basado en la evolución de la adolescencia española sobre la igualdad y la prevención de la violencia de género. Sin embargo, más que percibirse como una forma de control y lejos de crear alerta, estas situaciones siguen considerándose por las adolescentes fruto del amor.
La directora del estudio, María José Díaz-Aguado, catedrática de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid, considera que estas prácticas son más difíciles de ser percibidas por las jóvenes como violencia de género debido a su normalización. “Los mitos del amor romántico vulneran a la víctima. Las películas y las canciones siguen mostrando el ideal de que por amor hay que darlo todo”, afirma.
En ese sentido, el 28,2% de las chicas encuestadas admite haber escuchado alguna vez a un adulto que “para tener una buena relación de pareja debes encontrar “tu media naranja” y así llegar a ser como una persona”, mientras que casi un 40% reconoce que alguna vez les han dicho que “los celos son una expresión del amor”.
El informe, en el que participaron más de 8.000 jóvenes de entre 13 y 19 años, sostiene que las nuevas tecnologías se han convertido en una forma cada vez más común de ejercer este tipo de acoso. Internet ha cambiado las actividades cotidianas de los adolescentes, y especialmente las relaciones entre ellos, incluyendo las relaciones de pareja. Así, las redes sociales y los teléfonos móviles son los medios más frecuentes para ejercer el ciberacoso y la violencia de género en parejas jóvenes. Expertos coinciden en la facilidad de ejercer e intensificar el control a través de la Red. “Las nuevas tecnologías son una gran herramienta para el acoso. Además se añade el problema de que ellas no son conscientes de que hay cosas que son graves, como facilitar sus claves de acceso”, argumenta Díaz-Aguado.
Distribuir en internet imágenes o datos comprometidos, de contenido sexual, crear perfiles falsos, alimentar rumores en redes sociales o acceder al ordenador de la víctima para controlar comunicaciones con terceros son algunas de las conductas que revelan ciberacoso. En ese sentido, la catedrática de Igualdad de la Universidad Rey Juan Carlos,Laura Nuño, advierte a Público de que se están observando prácticas en las que ceder la contraseña se considera una prueba de confianza. “Las comunicaciones tienen que ser privadas. Leer contenido privado vulnera el secreto de las comunicaciones. Es una invasión, no tiene nada que ver con los márgenes de confianza”, asegura.
Para Yolanda Besteiro, presidenta de la Fundación Mujeres Progresistas, la violencia de género, “esencia de la sumisión y la dominación”, ejercida entre adolescentes conlleva una dificultad añadida. “Suelen confundir el enamoramiento con la dominación. Ellas siguen idealizando el amor, a cambio de eso toleran ser controladas. Confunden el control con el hecho de que las quieren mucho, como un signo de amor. Para ellas no es violencia de género, es señal de que las quieren”, asegura.
Según la psicóloga Marisol Rojas, experta en violencia de género, el control ejercido en las jóvenes por sus parejas constituye la etapa inicial de la violencia machista. “La violencia machista en parejas adolescentes está basada en mecanismos psicológicos de control y abuso. La violencia psicológica suele aparecer al poco tiempo de iniciar la relación. Suele ser una violencia muy sutil, ejercida a través de mecanismos de control. Sería como marcar el terreno. El maltratador marca y la víctima sabe a lo que tiene que someterse, siempre utilizando el nombre del amor: ‘Si me quieres, me darás tu contraseña de Facebook, porque no debe haber secretos entre nosotros'”, apunta.
Estas expertas coinciden en la posibilidad de que este tipo de violencia evolucione a una agresión física con el paso del tiempo. “No son conscientes del peligro que el acoso supone. Cuando no accedan a los deseos de él, recurrirá a la fuerza”, alerta Besteiro.
La catedrática Díaz-Aguado advierte de la necesidad de poner remedio desde la etapa escolar para saber qué tipo de conductas son alarmantes. “Se debe fomentar desde la escuela, como una vacuna que evite la violencia. Enseñar cuáles son los primeros indicadores de violencia: el abuso emocional y el control abusivo”.
Según el estudio que ella coordinó, el 40% de la población que estudia en centros españoles afirma haber recibido formación contra la violencia de género. “Se debe llegar al 100%. Es muy importante que haya un compromiso para trabajar este tema en clase. El trabajo escolar disminuye el riesgo de violencia”, afirma.
Incitación a la violencia
Pero existen más tipos de violencia ejercida a través de la Red, que aunque no llevada a cabo por adolescentes constituyen una perpetuación de los roles sociales de género. Estereotipos machistas se reproducen en redes sociales, páginas web o blogs como un contenido más.
Bajo el anonimato se esconden tuits como “Lo mejor en esta vida es ese hombre que cuando su mujer le dice: ‘me duele la cabeza’, le contesta a cinturonazos”. La cuenta desde la que se escribieron esos caracteres hacía llamarse @MuerenPocas, y fue cerrada por Twitter a los pocos días de su creación gracias a las quejas de otros usuarios de la red social. “Desde aquí apoyamos a todos los maltratadores. Ninguna mujer es maltratada sin motivo, algo haría” era su carta de presentación.
YouTube también ha servido como canal de incitación a la violencia de género. Definido como “uno de los mayores expertos de la seducción de España”, Álvaro Reyes insinuaba cómo finalizar cualquier tipo de relación a golpes. “No esperes su permiso. Siéntete con derecho para hacer lo que quieres. Pedir permiso es síntoma de inseguridad”, aseguraba en el vídeo que fue eliminado por él mismo.
Los blogs también encuentran su espacio para enaltecer el machismo. Iglesia Nueva Era publicó una entrada recientemente en la que se dan pistas para saber si la esposa “está volviéndose una carnal”. Si los niños están despeinados “es que ella no ha dedicado todo el tiempo necesario” en su cuidado, si se depila las piernas pasado un año del matrimonio es que lo hace “para pecar y no para usted” o si ella dice “yo pienso” significa que “está pensando por sí misma”, algo que “no es aceptable es una pareja cristiana”. Y todo eso en un post de tantos en los que se hacen preguntas como si la mujer debe ser sumisa o si la falta de higiene femenina es un atentado para la familia. Si bien hacen una llamada a la tranquilidad: “Los que no respeten nuestras enseñanzas deben saber que el pozo eterno del infierno les espera”.
La psicóloga Rojas también hace alusión del peligro que generan los medios de comunicación. “Los medios son transmisores de modelos de amor romántico y también de sexismo. El sexismo transmitido en los medios no ayuda a promover la igualdad entre hombres y mujeres. La imagen de mujer cosificada como objeto sexual hace que el hombre tenga poder sobre ella. Lo que se cosifica, se despersonaliza, y por tanto se puede poseer y maltratar”, concluye.
La Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género reconoce que la violencia de género en la pareja es la expresión más brutal de la desigualdad entre hombres y mujeres.