EL PAIS: Protestas por los derechos de gais y lesbianas antes de los Juegos de Sochi
Organizaciones de homosexuales se movilizan contra la legislación discriminatoria rusa
La ley contra lo que el Gobierno ruso define como “propaganda homosexual” es la china en el zapato de la gran ceremonia propagandística que Putin espera alrededor de los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi, que se inauguran el viernes. El último aldabonazo se ha dado este miércoles con una serie de concentraciones en todo el mundo (la de Madrid estaba prevista a las 17.30 en la plaza del Callao) organizada por el colectivo All Out (Todos fuera, llamado así en alusión a la expresión en inglés Outing, que en español se ha traducido como salir del armario).
La polémica por la posibilidad de que hubiera arrestos de deportistas o visitantes a Sochi por manifestarse como gay no consiguió ser acallada ni siquiera por Putin, cuando dijo que no se intervendría “salvo que se molestara a los jóvenes”. Esta es, en teoría, la difusa línea que separa lo que es punible y lo que no en Rusia para los gais y lesbianas, ya que la ley no prohíbe expresamente serlo o tener relaciones con personas del mismo sexo, sino cualquier manifestación pública que pueda ser interpretada como propaganda (o, en lenguaje occidental, normalización).
Las dudas crecieron cuando un activista gay fuera detenido por enarbolar una bandera arco iris, símbolo del movimiento por los derechos del colectivo LGTB (lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) al paso de la antorcha olímpica el 21 de enero. El alcalde de Sochi, Anatoli Pakhomov, añadió más leña al fuego al apoyar la ley y justificarla diciendo que en su ciudad, simplemente, “no hay gais”.
La polémica es constante desde que se promulgara la ley. Es verdad que los intentos de organizaciones como la ILGA (Asociación Internacional de Lesbianas y Gais) porque hubiera un boicoteo similar al que se mantuvo durante décadas con Sudáfrica por su política racista han fracasado, pero esta política discriminatoria rusa ya ha tenido numerosas consecuencias. Por ejemplo, el malestar por la homofobia del Gobierno es una de las causas para que delegaciones como la de Alemania o Francia hayan reducido su nivel, con la negativa de sus respectivos presidentes, Joachim Gauck y François Hollande a asistir a la inauguración. También la Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía en la Unión Europea, Viviane Reding, que ha dicho que no acudirá a los juegos como protesta. Por otro lado, el ministro de Sanidad noruego, Bent Høie, ha anunciado que asistirá a los Juegos paralímpicos, que se celebran en paralelo, con su marido, infoma la web Dosmanzanas.com. El Gobierno español no se ha manifestado al respecto.
También el presidente de EE UU, Barack Obama, ha protestado por la ley, y no solo ha reducido el nivel de su delegación. También, simbólicamente, ha hecho que en esta figure a una deportista abiertamente lesbiana, la extenista Billie Jean King, ganadora de 39 títulos de Grand Slam entre individuales, dobles y mixtos.
Por parte de los deportistas en activo también se ha rechazado un boicoteo, pero se han anunciado gestos que pueden poner en solfa la tradicional tregua olímpica. Así, los patinadores Blake Skjellerup, de Nueva Zelanda, y la canadiense Anastasia Bucisi han anunciado que desfilarán con una insignia de la bandera arco iris, en abierto desafío a la ley rusa.
Otros deportistas que se han manifestado, según el recuento que ha hecho la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales de España son el patinador estadounidense Johnny Weird, quien afirmó en agosto que tenía miedo de asistir a los Juegos y ser detenido por ser “demasiado gay”, y los padres de la atleta lesbiana australiana Belle Brockhoff, que manifestaron la preocupación por la participación de su hija.
El último que se ha unido a las protestas ha sido el nadador olímpico finlandés Ari-Pekka Liukkonen, quien salió del armario antes de los Juegos de Sochi para protestar por la política rusa. “Quería empezar un debate más amplio en conexión con Sochi, porque es muy triste que la legislación de Rusia sea restrictiva con los derechos humanos de las personas”.