Las reuniones de “tapersex” se han convertido en ricos coloquios donde se habla de juguetes eróticos que declaran la guerra a la rutina sexual
MADRID. Las reuniones de “tapersex” se han convertido en ricos coloquios donde se habla de juguetes eróticos que declaran la guerra a la rutina sexual, experiencias amorosas y pasiones mitificadas. El nuevo libro de Pilar Ordoñez, “Miss Tupper Sex”, recoge testimonios reales de mujeres dispuestas a liberarse.
El deseo efímero, el morbo de oníricas fantasías o los príncipes azules que salen rana se traducen en una charla distendida que también sirve para conocer complementos “imprescindibles” para revitalizar la vida en pareja o para explorar en solitario la propia sexualidad, como velas, aceites y, por supuesto, vibradores.
La “sexualidad iguala a todas las mujeres”, explica Ordoñez a Efe Estilo. Los testimonios sobre experiencias (e inexperiencia) que ha reunido la autora en “Miss Tupper Sex” (Aguilar) prueban que amas de casa, médicas, cantantes, profesoras y atletas, “casadas, solteras o ‘arrejuntadas'” de todas las edades, padecen semejantes preocupaciones y fantasean con parecidos estereotipos de hombre.
De la misma opinión se muestra la responsable de formación de la tienda de lencería y corsetería erótica de lujo Lily Blossom, Almudena Martínez; la globalización no sólo ha asemejado gustos culturales y sociales entre los habitantes del planeta, cada vez más conectado, sino también “prácticas sexuales”, afirma.
Lily Blossom recibe diariamente a un público muy variado que viene, sin embargo, reclamando las mismas cosas. Los lubricantes y “dildos” continúan en el “top” de objetos más vendidos, aunque la gama se amplía a otros artilugios más discretos como una memoria “usb”, una funda de puros o un pintalabios que, en realidad, vibran.
Las cremas afrodisíacas de pomelo y frambuesa y los artículos de “bondage” o dominación completan una gama exquisita de productos de lujo y de diseño que se presentan en colores muy llamativos como el pistacho, el rosa fucsia o el naranja. Un juguete erótico combina funcionalidad, tecnología y un aspecto visual “muy atractivo”.
La corsetería de pedrería exclusiva de la diseñadora Maya Hansen es uno de los reclamos de la tienda, así como los talleres en los que Almudena Martínez lidia con algunas personas que esgrimen concepciones erróneas sobre el sexo o comparten vivencias poco gratificantes o insustanciales. “Muchas mujeres no han tenido un orgasmo en su vida, y eso es muy triste”, lamenta esta sexóloga.
Un acercamiento “más normalizado” a la sexualidad, opinan Martínez y Ordoñez, desemboca en relaciones más placenteras para las dos partes. El humor también es una pieza imprescindible del puzzle y la vía que escoge Pilar Ordoñez para hablar de sexo y sexos.
El condicionante cultural ha “sometido” a las mujeres a un estado de retraimiento respecto a su cuerpo que ha provocado sentimientos “de culpa y miedo” entre ellas, comenta Ordoñez.
Sin embargo, sus conversaciones con mujeres en sesiones de “tupper sex”, donde hijas y madres, amigas y compañeras de trabajo hablan sin tapujos sobre su mundo sexual, le hacen pensar que las féminas se están liberando del “dominio” que han sufrido.
Los hombres son más desconfiados al principio, pero acaban sucumbiendo, con igual entusiasmo, a ese juego de preámbulos prolongados que proporcionan los ungüentos, los “gloss” mentolados, los inciensos exóticos y los pétalos de rosa que contiene la maleta “mágica” e ilustradora de Pilar Ordoñez, quien celebrará una de estas reuniones el próximo 9 de diciembre en Madrid.