EL CORREO: Asesinar a una prostituta no es violencia de género, según el Gobierno

El Ejecutivo central sostiene que este hecho no puede considerarse violencia machista al no existir un vínculo afectivo entre el agresor y al víctima

El Gobierno central sostiene que el asesinato de una prostituta a manos de un cliente no puede considerarse violencia de género al no existir un vínculo afectivo entre el agresor y al víctima. Así lo asegura el Ejecutivo en la respuesta que ha remitido a dos diputadas socialistas que querían saber por qué no se consideró como agresión machista el asesinato de una mujer marroquí que ejercía la prostitución a manos de un militar español.

Según el escrito, el artículo 1 de la Ley contra la Violencia de Género define ésta como la «manifestación de la discriminación, la situación de desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres» que «se ejerce sobre éstas por parte de quienes sean o hayan sido sus cónyuges o de quienes estén o hayan estado ligados a ellas por relaciones de afectividad».

EL PAIS: Capacitados para el sexo

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Francesc Granja, presidente de la Asociación de Atención Sexual a Discapacitados Tandem Team, la pasada semana en su casa de Barcelona. / Massimiliano Minocri

Francesc Granja recibe en la cama pulsando un mando que abre la puerta de su casa. Vive en un luminoso piso de la Villa Olímpica de Barcelona adaptado a la tetraplejia que le causó un accidente de coche hace 20 años, cuando regresaba de una reunión. Suele desplazarse en silla de ruedas, pero hoy unas llagas lo retienen. A su lado están María Clemente, psicóloga especializada en neurorehabilitación, y Eva, asistente sexual, dos patas fundamentales de Tandem Team, la asociación sin ánimo de lucro que preside Granja, dedicada a la asistencia sexual de discapacitados mediante voluntarios.

Los tres siguen un debate que se ha generado espontáneamente en torno a otros dos visitantes en la habitación de Francesc. ¿Hay que tener cuidado con no enamorarse? Conversan Felipe y Lau (ambos, nombres ficticios). Felipe sufre una paraplejia de tercera y cuarta vértebra. Lau es la asistente que conoció por medio de Tandem, y defiende con pasión que los encuentros deben ser sinceros, nunca una ficción sentimental:

—Tengo pareja, pero en el rato que estoy con un usuario se convierte en el hombre de mi vida.

—Es que no hay que ir con miedo —asiente Felipe— Puedes enamorarte porque estás muy necesitado, pero también de la panadera o de cualquiera que te trate bien. Aquí sabemos los dos en qué andamos.

—Pero hay que entregarse, porque es una cuestión de amor, que para mí es lo fundamental.

—En todo caso —media María— si detectamos a personas dependientes psicológicamente les aconsejamos no recurrir a un asistente porque pueden salir heridos.

Lau, de 38 años, estudió enfermería y veterinaria. Imparte talleres de tantra y, cuando una amiga le habló de Francesc y su proyecto, exclamó: “Eso es para mí”. Su perfil encajaba con el del asistente que busca la asociación: experiencia sociosanitaria, sin motivaciones económicas, una concepción de la sexualidad no solo genital… La entrevistaron sobre los límites que se fijaba respecto a prácticas sexuales y familias de discapacidades —algunos asistentes los establecen en las amputaciones, determinadas complicaciones higiénicas o rasgos físicos impactantes, como los de la acondroplasia (enanismo)— y respondió que ninguno, que dependería del momento y la persona, “como en cualquier relación”.

Unos días después, Felipe y Lau se vieron para tomar un café. Se cayeron bien y se citaron para un encuentro más íntimo. Felipe, de 42 años, había tenido desde que está en silla de ruedas una relación, pero no funcionó, y otra vez se acostó con una prostituta: “La chica iba con contador, y eso para alguien con mis problemas no funciona”. Su experiencia con Lau le ha revivido: “Recuerdas sentimientos que creías muertos”.

Él es uno de los 45 usuarios de la asociación, constituida en octubre de 2013. Igual que tienen más demanda masculina, también se ofrecen más voluntarios varones, aunque, tras descartar al 50%, los 15 con los que están trabajando guardan un equilibrio entre hombres y mujeres. Además, trabajan con diferentes tendencias sexuales. “Precisamente con el primer usuario nos llevamos una sorpresa”, sonríe Francesc.

Tandem no cobra por poner en contacto a asistentes y usuarios, y recomienda que, en caso de que medie una compensación entre ellos, no rebase los 75 euros. “Suele ser de unos 50, porque hay que desplazarse a casa del usuario, aparcar, comer fuera…”, explica Eva. “Pero muchas veces no cobramos: no es la motivación”. La asociación se mantiene de momento con las aportaciones de Francesc (que es profesor de ESADE y recibe una pensión) y el trabajo voluntario de María. “Aspiramos a un mínimo de ingresos para mantener la estructura”, explican.

La iniciativa ha generado expectación en el colectivo. “A los discapacitados se nos ha considerado angelitos asexuados, pero no es así”, dice Francesc. Hace mucho que existen asistentes y prostitutas que trabajan el campo, pero a escondidas. Mientras, en Europa el debate se ha ido haciendo público. El país que más lejos ha llegado en reglamentación es Suiza, aunque con un modelo que muchos consideran intervencionista, con encuentros mensuales y asistentes certificados con un diploma universitario. Bélgica, donde opera la asociación que Tandem toma como modelo, se mueve en una alegalidad muy comprensiva. De una forma u otra, en Dinamarca, Suecia, Holanda y Alemania la asistencia se practica. Y en Francia, pese a que el año pasado un Comité Nacional de Ética aconsejara al Gobierno que no la legalizase, la controversia continúa, gracias en parte al éxito de la película Intocable.

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María Clemente (derecha), psicóloga especializada en neurorehabilitación, y Eva, asistente sexual de Tandem Team. / MASSIMILIANO MINOCRI

“Hay distintos modelos”, explican Esther Sánchez y María Honrubia, “pero lo fundamental es revelar que el problema existe”. Sánchez, enfermera y máster en sexología, y Honrubia, psicóloga, presiden la Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad (Anssyd), que el 14 de marzo organizó junto a otra asociación (Sex Asistent) el primer curso en España de acompañamiento y asistencia sexual. Costaba 100 euros y se dirigía a “interesados en formarse y ejercer una labor profesional en relación con la asistencia sexual”. Tuvo 15 inscritos, desde fisioterapeutas a profesionales del sexo. “La formación es muy práctica, aclarando en qué consiste un servicio: que se pueden encontrar con una persona que lleva un colector, con problemas mentales, cómo reaccionar ante una subida de tensión…”, cuenta Sánchez.

Por motivos de confidencialidad, Anssyd no accedió a que EL PAÍS asistiera a las clases. La asociación reconoce que el curso puede resultar controvertido. “Hay un vacío legal respecto al asistente y su cercanía a la prostitución. Pero en el 50% de los casos no hay coito. Muchos usuarios quieren ver un cuerpo desnudo o acariciarlo. Eso es una experiencia alucinante. Incluso hay discapacitados cognitivos que solo quieren afecto físico; y, por ley, eso no se lo puede dar un cuidador normal”, explica Honrubia.

El camino hasta estas jornadas ha sido duro. “Llevamos 25 años como docentes”, cuentan, “y solo ahora se nos empieza a reconocer”. Durante dos décadas las dos profesionales han soportado el recelo de colegas que no creían en el objeto de sus investigaciones. Pero en estos años se han fraguado la Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad (ONU, 2006) o la Ley Orgánica de Salud Sexual y Reproductiva y de la Interrupción Voluntaria del Embarazo de 2010 (la reducida popularmente a ley del aborto de Zapatero), que establecía la necesidad de formar a profesionales y dio pábulo a la proliferación de asociaciones por los derechos sexuales de los discapacitados. Todas esas iniciativas fueron barridas por la crisis.

“Existe un mito según el cual si hablas de la sexualidad, la despiertas”, cuenta Sánchez. “Pero el deseo está ahí, silenciado. No te imaginas cuánto sufrimiento hay escondido”. No exageran: personas que no han querido que se publiquen sus nombres narran historias duras: 20 años de un matrimonio sin sexo que se mantiene por los hijos, padres que masturban a enfermos mentales…

No parece que de momento se vayan a encontrar soluciones sencillas a estas barreras. Las primeras viven en los bordes de la ley. En un piso de Barcelona Lau se despide con besos y abrazos de Felipe.

EL MUNDO: El Belmondo de Marine Le Pen

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Jean Francois Belmondo, sobrino del actor Jean Pau, cabeza de lista de… MUNDO

Se llama Jean-François Belmondo, pero no es hijo del icónico actor francés, Jean Paul, sino de su hermano Alain, productor de cine. De profesión farmacéutico, su nombre ha saltado al primer plano de la actualidad desde que decidió presentarse a las próximos comicios municipales del 23-30 de marzo. La noticia es que lo hará como número dos de la lista del Frente Nacional para el tercer distrito parisino. «Cuando escuché hablar por primera vez, con 15 años, a Jean-Marie Le Pen, quedé totalmente cautivado. Su visión, su manera de presentar las cosas, su honestidad… Desde entonces, comulgo con sus ideas y las de su partido», ha declarado a ‘Le Figaro’.

Así que el sobrino de Belmondo es un ultra-nacionalista convencido, a pesar de no haberse sacado el carné de militante hasta 2012, cuando decidió entrar en política. «Antes, no veía la necesidad. Pero hoy veo que mi país está en peligro y me digo que debo hacer algo», confiesa. Ahora dirige la campaña de Sophie Duval para hacerse con la alcaldía de Le Marais, el barrio bohemio, judío y gay en el cual reside, y figura el segundo en la papeleta de voto.

Homosexual militante, no ve en ello ninguna incompatibilidad con su ideología. «La comunidad gay es muy receptiva al FN y a su presidenta, Marine Le Pen», señala. Y puntualiza que, de los seis hombres que integran su equipo electoral, cinco son homosexuales. ¿Su sexualidad le ha supuesto un problema o una ventaja para ser candidato del partido en un barrio como este? «Las cosas han cambiado mucho en el Frente Nacional», argumenta. «Antes, no se veían muchos gays y yo debía de ser de los pocos. Ahora es muy diferente».

¿Qué imagen tiene del votante del FN? «Es gente que ama su país y todo lo que el binomio UMPS está destruyendo», puntualiza. «Tanto la UMP como el PS se empeñan en querer enterrar nuestra historia. Cuando veo que en la escuela ya no se enseña Louis XIV o Napoleón, me parece terrible. Tratan de hacernos perder nuestra identidad nacional, nuestro alma, para crear un crisol de razas que no se parece a nada. Por no mencionar la violencia en las escuelas o la falta de respeto por los maestros…».

Para Jean-François Nelmondo, Le Marais es un barrio donde el FN debería obtener un buen resultado, cercano al 10%, ya que los residentes y comerciantes están «muy afectados por toda esa inseguridad que trata de ocultar la izquierda». En su opinión, «hace falta mano dura con la delincuencia y los emigrantes ilegales». «Para ello, Francia debe recuperar su autonomía respecto a Europa y adoptar una forma de proteccionismo inteligente», recalca, para denunciar a continuación a «todas esas mujeres que van por calle vestidas con un burka para provocar».

¿Hay antecedentes extremistas en su familia?, le suelen preguntar. «No, todos son más o menos moderados, excepto mi tía abuela materna, Jeanne, que fue secretaria del Partido Comunista Francés de Argel».

EL PAIS: De Blasio echa un pulso a San Patricio

El alcalde de Nueva York boicotea el desfile en honor al patrón de Irlanda por la exclusión de los gays, pero acude a la misa en la catedral católica de la Quinta Avenida

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Pancarta contra la homofobia en el desfile de San Patricio por la Gran Manzana./ AFP

Dicho y hecho. El alcalde de Nueva York, el demócrata Bill De Blasio ha consumado su boicot al tradicional desfile de san Patricio –patrón de Irlanda y uno de los símbolos del catolicismo en Estados Unidos– en Manhattan, lo que no ocurría desde hace 20 años. Sus antecesores, los republicanos Michael Bloomberg y Rudolph Giuliani, no faltaron nunca la cita, muy querida para la numerosa e influyente comunidad irlandesa, que exhibe con orgullo su origen. Caben todos los orgullos, menos el gay. La decisión del regidor de la ciudad de los rascacielos se sustenta en la decisión de los organizadores de prohibir los símbolos homosexuales en la cabalgata. La herencia católica es fuerte, pero se va adecuando a los nuevos tiempos en una sociedad cada vez más moderna y multicultural. Incluso en la conservadora Irlanda.

De Blasio ha roto muchos esquemas desde que llegó a la alcaldía de Nueva York, nada menos que con el 75% de los votos, tras una dura pugna en las primarias de su partido con otros candidatos, entre ellos, una lesbiana, Christine Quinn. La expresidenta del Consejo de la Ciudad de Nueva York ya boicoteó el desfile en 2006 después de sus desencuentros con los organizadores, la Antigua Orden de Hibernias, que no la autorizaron a lucir un pin del orgullo gay. También la mujer del alcalde era lesbiana, según asegura, hasta que conoció a De Blasio. Ahora conforman una familia multirracial y liberal. Ella es una aguerrida feminista afroamericana. Su hijo Dante luce una melena ‘afro’ y su hija Chiara suele aparecer con piercings en una ceja, las orejas y la nariz. Pero más allá de su estética moderna o hippy, lo que exhiben son una ideas muy progresistas en favor de la diversidad y contra la desigualdad.

El alcalde creció en Boston, un enclave irlandés y católico por excelencia, por lo que no le es ajeno la influencia del ‘lobbie’ irlandés en América, donde miles de inmigrantes se asentaron por oleadas hasta conformar una comunidad de más de 36 milones de personas. Ayudaron a instalar a J. F. Kennedy en la Casa Blanca, el primer presidente católico de Estados Unidos, en un país de fuerte raigambre protestante, los pioneros, que construyeron el país con una biblia en la mano. Pero las cosas cambian.

En Estados Unidos hay cerca de 77 millones de católicos, una cuarta parte de la población. La última encuesta del Centro de Investigaciones Pew constató que el 85% de los católicos norteamericanos tienen una visión favorable del Papa Francisco, una aprobación similar que se da en la población en general. Benedicto XVI consiguió un 83%, pero Juan Pablo II llegó al 90% en su mejor momento de imagen en EE UU. Sin embargo, este entusiasmo no se ha traducido en más creyentes o en más practicantes. Los últimos estudios del Pew, realizados con ocasión de citas electorales, arrojan un crecimiento de la permisividad hacia las uniones gays y hacia el aborto.

De Blasio no solo decidió boicotear el desfile, sino que, además, participó el pasado 2 de marzo en una marcha alternativa bajo el nombre ‘San Patricio para todos’, que desde el año 2000 reivindica la inclusión de todos los colectivos ciudadanos en la fiesta. Al pulso del inquilino del City Hall de Nueva York, se le ha unido el regidor de Boston, Martin Walsh, el primer alcalde de origen irlandés en 20 años, que tampoco participó en la cabalgata de su ciudad tras no lograr un acuerdo con los organizadores para que permitiesen marchar a los colectivos homosexuales.

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El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, recibe la bendición del cardenal Dolan en la catedral de San Patricio./ Reuters

Quienes sí han desfilado en Nueva York han sido las bandas de música y de gaitas –algunas de Asturias–, las ‘majorettes’ y los cuerpos de bomberos y Policía, entre los que hay muchos funcionarios de origen irlandés. También miembros de las antiguas órdenes de Hibernia –el nombre latino de Irlanda–, de marcado carácter religioso. En Irlanda se ha convertido en una fiesta más laica. De hecho, los ecos de la postura de Bill de Blasio llegaron hasta Dublín, que se vistió de rosa en solidaridad con el movimiento gay. El desfile dublinés ha adoptado desde hace varios años un tono más desenfadado y más carnavalesco, con elementos de la cultura céltica y ritos más paganos.

Hasta las marcas de cerveza, que corre como ríos en esta celebración, han tomado posición. Guinness se retiró del desfile de Nueva York, al igual que Heineken, que piensa en verde –el color de esta jornada– o la Sam Adams Boston Beer. Las cerveceras han aumentado la presión sobre los organizadores, que han perdido gas. ¿Como la religión en Nueva York? El alcalde, por si acaso, no se mantuvo al margen de los festejos: ofició el desayuno tradicional en la residencias de Gracie Mansion junto al primer ministro irlandés, Enda Kenny, y acudió a la misa en la catedral de san Patricio, en la Quinta Avenida, en pleno corazón de la ciudad. El gesto de De Blasio tuvo su recompensa. El arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, respaldó la presencia de la comunidad gay en el desfile abogando por una jornada «de unidad y alegría». Las cosas cambian.

EL CORREO: Un mártir con calzoncillos de lujo

En el sur de italia, Una imagen de siete metros de San Sebastián ataviado con ropa interior de una conocida marca italiana ha suscitado un gran revuelo

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El artista Ozmo ha representado a San Sebastián como un modelo de ropa interior.

No resuelta muy novedoso que David Beckham pose en paños menores publicitando el último modelo de calzoncillos, incluso si la imagen aparece en la mítica pantalla de Times Square. Pero los vecinos de Racale, una pequeña localidad de Lecce situada al sur de Italia, no están acostumbrados a ver este tipo de “anuncios” colgados de la fachada de sus casas y mucho menos si el protagonista es un santo.

El artista italiano Gionata Gesi, conocido artísticamente como Ozmo, ha pintado en uno de los edificios de la localidad sureña italiana una replica de siete metros de altura de la muerte de San Sebastián, pero con un estilo más desenfadado. El musculado mártir aparece ataviado con ropa interior de la conocida marca italiana Dolce&Gabbana y rodeado de fichas de póquer, recibiendo la lluvia de flechas como castigo por su adoración a Jesus.

La imagen ha suscitado la diversidad de opiniones entre los habitantes de Racale puesto que San Sebastián es el patrón del municipio y mientras algunos se muestran partidarios a este tipo de expresiones artísticas, el alcalde, Donato Metallo, ha instado a los organizadores de dicha iniciativa a “intervenir inmediatamente con el fin de tutelar el sentimiento popular”.

“Mi intención en ningún momento ha sido ofender los valores de nadie. No es mi estilo. Mi trabajo, por el contrario, se desarrolla en el poder de la imagen. El símbolo de D&G es muy potente y persuasivo y, gracias a la publicidad, puede ser reconocido por todos”, ha explicado el artistica italiano reconocido por ser uno de los mayores exponentes de arte urbano.

La idea de llevar a cabo esta pintura surgió de una iniciativa entre algunos muchachos de la localidad que solicitaron a artistas internacionales que se prestaran a decorar los muros de este pequeño municipio, de poco más de 10.000 habitantes.

DEIA: Carolina Villacampa Profesora de derecho penal “La legalización de la prostitución no es siempre la panacea”

Mientras España avanza hacia un prohibicionismo suave de la prostitución, Europa asume el modelo sueco, que sanciona al cliente y no a la trabajadora

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Carolina Villacampa, antes de su conferencia. (O. Martínez)

Bilbao – Voz experta y opinión competente en Derecho Penal, Carolina Villacampa desmenuzó ayer, en un seminario organizado por el Máster Universitario en Derechos Fundamentales y Poderes Públicos de la UPV/EHU, los beneficios y los perjuicios de las políticas prohibicionistas relacionadas con la prostitución. Centró su intervención en dos modelos: el estadounidense, prohibicionista por antonomasia ya que criminaliza a la trabajadora sexual sin tener en cuenta la existencia o no de una red de tráfico de personas; y el sueco, que sanciona al demandante de esos servicios sexuales.

¿Quién criminaliza a la prostitución? ¿La sociedad, las instituciones,…?

-Se sanciona normativamente. Otra cosa es que socialmente pueda ser una actividad más o menos aceptada.

Para la sociedad es una actividad mal considerada, creo.

-Depende. Probablemente existen determinadas actividades aledañas al propio ofrecimiento de servicios sexuales que hacen que esa actividad siempre se relacione con ambientes complejos, criminógenos… y eso puede hacer que la gente se sienta molesta, porque además son actividades que se producen de madrugada, en muchas ocasiones en horarios poco compatibles con una vida más abierta socialmente…

Bilbao reguló con una ordenanza el ejercicio de la prostitución.

-Las ordenanzas municipales son todas bastantes semejantes a la de Barcelona [2005], que básicamente lo que hace es sancionar el ofrecimiento de servicios sexuales en la calle y la práctica de relaciones sexuales en la vía pública. No han hecho mucho más que eso.

Pero han tenido repercusión.

-De hecho parece que la opción de las ordenanzas se va a trasladar a una arena más estatal porque lo que se plantea con el anteproyecto de Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana es justamente establecer la misma sanción que se contemplaba ahora a nivel de ordenanzas cívicas.

Una normativa básica, vamos.

-Efectivamente. De hecho en Cataluña nosotros ya tenemos una. En 2012 se modificó la Ley de Carreteras para sancionar a las prostitutas que ofrecían sus servicios sexuales cerca de carreteras o en zonas de servidumbre para complementar las ordenanzas cívicas que se aplicaba en algunos municipios y esa parece ser la idea que puede estar cocinándose a nivel de gobierno…

Sancionar a la trabajadora sexual.

-Y al cliente. Y perseguir penalmente al proxeneta.

¿Y cómo regularizarlo?

-Entiendo que es un tema muy complejo porque en muchas ocasiones es difícil discernir lo que son supuestos de prostitución libre de supuestos de prostitución más o menos condicionada por las circunstancias, que pueden estar muy cercanas a la prostitución forzada. Pero evidentemente lo primero que tendría que hacerse es diferenciar conceptualmente los supuestos de prostitución libre de los supuestos de prostitución forzada. Y probablemente en los casos de prostitución libre, si se parte del reconocimiento de la autonomía de la voluntad de la persona que se dedica a esa actividad lo que debería es reconocérsele derechos sociales, como a cualquier trabajador.

¿Qué beneficios tendría esa regularización?

-Probablemente que se las socializaría de alguna forma; que dejarían de estar en la marginalidad absoluta,… y significaría una contribución al sistema público.

Algo beneficioso entonces…

-Entiendo que podría serlo. También es cierto que en otros países que han andado esa senda, por ejemplo Alemania, la legalización no siempre es la panacea. En Alemania existe una ley de 2002 que regulariza la prostitución y lo cierto es que los trabajadores sexuales tienen muchas dificultades a la hora de evidenciar que su actividad profesional es el ofrecimiento de servicios sexuales por precio. Les cuesta mucho…

Por temor.

-Probablemente. O por decoro; en muchas ocasiones porque no quieren que sus hijos o familiares conozcan a qué se dedican.

Y los clubes de alterne, los pisos,… ¿Podrían ser una forma de regularizar o regular esa actividad?

-Parece que en los clubes nunca existen trabajadores sexuales que estén dados de alta como tales sino camareros y otro personal. El problema de permitir únicamente la regularización de la prostitución a través de los clubes de alterne es que, probablemente, se impediría la realización autónoma de la actividad. Y eso siempre puede dar lugar a conductas abusivas por parte del empresario, más que si la persona la realiza autónomamente.

¿La UE ha delegado en los Estados miembros?

Entiendo que los Estados miembros están ya tomando cartas en el asunto y adoptándolas vía sanción de las conductas de compra de servicios sexuales, siguiendo bastante la estela del modelo sueco.

¿Y entre el modelo sueco y el estadounidense?

El sueco por lo menos no sanciona a los trabajadores sexuales, aunque tampoco les permite ejercer con normalidad…

EL PAIS: Una década de machismo: 658 asesinadas

Son 658 mujeres que hoy estarían en sus casas, en sus trabajos, con sus hijos, sus familias, sus amigos. Y no están. Los criminales machistas las han aniquilado en los últimos 10 años. María José, Ana, Rosalinda, Andina… han sido asesinadas por sus parejas o exparejas desde 2004. Diecisiete de ellas en 2014, si se añade el caso ocurrido ayer en Melilla, donde un hombre de 66 años degolló a su compañera de 64 y después se suicidó. Este crimen machista, el cuarto en 48 horas —aunque hay otro homicidio pendiente de confirmar en Madrid— firma una semana alarmante; desde 2008 no había cifras tan negras. Casi diez años después de que entrara en vigor la ley de medidas de protección integral de violencia de género hay hombres que continúan maltratando y asesinando a sus parejas. Y quienes trabajan con las víctimas, en la judicatura o en la Administración, alertan de que la sociedad —incluso su entorno más cercano— no termina de tomar conciencia del problema.

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Fuente: Ministerio de sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. / EL PAÍS

Lejos queda ya en la memoria del horror el asesinato de la grandina Ana Orantes, quemada viva en 1997 tras denunciar en televisión que sufría maltrato. El caso abrió la conciencia de género en España. Pero no del todo. El fenómeno no cesa. A factores como la normalización del fenómeno y la consolidación de ciertos comportamientos machistas, se añade, según apuntan los expertos, la complicación de la situación económica actual. “No solo porque muchas mujeres sufren una fuerte dependencia económica y les cuesta mucho más salir del maltrato en el que viven, también porque hay menos medios para atenderlas”, expone la abogada Susana Martínez, presidenta de la Comisión de Estudio de Malos Tratos a Mujeres. Efectivamente, el Gobierno ha recortado un 30% el presupuesto destinado a la prevención de la violencia de género en tres años. Un tijeretazo al que se añaden otros, como la reducción de las partidas destinadas por las comunidades, que ha derivado en la reducción de programas especializados —desde legales o de atención psicológica— o de plazas en casas de acogida. También, comenta Begoña San José, de la Asamblea Feminista, se ha recortado en un 50% la porción dirigida al Instituto de la Mujer y las subvenciones para las organizaciones especializadas. Ya no hay dinero para proyectos nuevos. “Solo para mantener, y no holgadamente, los que ya están en marcha”, coincide Martínez.

Estos recortes, además de mermar los medios de asistencia, están creando una sensación de desamparo y de desconfianza en las mujeres. Laura Carro, psicóloga especializada en atender a víctimas de malos tratos, cree que eso también está influyendo en que quienes sufren este problema no den el paso de acudir a las autoridades. Las denuncias han caído algo más de un 9% en los últimos años. Un dato que, según Martínez no implica que los malos tratos se hayan reducido, sino que se denuncian menos.

Porque a pesar de que un 22% de las españolas ha sufrido violencia de género alguna vez —según la primera estadística europea publicada recientemente—, las denuncias por estos delitos no suben de algo más de 130.000 anuales.

Y en los casos extremos, los de asesinato, solo una de cada tres mujeres había denunciado. Este año, solo cinco lo habían hecho. En ninguno de los casos mortales registrados en los últimos días habían acudido a las autoridades. Algo en lo que puso el acento el martes la número dos del PSOE, Elena Valenciano. “Estamos en una situación de emergencia nacional”, dijo tras conocerse los casos de las últimas horas. La oposición y las organizaciones especializadas creen que la lucha contra la violencia machista no es una prioridad para el Gobierno. Y que esto influye.

Mientras, en el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad preparan un foro de diálogo con las asociaciones y los expertos que analice la evolución de la ley, como anunció el martes la nueva secretaria de Estado de Igualdad, Susana Camarero. También, aseguran fuentes de su departamento, se está tratando de reforzar la coordinación con el Ministerio del Interior —quien protege a las víctimas— y con el Consejo General del Poder Judicial.

Esa última parte, apunta Ángela Cerrillos, presidenta de la asociación de Mujeres Juristas Themis, es clave. Para esta abogada uno de los principales problemas en la lucha contra la violencia de género es que hay una carencia en la aplicación de la ley que cumple ahora una década. “Se deniegan infinidad de órdenes de alejamiento, se archivan decenas de denuncias por falta de pruebas… Y el efecto de desánimo que tiene esa falta de respuesta judicial es evidente. La idea de la vuelta a casa con la cabeza gacha es un elemento disuasorio importantísimo. Y eso es lo que muchas mujeres están viendo en su entorno”, dice.

Por eso, tanto Cerrillos como la presidenta de la Comisión de Estudio de Malos Tratos a Mujeres cree que las condenas por violencia de género deben darse a conocer. “Es importante saber que el delito tiene pena. Contribuye también a crear una conciencia de rechazo al agresor”, apunta la psicóloga Carro. El 31 de enero de este año había 5.461 hombres cumpliendo penas de cárcel por delitos de violencia de género, según datos de la secretaría de Estado de Igualdad. Dar esta estadística, apunta Martínez, desdibuja la sensación de impunidad que, según cree, existe ahora mismo. Esta experta cree también que la Administración debería reforzar las campañas de concienciación. No solo con mensajes para que la víctima y su entorno acudan a las autoridades —no hay que olvidar que alarmantemente solo el 2% de las denuncias proceden de familiares o amigos de las maltratadas—, también para fomentar el rechazo social a los agresores y hacerles ver que sus actos tienen consecuencias.

Porque las campañas publicitarias se han reducido en los últimos tres años. Ahora, la secretaría de Estado de Igualdad estudia reforzarlas de nuevo. Aunque está analizando primero cuáles son más efectivas y cómo. Para ello, ha hecho una encuesta ciudadana que —según fuentes conocedoras del sondeo— revela datos como que solo el 60% de la población conoce la existencia de una ley específica de violencia de género. O que algo más del 70% de la población sabe del teléfono 016 —la línea gratuita de atención a las maltratadas que no deja huella en la factura—.

Entre las asignaturas pendientes, los expertos hablan también de reforzar los mensajes que se dirigen a los colectivos más vulnerables: las mujeres mayores que, como la asesinada ayer en Melilla, pueden tener más obstáculos sociales o incluso de mentalidad para dar el paso y denunciar; y hacia aquellas que carecen de una red social, como la brasileña asesinada el lunes en el País Vasco, que estaba sola en España con sus dos hijos.

Menores huérfanos, familias rotas

Las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas dejan tras de sí una estela de familias rotas. Desde 2013, cuando empezó el conteo, se han registrado 52 menores huérfanos. 42 el año pasado y nueve en lo que va de 2014. Niños que en muchos casos han observado situaciones de malos tratos graves en sus hogares, y a quienes queda un complicado proceso de recuperación. Los expertos dicen que en algunos casos repetirán el comportamiento vistos en casa.

La estadística de incidencia de estos delitos revela también que alrededor de 800.000 menores conviven con situaciones de violencia de género. De estos, algo menos de 200.000 son hijos de mujeres que están bajo órdenes de protección. Porque los menores son en ciertas ocasiones el acicate que las lleva a denunciar, pero también el elemento que las hace permanecer —por miedo a represalias o por dependencia económica— al lado de sus agresores.

Los menores también son, en ocasiones, el arma que utilizan los criminales contra sus víctimas. En 2013, seis hijos de víctimas de malos tratos fueron asesinados por sus padres.

 

EL PAIS:Ellas están cambiando; ellos, no

El precio de la libertad de las mujeres no puede ser la muerte, ni el de la vida la sumisión

“Esa no se iba a salir con la suya… Por mis cojones que si me dejas te mato, le advertí…”. Fue lo que me dijo un maltratador, ya detenido, después de haber cumplido con su palabra…

 Cuando se pierde el nexo de causalidad de las cosas, la sorpresa se presenta como resultado, y el resultado se interpreta como un accidente, lo cual es un error.

Los hombres asesinan a las mujeres porque dentro de la relación crean una convivencia basada en la violencia; y crean esa violencia porque su masculinidad los lleva a entender que ellos, como hombres, deben hacerse respetar e imponer el criterio que consideran más adecuado; y piensan de ese modo por una cultura construida sobre la desigualdad que ha situado a los hombres y lo masculino como referencia universal, y a las mujeres sometidas a sus dictados y órdenes. Por tanto, si de verdad se quiere acabar con los homicidios y la violencia de género hay que trabajar, y mucho, para romper con esa identidad en los hombres que lleva a la violencia como forma de conseguir sus objetivos.

Para estos hombres, la violencia no solo les ayuda a imponer su voluntad, sino que además al hacerlo de ese modo los convierte en “más hombres”, por eso asumen las consecuencias de su conducta criminal y se reivindican como hombres al entregarse de forma voluntaria (aproximadamente el 74% lo hace) o por medio del suicidio (un 17% lo comete tras el homicidio).

La sociedad está cambiando, pero los cambios no están siendo los mismos en los hombres y las mujeres. Las mujeres lideran unos cambios que rompen con ese corsé de roles y espacios que les impedía incorporarse en igualdad a la sociedad y disfrutar de libertad e independencia. En cambio, los hombres no cambian y permanecen en esa idea de que “su mujer” debe hacer lo que se espera de ella, es decir, ser ante todo una “buena esposa, madre y ama de casa”. Y cuando intentan imponer ese criterio y la mujer no lo acepta, recurren a un mayor grado de violencia, y cuando este aumento de la violencia también fracasa y la mujer decide no continuar con la relación, se entra en la zona de riesgo del homicidio.

Todos estos elementos están en las raíces de la violencia de género y de los homicidios, por ello hay que abordarlos desde todos los frentes, pero de manera muy directa rompiendo con esa imagen de “más hombre” que la cultura ha creado para el violento. Hay que hacerlo con concienciación, con recursos para que las mujeres puedan salir de la violencia y con educación para prevenir y evitar la construcción de esas identidades violentas… Justo lo que no se está haciendo.

El precio de la libertad de las mujeres no puede ser la muerte, ni el de la vida la sumisión.