EL PAIS: Una escuela, condenada por el acoso a un alumno homosexual

Un juzgado de Cerdanyola obliga al centro a indemnizar a la familia con 51.000 euros

La escuela Nuestra Señora de Montserrat de Cerdanyola del Vallès ha sido condenada a indemnizar a un alumno con 50.770 euros por el acoso recibido durante cuatro cursos. Los hechos se produjeron entre 2004 y 2009, motivados, según la víctima J. M. M., por su condición de homosexual. El juzgado de primera instancia de esta localidad considera probada la existencia de un caso de acoso escolar y critica la inacción del colegio. “El centro escolar disponía de datos y observaciones que suficiente y debidamente analizados podían haber permitido prever y corregir los comportamientos de acosos que se produjeron a lo largo de los cursos”, asegura la sentencia con fecha de mayo y avanzada por El Periódico.

J. M. M., que actualmente tiene 19 años, llegó a este centro concertado de Cerdanyola en 2004. Los problemas con un grupo de compañeros se iniciaron durante el segundo año. “Me llamaban, maricón, marginado….”, explicó la víctima a la juez. También denunció que recibía codazos y que lo intentaban hacer caer por las escaleras. La madre avisó de estos problemas a los profesores y le recomendaron que llevara a su hijo al psicólogo. “Se constata que la relación entre el menor y sus compañeros no era la deseable” y que era la tutora la que forzaba la situación para que los niños se relacionaran, detalla la juez, que considera que ya en el segundo año “la relación entre la madre y la tutora fue lo suficientemente constante como para detectar una situación de angustia en la madre”.

La situación se agrava al curso siguiente, hasta que el 2007 se produce uno de los episodios que más ha quedado grabado en la memoria del joven. En una excursión a un paraje natural al que se accede en jeep, la víctima asegura que algunos compañeros intentaron tirarlo del vehículo. La dirección del centro admite en un informe posterior que se produjeron “pequeños incidentes” ese día, aunque niega el extremo denunciado por la familia porque “era un vehículo totalmente cerrado”.

No obstante, dos estudiantes testificaron y confirmaron las vejaciones recibidas por la víctima de forma continuada, así como el episodio de la excursión. “Lo intentaron echar del jeep y durante la hora de comer le intentaron meter un palo por el culo”. Ese día el joven acabó en urgencias por un cuadro de ansiedad. Sus compañeras también aseguran que los insultos eran habituales y que sus acosadores “avisaban al resto de compañeros de que no lo tocaran porque se podían infectar”.

Después de dicho episodio, el centro emprendió algunas medidas como hablar con las familias de los estudiantes afectados y realizar charlas alrededor de la intolerancia con los menores. “En ningún caso se toman medidas de control y vigilancia sobre los menores afectados en el incidente, ni tampoco ninguna medida disciplinaria”, apostilla la juez.

En sus diferentes declaraciones, algunos profesores minimizan lo sucedido y lo atribuyen a las típicas rencillas de adolescentes. Más aún, la directora del centro niega en un informe que “exista acoso hacia J. M. M” y que este “sobrevalora los hechos que le pasan en la escuela cuando los explica diariamente a la familia, pero no busca soluciones, ni tampoco el asesoramiento del tutor. Su demanda a la escuela consiste en llamar la atención del profesorado mediante quejas constantes del resto del grupo”. La responsable del centro considera que el alumno tiene una “actitud poco tolerante con el resto de sus compañeros” y que esto provoca que a veces sea “poco aceptado” por ellos. También piensa que el alumno está “sobreprotegido” por su madre.

Pero hay otros, como un tutor de secundaria, que relata que J. M. M. había llegado a este centro concertado proveniente de otra escuela del municipio donde “ya había sufrido incidentes por acoso y discriminación”. Además este docente admite en su declaración cómo había tenido que interceder en alguna ocasión ante “acciones violentas” de alumnos de secundaria, mayores que la víctima, que incluyo llegaron a ser expulsados dos días.

En 2009 se produce otro incidente, que precipitará la salida de J. M. M. del colegio. Uno de sus compañeros cuelga en un blog su foto junto a mensajes homófobos y amenazas de muerte. Ese curso la víctima abandonó la escuela y estuvo 900 días estuvo en tratamiento psiquiátrico y psicológico, valorado en los 50.770 euros que la escuela debe ahora pagar a la familia. Según un informe médico, J. M. M. padeció entre 2007 y 2009, mientras estudiaba en dicho centro, “un trastorno adaptativo mixto, con ansiedad y estado de ánimo deprimido”, que superó con la medicación y el cambio de centro. “Si desde el principio hubiera habido un seguimiento de la interrelación entre la víctima y el resto de alumnos por parte del centro escolar, con total seguridad se hubiera evitado el problema que afectó al menor”, remacha la sentencia.

El centro, que ya ha anunciado que recurrirá la sentencia, defiende que “utilizó todos los medios en su poder para solucionar esta situación” y que “actuó de forma inmediata” cuando se produjeron los incidentes. Pero en su escrito la juez espeta a la escuela que fueron medidas como charlas y tutorías, pero “no consta ninguna actuación específica que afectara al menor y a los presuntos agresores no se les sancionó”. La directora asegura que no conocía la orientación sexual del alumno y ve contradicciones en algunas de las afirmaciones del chico. “El chico salía contento de la escuela y a la mañana siguiente su madre venía diciendo que su hijo estaba angustiado y había dormido mal. A lo mejor el problema lo tenía en casa”, suelta la docente.

El joven considera que sus cuatro años en la escuela fueron “un infierno”. “Fueron humillantes y lo único que quería era morirme”. Explica que ahora se encuentra bien y satisfecho con la sentencia. “Es un precio bajo para lo que pasé, pero estoy orgulloso por la lucha”, admite por teléfono este estudiante que la pasada semana hizo la Selectividad con vistas en septiembre a iniciar una nueva etapa en la universidad estudiando Turismo.

EL CORREO: El gobernador de Texas compara la homosexualidad con el alcoholismo

Rick Perry, el que fuera aspirante presidencial republicano, ha asegurado que puede tener “un código genético el que se inclina a ser alcohólico” pero “mantiene el deseo por evitarlo”

Rick Perry

El gobernador de Texas, Rick Perry / REUTERS

El gobernador de Texas, Rick Perry, aspirante presidencial republicano, comparó ayer la homosexualidad con el alcoholismo durante un acto que ha tenido lugar en la ciudad de San Francisco, tras ser preguntado sobre si cree que la homosexualidad es un trastorno.

“Yo puedo tener un código genético por el que me inclino a ser un alcohólico, pero mantengo el deseo de evitarlo”, ha dicho Perry, que ha insistido en que el ve la cuestión de la homosexualidad “de la misma forma”. En su libro publicado en 2008, ‘On My Honor’, Perry hizo una comparación similar.

Perry es defensor de una reforma constitucional de Texas que prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo. En este sentido, ha reiterado que a los estados se les debe permitir establecer sus propias políticas sobre la conveniencia de permitir o no el matrimonio gay.

El Partido Republicano de Texas se ha mostrado partidario de aprobar una medida que avalaría la “terapia reparativa” para los gays que buscan cambiar la orientación sexual a través de la consejería habilitada por el Gobierno local para tal efecto.

El gobernador de Texas, que es visto como un posible candidato presidencial en 2016, se vio obligado a salir de la carrera republicana de 2012 después de varias meteduras de pata, incluyendo la ocasión en la que perdió el hilo de sus pensamientos durante un debate y no podía recordar qué departamentos del Gobierno que quería abolir.

La Asociación Americana de Psicología ha rechazado la idea de que la orientación sexual es un trastorno mental y ha dicho que los profesionales de salud mental deberían evitar decir a sus clientes que pueden cambiar su orientación sexual a través de terapia u otros tratamientos.

EL CORREEO: Los ‘frikis’ de Eurovisión

La ‘mujer barbuda’ actuará esta noche sobre un escenario que también han pisado otros personajes extravangantes como el pavo Dustin, Chikilicuatre o un robot, entre otros

los frikis de eurovisionDe Eurovisión han salido algunos artistas míticos. ABBA, Olivia Newton-John o Serge Gainsbourg triunfaron en los años gloriosos del festival. La deriva ‘friki’ llegó cuando algunos candidatos empezaron a dar el cante… ¡y sin cantar!. Ellos no necesitan micrófono para llevarse los “twelve points” a los más ‘frikis’. Son expertos en sacar los colores a su país, pero también son la razón por la que muchos siguen viendo Eurovisión. Con sus aspecto extravagante, canciones con rima o coreografías desvergonzadas, han conseguido captar la atención del público, que después de veinticuatro actuaciones, retiene más fácilmente las que se diferencian. Estos son los diez personajes más estrafalarios que se han adueñado del show europeo.

Los gemelos del mostacho: Una de las propuestas más canallas de esta edición llega desde Francia. Es la interpretada por el llamativo trío Twin Twin, compuesto por los gemelos Lorent Idir y Francois Djemel y por Patrick Biyik. Su canción cuenta la historia de un hombre que lo tiene todo en la vida. O casi todo. En realidad está deprimido porque le falta un bigote. Su única preocupación es que no le ha crecido ni un solo pelo de felicidad. Y, claro, los gemelos repiten ‘Moustache’ unas cuantas veces en un estribillo pegadizo que incluye hasta una plegaria en castellano: “Quiero un bigote”, suplican. Del estilismo no dicen nada, pero da la nota por sí solo. Extravagantes trajes de colores, pelucas sacadas del novio de la Barbie y chicas guapas luciendo pantorrilla ponen la guinda a un híbrido de rock, rap, fank y sonidos electrónicos. Con cinco premios, Francia es el segundo país que más veces ha ganado Eurovisión. La última vez fue hace 37 años… ¿Esta noche será la siguiente?

Las pastorcillas polacas: Otra de las polémicas del certamen la protagoniza el dueto que representará a Polonia, país que retorna a Eurovisión tras dos años de ausencia. El tema ‘My slowianie’ supera los 42 millones de visitas en Youtube. El motivo es demasiado obvio: aparecen pastorcillas polacas embutidas en trajes tradicionales, pero totalmente despechugadas. En su puesta en escena lavan la ropa y baten mantequilla con gestos sensuales que implican claras connotaciones eróticas. El videoclip ya ha suscitado quejas explícitas de algunos países participantes que lo han tachado de machista. “Estamos mostrando la belleza de las chicas polacas”, se han defendido Donatan y Cleo.

Conchita y su canto a la libertad: La comidilla ‘política’ de este año ha sido la austriaca Conchita Wurst -en castellano se traduce como Conchita Salchicha- a la que la mayoría la conoce como la ‘mujer barbuda’. Es una talentosa travesti de 25 años que se ha metido al público en el bolsillo con su filón mediático y una prodigiosa voz. Curiosamente, para criticarla sí se han puesto de acuerdo Ucrania y Rusia que, junto a sus vecinos bielorrusos, han pedido a los organizadores del festival su veto en el concurso o que las televisiones de sus países censuren la actuación. Hasta el diputado ruso Vitali Milónov, popular por promulgar una ley contra la propaganda gay en San Peterburgo, ha requerido al comité nacional de Eurovisión que boicotee el evento musical hasta que deje de ser “el desfile gay europeo”. Sin embargo, Conchita cuenta con el apoyo del público y de su país. La televisión austriaca ha pedido a los eurofans que se pongan una barba de pega para apoyar a su compatriota. Su tema ‘Rise like a phoenix’, un himno en favor de “la tolerancia y la aceptación”, es uno de los favoritos de la noche.

El descarado pavo Dustin: El mayor nivel de ‘frikismo’ eurovisivo se alcanzó en 2008. Los méritos los hizo Irlanda con su pavo Dustin, una marioneta de la televisión irlandesa famosa por sus repugnantes eructos y su marcado acento dublinés. “Sacude tus plumas y haz saltar tu pico. Sacúdelo al oeste y al este”, cantaba el irreverente Dustin, que además de no pasar a la final, recibió el abucheo general de todo el público serbio.

Chikilicuatre y su “chiqui chiqui”: La edición marciana del 2008 la remató Chikilicuatre. Lo más gracioso de la broma de Andreu Buenafuente al proponer un candidato fueron sus impredecibles consecuencias: él y sus seguidores colaron a un ‘friki’ de laboratorio en Eurovisión. La canción “Baila el chiqui chiqui”, interpretada a ritmo de reggeaton por el humorista David Fernández causó un revuelo mediático sin precendentes. Sin embargo, el ‘efecto chikilicuatre’ se desinfló en Belgrado, donde la candidatura se recibió con pitos. Su pegadiza canción -a la que se le modificó la letra por sus referencias políticas- acabó en una modesta decimosexta posición, pero fue la edición más seguida en España desde la participación de la ‘extriunfita’ Rosa.

La granja de Alf Poier: El personaje que se tomó a cachondeo el festival de 2003 fue Alf Poier, el candidato austriaco, un cómico y artista de cabaré que compitió con el tema ‘Weil der Mensch Zäht’. Su singular letra empezaba así: “Me gustan mucho los animales de esta Tierra, pero los que prefiero son las liebres y los osos. Los pájaros y los escarabajos se mueren pronto. Adán está en su cama y se reproduce con Eva”. Poier la entonó con voz de payaso, acompañado de dos coristas igual de frikis y de unos animales troquelados en cartón. El mejor momento de la actuación llegó con los guitarrazos. Ahí se desató y la emprendió con su masa testicular. Quedo sexto, nada menos, y estuvo a punto de volver a participar en 2005 pese a que, en una aparición televisiva, gritó: “que se joda el festival”

Los monstruos ganadores: La excentricidad no solo atrae audiencia; a veces, también votos. Lordi, los finlandeses disfrazados de monstruos, arrasaron en 2006 con ‘Hard Rock Hallelujah’. Su caso es diferente: no son una panda de gamberros, sino un respetable grupo de rock duro que no concibe la música sin espectáculo. Antes de cantar en Eurovisión ya tenían tres discos en el mercado, pero no consiguieron el apoyo de la televisión finlandesa, que se negó a pagar la pirotecnia que pidieron para su show eurovisivo. Eso sí, tras alzarse como ganadores, fueron recibidos con todos los honores en Helsinki e, incluso, batieron el récord Guiness mundial de Karaoke al conseguir que cerca de 80.000 personas entonaran a la vez su canción.

A capela y con un robot: Conjuntados con trajes color crema, junto a un robot que sale a bailar con ellos y…¡a capela! El grupo Cosmos fue el primero, en más de cincuenta años de festival, que se sirvió únicamente de las vibraciones de sus cuerdas vocales. La representación letona de 2006 sorprendió por diferente y fue recompensada con un decimosexto puesto en la final. Cinco años después, el conjunto belga Witloof Bay también participó con un tema a capela, pero no pasó de semifinales al quedar undécimo.

Los germanos, pioneros: Al inventor del ‘frikismo’ en Eurovisión hay que buscarlo en Alemania. Fue el grupo Dschinghis Khan, en 1979, creado por el compositor Ralph Siegel para llevar al festival un tema “rompedor”. El músico recurrió a anuncios en prensa y radio para elegir a los seis integrantes e ideó una extravagante coreografía. Para el vestuario de los componentes, en tonos dorados, se inspiró en Genghis Khan, fundador del Imperio mongol. Quedaron en cuarta posición, pero arrasaron en Alemania, donde vendieron 300.000 copias. Finalmente, el grupo se disolvió a mediados de los ochenta.

El enérgico Guildo Horn: El alemán Guildo Horn tiró de poderío para sorprender a los eurofans. Y recurrió a un deslumbrante traje en tonos verdes que aportó un aire aún más trasgresor a su actuación. Con su canción, ‘Guildo Hat Euch Lieb’ (‘Guildo los ama a todos’) se llevó un septimo puesto… y la convicción de haberlo dado todo. Saltó a los asientos, interactuó con el público, hizo de trilero y subió a lo más alto del escenario en una alocada actuación. Apesar de su aspecto trasnochado, es uno de los mejores artistas de su país.

EL MUNDO: UGANDA-Polémico nombramiento: De la ley antigay a presidir la Asamblea de Naciones Unidas

Sam Kutesa, impulsor de la norma que persigue la homosexualidad, es el nuevo presidente

Sam Kutesa

El ugandés Sam Kutesa, ex ministro de Exteriores de su país, en una sesión en las Naciones Unidas. MUNDO

La Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución de Uganda reiteran que todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos y nadie puede ser discriminado ni privado del disfrute de una vida plena. Pero el firmante de una norma que persigue y condena a cadena perpetua a los homosexuales preside desde ayer la Asamblea General de la ONU, un auténtico contrasentido.

Sam Kutesa, el hasta ahora ministro de Exteriores ugandés era el candidato del Gobierno de Kampala y la Unión Africana para sustituir a John William Ashe. El secretario general, Ban Ki-moon, no quiso hacer comentarios y recordó que la elección del presidente de la Asamblea es competencia de los Estados miembros, pero el coreano ya se posicionó en contra de la norma cuando fue aprobada hace cuatro meses. Desde ayer preside la Asamblea de la ONU uno de sus firmantes.

Pero Sam Kutesa no es sólo conocido en Uganda por ser uno de los impulsores de esa ley. “Se trata de uno de los políticos más ricos y con más escándalos de corrupción, de los que siempre ha salido impune“, cuenta a EL MUNDO un periodista ugandés que prefiere mantener el anonimato. “En los 90, cuando era presidente de la aerolínea nacional ugandesa, impulsó su venta junto al presidente Museveni, y de aquella operación salió mucho más acaudalado de lo que entró. Después firmó contratos con Naciones Unidas (como el transporte de los Cascos azules hacia el Congo) desde la empresa privada Entebbe Handling Services (ENHAS) de la que era principal accionista. Aquello le procuró mucho más dinero. Hoy Uganda no tiene aerolínea propia. Se le considera como la prolongación del poder de un mandatario que lleva 27 años en el sillón y que censura a la prensa”.

De su gabinete desaparecieron en 2012 12,7 billones de dólares en ayuda al desarrollo destinada a levantar un país arrasado por 20 años de guerra y dictaduras tan sangrientas como la de Idi Amin. El 30% del presupuesto nacional proviene de esa vía de financiación externa. Curiosamente, el Gobierno, en vez de perseguir el crimen en sus propias filas, ha detenido, este mismo año, a 28 activistas anticorrupción “por distribuir información en la vía pública”.

¿En qué consiste la llamada ley antihomosexuales de Uganda? La enorme influencia de las nuevas iglesias evangelistas, con pastores radicales y populistas que se han hecho millonarios con la recogida de generosos cepillos, es la clave para entender esta persecución a las lesbianas, transexuales y gays en este país anglófono. Algunos sacerdotes poseen hasta jet privado, como David Oyedepo, cuya fortuna personal se estima en 150 millones de dólares.

Alimentados económica e ideológicamente por lobbies cercanos al Tea party de EEUU, estos colectivos impulsaron una norma en 2009 que preveía pena de muerte para aquellos que tuvieran relaciones con personas del mismo sexo. Finalmente el presidente Yoweri Museveni y sus ministros acabaron aprobando en diciembre del pasado año una ley que cambiaba la pena de muerte por la cadena perpetua. Pero la persecución impune de homosexuales había empezado antes: varios periódicos y revistas comenzaron a publicar fotos y nombres de los activistas gays para acusarlos de “sodomizar adolescentes”, “impulsar la propagación del VIH” y de “pertenecer a instituciones malignas”. Estas maniobras buscaban criminalizar la homosexualidad. Y lo consiguieron. La persecución ha alcanzado límites mafiosos desde el año 2011. El bloguero y activista David Kato apareció retratado en la portada del periódico local ‘Rolling Stone’ (nada que ver con la popular revista musical), bajo el título: “Colgadlos, van a por nuestros hijos”. Meses después un hombre entró en su casa de Kampala y le disparó dos veces en la cabeza. Hoy pasar a la clandestinidad es la única posibilidad para estas personas.

La analista y bloguera ugandesa Rosebell Kagumire afirma que esta norma ha inspirado cacerías de homosexuales por todo el país. “En Uganda hay zonas en las que la gente jamás ha oído hablar de la homosexualidad y que la considera como una suerte de brujería. Esto estigmatiza aún más a los gays”. No hay estadísticas, pero organizaciones como Human Right Watch denuncian que muchos homosexuales son repudiados por sus familias, expulsados de la sociedad y finalmente acaban suicidándose.

Oasis, un documental sobre indígenas, homosexualidad y VIH (entrevista)

Se proyectará este viernes 6 de junio a las 17:00 hrs en el Cine Tonalá; sábado 7 de junio a las 15:00 hrs en Cinépolis Diana y domingo 8 de junio a las 18:00 hrs en el Hotel Condesa, en el Distrito Federal.

Oasis, un documental sobre indígenas, homosexualidad y VIH

 

El mexicano Alejandro Cárdenas se encontró casualmente con las historias que componen Oasis, su primer trabajo como documentalista, pero eso no significa que el cineasta no llegaría a involucrarse profundamente con las vidas de tres yucatecos que enfrentan una lucha diaria desde tres frentes: contra el virus de inmunodeficiencia humana, la exclusión social que conlleva ser portador y el prejuicio en torno a su preferencia sexual.

A través de las historias de Gerardo, Reyna y Deborah, el mexicano traza un sensible retrato de la vida de estos habitantes yucatecos, quienes describen el mundo de discriminación y prejuicio al que se enfrentaron al expresar su preferencia sexual y la batalla diaria que emprenden al vivir con una enfermedad mortal.

El documental Oasis es un puente narrativo construido desde la tristeza, pero también con la esperanza y fuerza de sus personajes, un puente que busca conectar a las audiencias con un mensaje de tolerancia hacia los portadores de VIH, los indígenas y los homesexuales.

Este viernes llega al Distrito Federal en el marco del Festival Distrital. Se proyectará este viernes 6 de junio a las 17:00 hrs en el Cine Tonalá; sábado 7 de junio a las 15:00 hrs en Cinépolis Diana y domingo 8 de junio a las 18:00 hrs en el Hotel Condesa DF.

En entrevista con Butaca Ancha, el director explica los pormenores del documental Oasis, producido por la casa finlandesa Oktober, que se presentó en el Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) el año pasado.

Una casualidad que se convirtió en pasión

Alejandro Cárdenas es de Coahuila, pero ha pasado gran parte de su vida adulta en el extranjero. En su primer trabajo documental titulado Oasis, el periodista regresó a México para sumergirse en el modus vivendi de los habitantes yucatecos y se enganchó con las historias de tres hombres portadores de VIH, un homosexual y dos travestis, quienes al final siguen siendo personas ordinarias con sueños, gustos y pasiones, pero sobrevivientes de entornos difíciles.

Todo inició cuando Alejandro fue enviado por un diario español de regreso a México para cubrir el inicio de La otra campaña, que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional emprendió en la comunidad de Chablekal, al sur de Mérida, en Yucatán. En ese lugar, el periodista conoció al padre Raúl Lugo, dirigente de una asociación civil llamada Indignación, asentada ahí.

El periodista buscaba entrevistar al subcomandante Marcos, pero una serie de circunstancias se lo impidieron y así fue como, para entregar una nota a la redacción, decidió explorar un nuevo tema enfocado a descubrir “qué significa ser homosexual maya en pequeñas comunidades”.

El padre Raúl Lugo fue quien llevó al periodista al albergue Oasis de San Juan de Dios, el cual se encuentra en Conkal, a 16 kilómetros de Mérida, el lugar en donde se refugian indígenas de comunidades de la Península de Yucatán que “han sido relegados del seno familiar y de los pueblos mismos” por ser homosexuales y portadores del VIH.

Alejandro hace una breve pausa para reflexionar sobre la situación de pobreza y el aislamiento social que viven los indígenas, temas que publicó anteriormente. “En México estamos muy orgullosos de los indígenas,pero sólo en los libros de historia como algo del pasado y no como algo del presente”. El periodista soltó rápido su conclusión: “está cabrón ser indígena”.

“Decir que se es homosexual en un pueblo de 2 mil personas, en donde todos te conocen y lo saben, pues todo mundo también te enjuicia. Si ha eso le añadimos el hecho de ser cero positivo, te conviertes en la peste”, responde Alejandro sobre sus motivos para tomar el tema de su documental.

El retrato ilustrado con honestidad

El periodista describe, no sólo con sus palabras pero con su obra, la dura realidad a la que se enfrentan las personas que llegan al albergue Oasis en condiciones paupérrimas -como él lo describe- y enfrentando la terrible vergüenza sembrada en una comunidad prejuiciosa por ignorancia.

El retrato de Gerardo Cham Cham en Oasis es impresionante, pues desde el principio se percibe la sensibilidad con la que este hombre percibe el mundo, a pesar de vivir con el peso de una historia llena de rechazo hacia su personal.

El filme expone un alto grado de compromiso del periodista con sus entrevistados y viceversa, pues son ellos quienes cuentan con honestidad los turbulentos caminos en una vida restringida por el prejuicio al tiempo en que se pueden ver realizando actividades ordinarias de un hombre: desde tomar una ducha hasta limpiar una ventana.

Es este equilibrio, bellamente ilustrado por la fotografía de la finlandesa Meeri Koutaniemi, se muestra las crónicas terribles del rechazo, pero también las reflexiones de hombres que han mejorado su circunstancias a la fuerza de aceptación.

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Albergue Oasis: la muerte está esperando en la puerta

El periodista Alejandro Cárdenas llegó a Oasis y no se pudo ir. Sentía una gran necesidad “de escuchar todos los tipos de historias que estaban ahí”. Ese primer encuentro de Cárdenas con el único espacio abierto para los indígenas cero positivos duró dos días, pero la investigación para realizar su trabajo documental se extendió a cinco años.

“Gran parte de lo que vi en el albergue eran personas que llegaban con SIDA, ya en las últimas, con vergüenza de decir que tenía el virus por la ignorancia que existe en los pueblos al atender los casos”, expresó con la fuerza de alguien que vivió cerca de una realidad discriminatoria.

Cárdenas se dio cuenta que la historias en Oasis eran demasiadas y que las personas que llegaban a este lugar se encontraban en un estado de salud deteriorado buscando en la recuperación progresiva el consuelo para seguir sus vidas. Así fue como el periodista decidió retomar y seguir durante tres años las vidas de Gerardo, Reyna y Deborah.

Reyna es un personaje carismático. Dice que le gusta arreglarse para que la vean. Es un travesti que habla con franqueza de Oasis. Es un lugar lleno de muerte. Su testimonio avasallador es ilustrados por imágenes impactantes de los enfermos en ese lugar. Nadie quiere hablar o convivir, todos están muy cansados. Él mismo acepta que en cuanto tiene la oportunidad, se va de ahí.

Carlos Méndez, director de Oasis, se queda parado en la puerta y explica las carencias que un albergue que depende de donaciones tiene. Pero esa realidad es mucho más ligera que algo que él, como el resto de las personas que llegan ahí saben, al final, “la muerte siempre va a estar aquí”, frente a esa puerta, esperando que llegue su turno.

La edificación de un puente

Es un documental guerrillero, dice el periodista. Se refiere a que fue hecho con el trabajo de tres personas guerreras, principalmente, que se expusieron a carencias económicas y se sumergieron en las difíciles historias que Oasis retrata, como la de Deborah.

Deborah vive con su pareja. Es trasvesti y ha escogido la prostitución como profesión de vida. En su casa, en la que vive con su pareja, tiene una tortuga y un perrito que le hacen compañía por las tardes, antes de que parta a trabajar.

Ha vivido una vida dura. Mientras se maquilla, Deborah relata su encuentros con las drogas y el inicio de su profesión. “Me dormía con uno y despertaba con tres, yo les decía: tanto me drogue, no puede ser”, relata.

A pesar de todo a Deborah se le retrata en la vida diaria, alimentando a sus mascotas, preparando la comida, arreglando su rostro con maquillaje. Su vida sigue siendo suya, y sus decisiones son un reflejo del nivel de aceptación.

“Es imposible no enamorarse de la dignidad que reflejan Gerardo, Reyna y Deborah”, dice Alejandro, quien además sabe que ha encontrado en su trabajo un puente no sólo para comprender las historias de sus personaje, también para mostrar al espectador que incluso en la adversidad la vida se puede vivir dignamente.

Entre la crudeza de la vida de las personas discriminadas por sus elecciones personales de vida y la maravillosa intimidad que el cineasta logra en el documental Oasis, se edifica un puente hacia la empatía y la tolerancia.

La homofobia se combate desde la infancia

LA JORNADA

Entrevista con Jason Marsden, director de la Fundación Matthew Shepard

Leonardo Bastida Aguilar

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Cuando le explicas a un niño de entre nueve y diez años que la humanidad es diversa y que entre esa gama de diferencias están las personas a las cuales les gustan otras de su mismo sexo, no hay problema y no discriminan por homofobia. El problema surge cuando crecen y el sistema sociocultural los absorbe y los obliga a definirse, señala en entrevista Jason Marsden, director ejecutivo de la Fundación Matthew Shepard.

La organización se creó hace 16 años tras el asesinato de Matthew Shepard, joven estudiante de Ciencia Política en la Universidad de Wyoming, quien fue amarrado a una reja y torturado por Aaron McKinney y Russell Henderson, a quienes conoció la noche del 6 de octubre de 1998 en el bar “La Chimenea” en la localidad de Laramie, Wyoming. Seis días después, a los 21 años, Shepard murió a causa de las heridas del ataque provocado por el “pánico gay” de sus agresores, quienes para convencerlo de ir con ellos se hicieron pasar por homosexuales. Ambos fueron condenados a cadena perpetua tras haber sido perdonados por Judy Shepard, madre de la víctima y creadora de la Fundación.

Visibilizar el odio
De visita en México, Marsden explicó que la institución tiene 16 años de trabajo. De éstos, los primeros diez estuvieron enfocados a la consecución de una enmienda federal para el reconocimiento de los crímenes de odio cometidos contra personas de la comunidad lésbico, gay, bisexual, travesti, transgénero, transexual e intersexual (LGBTTTI).

En 2009, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama aprobó dicha enmienda que considera como crimen de odio el ataque a una persona a causa de su orientación sexual y permite que los departamentos de investigaciones federales ayuden a los aparatos estatales en las pesquisas de estos crímenes, y de esta manera se garanticen los derechos de las personas a ejercer libremente su orientación sexual.

Después de este respaldo legal, afirmó Marsden, lo más importante es la prevención de este tipo de crímenes y la sensibilización a las autoridades para que intervengan a tiempo.
“En nuestro caso, trabajamos para evitar la comisión de crímenes en contra de personas gays, lesbianas o transgénero y para que dependencias como el Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) u otras de investigación, se sensibilicen en la materia y no descarten la línea del odio”, explicó.

Por esa razón, mencionó, los padres de Matthew Shepard recorren año con año diferentes partes de Estados Unidos, enfocándose principalmente a trabajos en estados con ciudades medianas y muchas comunidades rurales, como Arkansas, Dakota del Sur, Texas y Maine, entre otros.
El objetivo de las pláticas, indicó, es hacer conscientes a los policías del condado, estatales y federales, así como a detectives e investigadores federales, acerca de lo importante que es para los familiares de las víctimas de crímenes de odio por homofobia que se haga justicia. Para la comunidad LGBTTTI también es importante porque así se sienten más seguros.

Comentó que dichas acciones contribuyen a generar estadísticas sobre el número de crímenes de odio por homofobia que se cometen en Estados Unidos. “Desafortunadamente, alrededor de 20 por ciento de las comunidades del país no generan estadísticas al respecto”. La visibilización de esta información ayuda a que los gobiernos se den cuenta de que este es un problema que afecta a la sociedad en general, agregó.

Para lograr experiencias exitosas, consideró que hay que tomar en cuenta que en las grandes ciudades se trabaja en la materia pero hay muchas centenas de pequeñas ciudades en las que no se han enfrentado a la situación o se ha perdido dicha información. “Debemos enfocarnos en atender dichas poblaciones”.

Otra limitante, explicó, es que muchos familiares de las víctimas de crímenes de odio no reportan el hecho porque lo consideran inútil, ya que creen que la policía y los jueces no lo van a tomar en serio o que el resto de su comunidad puede ponerse en su contra por el hecho de reportar la situación. “Desafortunadamente, pervive el estigma social”.

Cuestión de educación
La gente sabe, en teoría, cómo debería comportarse en una sociedad plural como la estadunidense. Ese mensaje es replicado por los programas de televisión para niños de tres años en adelante y ellos lo entienden. Pero cuando crecen, la presión social, el bullying y otras causas cambian sus percepciones, refirió Marsden.

Desde hace 15 años la fundación visita escuelas de educación básica para platicar con estudiantes, docentes, directivos, consejeros, padres y madres de familia sobre la importancia de eliminar este tipo de conductas en las escuelas para evitar el bullying por homofobia o cualquier otra conducta discriminatoria.

La tarea principal de Judy es hacer entender cómo es realmente una persona gay, lesbiana o trans para que la gente cambie su visión sobre ellas y sea más amable. Esto permite que se acabe, entre otras cosas, el bullying por homofobia, que a la larga puede derivar en crímenes.

También se trabaja en hacer notar a las y los jóvenes que lo que en un primer momento es “chistoso”, como nombrar a alguien “maricón”, al paso de los años puede derivar en un asesinato por el rechazo a la preferencia sexual de esa persona. “Por eso es importante que
aprendan a convivir desde una perspectiva de la diversidad”.

Estos pequeños deben captar el mensaje a partir de una edad en la que ya pueden comprender qué es la diferencia, y es importante tratar de que ya no se alejen de esa perspectiva durante su pubertad y adolescencia, para que una vez que sean adultos, no fomenten la homofobia.

Este trabajo, consideró Marsden, también se debe hacer con los familiares de las víctimas, sus vecinos, sus compañeros, sus maestros y sus amigos para que más gente se sume a esta cruzada nacional e internacional para erradicar la homofobia de la sociedad y evitar más muertes motivadas por los prejuicios.

El reto es impulsar aún más este mensaje contra el odio por el mundo, y por esa razón, la Fundación Matthew Shepard ha visitado en el último año Europa del Este, Asia, Trinidad y Tobago y ahora México, por primera vez, en espera de que los padres de Matthew Shepard y otros integrantes del equipo compartan sus experiencias con defensores de derechos de la comunidad LGBTTTI, profesores y personas interesadas en acabar con las conductas de odio.