La historia de la mujer que se remanga y enseña músculo
Convertida en icono de la emancipación femenina, pasó cuarenta años sin saber que la protagonista del mítico cartel era ella
Geraldine Hoff Doyle, fallecida en diciembre de 2010, descubrió al leer una revista que una foto suya fue la que había inspirado el cartel pop en el que aparece aparece una chica con el gesto decidido, el pelo recogido bajo una cinta roja y subiéndose las mangas de la camisa para mostrar sus músculos. Tenía 18 años cuando le hicieron la imagen y trabajaba como planchadora de metal en la fábrica American Broach & Machine Company, un empleo en el que estuvo apenas dos semanas por miedo a lesionarse. Ella era música, tocaba el chelo, y no nació precisamente con la voluntad de empoderar a la mujer. Del dibujo que inspiró sólo era suyo el rostro, no el cuerpo. «No tenía unos brazos grandes, musculosos», explicaría su hija a su muerte. «Ella era muy delgada, una niña glamourosa. Las cejas arqueadas, labios bonitos…».
Un fotógrafo de United Press International que estaba haciendo un reportaje en la fábrica donde estaba Geraldine la retrató en plena faena. Poco después, la compañía estadounidense Westinghouse Power Company, empresa manufacturera americana encargada de elaborar suministros para la aviación, encargó en 1942 al artista J. Howard Miller que reflejara de alguna manera la importancia de que las mujeres acudieran a trabajar. Querían hacer campaña para contener las posibles huelgas de las trabajadoras y alentarlas a no faltar en sus puestos ante la falta de mano de obra en tiempos de guerra en un momento en que muchos hombres estadounidenses habían abandonado sus puestos de trabajo para partir al frente. (La propaganda fue, de hecho, bastante efectiva; de 1941 a 1945 el porcentaje de mujeres trabajadoras en EE UU subió del 27 al 37%, pero cuando los combatientes volvieron de la batalla ellas regresaron a su puesto de amas de casa).
El artista vio la foto de Geraldine en los periódicos y se le ocurrió hacer una ilustración para animar a las mujeres a unirse al mundo laboral al grito de ‘We can do it!’, ‘podemos hacerlo’. El movimiento feminista se apropiaría con el tiempo de este dibujo en los años 80, y desde entonces la imagen ha pasado a simbolizar el poderío de las mujeres. El resto es historia del consumo. Del póster ha pasado a camisetas, chapas, mecheros, imanes, sellos, llaveros… Y casi cualquier objeto personalizable. La imagen del famoso poster, que no tiene un origen muy feminista aunque hoy forma parte de la cultura popular colectiva de occidente, ha sido replicada por grandes estrellas, como Pink en su vídeo ‘Raise your glass’, Beyoncé, además de Marge Simpson en la popular serie. El eslógan también se ha traducido a todos los idiomas posibles.
Cuando Geraldine Hoff Doyle, nacida el 31 de julio de 1924 en Inkster, Michigan, dejó la acería al enterarse de que la mujer a la que susituía estaba de baja porque se había aplastado una mano con una plancha industrial, acabó con un empleo en una librería. Con los años dejó el chelo, se casó, tuvo seis hijos y acabó trabajando hasta los 75 años como gerente de la consulta odontológica de su marido, Leo Doyle. Cuando sobre 1984 se reconoció en la foto y comenzó a hacerse popular, habló muy pocas veces del cartel en público y, cuando lo hizo, fue con mucha modestia. «Se supone que una no debe tener demasiado orgullo, pero no puedo evitar estar algo orgullosa de ese póster… Solo me hubiera gustado saber que era yo unos cuántos años antes», advertía. La imagen original del ‘We can do it’ está archivada en el Museo Nacional de Historia Americana de Washington.
La canción
A veces se asocia equivocadamente este póster inspirado por Geraldine con la historia de otra mujer estadounidense llamada Rose Will Monroe, que trabajó como remachadora en la construcción de los bombarderos B-29 y B-24 estadounidenses. Al igual que Geraldine, Rose protagonizó un reportaje, en este caso televisivo, donde se hablaba de «este trabajo femenino». Cobró popularidad, hasta el punto de que en 1943 se le dedicó una canción. La compusieron Redd Evans y John Jacob Loeb. El tema habla de Rosie y su novio Charlie, un marine que fue llamado a la guerra. «Está haciendo historia, trabajando para la victoria, Rosie la remachadora», dice la letra.
En todo caso, fue un símbolo de lo que el gobierno de Estados Unidos buscaba entonces, como en el caso de la ilustración de Geraldine; mujeres que mantuvieran la producción industrial intacta para abastecer al frente de guerra. Ese mismo año, 1943, el ilustrador Normal Rockwell hizo un dibujo de una chica algo regordeta y pelirroja inspirada en esta joven. La chica aparecía de cuerpo entero, vestida con un mono de mecánico, comiendo un bocadillo y con un pie apoyado sobre la autobiografía de Adolf Hitler. Se publicó como portada de varias revistas. Todo el mundo ha acabado fundiendo ambas historias, la de Geraldine y la de Rose. Lo que no quita que ambas mujeres estuvieran en el embrión de la emancipación laboral femenina.