EL MUNDO: El Gobierno turco planea enviar a homosexuales y transexuales a cárceles separadas
TURQUÍA Para ‘proteger a los convictos’ en las cárceles
El ministro de Justicia turco, Bekir Bozdag, ha anunciado su intención de llevar adelante un plan para adaptar las prisiones del país y aislar los presos LGBT del resto de reclusos. La idea de los conservadores religiosos del Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP), que gobiernan con mayoría absoluta, ha chocado con partidos de la oposición, en un país en el que la mayoría rechaza a gays y lesbianas.
Para el responsable de la cartera de Justicia, compañero de filas del primer ministro Recep Tayyip Erdogan, la medida permitirá “proteger a los convictos” en las penitenciarías turcas. Según cuenta el periódico local Hürriyet, Bozdag pronunció estas palabras esta semana, en respuesta a una cuestión parlamentaria del diputado del CHP Veli Agbaba, que justo acababa de visitar a presos LGBT.
De acuerdo al ministro, aquellos encarcelados que sean homosexuales no se mezclarán con otros condenados en las zonas comunes o durante la realización de actividades en grupo. “Lo más urgente para los LGBT es mejorar sus condiciones carcelarias y acabar con su aislamiento dentro del aislamiento”, replicó Agbaba al respecto. “Estas medidas fuerzan a los reclusos a revelar su orientación sexual”, lamentó el político del CHP.
Los planes del Gobierno tampoco han gustado al entorno asociativo LGBT. La organización de defensa de sus derechos Kaos GL, dedicó uno de sus estudios a este asunto en 2008. En las conclusiones del trabajo, se subrayaba que comunicar la orientación sexual no debía ser una obligación para los presos. También mostraba su preocupación por la forma de proceder en los controles médicos rutinarios en las cárceles.
En un dossier denominado ‘Proyecto para prisioneros con necesidades especiales’, elaborado por la Fundación de la Sociedad Civil en el Sistema Penal durante el año pasado, con datos de varias cárceles de Estambul, arrojó conclusiones controvertidas. Entre otros aspectos conflictivos, el informe relataba que convictos LGBT eran separados de otros condenados en el día a día de las cárceles.
Según el documento, en Turquía había 48 presos LGBT. Al menos, ese es el número oficial, ya que el registro sólo contabiliza aquellos presos cuya condición sexual haya sido declarada.
Otro trabajo reciente, elaborado por parlamentarios opositores, daba cuenta, además de casos de aislamiento por motivos de orientación u identidad sexual, problemas por falta de higiene y seguridad en las secciones donde estaban recluidos homosexuales y transexuales. El 1 de marzo pasado, para denunciar la discriminación que sufrían en prisión, un grupo de transexuales inició una huelga de hambre indefinida.
La polémica por los chequeos médicos tildados de “humillantes” se extiende al pelotón según. Aunque la ‘mili’ es obligatoria para los varones, los homosexuales quedan exentos si un doctor lo certifica. Para ‘demostrar’ que son gays, algunos objetores han asegurado haber tenido que relatar sus prácticas sexuales, responder a preguntas sobre su pasión por el fútbol o si les gusta el perfume femenino, y hasta mostrar fotografías suyas explícitas.
Un prejuicio extendido
No son sólo las Fuerzas Armadas. La sociedad turca es, por lo general, hostil a conductas abiertamente homosexuales o a la transexualidad. Una encuesta de 2013 del Pew Research Institute indicaba que el 78% de los turcos mostraba rechazo hacia la homosexualidad. Una cifra, no obstante, menor que la de otros países de la región.
Las relaciones homosexuales no están perseguidas por la ley en suelo turco desde mediados del siglo XIX. A pesar de ello, la legislación de la República de Turquía no detalla la identidad de género ni la orientación sexual entre las libertades civiles a proteger. Tampoco hay cobijo legal para las uniones matrimoniales entre LGBT.
En el borrador de nueva Constitución turca, que durante el año pasado prepararon conjuntamente los partidos de la Gran Asamblea Nacional y que finalmente no fructificó, se había incluido una provisión para garantizar la protección de gays, lesbianas, bisexuales, transexuales e intersexuales.
A finales de 2013, la administración aprobó lo que denominó un “paquete democratizador”, que acabó siendo objeto de críticas de numerosas organizaciones civiles. Al mismo tiempo que se endurecían las penas por los llamados “crímenes de odio”, descartó de las acciones punibles las muestras de odio por cuestión de identidad étnica u orientación sexual. De esta forma, kurdos y LGBT siguen desprotegidos en Turquía.
En Estambul, especialmente en distritos liberales como el de Beyoglu, es posible mostrar con naturalidad la sexualidad. La protesta anual del Día del Orgullo Gay, en la céntrica calle Istiklal, goza de una abultada participación. En otros rincones más conservadores de Turquía, por el contrario, la lacra de los llamados “crímenes de honor” se sigue cebando también con gays y lesbianas.
Estos asesinatos los perpetran normalmente familiares de la víctima, al considerar que la actitud de esta ha ‘manchado’ su buen nombre. Ahmet Yildiz, un activista de 26 años considerado el primer gay muerto por crimen de honor, falleció en 2008 al intentar escapar en coche de unos individuos que le tirotearon a la salida de una cafetería estambulita.