Diario Progresista: Entrevista al escritor y crítico de cine Eduardo Nabal con motivo de la publicación impresa de su ensayo “Lejos de la montaña”
Diario progresista: Cuéntanos algo, para los no iniciados, sobre tu última publicación. Bueno la segunda tras “El marica, la bruja y el armario” (Editorial Egales, 2007).
Eduardo Nabal: Bueno en mi primera publicación, bastante mas iracunda y menos documentada que “Lejos de la montaña”, yo intenté dar la vuelta a estereotipos sexistas a partir de películas mas o menos conocidas. No sentó muy bien algunas de mis críticas a películas intocables como “Brokeback mountain” (que tiene algo que ver con el título) ni el que no ensalzara el cine español reciente. Pero es que veía cambios mucho más interesantes en cinematografías cercanas de países cambiantes desde Francia a Palestina pasando por Marruecos, Italia o Turquía. Tenía una deuda con un tipo de cine que no se produce en los grandes estudios.
Diario Progresista: En tu libro abordas también el tema de las mujeres y las sexualidades en los países árabes ¿Te has informado y documentado mucho?
Eduardo N: He leído algo pero es dificil pretender no ser subjetivo. Bueno, como decía Remi Lange (uno de los protagonistas del libro con su filme “Tarik el Hob” y entrevistado hace poco en este mismo periódico) yo no soy un experto en las sexualidades magrebíes y no creo que nadie lo sea del todo. Intenté echar mano de aquellos autores y autoras que han reflejado cambios en sitios o momentos puntuales como la Nadine Labaki de “Caramel” (ambientada en el Líbano, una zona muy especial) o el Ozpetek de “El baño turco”. La situación sigue siendo dificil pero existen feminismos islámicos, voces nuevas o grupos de música como Mashrou Leila, que introducen temas como el matrimonio forzoso, la libertad sexual o el peso de la familia patriarcal.
Diario Progresista: Cuéntanos algo de cómo conseguiste que este libro viera la luz en papel impreso. ¿Por que hoy día no es fácil?
Eduardo N: Bueno nunca ha sido fácil publicar. “El marica, la bruja y el armario” era un libro oportuno porque había muy poco sobre cine LGTB en aquel momento. Aún así las ganancias fueron irrisorias. Nadie compra libros de cine sin haber visto las películas o ser un interesado en la materia. En esta ocasión tuve que recurrir a una editorial mucho más limitada y poco generosa que Egales pero estoy contento de que este impreso y haya suscitado curiosidad, a pesar de todo.
Diario P: Dedicas, creo, un capítulo a las mujeres realizadoras ¿No es algo pasado de moda que contribuye a separar o crear género?
Eduardo N: Eso lo he pensado muchas veces pero en esta ocasión tenía un sentido. Porque para que una directora de cine llegue a ser considerada “autora” tiene que tener una trayectoria sólida a sus espaldas y eso hoy en Europa es cada vez más dificil. Un director es enseguida considerado un “autor” como en el caso de Ozon, querido en todos los festivales, pero Marta Balletbó Coll ha dejado el cine tras su estupenda “Sevigné” y las mujeres de la nouvelle vague se podían contar con los dedos de una mano De esa época intento rescatar a una directora experimental como Chantal Akerman cuyos trabajos rompen la lógica y el placer narrativo. Hoy Akerman es conocida pero no mucha gente ve sus arriesgados filmes.
D.P: Presentas directores de diferentes generaciones. ¿Cuál ha sido el cambio en sus países en cuestiones de cine y género?
Eduardo N: Bueno Téchiné, por ejemplo, es un gran heredero de la “nouvelle vague” que ha conseguido hacer algunas obras maestras con temas recientes el racismo, el sexismo, la homofobia o la inmigración. Películas como “Los testigos” fueron pioneras en tratar de forma seria temas el VIH y su evolución social en Francia, un país donde el cine va muy por delante de una sociedad marcada por los retrocesos, el avance de la extrema derecha y la hipocresía. Algo de lo que se hacen eco directores como Ozon o en menor medida actrices que triunfan tras las cámaras como Valeria Bruni Tedeschi.
Diario P: En tu libro privilegias las lecturas de género y los directores y directoras que toman un posicionamiento al respecto no ¿es esto algo sesgado o provocado?
Eduardo N.: Tan sesgado como no hacerlo. Durante años la crítica, y no solo española, ha sido masculina o heterocentrada ninguneando que cuestiones como la raza, la clase social, el género o la orientación sexual no son capítulos aparte sino que todos ellos son fruto de la evolución histórica y la situación geopolítica. Así, el surgimiento de un cine LGTB catalán, las primeras películas a favor de la diversidad sexual en los países árabes o la emigración-inmigración son temas muy importantes a la hora de valorar las películas y su dimensión estética y alcance humano.
Diario P: Llegas hasta Palestina-Isarel. ¿No crees que ya es entrar en un terreno muy conflictivo?
Eduardo N: Oriente Medio es un terreno de guerra, marcado por el imperialismo pero eso no me impide disfrutar de películas que, como las de Eytan Fox, han abierto una brecha en sociedades homófobas o militaristas. Aunque no digan toda la verdad. Es cierto que es delicado, porque el pueblo palestino no tiene medios ni tiempo para hacer cine político pero hay coproducciones que mienten y otras que son eficaces herramientas de denuncia como “La sal de este mar” de la directora palestina Annemarie Jacir o algunos trabajos del israelí izquierdista Amos Gitai. No todo el pueblo israelí quiere la guerra ni todos están a favor de la ocupación aunque las políticas internacionales refuercen este estado de enfrentamientos continuos. Hay mucho cine contradictorio.
Diario P. El Mediterráneo es muy amplio. ¿Qué países has tenido que dejar en el tintero y porqué?
E.N.: Bueno. He intentado centrarme en algunos autores/as porque era imposible abarcarlo todo. Me di cuenta de lo colonialista y atrasado que estaba en cuestiones geopolíticas, al menos en algunos casos concretos. No obstante creo que al introducir cosas como Túnez, Cataluña o el Magreb no doy una imagen excluyente ni minorizadora. Estos países siguen, como alguno de los autores que menciono haciendo películas, en imposible abarcarlo todo. Hay países que por su situación no pueden desarrollar una cinematografía firme y hacia ellos también he mirado. Aunque si te das cuenta de la de países de aquí y allí baña el mediterráneo es inconmensurable. Este libro se empezó antes de la llamada “crisis”. Ahora sería mas combativo.
D.P. Supongo que ver y escribir sobre estas películas (algunas nada comerciales) ha sido todo un desafío. También distinguir unas culturas de otras.
Eduardo N: Si, sobre todo porque hablar de cine y género en Castilla y León sigue siendo casi marciano. El feminismo (que también entra en mi libro junto con el estudio de las masculinidades en distintos lugares) ha conquistado más espacios en países anglosajones que en los nuestros. He tenido que apoyarme en gente muy conc-reta, en festivales especializados como el Zinentiendo de mis colegas de Zaragoza o en gente que ha estado muy cerca como mi madre, Socorro, o la correctora Rosa García Andrés, que también conoce el mundo francófono, porque aquí en Burgos el interés por el cine a nivel académico es, el mejor de los casos, meramente cosmético o crematístico. Pero hay que ser paciente, como lo son estos países que todavía soportan visiones estereotipadas, prejuicios, bloqueos o invasiones.
D.P: ¿Dónde se puede adquirir tu libro? Sobre todo para aquellos que prefieran leerlo en papel.
Eduardo N.: Bueno de momento solo en Amazon. Yo solo tengo un ejemplar. Este tipo de editoriales deberían darse cuenta del esfuerzo de autoras y autores por escribir algo y contribuir a difundirlo en lugar de situarlo en espacios meramente virtuales o intentar aprovecharse del escritor/a deseoso de que lean su ensayo. No sé si mi tercer libro llegará a salir algún día pero algo he aprendido sobre como seducir a los lectores/as y no solo con conocimientos sino, sobre todo, con la forma de transmitirlos para llegar hasta ell@s.