EL MUNDO: La reivindicación del beso

SEXUALIDAD Hábitos y prácticas

 

  • ‘El beso está cargado de erotismo y sexualidad’

  • Besar libera hormonas implicadas en el bienestar

  • Tiene un papel fundamental en las relaciones de pareja

     

    beso 2“Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua”. Así termina el capítulo siete de la célebre ‘Rayuela’ que Julio Cortázar quiso dedicar al beso (del que muchos aseguran ser la mejor definición que se ha hecho nunca) Pero hoy no sólo los poetas revindican su protagonismo, también médicos, científicos, sexólogos y otros expertos ponen de manifiesto su importancia dentro de las relaciones y en general, de nuestra sexualidad.

    “El beso en sí mismo está cargado de erotismo y sexualidad”, afirma Jesús de la Gándara, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos y autor de ‘El Planeta de los besos’, quien expuso este tema en el III Foro de Salud Sexual celebrado recientemente en Santander. Cuando besamos a alguien, sostiene, estamos convirtiendo esos labios en una persona objeto de nuestra sexualidad. Por tanto, “no sólo son la puerta o el inicio de nuestra relación sexual, porque los besos como tal ya están cargados de erotismo y pasión“.

    “El beso y las caricias son prácticas eróticas que deben ser revalorizadas”, afirma Marian Frías, psicóloga y sexóloga en su libro, ‘No molestar’ (ESPASA) porque la boca en sí, tanto para hombres como mujeres tiene un alto poder erótico. De hecho, tal como han descrito diferentes autores a lo largo de la historia, el poder de la piel en el ser humano es inmenso, igual que lo era el olfato para los primates. La piel, mantiene de la Gándara, se convierte en el sitio del placer, en el escenario de la sensualidad. “No sin razón se ha dicho que el primer contacto con cualquier zona de la persona amada es ya una semi-unión sexual“, escribe en ‘El Planeta de los besos’.

    Besar da felicidad. Cuando besamos se produce una liberación de hormonas como la oxitocina, dopamina o la serotonina, que son las implicadas en nuestro bienestar, placer y felicidad, pero no sólo producen estas emociones. También crean adicción, no es cosa de poetas o de canciones. Tal como explica de la Gándara, efectivamente, es esa una de las contraindicaciones que tiene esta práctica: “Según la neurobiología, una gran parte de nuestro cerebro lo tenemos dedicado a los labios y la boca. Por eso, los besos se sienten tanto. Desencadenan una tormenta bioquímica en el cerebro a una velocidad altísima. Van directos al cogollo del cerebro, y activan sustancias implicadas en el placer y la recompensa: feniletilamina, catecolaminas, oxitocina, dopamina, endorfinas… Por eso los besos crean adicción, y también por eso son tranquilizadores y euforizantes, puede que incluso sean antidepresivos”. Por tanto, “sí, es cierto aquello que dicen los poetas: los besos crean adicción”, afirma y además, “no hay nada más adictivo que un beso”.

    Protagonista en las parejas

    El beso tiene y debe tener un papel fundamental dentro de la relación de pareja. Según mantiene Ana Rosa Jurado, médico y sexóloga, pueden incrementar la erótica y/o la intimidad de una pareja, así como dar una gran variedad de matices a los encuentros sexuales, y a la relación de pareja en general, dependiendo de cómo se vivan, y de la intención con la que se den.

    Es un indicador fundamental de una relación. Tal así que para saber cuál es el estado actual de una pareja que acude a su consulta, uno de los primeros indicadores en los que se fija Frías es si en esa relación están presentes los besos y las caricias: En ocasiones el conflicto y la consecuencia del enfrentamiento deriva y parte de ahí”, mantiene la experta.

    Lo importante, añade Frías, es besar como un fin en sí mismo. Es decir, tanto para que siga viva la relación de pareja como para reavivarla, es fundamental dedicar un espacio de tiempo a besarse, a jugar con los besos, y a disfrutar de ellos, ya que “cuando dejamos de dar importancia al beso se pierden dos elementos fundamentales como son el nivel de implicación emocional y la intimidad”. Las parejas que se besan mucho, afirma de la Gándara, tienen mucha más cohesión sexual y viceversa. “Nunca sabremos qué viene antes y qué después, es como el huevo y la gallina, pero lo único que se sabe es que una pareja que se besa permanece unida“, mantiene.

    Sin embargo, dentro del contacto sexual, no hay que sobreestimar o sobrevalorar nada pues, tal como mantiene la doctora Jurado, no todo el mundo disfruta de las sensaciones que producen los besos, como no todo el mundo disfruta de un masaje de pies, o de un masaje en la cabeza: “Lo interesante pues es que cada persona sea capaz de descubrir los juegos y prácticas sexuales que le agraden y que se permita compartir con su pareja”, concluye.

     “Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua”. Así termina el capítulo siete de la célebre ‘Rayuela’ que Julio Cortázar quiso dedicar al beso (del que muchos aseguran ser la mejor definición que se ha hecho nunca) Pero hoy no sólo los poetas revindican su protagonismo, también médicos, científicos, sexólogos y otros expertos ponen de manifiesto su importancia dentro de las relaciones y en general, de nuestra sexualidad.

    “El beso en sí mismo está cargado de erotismo y sexualidad”, afirma Jesús de la Gándara, jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario de Burgos y autor de ‘El Planeta de los besos’, quien expuso este tema en el III Foro de Salud Sexual celebrado recientemente en Santander. Cuando besamos a alguien, sostiene, estamos convirtiendo esos labios en una persona objeto de nuestra sexualidad. Por tanto, “no sólo son la puerta o el inicio de nuestra relación sexual, porque los besos como tal ya están cargados de erotismo y pasión“.

    “El beso y las caricias son prácticas eróticas que deben ser revalorizadas”, afirma Marian Frías, psicóloga y sexóloga en su libro, ‘No molestar’ (ESPASA) porque la boca en sí, tanto para hombres como mujeres tiene un alto poder erótico. De hecho, tal como han descrito diferentes autores a lo largo de la historia, el poder de la piel en el ser humano es inmenso, igual que lo era el olfato para los primates. La piel, mantiene de la Gándara, se convierte en el sitio del placer, en el escenario de la sensualidad. “No sin razón se ha dicho que el primer contacto con cualquier zona de la persona amada es ya una semi-unión sexual“, escribe en ‘El Planeta de los besos’.

    Besar da felicidad. Cuando besamos se produce una liberación de hormonas como la oxitocina, dopamina o la serotonina, que son las implicadas en nuestro bienestar, placer y felicidad, pero no sólo producen estas emociones. También crean adicción, no es cosa de poetas o de canciones. Tal como explica de la Gándara, efectivamente, es esa una de las contraindicaciones que tiene esta práctica: “Según la neurobiología, una gran parte de nuestro cerebro lo tenemos dedicado a los labios y la boca. Por eso, los besos se sienten tanto. Desencadenan una tormenta bioquímica en el cerebro a una velocidad altísima. Van directos al cogollo del cerebro, y activan sustancias implicadas en el placer y la recompensa: feniletilamina, catecolaminas, oxitocina, dopamina, endorfinas… Por eso los besos crean adicción, y también por eso son tranquilizadores y euforizantes, puede que incluso sean antidepresivos”. Por tanto, “sí, es cierto aquello que dicen los poetas: los besos crean adicción”, afirma y además, “no hay nada más adictivo que un beso”.

    Protagonista en las parejas

    El beso tiene y debe tener un papel fundamental dentro de la relación de pareja. Según mantiene Ana Rosa Jurado, médico y sexóloga, pueden incrementar la erótica y/o la intimidad de una pareja, así como dar una gran variedad de matices a los encuentros sexuales, y a la relación de pareja en general, dependiendo de cómo se vivan, y de la intención con la que se den.

    Es un indicador fundamental de una relación. Tal así que para saber cuál es el estado actual de una pareja que acude a su consulta, uno de los primeros indicadores en los que se fija Frías es si en esa relación están presentes los besos y las caricias: En ocasiones el conflicto y la consecuencia del enfrentamiento deriva y parte de ahí”, mantiene la experta.

    Lo importante, añade Frías, es besar como un fin en sí mismo. Es decir, tanto para que siga viva la relación de pareja como para reavivarla, es fundamental dedicar un espacio de tiempo a besarse, a jugar con los besos, y a disfrutar de ellos, ya que “cuando dejamos de dar importancia al beso se pierden dos elementos fundamentales como son el nivel de implicación emocional y la intimidad”. Las parejas que se besan mucho, afirma de la Gándara, tienen mucha más cohesión sexual y viceversa. “Nunca sabremos qué viene antes y qué después, es como el huevo y la gallina, pero lo único que se sabe es que una pareja que se besa permanece unida“, mantiene.

    Sin embargo, dentro del contacto sexual, no hay que sobreestimar o sobrevalorar nada pues, tal como mantiene la doctora Jurado, no todo el mundo disfruta de las sensaciones que producen los besos, como no todo el mundo disfruta de un masaje de pies, o de un masaje en la cabeza: “Lo interesante pues es que cada persona sea capaz de descubrir los juegos y prácticas sexuales que le agraden y que se permita compartir con su pareja”, concluye.