Vigías del VIH en el colectivo gay
Con unas cuantas salas de consultas, una atención personalizada y continuada y el efecto del boca a oreja, el centro Barcelona Checkpoint es capaz de detectar el 40% de todas las infecciones de VIH que se registran en Cataluña entre el colectivo homosexual. Parece imposible que un pequeño centro cobijado en medio del Eixample barcelonés, sea capaz de vigilar y velar por la salud de un grupo de población vulnerable tan amplio en la ciudad y detectar tal número de casos de VIH (más de 1.000 en sus 10 años de vida). El equipo de Checkpoint hace pruebas para identificar el virus y otras infecciones de transmisión sexual (ITS) entre hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y transexuales, los colectivos con mayor incidencia de estas dolencias.
Seis de cada 10 nuevos infectados de VIH son homosexuales y, según el Centro de Estudios Epidemiológicos sobre Infecciones de Transmisión Sexual y Sida de Cataluña (CEEISCAT), en la última década, los casos de sífilis se han cuadriplicado y los de gonorrea, triplicado. Al igual que sucede con el VIH, la mayoría de las infecciones corresponden a los HSH. Ferran Pujol, responsable de Checkpoint, explica que el colectivo gay está concienciado con la prevención y “sí se cuida”, pero la incidencia es mayor en este grupo poblacional y por lo tanto, la probabilidad de infectarse si se incurre en algún riesgo, también aumenta. Además, la transmisión es más fácil por vía anal que vaginal. “La epidemia de VIH entre heterosexuales está controlada, porque afecta al 0,02% de cada 100 personas. Sin embargo, en HSH, la incidencia es del 2,52 por cada cien personas año, lo que significa que de cada 10.000 homosexuales van a infectarse 250 cada año”, apunta Pujol.
El director de Checkpoint explica que el éxito de su centro se basa en salvar las barreras que impone el sistema sanitario ordinario. “Ayudamos a estos colectivos que por miedo a ser juzgados o por falta de empatía de los médicos no acuden al sistema. Estamos contentos con nuestro éxito, pero lamentablemente éste se basa en el fracaso o las limitaciones del sistema sanitario. Checkpoint no debería existir porque significaría que la sanidad pública consigue integrar adecuadamente a las personas LGBTI y que la epidemia no existe”, reflexiona. El centro ha hecho más de 25.000 pruebas de VIH en 10 años y realiza, además, estudios para detectar otras ITS como sífilis, clamidia y gonorrea. También hacen pruebas para detectar la hepatits C.
El equipo de Checkpoint, formado por personal médico, enfermeros y jóvenes no sanitarios pero formados para el papel que desempeñan en el centro, realiza más de medio centenar de pruebas diarias.
Los usuarios, que suelen llegar al centro a través del boca oreja, conciertan previamente una cita y, si es su primera vez, el equipo les hace “un paquete de control”, en el que les hacen pruebas de varias ITS y recogen, además, la sintomatología clínica y los hábitos de cada uno. En menos de una hora, los usuarios tienen el resultado y, si sale positivo, Checkpoint puede derivar al paciente e insertarlo en el sistema sanitario en menos de 24 horas. “Cuanto antes actuemos y comencemos el tratamiento, más favorable será el pronóstico”, explica Pujol.
Pero los chicos de Checkpoint han ido más allá de la prueba rápida de detección del VIH. A veces, la prueba rápida de VIH da negativo porque todavía no hay anticuerpos pero no se puede descartar la presencia de la infección. Desde hace unos meses, BCN Checkpoint ofrece a sus usuarios la posibilidad de complementar la prueba base para detectar el virus. El centro dispone de un pequeño laboratorio de genética totalmente automatizado que permite hacer análisis moleculares basados en la PCR (prueba de reacción en cadena de la polimerasa). En los primeros tres meses de puesta en marcha de este nuevo servicio se han realizado 314 pruebas de carga viral cuando había indicios de que podía haber una infección aguda y se ha conseguido diagnosticar tres casos de VIH en fases muy tempranas, que no habían sido detectados con el test rápido.
El equipo de Checkpoint sigue, paralelamente, con sus campañas de concienciación en el ambiente gay barcelonés. Una veintena de voluntarios ya reparten 15.000 kits de condones y lubricantes en el Circuit Festival, la mayor fiesta gay europea que estos días se celebra en Barcelona.