EL MUNDO: Mortier: ‘La Iglesia debe solucionar sus problemas antes de dar lecciones sobre homosexualidad’
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Este martes es el estreno mundial de la ópera ‘Brokeback Mountain’
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El proyecto supone su desafío personal frente a su enfermedad
“Estoy contento de estar aquí con todos vosotros. Es una lucha, pero es así”. De esta forma se presentó este lunes Gerard Mortier en la rueda de prensa de la ópera ‘Brokeback Mountain’, cuyo estreno mundial tendrá lugar este martes en el Teatro Real. El ex superintendente belga pospuso la presentación del montaje -prevista en un primer momento para el pasado viernes- para reponerse a tiempo del tratamiento contra el cáncer de páncreas que padece y poder estar en el estreno. Una lucha, como señaló, que se justifica por la pasión que ha puesto en el proyecto desde que hace más de un lustro contactase con el compositor estadounidense Charles Wuorinen para hacer una versión operística del relato de Annie Proulx, el mismo que el director taiwanés Ang Lee llevó al cine en 2005.
Wuorinen y Proulx estuvieron presentes en un acto que también contó con el director musical Titus Engel, el director de escena Ivo van Hove y la pareja de cantantes que da vida a los dos vaqueros que viven una historia de amor homosexual a lo largo de dos décadas de pasión: el bajo barítono canadiense Daniel Okulitch (que interpreta a Ennis del Mar) y el tenor Tom Randle (que da vida a Jack Twist). Entre todos defendieron “uno de los estrenos más importantes de esta temporada”, en palabras del director general del coliseo madrileño, Ignacio Garcia-Belenguer, quien también anunció que la ópera se emitirá a través de Orbyt el próximo 7 de febrero.
A pesar de su aspecto más frágil y delgado, Mortier se mostró enérgico, bromista y jocoso en su presentación. Así, hablando sobre las posibles críticas a su decisión de programar este título -“Habrá quien diga, ‘oh, la la, Mortier’, algo inmoral dos hombres amándose en escena”, conjeturó-, el asesor artístico del Real recordó cuando tuvo una reunión con los miembros del comité de dirección para presentarles ‘Brokeback Mountain’. En un momento dado, la pregunta incómoda: ¿Y qué público quiere conseguir con esta obra? “Me lo preguntó una persona. No voy a decir quién. Si lo hiciese, me despedirían otra vez“, bromeó sobre su sustitución en septiembre por Joan Matabosch tras anunciar su enfermedad.
Volviendo a la pregunta, el público que quiere Mortier es “liberal”, personas que en el teatro “no busquen únicamente divertimento, sino que les hablen de los grandes temas de la actualidad”. Como recordó el ex director artístico, “hay gente sufriendo enormemente” por cuestiones como las que se reflejan en esta ópera, que subrayan que “el hombre es un animal sexual horrible”, según sus palabras. Así, comparó las protestas católicas en Francia contra el matrimonio homosexual con una “Yihad”, en oposición a cómo aborda la cultura los mismos asuntos. “En el caso de esta obra, con una gran delicadeza, de forma no dogmática y abriendo un debate”, apuntó Mortier. Es por ello que entiende su programación como “política” en el sentido original del término. Esto es, que propicie la confrontación de diferentes puntos de vista. En ese sentido, ‘Brokeback Mountain’ es una ópera política que va más allá de la historia de amor entre iguales y “reflexiona sobre la condición humana”.
Mortier cargó igualmente contra la “doble moral”: “Hasta hace poco se estaba luchando porque viniese a Madrid Eurovegas, que para mí representa la verdadera Sodoma y Gomorra, no lo que muestra ‘Brokeback Mountain'”. Y señaló que “la Iglesia debe solucionar sus propios problemas antes de dar lecciones sobre homosexualidad”. Con respecto a la posibilidad de que el estreno pueda derivar en pitidos y pataleos, Mortier recordó que “cualquier estreno en cualquier momento de la historia era complicado. Pero el público del estreno no decide el éxito de una ópera, la carrera que tendrá una obra de la creación humana”.
Y quiso defender igualmente su gestión al frente del coliseo madrileño, al señalar que, “a pesar de que hay un sector del público muy conservador”, en sus tres años “se han producido muchos cambios, acercando a los jóvenes con entradas más baratas” y estimulando a ese otro público, “más abierto”, que habita el Real. “Nunca cambiaré mis ideas sobre el teatro. Hago lo que tengo que hacer e intento convencer al público. Si a parte de éste no le gusta, debo aceptarlo”.