La mujer gigante, Semenya y la ‘intersexualidad’
La keniana Wambui, que ganó su serie de 800, provoca las especulaciones que acompañaron a Semenya cuando ganó en el Mundial de 2009
Las series de 800 abren de nuevo el debate. Al ver en la pista, y más tarde en la zona mixta, a la keniana Margaret Wambui, se escuchan las mismas especulaciones que acompañaron a Caster Semenya cuando irrumpió en el primer plano del atletismo, en el Mundial de Berlín. En el umbral de los dos metros y de rasgos muy masculinizados, las dudas acerca de su feminidad ya se plantearon cuando apareció en la élite, al obtener una victoria en el Mundial júnior, en 2014. En el absoluto de este año, aunque en pista cubierta, alcanzó el bronce en los 800. En Río, su forma de ganar camino de la final, aumenta las especulaciones.
Wambui venció en su semifinal y Caster Semenya en la suya. A la sudafricana le ocurrió algo similar cuando, en 2009, se impuso en el Mundial, con 19 años. En la final de Río se encontrarán cara a cara, sin poder evitar que la polémica las acompañe, camino del podio. Después de la controversia generada con su victoria, en 2009, la IAAF le pidió un control de feminidad. La ciencia concluyó que generaba tres veces más testosterona que una mujer y ello le confería ventaja en la potenciación muscular y en el retraso, en comparación con el resto de atletas, en la aparición de la fatiga. Antes, el doctor de la IAAF, la hizo desnudarse, en un ejercicio humillante. La conclusión del examen era que Semenya era lo que han llamado atletas ‘intersexuales’, afectada de hiperandrogenismo.
A la decisión de suspenderla por parte de la IAAF le sucedió un proceso de reclamaciones, debates médicos y disputas jurídicas. Volvió a competir, sometida a controles que comprobaran sus niveles de testosterona. Debían estar siempre por debajo de 10 nmol/1. El TAS, finalmente, eliminó ese límite y Semenya regresó al circuito. Gracias a su lucha, es posible que Wambui no atraviese tantas controversias, aunque no podrá evitar el debate. A otras atletas, el hiperandrogenismo les costó su carrera, como a la española María José Martínez Patiño.