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El beso homosexual más ‘popular’

23 November, 2011/in Entrevista, España, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Política, PUBLICO, Religión /by Editorea

Entrevista con uno de los gais cuyo beso fue captado frente a la sede del PP por la cadena Al Jazeera

ALBERTO BARRANCO

Un beso entre dos jóvenes homosexuales. Donde muchos ven un acto completamente normal, otros muchos lo interpretan como una provocación innecesaria. Lo cierto es que la muestra de afecto de una pareja gay captadas por las cámaras de Al Jazeera en la calle Génova, donde se ubica la sede del PP, durante la noche electoral, ha generado una gran controversia en las redes sociales.

Son muchos los internautas que en Facebook o Twitter se han hecho eco del beso más comentado de la semana. Pero, ¿qué hay detrás de aquel largo beso? ¿Fue una mera provocación o pretendían cometer un acto reivindicativo? A.P., uno de los dos protagonistas de la escena, prefiere no facilitar su identidad por las consecuencias que pudiera tener.

¿Fuisteis a celebrar la victoria del Partido Popular?

Fui a tomar algo con unos amigos, íbamos hablando del resultado electoral y se nos ocurrió tener un arrebato de normalidad. El escenario era perfecto para solucionar una discusión que suelo tener con mis amigos: ¿vivimos la homosexualidad como algo normal o sólo nos han dado unas concesiones legales que, además, ahora vuelven a cuestionarse?

El beso con tu pareja no fue un acto completamente espontáneo…

No, no es mi pareja y no fue espontáneo. Buscábamos una forma de poner de actualidad el debate en torno a la posibilidad de echar para atrás la ley del matrimonio homosexual. Es una reivindicación anecdótica que no esperaba que tuviera tanta repercusión.

Entonces, ¿no buscabais fama?

No somos personas ansiosas de fama. De hecho hemos rechazado una oferta muy interesante económicamente de un programa de televisión. Simplemente queríamos sacar a escena un tema que se ha tratado evitar durante la campaña incluso por el propio líder de los conservadores. Digamos que hemos robado los “15 segundos de gloria” que Rajoy no se tomó para responder con claridad sobre sus intenciones reales en este tema.

Pero el hecho de que el beso se retransmitiera en países islámicos es lo que muchos os critican…

No negaré que la posibilidad de que un beso homosexual se emitiera en países de mayoría islámica añadía un elemento de provocación muy importante, pero nunca nos pareció posible que ocurriera.

“En un principio buscábamos asegurarnos unos segundos en una cadena nacional”

¿Erais conscientes pues de que os estabais besando frente a las cámaras de Al Jazeera?

Sí, aunque admito que no era nuestro primer objetivo, no somos tan ambiciosos. En un principio buscábamos asegurarnos unos segundos en una cadena nacional, tanto por ser criticados como por ser respaldados. Teníamos en mente Intereconomía, Telemadrid o La Sexta como vía para una reivindicación que no merece más atenciones. No lo conseguimos y no pudimos resistirnos a Andrew Simmons, el corresponsal de Al Jazeera. Ingenuamente creímos que no tendría ninguna repercusión nacional.

¿No te asusta escandalizar a grupos islamistas? 

Me encanta la posibilidad de haber servido de referente para los gais musulmanes de estos países, pero lo cierto es que no he podido confirmar que el vídeo haya tenido ninguna repercusión en medios de países árabes. En cualquier caso, siempre he sido una persona optimista con estas sociedades y creo que es cuestión de tiempo que los homosexuales de las comunidades árabes puedan reconocerlo públicamente.

¿Por qué crees que se ha armado tanto revuelo en Internet con vuestro beso? ¿No te parece un síntoma de que la igualdad plena de los homosexuales aún no ha llegado?

Totalmente de acuerdo, el primer sorprendido con el revuelo provocado he sido yo y no sabría decir por qué hemos convertido esto en noticia, parece que en el subconsciente de todos nosotros subyace la idea de que el Partido Popular, o sus votantes, no tienen a la homosexualidad en alta estima, o al menos no a la misma altura que las otras opciones sexuales. Parece que un beso entre dos hombres o dos mujeres en un contexto como el de Génova el domingo es un acto heroico o arriesgado, y no tendría que ser así.

¿Consideras que en las filas del Partido Popular la homosexualidad es una realidad plenamente aceptada?

En cuanto a la aceptación plena no estoy tan seguro y probablemente su concepto de aceptación plena y el mío no sean el mismo. En mi opinión, mis gustos sexuales son parte de mi personalidad, que se proyecta sutil y constantemente en la esfera social. La aceptación total pasaría por no poner trabas ni maquillar de estereotipos esa expresión de mi sexualidad, sea esta explícita o no.

“Los simpatizantes del PP, como personas de su tiempo que son, no nos dirigieron insultos excesivamente ofensivos”

¿Os increparon los simpatizantes conservadores tras vuestro pasional beso?

Los simpatizantes del PP, como personas de su tiempo que son, no nos dirigieron insultos excesivamente ofensivos. No obstante, las miradas de extrañeza y los comentarios jocosos no faltaron y quedan muy lejos de mi idea de normalización de la homosexualidad. Hay que terminar con esta versión de la caridad que practican por la que se nos concede permiso para ser homosexuales pero no se nos permite olvidar que somos diferentes en el caso de que quisiéramos hacerlo.

¿Crees que la ley de matrimonios homosexuales peligra con el nuevo gobierno?

No, pero considero ofensivo que se cuestione la igualdad de una forma tan directa. Es importante la utilización de la palabra matrimonio. Si buscamos la igualdad real no se puede permitir que la forma de designarlo sea también la forma de diferenciarlo.

¿Deberían retirar entonces el recurso contra la ley en el Tribunal Constitucional?

Creo que, por respeto, deberían retirarlo. Mis derechos no deberían depender de a quién le preguntemos opinión. Cuestionarnos los derechos adquiridos es poner obstáculos a nuestra evolución hacia una sociedad  con una igualdad real.

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Una niña de 10 años se ha suicidado en Estados Unidos tras ser acosada durante años

20 November, 2011/in HOMOFOBIA @es, Noticia @es, REDES SOCIALES, Transexualidad, USA /by Editorea

Ashlynn Conner, una niña de 10 años de Illinois, ha sido hallada muerta por su hermana de 14 años tras ser acosada durante años por tener un comportamiento socialmente masculino. Conner se suicidó colgándose dentro de un armario de la vivienda en la que vivía. La abuela de la joven ha expresado que el acoso se intensificó tras cortarse el pelo muy corto y comenzar a jugar en la liga de fútbol juvenil.

Ashlynn Conner, una niña de 10 años de la región estadounidense de Ridge Farm, en Illinois, se suicidó el pasado viernes 11 de noviembre tras el acoso que ha sufrido durante años por tener unos gustos considerados por la sociedad como masculinos.

La prensa norteamericana, que ha entrevistado a miembros de la familia de la niña, ha denunciado públicamente que la joven llevaba soportando desde una edad muy temprana numerosos insultos y burlas por su afición a los deportes o por su comportamiento masculino.

La madre de Ashlynn, Stacy Conner, ha dado a conocer que un día antes de que la niña llevase a cabo su suicidio, la joven intentó convencer a sus padres de la posibilidad de dejar de asistir al colegio, recibiendo clases en su domicilio, tras quejarse por las burlas que había sufrido durante dicho día (“marimacho” y “machona”, entre otras).

Lory Hackney, la abuela de la niña, ha expresado que Ashlynn comenzó a ser acosada a los 7 años, momento en el que decidió, dada su afición a los deportes, comenzar a jugar en la liga de fútbol juvenil de la región, además de cortarse el pelo muy corto, dos aspectos que conllevaron numerosos insultos y burlas que años después han provocado su muerte.

El cuerpo sin vida de la joven fue hallado por su hermana de 14 años, Michaila Baldwin, quien tras no ver durante horas a Ashlynn y notar que no respondía a lo que se le preguntaba, comenzó a buscarla por la casa, hallándola sin vida colgada dentro de un armario de la vivienda.

Pat Hartshorn, el sheriff de la localidad estadounidense, ha expresado a la prensa que pese al acoso que sufrió la joven aún no se han encontrado motivos suficientes que estén penados por las leyes de la región para acusar a sus acosadores por incitar al suicidio a la misma.

 

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Una transexual demanda al Ministerio por retrasar su reasignación de sexo

14 November, 2011/in España, Noticia @es, Transexualidad /by Editorea

María Jesús Lastra Lamar, una transexual de 42 años, ha denunciado al Instituto Nacional de la Seguridad Social por retrasar su cirugía de reasignación de sexo. El juicio se celebra este miércoles a las 10 de la mañana en Oviedo.

Lastra decidió presentar la denuncia porque lleva ya cuatro años de tratamiento en la unidad de transexuales del Hospital San Agustín de Avilés. Cuenta con un informe favorable del endocrino y del psicólogo clínico para someterse a la cirugía de reasignación de sexo, y según explica, ha realizado en Avilés todas las pruebas necesarias para someterse a la operación. Sin embargo, la han derivado al Hospital de Málaga, donde ha tenido que someterse a las mismas pruebas, según denuncia. Esta circunstancia habría retrasado «enormemente» la operación de reasignación de sexo, con «el perjuicio psicológico y físico que conlleva», lamenta María Jesús Lastra Lamar, que preside en Asturias la organización de transexuales «Soy como soy». Lastra afirma que «tal y como está concebida, la unidad de transexuales de Avilés no sirve para nada» y reclama que en Asturias se habilite un centro que realice operaciones de reasignación de sexo. Está prevista una concentración de apoyo a la mujer a las puertas de los juzgados de Llamaquique antes del juicio.

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Un curso de la Fundación Risco analizará la marginación cultural de la homosexualidad

11 November, 2011/in Educación, Galicia, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, LA VOZ DE GALICIA, Noticia @es /by Editorea

La Fundación Vicente Risco realizará un curso los próximos días 29 y 30 de noviembre y 1 y 2 de diciembre sobre «A marxinalidade na cultura: a homosexualidade». El curso, que se llevará a cabo en el instituto Blanco Amor de Ourense, está coordinado por Carlos Callón y dirigido a los profesores de primaria y secundaria.

El día 29 se presentarán las ponencias relativas a la homosexualidad en las leyes (a cargo de Celia Pereira Porto), la homosexualidad en las sátiras medievales gallego-portuguesas (María Isabel Morán Cabanas), la «androxinia como cobertura de homosexualidade: o caso de Rosalía de Castro« (Francisco Rodríguez) o la literatura de Álvaro de las Casas (Uxío Bregoán). El 1 de diciembre Luís González Tosar hablará sobre Blanco Amor y Carlos Callón lo hará sobre «Amizades intensas e amor entre homes na prosa galega medieval».

El 2 de diciembre será Antón Lopo el que glose la figura de Fermín Bouza Brey y Susana Reboreda disertará sobre «O tratamento da homosexualidade no código civil e penal».

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Un comité del Senado de EEUU aboga por reconocer los matrimonios homosexuales

10 November, 2011/in EL MUNDO, HOMOFOBIA @es, Legislación antigay, Política, Sin categoría, USA /by Editorea
  • El Comité Judicial del Senado propone la derogación de una ley federal de 1996 que define el matrimonio estrictamente como la unión entre hombre y mujer

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Manifestación a favor de la homosexualidad en Washington

Manifestación a favor de la homosexualidad en Washington. | Reuters

El Comité Judicial del Senado de Estados Unidos abogó este jueves por el reconocimiento de los matrimonios homosexuales al proponer la derogación de una ley federal de 1996 que define el matrimonio estrictamente como la unión entre hombre y mujer.

Esta iniciativa, planteada en una propuesta de ley promovida por la senadora demócrata Dianne Feinstein, deberá ser sometida a votación en el pleno del Senado, aunque tiene escasas posibilidades de prosperar ya que cuenta sólo con el apoyo de 31 de los 100 senadores, todos demócratas.

En la Cámara de Representantes la medida tiene el respaldo de 133 legisladores, de un total de 435.

Pero incluso si esta iniciativa aprobada hoy en el Comité llegara a prosperar ello no supondría obligación alguna en ningún estado o localidad, ya que actualmente 37 de los 50 estados de EEUU cuentan con leyes propias en defensa del matrimonio tradicional.

La Ley de Defensa del Matrimonio de 1996 fue promulgada hace quince años en EEUU, cuando las parejas homosexuales aún no tenían derecho a contraer matrimonio en ninguna parte del mundo, y deniega el reconocimiento del Gobierno federal a este tipo de uniones.

Ahora, los legisladores demócratas, que controlan el Senado, promueven el reconocimiento de las uniones homosexuales, si bien muchos reconocen que la medida no tiene los votos suficientes en el pleno de esta cámara y mucho menos en la Cámara de Representantes, bajo control del Partido Republicano.

El presidente del Comité, el demócrata Patrick Leahy, considera que el Congreso aún está a tiempo de “corregir una injusticia”. Aunque Leahy votó a favor de la citada ley en 1996 para proteger los derechos de los estados federados, ahora asegura que dicha norma discrimina y crea familias “de segunda clase”.

Los republicanos, en contra

Pero el senador Charles Grassley, el republicano de mayor rango en el Comité, replicó que el matrimonio “tradicional” entre un hombre y una mujer ha sido la base de la sociedad durante siglos y es necesariodefender “esta sagrada institución”.

Los demócratas se oponen a la ley de 1996 porque, aseguran, ha tenido un impacto negativo en las parejas homosexuales, que no tienen derecho a beneficios federales como la declaración conjunta de impuestos, el Seguro Social y la protección del cobro de impuestos al patrimonio tras el deceso de su pareja.

“El voto de hoy representa un verdadero progreso hacia el repudio de una mal llamada Ley de Defensa del Matrimonio, que es radicalmente injusta”, dijo en un comunicado Evan Wolfson, fundador y presidente del grupo “Libertad para Casarse”.

En febrero pasado, la Administración del presidente Barack Obama anunció que no defendería la ley de 1996, lo que ha dado alas a grupos conservadores que quieren evitar su reelección en los comicios de noviembre de 2012.

Actualmente la administración de la capital estadounidense y las de los estados de Connecticut, Iowa, Vermont, Massachusetts, Maine y Nuevo Hampshire han adoptado leyes que reconocen los matrimonios homosexuales.

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Gana en Túnez el partido que prometió no castigar la homosexualidad

26 October, 2011/in Africa, HOMOFOBIA @es, Homosexualidad, Libertad sexual, Mundo Islámico, Noticia @es, Política, REDES SOCIALES, Religión /by Editorea

En los primeros comicios libres tunecinos ha vencido el movimiento An Nahda, un partido que aboga por no penar la condición sexual de sus ciudadanos

tunez-dadaz-2011

25/10/2011 – Jordi San Ildefonso El movimiento islamista An Nahda ha vencido en las elecciones a la Asamblea constituyente en Túnez, las primeras elecciones libres en este país que vio cómo en enero su dirigente, y dictador, Ben Alí huía del país tras semanas de protestas de sus ciudadanos.

En una entrevista antes de los comicios, un dirigente del movimiento Nahda, Riad Chaibi, afirmaba que no tenía intención de castigar la homosexualidad como se hace en otros países árabes, para él “los homosexuales son una realidad y tienen derecho a existir, aunque hay un problema de dignidad, pues la sociedad los ve como desvalorizados”.

Pese a que los resultados comunicados no son oficiales ya que han sido proporcionados por los partidos y cabe esperar al martes para los resultados definitivos, lo cierto es que son datos de sondeos a pie de urna que se acercarían a una realidad en la que An Nahda habría conseguido el 40% de los votos de los tunecinos.

Un paso más para que los países árabes vayan adoptando medidas igualitarias con las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales.

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«El `queer’ se resiste a la normalización»

3 October, 2011/in Artículo, Euskal Herria @es, GARA @es, Gay, Homosexualidad, Iparralde, Teoría Queer /by Editorea

Licenciado en Sociología en la Universidad de Burdeos, Arnaud Alessandrin está preparando el doctorado sobre el tema «Del Transexualismo al desarrollo Trans». También es codirector de la página web «observatoire-des-transidentites», en la que tratan esta cuestión basándose en los resultados de diferentes estudios que se están llevando a cabo en los últimos años.

Arnaud Alessandrin, a Bayonne, Samedi 1 0ctobre 2011. (Photo Bob Edme)

Arnaud Alessandrin, a Bayonne, Samedi 1 0ctobre 2011. (Photo Bob Edme)

La asociación PAF (Por una Alternativa Feminista) de Baiona organizó hace escasas jornadas lo que denominan la Universidad Pop, en la cual invitaron a diferentes expertos para hablar y profundizar en términos comos la paridad y la pluralidad. Las charlas y talleres se desarrollaron en el Instituto Universitario Técnico, el viernes y el sábado pasado. Arnaud Alessandrin explicó a GARA cómo entiende la teoría «queer».

¿De dónde procede el término «queer»?

En ingles, queer es un insulto que significa maricón, pero los homosexuales han comprendido y han aprendido, al igual que las mujeres o las minorías étnicas, y han dado la vuelta al insulto y son ellos mismos los que se denominan así. De esta manera, lo que se convierte en anormal no es tanto ser homosexual sino ser homófobo, la culpabilidad cambia de campo. Se remueve la balanza que compone, por un lado, la población «normal» y, por el otro, la población «anormal». Lo normal como la heterosexualidad, los hombre masculinos… La anormalidad como la homosexualidad, los hombres afeminados o las mujeres masculinas.

¿Qué es, entonces, «queer»?

«Queer» es más que una filosofía de vida, es una verdadera corriente filosófica en el sentido en el que todo lo que era «heteronormativo» se revisa, ya que esa visión hace difícil la vida de los homosexuales y de los heterosexuales también. En el fondo, cuando nos referimos a la teoría tratamos de desregularizar las diferencias entre homosexual-heterosexual, entre género-sexo, masculino-femenino. Es eso lo que da toda la fuerza a esta teoría, que es subversiva. Resiste a todo lo que es una tentativa de normalización.

¿En qué ámbitos se ha expandido más esta teoría?

El «queer» nació del lado de la homosexualidad y encuentra su expresión hoy en día en el entorno de la transidentidad. Pero todos los trans no son «queer» ni todos los homosexuales son «queer», son cosas claramente diferentes. «Queer» es un punto de vista, un espacio de oposición.

La teoría «queer» dice que no hay una sexualidad intrínseca cuando nacemos.

Exactamente, las principales herramientas para definir el género, el sexo y la sexualidad se han reducido a pensar que teníamos un género porque teníamos un sexo. La teoría «queer» dice todo lo contrario, si tenemos un sexo, lo que tenemos entre las piernas, es porque existe el dispositivo de género. Ciertamente hay una atribución anatómica, pero los individuos son irreductibles al sexo que se les prescribe al nacer. Los individuos hacen muchas cosas con su sexo biológico, por lo tanto el sexo no es biológico, sino que es político, sociológico… no se puede reducir a la biología.

¿Lo que pone en entredicho es el comportamiento social ligado al sexo y al género?

Hay que subrayar la dimensión social y política del sexo y del género, y ser muy crítico ante las posiciones únicamente naturalistas o esencialistas que engloban la definición del sexo y el género, es un punto muy importante. Lo que implica que el punto de vista «queer» debe de interesarse por la contracultura, por todo el que diga que se puede hacer de otra manera.

¿Qué propone, cual sería la sociedad ideal?

El punto básico de la teoría “queer” es la subversión, hay que trabajar para que los individuos puedan ser libres de experimentar su cuerpo. El individuo tiene que estar en el centro, la teoría «queer» se centra sobre el individuo y sobre todo es una teoría que se resiste a la normalización. La gente tiene que llevar más allá su individualidad, su singularidad. Lo principal es que el individuo pueda definirse tal y como lo siente.

¿Cómo se posiciona ante la gente que se siente bien con su sexo y su género?

La teoría «queer» puede dar miedo porque es contestataria, pero no es heterófoba. El principio de la teoría es que cada individuo puede definirse, y que la definición de uno mismo no ponga trabas a la definición del prójimo. El problema entre la homosexualidad y la heterosexualidad no es la diferencia, sino que se establece una jerarquía. La teoría «queer» trata de hacer desaparecer esas fronteras entre ambos, porque desde el momento que se dice que hay una diferencia se establece una jerarquía. La teoría «queer» no pone etiquetas, se centra en el individuo, porque la sexualidad es mucho más complicada que ese binomio. La teoría «queer» es ir más allá de las categorías.

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Niños transgénero, el difícil camino hacia su verdadera identidad

29 September, 2011/in América latina, Noticia @es, Transexualidad /by Editorea

Muchos niños dicen que no se sienten conformes con su sexo desde que tienen memoria. Los padres deben tomar en cuenta lo que dicen sus hijos

(CNN) — Una de las primeras cosas que Thomas Lobel dijo a sus padres fue que estaban equivocados. El niño de tres años sabía hablar con señas porque tenía apraxia, un trastorno del habla. Se señaló a sí mismo y dijo con señas: “Soy una niña”.

“Está confundido”, dijeron sus padres. Tal vez confundió el signo de niño y niña. Así que le respondieron con señas. “No, no. Thomas es un niño”.

Pero el pequeño sacudió su cabeza. “Soy una niña”, respondió con señas.

Independientemente de que físicamente era un niño, Thomas siempre sostuvo que era una niña. Cuando lo molestaban en la escuela por ser tranquilo y porque le gustaban las muñecas, Thomas repetía la simple respuesta: “Soy una niña”.

Thomas, ahora de 11 años, se hace llamar Tammy, lleva vestidos a la escuela y vive como una niña.

A sus padres los acusaron sus familiares, amigos y conocidos de ser imprudentes y provocar un daño permanente en su hijo por permitirle vivir como una niña.

Cuando los niños insisten en que su género no coincide con su cuerpo, puede desencadenar confusión y una dolorosa travesía en la familia. La mayoría de las veces, estas familias enfrentan experiencias de aislamiento al intentar decidir qué es lo mejor para sus hijos, especialmente porque las cuestiones de transgénero son vistas como misteriosas y están llenas de estigmas y juicios.

Los niños transgénero experimentan una desconexión entre su sexo, el de su anatomía, y su género, el cual incluye conductas, roles y actividades. En el caso de Thomas, él tiene cuerpo masculino, pero prefiere las cosas para niñas, como las faldas y las muñecas, en lugar de los pantalones y los camiones.

La identidad de género a menudo se confunde con la orientación sexual. La diferencia es que “la identidad de género es lo que eres y la orientación sexual es con quién quieres tener una relación sexual”, explica la doctora Joanna Olson, profesora de Pediatría clínica en la Universidad del Sur de California, quien trata a niños transgénero.

Cuando hablas con niños de aproximadamente tres años, probablemente no estén interesados en la orientación sexual, dice. Pero los expertos afirman que algunos niños que son transgénero en la primera infancia y se volverán gays, lesbianas o bisexuales.

Hay poca asesoría constante para los padres, porque son pocos los estudios amplios sobre estos casos. Los índices de transgénero fluctúan entre uno de cada 30,000 personas y uno de cada 1,000, según los diferentes estudios internacionales.

Al igual que Tammy, algunos niños de tan sólo tres años muestran señales de una disforia de género o un trastorno de identidad de género, según los expertos en salud mental que trabajan con niños transgénero. Estos niños no son intersexuales; no tienen un desorden físico o una malformación en los órganos sexuales.

“¿Por qué debería ser esta persona falsa?”

Muchos niños transgénero informan que tienen sentimientos de incomodidad con su género desde que pueden recordar.

Mario, un joven de 14 años que vive en California, quien solicitó no usar su nombre completo, nació como mujer. Se viste y actúa como hombre, porque —dice— desde que tenía dos años, nunca se sintió realmente como una niña.

“Me sentía incómodo en ropa femenina”, dice Mario. “Me sentía como: ‘¿Por qué tengo que vestir esto cuando no es lo que soy? ¿Por qué debería ser esta persona falsa?’”

Pero cuando un niño empieza a identificarse con el género opuesto, no se puede determinar si es algo temporal o permanente.

“Es importante reconocer los signos de la disforia de género, especialmente en los niños”, dice Eli Coleman, quien presidió un comité para actualizar las guías del tratamiento para la Asociación Mundial de Profesionales de la Salud Transgénero (World Professional Association for Transgender Health), un grupo internacional de médicos que se reúne esta semana en Atlanta. “No hacerle frente podría ser más dañino para al niño”.

“Es un área muy difícil y hay muchos niños que no están conformes con su género. Ellos simplemente superarán esto. Muchos de ellos posteriormente se identificarán como gays o lesbianas, en lugar de transgénero”.

La American Psychological Association advierte que “no es útil obligar a los niños a actuar de una manera más acorde a su género”. Cuando se les obliga a actuar de esa manera, algunos niños caen en la depresión, en problemas de conducta e incluso llegan a tener pensamientos suicidas.

¿Los niños saben quiénes son?

El cambio de Thomas Lobel se puede contar en fotografías. Después de que sus madres, Pauline Moreno y Debra Lobel, adoptaron a Thomas a los dos años, ellas observaron que se aislaba. El pequeño, tímido y con un rostro lleno de pecas, normalmente se sentaba en una esquina a leer un libro.

A diferencia de sus dos hermanos mayores, quienes eran ruidosos, atléticos y masculinos, Thomas era inusualmente tranquilo. Debido a su impedimento para hablar, tuvo que asistir a educación especial. A pesar de desarrollar una mejor capacidad para hablar, no quería platicar o socializar.

“Parecía tan deprimido e infeliz todo el tiempo”, dice Lobel. “No le gustaba jugar. Se sentaba ahí todo el tiempo, no interactuaba con nadie. Parecía muy solitario”.

En las fotos, Thomas se ve pequeño, con una sonrisa forzada y una mirada vidriosa y distante.

A lo largo de su infancia, Thomas quería leer los cómics de la Mujer Maravilla en lugar de los de Superman; usar diademas con diamantes de imitación, en lugar de gorras de béisbol y jugar con muñecas, no con figuras de acción. Y, dicen sus padres, insistía en que era una niña.

Su situación empeoró cuando Thomas dijo a sus mamás que quería cortarse el pene. Sus padres intentaron racionalizar con él, advirtiéndole que se podría desangrar hasta morir. Pero su solicitud fue una señal para ellas de que esto era serio y que requería de ayuda profesional.

A los siete años, después de ver a varios terapeutas y psiquiatras, los especialistas en salud mental confirmaron que Thomas tenía un trastorno de identidad de género.

Fue difícil para Moreno y Lobel aceptar el diagnóstico. “El hecho de que ella es transgénero la pone en un camino más difícil, un camino absolutamente más difícil”, dice Moreno.

A ellas las acusaron sus amigos, familiares y conocidos de ser unos padres terribles, que “la empujaron a hacer esto”.

“Soy lesbiana. Mi pareja es lesbiana. Lo que súbitamente cae en el lugar de: “Oh, ustedes querían que ella fuera parte del estilo de vida que ustedes viven”, dice Moreno.

“(Pero) ningún padre quiere estar en esta situación”, dice Lisa Kenney, directora de Gender Spectrum, una conferencia para familias con hijos no conformes con su género. “Nadie que tiene un hijo e imagina que le pasará esto”.

Los niños transgénero no vienen de una crianza laxa en donde los adultos “se rinden” ante los caprichos de sus hijos, dice Olson, quien trata a menores transgénero.

“A los padres los tortura esto. No son decisiones fáciles. Los padres pasan por un largo proceso”, explica.

Moreno y Lobel le permitieron a su hijo escoger su propia ropa a los ocho años. Thomas escogió ropa de niña, incluyendo cuatro sujetadores. Después, Thomas quiso cambiar su nombre a Tammy y usar el pronombre femenino. A esto se le llama transición social y puede incluir nuevos estilos de corte de pelo y guardarropa. Esta etapa no incluye intervenciones médicas, con excepción de la de salud mental.

La transición social es completamente reversible, dice Olson, una especialista en identidad de género. En cada etapa del camino, sus madres le dijeron a Tammy: “en cualquier momento que quieras regresar a tu ropa de niño, puedes regresar a ser Thomas. Está bien”. Tammy se negó en cada ocasión.

Ella sigue asistiendo a terapia. Su habitación está pintada de color amarillo dorado brillante, decorada con animales de peluche y llena de tenis rosas. En casa, Tammy baila en el pasillo y da vueltas en su vestido rosa.

“Tan pronto como le dejamos ponerse un vestido, su personalidad cambió de un niño muy triste que se quedaba quieto y que no hacía muchas cosas, a una niña pequeña muy feliz que estaba emocionada de estar viva”, dice Moreno.

La cuestión hormonal

Este verano, Tammy comenzó la siguiente fase de la transición, toma medicamentos que bloquean las hormonas.

Las niñas que se sienten más como niños, toman medicamentos que suprimen las hormonas y de esa manera no desarrollarán pechos ni comenzarán a menstruar. Los niños que se identifican como niñas, toman bloqueadores para evitar desarrollar hombros amplios, voces profundas y cabello facial.

Los medicamentos le ponen una pausa a la pubertad, para que de esa manera puedan averiguar si quieren la transición de género. Además son reversibles, porque una vez que el niño deja de tomarlos, comienza la pubertad natural, dice el doctor Stephen Rosenthal, endocrinólogo pediatra de la UC San Francisco.

Pero si el niño quiere que la transición hacia el otro género, él o ella puede tomar un tratamiento de testosterona o estrógeno para pasar por la pubertad del otro género.

La terapia hormonal para niños transgénero existe en varias ciudades de Estados Unidos como Boston, Los Ángeles, Seattle y San Francisco. Los niños son tratados por endocrinólogos pediatras después de largas evaluaciones por parte de los profesionales de salud mental.

No existen estadísticas sobre el número de niños transgénero que toman estos tratamientos.

Los médicos deben de tener cuidado con los niños con problemas de identidad de género, porque darles bloqueadores hormonales a niños menores de 13 años es demasiado pronto, dice el doctor Kenneth Zucker, director del Servicio de Identidad de Género en el Programa de Niños, Jóvenes y Familia y profesor de la Universidad de Toronto.

Zucker realizó un estudio en donde se dio seguimiento a 109 niños con trastorno de identidad de género de entre 3 y 12 años de edad, y hasta que cumplieron 20 años. Los investigadores encontraron que el 12% de estos niños todavía querían cambiar de género.

“La gran mayoría de los niños perdieron después su deseo de pertenecer al otro género”, dice. “Lo que quiere decir que uno debe ser muy precavido al asumir que un niño de 6 años que tiene un fuerte deseo de pertenecer al otro género, sienta lo mismo 10 años después”.

Todo esto lleva a inquietantes respuestas para las familias que intentan entender a sus hijos. Nadie sabe si la disforia de género de un niño será permanente o temporal.

La respuesta insatisfactoria que repiten los expertos es que sólo el tiempo lo dirá.

A pesar de la ciencia oscura y el estigma social que confunde a los adultos, Mario, que vive como chico desde cuarto grado, tiene una respuesta sencilla: “No cambies por nadie más”, dice. “Sólo tienes que ser tú y ser feliz”.

https://ehgam.eus/wp-content/uploads/2025/11/logo-ehgam-300x138.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/wp-content/uploads/2025/11/logo-ehgam-300x138.png Editorea2011-09-29 16:59:472015-10-03 17:01:38Niños transgénero, el difícil camino hacia su verdadera identidad

«En el terreno del respeto sexual, la sociedad vasca es más abierta de lo que se cree»

20 August, 2011/in Entrevista, Euskal Herria @es, GARA @es, Homosexualidad, Libertad sexual, Política, Sexualidad, Teoría Queer, Textos /by Editorea

Es una de las caras más conocidas del movimiento de liberación sexual de Euskal Herria. Quizás porque la dio desde muy temprano. Todavía en los tiempos oscuros se puso manos a la obra para que nadie sufriera discriminación por su orientación sexual. Porque el respeto es la clave de la libertad. Se afirmó gay y descubrió que el lobo no era tan fiero como lo pintan y que su país era más abierto de lo que imaginaba. Pero queda camino. Y se empeñó en seguir tumbando tabúes, prejuicios y roles que reprimen las expresiones más gratificantes del ser humano .

Imanol Álvarez fundador de EHGAM.

Imanol Álvarez fundador de EHGAM.

Fermin Munarriz

Preparando la entrevista he leído algunos artículos suyos y he descubierto que «incluso homosexual suena ya mal». Le reconozco que estoy desconcertado. ¿Qué papel juega el lenguaje en la discriminación sexual?

Demasiadas veces el lenguaje lleva una carga oculta no siempre positiva. La palabra homosexual siempre nos ha sonado mal. Ya hace 34 años, cuando empezamos a tratar este tema en Euskal Herria, no nos gustaba porque en aquella época se relacionaba con la medicina para denominar una supuesta enfermedad que, afortunadamente, luego se descatalogó como tal.

Desde el principio decidimos emplear la palabra gay; primero, porque había sido acuñada por el propio movimiento gay en el mundo anglosajón, de donde copiábamos de alguna manera. Luego descubrimos que la palabra gay existe en todas las lenguas latinas y significa lo mismo: alegre. Nos gustó mucho que además significase eso.

Proclaman que no existen heterosexuales ni homosexuales; todos somos sexuales… Vale, ¿entonces cuál es la cuestión?

Es el discurso de EHGAM desde su creación. No estábamos de acuerdo con las teorías bipolares: homosexual-heterosexual, activo-pasivo; hombre-mujer… No nos gustaba dividir todo en dos; la cosa es más compleja, no todo es blanco o negro; hay muchas gamas de grises además de otros colores. Y pensábamos que la sexualidad no se podía simplificar de esa manera.

Ni siquiera nos gustaba el término bisexual -y sigue sin gustarnos- porque si no hay homos ni heteros, tampoco hay bisexuales; hay simplemente personas con una sexualidad que la viven como quieren y pueden.

Muchas personas viven su sexualidad de manera oculta, tras una cortina de tormento y soledad. Hay mucho sufrimiento tras ese silencio sobre la orientación sexual...

Hay mucho, demasiado. Yo he tenido la suerte de que prácticamente no lo he vivido, pero he conocido mucho sufrimiento a mi alrededor y lo sigo conociendo. Parece mentira, con todo lo que se supone que hemos avanzado, la cantidad de gente que lo sigue ocultando, que sigue teniendo mucho miedo. Los cambios sociales son muy lentos.

No obstante, el mensaje que siempre hemos dado es que no es tan fiero el lobo como lo pintan; y, desde luego, por fiero que fuera, no merece la pena estar todo el tiempo metido en un armario o donde sea; hay que salir y vivir. Y si viene el lobo, enfréntate a él lo mejor que puedas.

Se trata de una lucha colectiva. Sin embargo, el paso de la afirmación de la propia sexualidad a quien la vive oculta es estrictamente personal… Sospecho que son momentos difíciles. ¿Cómo fue su experiencia?

Yo realmente no recuerdo haber sufrido por este tema. Creo que he sido afortunado. Lo viví con mucha naturalidad; me fui dando cuenta de que me gustaban algunos chicos y algunas chicas y no le daba mayor importancia, me parecía la cosa más normal del mundo. En seguida vi que a la sociedad en general no le parecía tan normal y, entonces, sí me planteé qué hacer, pero no con angustia, sino intentando ser pragmático. Y tomé una decisión: «no quiero problemas con la sociedad y si a la sociedad no le parece mal que mire a una chica pero le parece mal que mire a un chico, pues sólo voy a mirar a las chicas».

Creo que la decisión me duró una semana… Recuerdo que iba por Bilbao en un microbús de los que llamaban «azulitos» y vi por la ventanilla un chico que pasaba, que me resultó agradable, y dije: «a la mierda la sociedad», y me di media vuelta y le miré. Y ahí se acabó la decisión de ocultar.

Pero en muchos casos se necesita valentía…

Tal vez. En mi caso, quizás mis padres me educaron muy bien; siempre me dijeron que había que ser honesto contigo mismo y que había que respetar a todo el mundo. Yo seguí sus consejos.

A usted le tocó vivir la juventud en un contexto histórico y social muy difícil: el final del franquismo. Poco más de un año después de morir el dictador -a finales de 1976 y comienzos de 1977-, usted junto a otras personas deciden organizar el primer grupo por la liberación sexual en Euskal Herria. ¿Cómo era la situación entonces?

La situación era muy diferente; se hablaba muy poco de sexualidad, y cuando se hablaba, se hacía en términos no sólo heterosexistas, sino muy machistas también. La homosexualidad no se mencionaba y si existía era para contar chistes muy zafios o para hablar muy bajito, muy en secreto para que nadie se enterase, una cosa muy íntima…

Existían leyes como la de «peligrosidad social», que perseguía a los «homosexuales»…

Precisamente nuestra primera gran lucha -y gran victoria- fue cambiar esa ley. Nuestro objetivo era derogarla y se derogó, aunque muy tarde: a finales de los ochenta o comienzos de los noventa, pero se dejó de aplicar mucho antes. Desde luego, en el año 1979 conseguimos que cambiasen la letra de la ley y que en la nueva redacción desapareciera el término «homosexual». Dejamos de ser socialmente peligrosos. Ese fue nuestro primer gran éxito.

¿Por qué decidieron agruparse y actuar con una actitud política activa?

La situación era muy difícil; el cadáver de Franco estaba todavía caliente. Sin embargo, creo que también nos ayudó esa situación porque nos empujó la corriente. Hubo una persona, Antonio Quintana, que había vivido el nacimiento del Gay Liberation Front en el Reino Unido y había vuelto aquí. Pensaba que había que hacer algo similar, pero no tenía contactos; yo sí los tenía y fuimos la pareja ideal: él traía la idea y las ganas y yo ponía los contactos.

Empezamos a juntarnos un grupo de personas pero no teníamos muy claro qué queríamos hacer. La vorágine política y las ganas que tenía la gente de trabajar en el campo social y político eran tan grandes que nos empujaron. Para cuando nos pusimos un nombre y poco más ya nos estaban llamando de todos los sitios, por ejemplo, de las mesas de partidos, de movimientos sociales… En 1977 escribimos nuestra primera plataforma reivindicativa.

¿Es cierto que el germen de este movimiento está en la Feria de Durango?

Sí… [risas] Es una mera anécdota, pero solemos decir que EHGAM siempre ha estado muy cercano a la cultura vasca, precisamente porque la idea surgió -por casualidad- en el contexto de la Feria del Libro y Disco de Durango en 1976. Ese chico que mencionaba antes y yo nos conocimos oficialmente en la feria y allí salió la idea de hacer algo.

¿Qué ha sido lo más duro en estas tres décadas de camino?

Como grupo no ha habido grandes cuestiones que nos hayan resultado especialmente duras, más allá de que durante dos décadas tuvimos que autofinanciarnos. También nos costó mucho legalizarnos. Martín Villa era entonces el ministro de Interior y no quería hacerlo de ninguna manera. Finalmente nos legalizaron en 1986.

También ha habido anécdotas. Por ejemplo, los compañeros de Gipuzkoa fueron a pedir una subvención a la Diputación Foral y la respuesta del entonces diputado general, un tal Aizarna, fue que si querían una subvención él se la daba para que fueran todos a Lourdes a que les curase la virgen. Pero esto no es duro, es divertido; en las manifestaciones le cantaban cosas con rimas graciosas…

¿En tantos años de militancia activa en este campo ha vivido muchos contratiempos?

Sinceramente no, pero ahora que hablamos de este tipo de cuestiones me viene a la cabeza también que hace unos once años me llamó un periodista de «Ardi beltza» para contarme que estaba haciendo un reportaje de investigación sobre la Falange y que, en una lista que había obtenido, yo figuraba entre los objetivos. Había detalles de cómo éramos vigilados, etcétera. Me tiré unos meses mirando debajo del coche cada mañana.

Supongo que también habrá habido cosas gratificantes…

Muchas. Primero, cuando ves que no pasa tanto como crees que puede pasar. Yo nunca he tenido problemas ni en mi familia, ni en mi trabajo, ni en mi entorno, ni en el barrio en que vivo hace más de treinta años. A la espalda habrán dicho muchas cosas, evidentemente, pero no me he enterado. Y a mi nadie se me ha enfrentado.

Parece extendida la aceptación de la diversidad de opciones sexuales. ¿Cuáles son los mayores obstáculos en la práctica?

Los mayores obstáculos son simplemente los derivados de que a muchas personas les cuesta asumir que la sexualidad humana es plural. Mucha gente se queda en su pequeña parcela y no se preocupa de pensar, de recapacitar, de leer… Tampoco tiene por qué estar mal, pero eso tendría que ir indefectiblemente unido a respetar al prójimo. Vivimos una época en que se está acentuando mucho el individualismo y la competitividad, y muchos jóvenes parecen tener una prepotencia terrible; hablan casi mirándote por encima del hombro. No sé si van a saber respetar al resto de las personas tanto o más que los anteriores. Ese es uno de mis miedos. Yo creo que la base está en el respeto al prójimo, en vivir y dejar vivir.

¿La sociedad vasca es abierta?

Es bastante más de lo que se cree. Eso no significa que seamos ejemplo para nadie. Yo mismo, cuando me vino Quintana con la idea de crear un movimiento tipo Gay Liberation Front, le decía que en Euskal Herria iba a ser imposible porque era muy machista, muy religiosa, porque somos muy cerrados… Y la sorpresa fue que no era tan difícil. Somos tímidos, pero no es lo mismo que ser cerrados. Tampoco es lo mismo ser cerrados hacia un desconocido que ser cerrado de cabeza… La gente era más abierta y estaba más dispuesta a admitir otro tipo de comportamientos de lo que pensábamos. Por supuesto, siempre hay un reducto de gente que no lo está.

¿En este grado de normalización ha podido influir la existencia de un movimiento político de izquierda muy activo?

Sin duda, ha influido. Escribí un artículo hace unos 15 años por encargo para una revista alemana y hacía este análisis, que luego fue muy comentado. Ellos me pedían que hablase del Estado español, no sólo de Euskal Herria. Casualmente, en aquella época en el Estado no había nada, había habido pero había desaparecido; no había ni manifestaciones del 28 de junio ni grupos con entidad. Sin embargo, en Euskal Herria y en Catalunya había bastante. ¿Por qué sólo en Catalunya y en Euskal Herria? Esa era una de las cuestiones que querían que analizase. Y la respuesta fue esa: precisamente por otras razones políticas y sociales había mucha más efervescencia y más interés en Euskal Herria y en Catalunya. Y esto estaba muy relacionado con la reivindicación nacionalista, con el no reconocimiento de la nación, etcétera. Todo eso facilitaba este otro tipo de luchas.

¿Aquí se ha avanzado más o menos que en otros lugares?

En un momento se avanzó más, quizás junto con Catalunya, y luego nos hemos estancado. Es difícil ver cómo podemos avanzar más. Hace unos años empezamos a analizar este tema con mucho cuidado -por prevenir connotaciones xenófobas-, pero veíamos que los últimos años está viniendo mucha gente de países con planteamientos mucho más machistas y heterosexistas no ya de lo que somos aquí sino de lo que éramos. Todo tiene su parte buena y mala. La libertad de movimiento es básica y la mezcla cultural nos enriquece a todos, pero mucha gente viene con una mentalidad que aquí creíamos que empezábamos a superar. Se vuelven a ver los roles supermarcados contra los que habíamos luchado tanto. Otra vez tenemos que empezar. Esa es ahora una de las dificultades.

¿La lucha por la liberación sexual tiene ideología política?

La tiene en cierta medida. Por definición, la derecha es conservadora y no le gustan los grandes cambios, y lo de antes es el matrimonio convencional de hombre, mujer y niños -hijo e hija-. Lo que se sale de ahí no les gusta. Hay individualidades y también la derecha se va civilizando y adaptando a la realidad.

Sí existen matices políticos en el sentido de que todo lo que cambia y rompe tiene cierto componente revolucionario. De hecho, en la definición de gay está el término revolucionario. Ahora, la palabra gay ha quedado muy descafeinada y es cualquier cosa… Hay otras corrientes; incluso hace años hubo un movimiento llamado anti-gay que decía que «si eso es gay, yo no soy». Lo decían por el tema de las cabalgatas, etcétera.

Precisamente las cabalgatas han suscitado recelos entre propios y ajenos por una posible distorsión o caricaturización de una realidad…

Yo tengo mis luchas conmigo mismo. Creo que sí contribuye positivamente pero es peligroso. Es positivo porque hace que se hable del tema y da una imagen de muchísima gente, de apertura, de libertad… Pero es peligroso por los estereotipos si nos quedamos básicamente con dos: la drag queen -el hombre disfrazado y maquillado como si fuese una mujer- y el cachas de gimnasio que sale en tanga. A mí me parece válido lo uno y lo otro, pero si sólo hay estos dos únicos modelos falla algo.

La sexualidad es una de las expresiones más gratificantes del ser humano y, sin embargo, es un campo abonado de represión y donde más prejuicios y tabúes existen. ¿Por qué?

Siempre recurrimos a las religiones, que tienen la culpa de mucho, pero no sé si de todo. Casi todas las religiones -con alguna excepción- son sexófobas, no sólo homófobas. El sexo es sucio, es pecado, hay que ocultarlo, sólo en la intimidad, dentro del matrimonio, que es sagrado, para tener hijos y nada más… Es muy difícil quitarse esta carga de siglos de encima.

Ha habido a lo largo de la historia momentos y gente que ha intentado cambiar y disfrutar de su sexualidad, pero es a partir de finales del siglo XIX cuando empieza a haber movimientos en serio que empiezan a proclamar que el sexo es gratificante y satisfactorio. Pero ha pasado siglo y pico y tenemos que seguir diciendo lo mismo.

Hay quien lo vive con angustia…

Claro, cuando se siente algo que va en contra de lo que se ha enseñado es angustioso. Y no sólo por la homosexualidad. Si una persona siente deseos sexuales hacia otras personas y le han dicho que eso está muy mal porque debe sentirlos sólo hacia su pareja, lo puede pasar fatal. Yo no hago un llamamiento a romper parejas, pero tenemos que asumir como normal que nos atraigan otros seres humanos, aunque queramos muchísimo a una persona, estemos en pareja o estemos enamoradísimos o enamoradísimas.

No tendría por qué ser malo que tuviéramos relaciones sexuales con otras personas, pero eso queda al libre albedrío de cada uno porque, al fin y al cabo, matrimonio oficial o no, cuando hay una relación entre dos es una especie de contrato y ellos sabrán lo que hacen.

¿Por qué la Iglesia, que se encarga de velar por el alma, se interesa tanto por la carne?

Es sospechoso. Hay interpretaciones -yo pienso que fáciles- que dicen que, por razones obvias: a ellos también les interesa mucho ese tema; también se les reprime y esa represión les lleva a obsesiones. Puede ser cierto. Es evidente que no puede ser sano que una persona no practique sexo porque se lo prohíbe su religión, siendo el sexo como es una necesidad de todo ser humano. Tanta gente cuenta que iba al confesionario y el cura sólo se interesaba por el sexo… Quizás es una interpretación demasiado fácil. No sé la respuesta.

¿Cuál es la razón de la homofobia?

Las fobias, que interpretamos como odios, son miedos. La homofobia tiene detrás un miedo a lo diferente, al cambio, un miedo -tal vez- a que te descubran… El homófobo tiene miedo a que le desborde la realidad, a no saber dónde está situado porque la sociedad está basada en la familia tradicional, pero cada vez hay más tipos de familias -monoparentales, homoparentales…- Hay personas que sienten miedo porque les están desordenando todo.

No me gusta la interpretación fácil, pero en algunos casos sí es verdad que los mayores homófobos quieren ocultar su parte homosexual; no creo que sea siempre así, no caeré en ello.

¿La presencia de gays y lesbianas en ámbitos públicos -como medios de comunicación- contribuye a la normalización?

Por supuesto. Todos necesitamos puntos de referencia en nuestras vidas. Cuando yo era joven no teníamos referencias gays; hoy en día las hay, no siempre todo lo maravillosas que quisiéramos, pero son referentes en el sentido de que sabes que no eres el único. Hay más hombres que mujeres, pero es consecuencia del machismo de la sociedad; hay homofobia pero hay machismo también.

Las mujeres lesbianas tienen menos visibilidad que los gays. ¿Por qué en esto también es más difícil el camino de la mujer? ¿Existe sexismo también fuera de la heterosexualidad?

Supongo que sí, no siempre conscientemente. Una carga ideológica de siglos no se puede quitar de repente. Yo recibí una educación machista y heterosexista y he tenido que reprogramarme, y seguro que en esa tarea autodidacta me he dejado muchos flecos. No es fácil.

¿Qué tabú desearía que desapareciera de una vez por todas?

Creo que si el sexo dejara de ser tabú ya habríamos dado un paso de gigante, porque automáticamente caerían otros tabúes, estereotipos, roles…

https://ehgam.eus/wp-content/uploads/2025/11/logo-ehgam-300x138.png 0 0 Editorea https://ehgam.eus/wp-content/uploads/2025/11/logo-ehgam-300x138.png Editorea2011-08-20 18:39:132016-08-23 18:57:27«En el terreno del respeto sexual, la sociedad vasca es más abierta de lo que se cree»

El género multiplicado

6 August, 2011/in Entrevista, Feminismo, Libertad sexual, REDES SOCIALES, Sexualidad, Teoría Queer /by Editorea

Se acaba de editar Voces polifónicas. Itinerarios de los géneros y las sexualidades (Ediciones Godot), un libro que recoge las investigaciones desde diversas disciplinas de las ciencias sociales de nueve mujeres académicas y activistas que bajo el gran paraguas de la teoría feminista bucean en las múltiples posibilidades de la teoría de género para intervenir desde sus escritos inacabados –la dinámica del contexto político y de las mismas investigaciones impide poner un punto final– en las demandas sociales y los nuevos interrogantes que éstas abren. Identidades, familias, medios, la lucha por el derecho al aborto son algunos de los temas que quedan planteados en el libro tanto como están planteados en la sociedad.

 Por Flor Monfort

Voces polifónicas. Itinerarios de los géneros y las sexualidades (Ediciones Godot) es un libro que no podría haber sido escrito hace dos años. En 2009 las autoras de los trabajos que recoge la compilación de la socióloga María Alicia Gutiérrez empezaban a reunirse para compartir sus investigaciones, pero pronto se aceleraron los debates que permitieron la sanción de la ley 26.618, el proyecto de ley de despenalización del aborto volvió a tener carácter parlamentario y el desarrollo de una ley de identidad de género creció al ritmo de los matrimonios de gays y lesbianas, hecho que abrió el juego de la reflexión sobre las familias diversas. De manera que aquellas aproximaciones teóricas estuvieron acompañadas de un contexto político particular, contexto que acompañó los dos años del proyecto y que atraviesa el contenido del libro con el pulso del enorme desarrollo teórico que tuvieron en las últimas dos décadas la irrupción de múltiples posibilidades de encarar el género, con identidades diversas, y nuevas maneras de vivir el cuerpo que abrieron el juego a miles de preguntas sobre el sistema binario hombre-mujer y las demandas concretas de los colectivos lgbtti.

Recortando esa multiplicidad de voces al campo de las mujeres, el libro es el resultado de un proyecto de investigación UBACyT y resume un trabajo coral con perfil académico pero con la intención de abrir el juego y plantear un recorrido con distintas interacciones. Reúne una serie de nueve artículos que en primer lugar dan cuenta del recorrido de la noción de género desde que fue instalada por el feminismo de los ’60 hasta hoy, pero además se presenta como un trabajo hacia afuera de la institución, con un lenguaje claro y accesible, para interactuar con vectores políticos, organizaciones sociales y público en general. Ellas son Mariela Acevedo, María Luján Bargas, Renata Hiller, Eugenia Tarzibachi, Gabriela Bacin, Florencia Gemetro, Dalia Szulik y Andrea Voria. La compilación estuvo a cargo de Gutiérrez, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, y es ella quien hace un recorrido por el material, tratando de enunciar los puntos más fuertes del trabajo y trazando un panorama de los debates planteados donde los géneros y las sexualidades representan el comienzo de un largo camino a transitar.

¿Cómo se articula la teoría de género con la aparición de nuevas sexualidades, de identidades que se escapan o intentan escaparse del binario de género, del sistema que indica que sólo hay hombres y mujeres?

–El libro recorre un poco qué pasa con el género, de dónde sale, cómo se articula este concepto (o los géneros) tan usado en el campo de las teorías sociales o de la teoría crítica. Es un concepto que en general se lo adjudica la teoría feminista, pero Beatriz Preciado dice que surge mucho antes en el campo de la medicina. Hay un origen desde la ciencia médica ajustada a las lógicas de poder y a la necesidad de regular esos cuerpos disidentes. Eso que aparecía difuso y que podemos decir hoy que es una identidad trans, rompía con la estructuración hombre-mujer de manera que había que intentar encajarlo en el binarismo. Hay una cantidad de trabajos al respecto de este primer momento, que podemos ubicarlo en los años ’40, sobre el problema de la regulación de los cuerpos y el impacto que eso trae, las intervenciones sin consulta, etc. Partiendo de una noción más filosófica de la discusión entre naturaleza y cultura, esta noción es retomada por el feminismo de los ’60/’70, que plantea que si el sexo es algo fijo, biológico, ligado a un cuerpo, inmodificable, etc., entonces el género permitía plantear que todo lo que tiene que ver con roles, funciones, posiciones de sujeto y demás es del orden de la cultura, como decir que el género es la construcción cultural de la diferencia sexual. El binarismo seguía pero la noción permitió articular las luchas políticas de derechos. La discusión sobre la persistencia del binarismo empezó a darse en los años ’80, donde se replantea el concepto mujer y surge de las mujeres negras, pobres y lesbianas que van a plantear claramente “no hay una mujer, hay mujeres”. Entonces hay una pata del binomio que está cuestionada, si no hay una mujer, no hay género tampoco. El cuestionamiento que sigue después se debate entre las identidades, los procesos de globalización, lo particular y lo universal desde el post estructuralismo y la teoría queer. Lo que plantea la teoría queer es que no es que el género es cultura y el sexo naturaleza sino que también hay una construcción cultural del sexo, y que a su vez el género está constreñido al sexo, pero que es una construcción que tiene que ver con lo performático. ¿Cómo se adquiere? Por hábitos, costumbres, repetición, etc., entonces no hay un original, no hay un hombre-mujer original y todo lo que aparece después es abyecto, patético: si es una repetición, no hay original. Y ésa es la teoría queer, toda la apertura a inscribir dentro de lo posible otras conformaciones genéricas y otra noción respecto del sexo.

El concepto de lo natural sigue vigente y se vio tanto en el debate por la ley de matrimonio como en los que se siguen dando sobre el aborto.

–El artículo de Renata Hiller habla de eso y muestra los límites de las políticas de derechos, porque la ley de matrimonio igualitario, además de las correlaciones políticas, debió ajustar su regla de demanda a una regla hegemónica. Es decir, lo que se estaba demandando es “pobre gente discriminada”, “pobre gente víctima y maltratada” “pobre gente que tantos años no ha tenido los derechos del resto”. ¿Qué derechos tiene que tener un particular por su condición de particular? No se sabe, pero el universal es el de familia. Es decir que no está cuestionado el concepto de familia. Es como si se dijera “A estos hombres y a estas mujeres vamos a darles este derecho porque van a constituir familia, se van a dejar de joder con esa sexualidad distinta y alocada y van a hacer familia, y además quieren hijos”. Entonces la ley de matrimonio igualitario es un derecho maravilloso, merecido, peleado, luchado, que producía unas discriminaciones espantosas pero no deja de ser una regulación de los cuerpos que ajusta a la regulación hegemónica.

¿Pero ésa no es muchas veces la “trampa” de la militancia?

–Es la trampa de las políticas de derechos, no de la militancia. Tomando el tema del aborto: si analizás en los últimos años, cuando el tema se instaló más fuerte en la opinión pública, todas las encuestas dan que despenalización con las causales que ya existen, ningún problema, incluso agregar que con violación a cualquier mujer se le debe dar este derecho. Luego se agregan algunas cuestiones como malformación del feto, que ya apareció en varias causas judiciales, y riesgo de vida de la madre (incluso psicológico, no sólo físico). Lo que nunca habilitan las encuestas es aborto por autonomía y libertad del cuerpo de las mujeres, porque ahí rompés cierta clave y cierta estructura en la que se basa un orden social. El problema es que la mujer no quiera ser mamá y que esa decisión la tome ella. En el artículo sobre la publicidad, de Eugenia Tarzibachi, se indaga sobre la efectividad de mantener el estereotipo de la mujer sumisa, que ama limpiar, que necesita al hombre para vivir y sobrevivir, etc.: aquella mujer que es la aspiración de todas. Lo que rescata es la función de la mirada en la sociedad capitalista y el cuerpo como mercancía, que a través de la publicidad en algo responde al ideal y en algo no, porque quiere reforzar su pertenencia al ideal.

¿Hay algún punto de fuga para el sistema binario de género?

—Es un tema. Parece ser que salir de ser varón o mujer no es tan sencillo y no es tan sencillo porque toda la cultura está articulada sobre eso: la lógica aristotélica es binaria. Una intenta trabajarlo y la teoría social ha desarrollado mucho en ese campo pero no es fácil. Entonces obviamente las políticas de derechos para poder salir se ajustan a ciertas normas y negocian y a veces negocian más o menos, y ahí está la contradicción de las políticas de derechos. Cómo salir del binarismo es un tema y otro es cómo pensar que una demanda de derechos siempre va a ser un derecho individual y un derecho liberal. El mundo capitalista es así, la teoría liberal inserta en una república constitucional y democrática dice que el derecho es el derecho a la libre decisión. En el caso del aborto, es una demanda social, no un derecho para el sujeto. Cuando ves la campaña nacional, ves todas las negociaciones, hay diversidad política pero hay una tensión entre el derecho individual y el derecho colectivo que no se resuelve tan fácil. Yo creo que en el matrimonio igualitario la resolución fue la abertura de una regla a un desorden, como dice Elisabeth Roudinesco: la abertura de la regla universal del matrimonio. En el aborto es diferente porque se juega la vida y la muerte.

¿Cuáles son los desafíos teóricos que se abren con la ley de matrimonio?

—Yo creo que lo fundamental es marcar un hito en el campo de la cultura. Los cambios culturales son muy lentos. Me parece que eso en el caso argentino ha producido un cambio interesante, después el uso que de ese derecho hagan los sujetos es el mismo que el de los matrimonios heterosexuales, pero yo creo que hay una aceptación, hay una cierta libertad en el mundo gay lésbico mucho mayor de la que había antes. No es la ley, es toda la producción política que viene de hace muchos años de lucha y demanda, también el papel de los medios de comunicación, el haber introducido en el censo nacional una pregunta que te permitía hablar de conformaciones familiares diversas, etc. Me parece que rompió la hegemonía absoluta de la heterosexualidad como único modo de constituir formas familiares. A nivel teórico, se despiertan varias cosas que no están sólo situadas en el problema del mundo gay o lésbico, la discusión de la ley, como bien lo dice Renata Hiller, puso en juego algo de la voz. ¿Quiénes hablaban? Los heterosexuales. La voz todavía, aun con la ley de matrimonio, era la de la heterosexualidad, que hablaba por “estos pobres discriminados”. No hubo un diputado que diga “yo soy homosexual”. Ahí te vas a otro problema de la política más global que te lleva del 2001 hasta aquí, que es el debate de la representación: ¿Cómo es? ¿Por identidades? No parece, porque lo lógico es que las identidades no se coagulen y se repitan al infinito. ¿Por las organizaciones partidarias? Tampoco. Todas estas cuestiones tienen que llegar a un momento que no sean problemas de identidades sino que estén incluidas en la problemática del mundo social y político general, pero eso requiere una revisión de lo que es la heterosexualidad, desde la propia hegemonía. Y también una revisión de la heterosexualidad desde los grupos de diversidad, que es un tema en el que yo quiero trabajar porque me parece que hay un agujero, porque también ahí hay un estereotipo: “la heterosexualidad es hegemónica y patriarcal”, bueno, no, no es eso solamente, y avanzar de manera que las diversidades estén incluidas aun adentro de la heterosexualidad y condensadas de tal modo que no haya que pedir derechos para cada colectivo.

Pero en la idea de república liberal y con la premisa de libre mercado, cada sexualidad es de alguna manera un producto, ¿Cómo pensar en ella como universal que no tenga que particularizarse para reclamar sus derechos?

—Yo no tengo la idea de progreso indefinido, pero sí de algunas rupturas epistemológicas. El mundo, las ideas y las prácticas están en movimiento: hubiera sido impensable en los años ’50 el desarrollo del feminismo. Así que las feministas seguimos repensando todo cada vez, desde una teoría muy crítica que se autorrepiensa y también repiensa las prácticas. Me parece que a los varones les llegó la hora. Esa hegemonía indiscutible está en discusión. Algo tendrán que pensar ellos, quizás inicialmente como un grupo, como fueron las feministas, y luego sí pensar formas de la heterosexualidad que no sean hegemónicas y a su vez las diversidades tendrán que pensar que no todas las heterosexualidades son patriarcales, capitalistas, etc. La clase social es un entrecruzamiento, la edad también, las etnias, etc. Hay una inmensidad de cruces y me parece también que el poder político intenta hacer cruces a través de alianzas y demás que permiten una salida de la identidad coagulada.

El artículo de Florencia Gemetro plantea un recorrido en la construcción de la lesbiandad en la historia argentina, algo que por ahora no estaba contado.

—Sí, es muy interesante el intento de interpretar cómo se articula esta idea del lesbianismo y su recorrido histórico desde la patologización a la categoría política de lesbiana. Dentro de las visibilizaciones e invisibilizaciones, ha habido una mayor visibilización de la cultura sexual masculina.

Ud. en la introducción plantea la accesibilidad de los textos como una característica que los recorre a todos y que habilita la interacción hacia fuera del campo académico. ¿Hay una suerte de intento de acercamiento de la teoría crítica al campo de la diversidad de las militancias y su interacción política?

—Hay algunos textos más teóricos y otros más accesibles, si podemos decirlo así. El discurso hacia el mundo político no tiene que ser el discurso del facilismo porque yo creo que eso no aporta demasiado. Tampoco un discurso cerrado e híper especializado. Pero también me parece que lo interesante que puede tener el libro es un work in progress: nosotras ahora estamos haciendo otro proyecto de investigación que si bien aborda otras cuestiones, siguen estando el repreguntar y reformular el mismo campo.

Incluso los finales de casi todos los artículos tienen dos o tres líneas esperanzadoras, de abrir una puerta porque el escenario está dado para el cambio.

—Sí, yo creo que esa apertura es no sólo una apertura política sino también de la producción académica. Para nosotras el libro eran un montón de interrogantes que tampoco estamos muy seguras de que estén respondidos, por eso hay que seguir trabajando en este campo. El campo es novedoso, tendrá 20 años y hay mucha gente que está trabajando. Campo que involucra los estudios de género, de las sexualidades, del feminismo, de los estudios de la homosexualidad, de la masculinidad, gay-queer. Como ocurre siempre cuando cerrás algo, porque hay que poner un cierre, no quiere decir que nos haya cerrado. En mi caso, yo tengo interrogantes, incluso es un momento donde hay cosas que las hubiera escrito de otra manera. En el caso de mi artículo, tomo la experiencia de Mujeres Públicas (grupo feminista de activismo visual) y hago un debate sobre arte y política, analizando las producciones en relación con el aborto. Entre esas producciones respecto del aborto, introduzco el concepto de experiencia. Me parece que en las conclusiones se podría seguir profundizando, de cómo se cruza un concepto tan controvertido de la teoría feminista en la experiencia puntual de las mujeres que abortan y en esta experiencia puntual que hace este grupo de arte callejero. El otro artículo que me parece que abre un interrogante con algunas cuestiones es el del género en las instituciones, de Dalia Szulik. Me gusta el recurso de las fotos y el marco teórico que utiliza, pero una lo lee y se queda con ganas de más. Lo que me gusta es que en todos los trabajos me quedaba con ganas de algo más, y en términos académicos me parece que eso puede generar cuestionamientos muy ricos para seguir investigando.

En general los libros académicos no tienen epílogo ¿Por qué éste sí?

—Fue una escritura colectiva. Es como si fueran los apuntes de campo de la antropología, pero de nuestras discusiones para adentro. Entonces discutíamos un texto y alguien hablaba en primera persona y alguien en tercera, todo ese debate, sobre el narcisismo, el mundo académico, la construcción de un equipo, la cita, la responsabilidad, etc., son muchos temas que discutimos por horas y que aparecen muy fuerte en el campo de las ciencias sociales. Como discusión colectiva fue muy rica. Da cuenta de ciertos posicionamientos epistemológicos, metodológicos, teóricos y políticos. El tema del sujeto y el objeto es complicadísimo y yo dirijo muchas tesis donde eso ha sido discutido. El epílogo da cuenta un poco de esa dimensión.

¿Cómo queda posicionado el feminismo en esta polifonía?

—Cualquiera de estas teorías son feministas, y el hecho de que arranquen los estudios gay lésbicos tuvo que ver con ese retomar y repensar la lógica con la que pensaba la teoría feminista. Ahora es verdad que la teoría feminista no es una: la igualdad, la diferencia, las queer, etc., todas, aun Judith Buttler, se autodenominan feministas o post feministas, pero ahí hay un punto de origen y es riquísimo: no hay muchas teorías que hayan tenido semejante capacidad de rearticularse y resignificarse como ésta. Una mirada que reconstruye la lógica binaria del género y ni qué hablar la construcción cultural del género. Y me parece que eso recorre todo el libro. Por algo hablamos de géneros, de sexualidades, de poderes, y no lo hacemos en singular. Por ahora estos trabajos están condensados en la teoría queer, pero ahora también hay cosas post queer. Entonces un horizonte sería un feminismo más queer.

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