Marruecos absuelve a las dos menores juzgadas por darse un beso

Bandera, tela de la homosexualidad, orgullo gay, lesbianas y transexuales. Horizontal

Las dos menores que se dieron un beso y fueron juzgadas por homosexualidad han sido absueltas por el juez de Primera Instancia de Marrakech, en el sur de Marruecos, quien ordenó este viernes que sean entregadas a sus padres sin ningún cargo. Los familiares de las dos chicas serán obligados a pagar las costas judiciales de un caso que ha despertado el interés de ONG defensoras de los derechos humanos y de las minorías sexuales y en el que por primera vez se juzgó a mujeres ya que casi todos los casos de homosexuales son procesos contra hombres en Marruecos.

La directora ejecutiva del grupo Human Rights Watch (HRW) para Norte de África y Oriente Medio, Sarah Leah Whitson, expresó su esperanza de que este veredicto represente el final de “una prueba” que las dos adolescentes no deberían haber vivido. “Este caso demuestra de nuevo por qué las autoridades marroquíes deben abolir el artículo 489 (del Código Penal) que criminaliza la homosexualidad”, dijo Whitson nada más conocerse la sentencia.

Pero la organización HRW subrayó también el carácter “contradictorio” de la sentencia, pues el juez dice que las menores deben ser entregadas a sus familias “para reformar su comportamiento”, lo que significa que las chicas cometieron una falta y que la homosexualidad sigue siendo una anomalía. También el representante de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), Omar Arbib, pidió la despenalización de la homosexualidad y consideró “positiva” la sentencia de hoy.

El artículo 489 castiga con penas de hasta tres años de cárcel la “comisión de actos contra natura con individuos del mismo sexo”. A pesar de las peticiones de varias ONG para abolirlo, la clase política de Marruecos, y la sociedad, están todavía lejos de este debate.

Reforma del código penal

La mayoría de los partidos presentes en el parlamento, desde los islamistas del Partido Justicia y Desarrollo (PJD) hasta los nacionalistas del Istiqlal, no han mostrado la menor disposición a abordar un tema que prefieren evitar. En el anterior Gobierno marroquí encabezado por el PJD, el ministro de Justicia, el islamista Mustafa Ramid, presentó en abril de 2015 una propuesta de reforma del Código Penal que no incluyó ningún artículo relacionado con las libertades individuales, como la despenalización de la homosexualidad ni de las relaciones extramaritales o infringir en público el ayuno obligatorio en ramadán.

Aquella reforma desató la indignación de varias ONG izquierdistas, ante las cuales Ramid fue tajante al sentenciar que no aceptará ninguna enmienda que “atente contra la base de la conciencia de la sociedad y contra el carácter islámico del Estado”. Más allá de la política, la propia sociedad marroquí es reticente a cualquier tema relacionado con los homosexuales. Una encuesta del centro de estudios africano, Afrobarómetro, realizado entre 2014 y 2015 reveló que en Marruecos solo un 16% de los encuestados aceptaría tener como vecino a un homosexual.

Pese al clima hostil, esto no ha impedido que el activismo de la comunidad gay en Marruecos haya adquirido más visibilidad en los últimos tiempos. En la audiencia de las dos lesbianas de Marrakech llamó la atención la presencia de militantes del colectivo Aswat (Voces) o Akaliat (minorías), dos formaciones que defienden los derechos de los homosexuales y que hasta hace poco actuaban sin dar la cara.

Akaliat decidió dar un paso adelante y constituirse en una asociación que se destinará a defender el derecho de las minorías sexuales y religiosas en Marruecos, aunque parece improbable que las autoridades acceden a sus pretensiones