La imagen del encuentro del primer transexual recibido por un Papa

El Papa, a un transexual español: ‘¡Claro que eres hijo de la Iglesia!’

Diego Neria y su novia, Macarena, recibidos por el Papa Francisco en el Vaticano

Diego Neria y su novia, Macarena, recibidos por el Papa Francisco en el Vaticano. EL MUNDO

Esta es la imagen inédita del encuentro del extremeño Diego Neria, el primer transexual recibido por un Pontífice, con el Papa Francisco en el Vaticano. La fotografía estará incluida en el libro de memorias que Diego Neira prepara –El despiste de Dios, de Tropo Editores-, y del que mañana presenta su primer capítulo en Madrid, a modo de aperitivo. Aunque antes lo adelanta a EL MUNDO. La obra completa, que aún está escribiendo, se espera que esté en las librerías la próxima primavera.

La biografía de Neria arranca en enero pasado, en el aeropuerto de Sevilla, a punto de emprender el vuelo que lo condujo a Roma tras la sorprendente llamada del Papa, al que confundió con un operador de Movistar: “Al subir al avión, hago inventario de mi vida. Me llamo Diego Neria Lejárraga y dicen que nací mujer, que luché durante años por conseguir el respeto de los demás y que un buen día decidí enviar una carta al Papa Francisco y éste me invitó a conocerlo: sin lunáticos la luna sólo sería un satélite más. Miro por la ventanilla del vuelo 6745 que me llevará de Sevilla a Roma. Estoy nervioso. Por mucho que les atormente, tenemos derecho a ser otro. Y me refiero a todos y todas los que me apuñalaron con frases como «mataste a tu madre a disgustos», «te morirás siendo una tía», «ese DNI lo has falsificado, a mí no me engañas» o «tú eres la hija del diablo»”, escribe en el arranque.

En la visita al Papa Francisco, con lo que intuía que iba a hacer historia, lo acompañó su pareja, Macarena: “Yo, que no he sido nunca el primero en nada, seré el primer transexual de la Historia al que recibe un Papa. La noticia se ha filtrado a los medios de comunicación y no han dejado de intentar entrevistarme desde todo el planeta, saltándose mi derecho a salvaguardar lo que soy y lo que he sido. He llegado hasta aquí abollado y orgulloso, pero ahora tengo miedo; Macarena parece detectarlo y me acaricia con dulzura, invitándome a saborear el momento. Le doy un beso en los labios. Ojalá pudiera prolongar este viaje durante años. Quizá la felicidad sea esto: un eterno vuelo a Roma con Macarena a mi lado”, se lee en el final de este primer capítulo.