Kzysztof Charamsa: “El Papa se enfrenta a una oposición fóbica e irracional”

El cura expulsado tras revelar que es homosexual y que tiene pareja habla de la Iglesia actual

El cura y teólogo Charamsa decidió el día 3 ‘salir del armario’

El cura y teólogo Charamsa decidió el día 3 ‘salir del armario’. (EFE)

BARCELONA – El cura y teólogo Kzysztof Charamsa, expulsado del Vaticano tras revelar que es homosexual y tiene pareja estable, denuncia que la Iglesia es “una heterodictadura” anclada en el pasado y afirma que “el Papa Francisco es una esperanza”, pero se enfrenta a una oposición “fóbica e irracional”. En una entrevista, el sacerdote polaco (1972) explica que, el pasado día 3, decidió “salir del armario” y revelar que tiene como pareja a un catalán horas después de enviar una carta al Papa, en la que le exponía la necesidad de no esconderse más y de denunciar que “la Iglesia es homofóbica”.

“Yo no puedo ser cínico, fariseo o hipócrita, ni llevar una doble vida”, asegura el sacerdote, que ha sido expulsado como oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe, como secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional y como profesor de Teología de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

Charamsa ha recibido ya una carta de su obispo en Polonia, como preludio a ser apartado del ejercicio sacerdotal, en la que le acusa de “ir contra las Sagradas Escrituras y contra el magisterio de la Iglesia”, acusaciones que el sacerdote rechaza.

Aunque no ha recibido respuesta de su carta al Papa, reconoce que Francisco “ha hecho ya muchísimo” para modernizar una Iglesia que es “homofóbica, irracional y paranoica”, pero ha advertido de que se enfrenta “a resistencias que son obstáculos insuperables”. “Pese a que oficialmente el Papa tiene el poder absoluto, no cada palabra suya es cátedra, ni la Iglesia es el gobierno de una sola persona”, ha dicho Charamsa en alusión a la “potente” curia romana que, según él, se opone a las tesis del Papa.

Charamsa anuncia su intención de escribir un libro porque tiene “necesidad de explicar más pausadamente todo lo que he pasado” y “cómo decidí salir de la desesperación de mi situación”. El prelado asegura que dentro de la Iglesia católica su caso “no es único”, aunque le intenten presentar “como una excepción”, y afirma que aunque no hubiese dicho que tiene pareja y sólo hubiera revelado su homosexualidad “habría sido igualmente expulsado”.

El cura recuerda que su congregación dictó en 2005 una instrucción “ridícula” que prohíbe a los homosexuales ser ordenados sacerdotes: “¿Cómo van a verificar los rectores de los seminarios la sexualidad de sus seminaristas?”.

Según Charamsa, los documentos de la Congregación para la Doctrina de la Fe “estigmatizan y discriminan” la homosexualidad y son “casi racistas” porque les excluyen. Estos documentos, según el exoficial de este dicasterio, describen a los gais “como personas que tienen dificultades para relacionarse en sociedad, que son inmaduros” y que son fruto de padres que les han prestado poco cariño y por eso sufren “un desorden y viven en sufrimiento”.

CLAN DE ‘LOS ROMANONES’ En otro orden de cosas, la defensa del padre Román, considerado el cabecilla del clan de Los Romanones,presentó ante el Juzgado que investiga supuestos abusos sexuales de sacerdotes contra menores en Granada 151 documentos para intentar desmontar el testimonio del joven que con su denuncia dio origen a esta causa. En un escrito notificado a las partes, el abogado Javier Muriel aporta al Juzgado 151 documentos entre los que se incluyen certificados, informes, facturas, fotografías y correspondencia de algunos de los supuestos implicados. La presentación de esta prueba documental se produce tras confirmarse la negativa a citar, para que prestara declaración como testigo, al primer denunciante de los supuestos abusos sexuales.

Los documentos aportados demuestran, según el abogado, las “falacias y mentiras” vertidas por el denunciante y sus “secuaces” a lo largo de la instrucción y tratan de poner de manifiesto la “falta de credibilidad, veracidad” y demás requisitos exigidos para desvirtuar la presunción de inocencia.