El viaje interior de Mario a María

Ana y David cuentan cómo descubrieron que su hijo nacido varón en 2010 mostraba una conducta claramente femenina

Ser o sentirse diferente a la mayoría suele tener precio. Un precio a veces muy alto. A lo largo de la historia los colectivos minoritarios diferentes han sido sistemáticamente marginados, discriminados y en ocasiones borrados del mapa. En algunos lugares todavía sigue ocurriendo. Cuando la sexualidad entra en juego se exacerban las reacciones. Como las que han sufrido los transexuales, cuyos genitales, al nacer, no se corresponden con el género con el que mentalmente e identifican. No son hombres atrapados en cuerpos de mujer o viceversa, ni mujeres que mudan en hombre o a la inversa.

Ana y David son neuroeducadores. Su trabajo consiste en buscar los mejores métodos de aprendizaje de acuerdo con la capacidad mental de cada persona. Viven y trabajan muy compenetrados y decidieron tener cinco hijos, no por motivos religiosos, sino por ser el modelo de familia ideal a la que aspiraban. Lo que no imaginaban es la sorpresa que el penúltimo de sus cinco vástagos, nacido 2010, iba a depararles. Considerado varón, apenas tuvo uso de razón y capacidad de expresarse mostró claramente una conducta femenina. «En sus juegos adoptaba roles de chica, tenía un gran instinto maternal y con apenas dos años declaraba categóricamente que de mayor sería niña y que tendría tres hijos», cuenta Ana. «Al principio estábamos desconcertados, nos peguntábamos si se trataba de un juego, de una actitud pasajera. Sólo su hermano mayor supo ver claramente la realidad y siendo todavía muy pequeño afirmaba: ‘Mario es una niña’».

Tras un tiempo de dudas e incertidumbre la respuesta llegó a través de un reportaje publicado en EL MUNDO sobre la Fundación Daniela que ofrece información y apoyo a las familias con hijos transexuales. «Nos recomendaron que lo primero que debíamos hacer era verificar si la conducta de Mario se debía a su condición de transexual o simplemente a un comportamiento de género no normativo. Se me ocurrió pedirles a todos mis hijos que pintaran sus autorretratos .Cuando vi el suyo en el que se había representado con pelo largo lo tuve claro. Desde entonces fue María en mi corazón».

De la mano de la Fundación comenzó lo que llaman el tránsito, que no afecta al menor, sino a su entorno: familia, colegio, amistades. El de María fue suave y fluido. Sus parientes la aceptaron como lo que realmente es y acude al colegio de primaria con su pichi y falda.

«Celebramos una reunión con los profesores y otra con los padres de los otros alumnos y no hubo ningún problema», recuerda Ana. «Al contrario, hicimos amistades más profundas con algunos de ellos. Pero tengo que reconocer que durante una época viví muy angustiada ante la posibilidad de que María sufriera rechazo».

Elsa tiene la misma edad de María y su tránsito fue muy parecido. «Con sólo año y medio ya mostraba sus preferencias por la ropa y complementos de chica como las diademas», cuenta su madre Conchi. «Poco después empezó a adoptar roles de juegos femeninos y quería que la llamáramos Princesa».

Tras superar el recelo a un «mundo desconocido y con cierta connotación negativa», acudieron a la Fundación Daniela que les ofreció las claves del cambio. Uno de sus sexólogos dio una charla en el colegio de Elsa y no se produjo ningún conflicto ni problema. «Sus dos hermanas mayores lo han asumido, aunque a la pequeña le costó un poco», dice Conchi.

Ley de Transexualidad

Una vez realizado felizmente el tránsito, la próxima fase que atraviesan los niños trans se inicia con la pubertad. Cuando se llega a esa edad, se deber recurrir a los bloqueadores de hormonas u hormonación cruzada para que los caracteres sexuales secundarios no se manifiesten. Una vez son mayores de edad, deciden si desean someterse a cirugía con el fin de remodelar sus genitales.

La Ley Integral de Transexualidad que se tramita en la Comunidad Valenciana contempla incluir las operaciones de cambio de sexo en la cartera de servicios de la Consellería de Sanidad. De momento funcionan dos unidades, en el Doctor Peset y en el Hospital General de Alicante, donde se realizan operaciones para extirpar matriz y ovarios. Actualmente hay 70 personas trans en lista de espera. La futura ley no incluye sólo este aspecto, sino también educativos y administrativos para acabar definitivamente con la transfobia.

Fundación Daniela

Las familias de Ana y Conchi son unas de las 60 con hijos transexuales o transgénero, como algunos prefieren ser llamados, residentes en la Comunidad Valenciana conectados a la Fundación Daniela. Esta asociación privada nació en septiembre de 2014, «con el fin de dar una información veraz sobre la transexualidad y potenciar nuevas redes de profesionales, tanto en el ámbito clínico como el de la intervención social, la psicología y la educación», explica su creadora, África Pastor. «Nuestro equipo cuenta con un área socio-educativa, otra legal, una médica y coordinadoras provinciales». Pastor es autora de El Libro de Daniela, un texto ilustrado en el que cuenta el caso de su hija que la impulsó a comprometerse con esta tarea que realiza sin ningún tipo de subvención ni ayuda institucional. «Lo escribí para denunciar una situación vergonzosa, el silencio que existía sobre la realidad de los niños y niñas transexuales. Es el libro de mi hija, que ha conseguido que ese silencio tan incómodo deje de serlo».