El sacerdote rebelde: los homosexuales en la Iglesia son una realidad que no desaparecerá

Andrew Foreshew-Cain vestido con la sotana de la iglesia antes de dejar el sacerdocio en 2017.

Durante 20 años, el reverendo  fue vicario. Sin embargo, en 2017 protagonizó una salida abrupta ¿Su delito? Tres años antes se había casado con Stephen, su pareja. Tras su boda, siguió en la iglesia de St Mary with All Souls, en Kilburn, y en la de St. James, en West Hampstead, pero afirma que no pudo encontrar un nuevo destino porque lo habían puesto en una “lista negra”.

En 2017 decidió dejar el sacerdocio y acusó a la Iglesia Anglicana por su “homofobia institucional”. Era muy consciente de que esta afirmación tan contundente le impediría volver.

Mientras que los sacerdotes heterosexuales de la Iglesia Anglicana pueden casarse y tener relaciones sexuales, se espera que los miembros del clero homosexuales permanezcan solteros y célibes. “Defender el celibato [para los miembros homosexuales del clero]”, señala Foreshew-Cain “implica que Dios sólo te aceptará si no tienes relaciones sexuales, es decir, tienes que renunciar a lo que todos queremos, que es ser amados por alguien y poderlo amar a nuestra manera”. Hace una pausa para poder medir sus palabras. “Creo que la posición de la Iglesia es abusiva”, concluye.

Desde que hace un año y medio optó por dejar el clero, vive en la plácida localidad de Chapel-en-le-Frith, en Derbyshire, y restaura una descuidada vicaría de estilo georgiano. Al parecer esta experiencia le ha permitido crear algo que no pudo encontrar en la iglesia: un hogar para él y su marido. Ahora, va a regresar al sacerdocio. En otoño, se convertirá en el capellán de Lady Margaret Hall, un colegio de la Universidad de Oxford que funciona fuera de la jurisdicción de la Iglesia Anglicana. “Siento como si estuviera listo para volver a ser sacerdote, pero tal vez un tipo diferente de sacerdote”, explica.

Es poco probable que el regreso de Foreshew-Cain, al igual que su estancia en la iglesia, transcurra en silencio. En abril, él y una coalición de miembros del clero LGTBQ lanzaron la Campaña por un Matrimonio Igualitario en la Iglesia de Inglaterra, que aboga por el derecho de los homosexuales a casarse en su parroquia local y exige que a los miembros homosexuales del clero que se casen se les permita ejercer su ministerio.

Lo que está en juego, argumenta, no es sólo su relación con la Iglesia Anglicana, o incluso con los cristianos LGTBQ de todo el país, sino el futuro de la Iglesia Anglicana en la sociedad británica.

Según la encuesta British Social Attitudes (actitudes sociales de los británicos), sólo el 2% de los jóvenes se identifican con la Iglesia Anglicana. En un contexto en el que la asistencia a los servicios religiosos ha disminuido en los últimos años, Foreshew-Cain ve los temas en torno a los miembros del clero y fieles LGTBQ como un reflejo de una crisis de identidad más amplia de la iglesia.

En su opinión, o bien se aferra a las interpretaciones conservadoras de las Escrituras y mantiene a sus fieles [más conservadores] o avanza hacia un anglicanismo progresista que pueda atraer a una nueva generación de creyentes. “No estamos perdiendo fieles porque ya no creen en Dios. Estamos perdiendo fieles porque ya no creen en la iglesia”, puntualiza. “A menos que la Iglesia acoja a gays y lesbianas con los brazos abiertos, y también a sus familiares y amigos, seguiremos perdiendo feligreses”.

Deriva conservadora de la iglesia

Foreshew-Cain nunca quiso ser sacerdote. “Crecí con una imagen del clero que era una mezcla entre una tía solterona a la que no se le puede decir ‘joder’ y un miembro de la policía moral que sabe todo lo que hiciste el sábado pasado por la noche, con quién lo hiciste, cuánto tardaste y que está disgustado y decepcionado contigo. Nada de eso me atraía”.

Él y sus cuatro hermanos fueron bautizados, su madre fue bendecida en la iglesia después de cada parto y las cruces colgaban de las paredes de la casa familiar en Hertfordshire. Sin embargo, no iban a la iglesia. “Éramos culturalmente cristianos”, señala. A los 17 años, una iglesia se cruzó en su camino. Asistió a un servicio local y se involucró en la Unión Cristiana dos años después, cuando fue a la universidad en Aberdeen. Allí conoció a su primer novio, que estaba preparándose para el sacerdocio presbiteriano.

“Nos enamoramos”, recuerda. Fueron felices durante tres años, tras lo cual sus caminos se separaron. Amar a un hombre y amar a Dios nunca fue una fuente de conflicto. “Nunca he visto una contradicción y sigo sin verla”, dice.

Dependía de un vicario que sabía de su relación y nunca se entrometió para que acabara con ella. Sus compañeros de iglesia también lo apoyaron. “No experimenté ningún tipo de homofobia”, recuerda. Según cuenta Foreshew-Cain, la amplia aceptación que tuvo no fue un hecho aislado dentro de la Iglesia Anglicana, sino más bien una muestra del anglicanismo imperante en esa época.

“La Iglesia Anglicana es ahora una organización muy distinta a la de mis inicios. El liberalismo progresista que dominó la iglesia desde los años 50 ha sido reemplazado por una especie de evangelismo mucho más seguro de sí mismo, que a menudo es muy conservador”.

Ese cambio ha sido documentado con detalle. En Estados Unidos, evangélicos carismáticos como Billy Graham han conseguido movilizar a los cristianos estadounidenses a través de sermones apasionados y una inteligente colaboración con los medios de comunicación de masas. En el Reino Unido, figuras como el Reverendo John Stott han instado a los evangélicos a no abandonar la Iglesia de Inglaterra, como se había propuesto en los años sesenta, sino a transformar la iglesia a su imagen. De hecho, el actual arzobispo de Canterbury, Justin Welby, y un número creciente de obispos se identifican con la tradición evangélica.

Andrew Foreshew-Cain junto a su esposo.

El resurgimiento del conservadurismo en el seno de la Iglesia de Inglaterra chocó con las formas más antagónicas de activismo y liberación gay después de que en 1967 se despenalizaran parcialmente las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo. Las marchas del orgullo comenzaron en la década siguiente, mientras que el inicio de la epidemia del SIDA en los años ochenta generó un debate público en torno a la sexualidad.

La creciente visibilidad de los homosexuales y transexuales en la sociedad obligó a la Iglesia Anglicana a definir su posición. En 1991 publicó los Issues in Human Sexuality [cuestiones sobre sexualidad humana], un documento que traza una delicada línea entre la compasión y la aceptación de los “homófilos” dentro de la iglesia.

En la Conferencia de Lambeth de 1998, una reunión mundial de todos los obispos anglicanos del mundo que se celebra cada diez años, volvió a debatirse la cuestión de la sexualidad. La Resolución 1.10, que fue aprobada por abrumadora mayoría, establece que “las personas que se sienten homosexuales” son “amadas por Dios” y “miembros plenos del Cuerpo de Cristo”, pero que, sin embargo, la “práctica homosexual” es “incompatible con la Escritura”. Para la Iglesia Anglicana, poner énfasis en el celibato era un compromiso entre sus facciones enfrentadas. En cambio, para Foreshew-Cain, fue una renuncia del deber de la iglesia de cuidar a su clero y a sus fieles homosexuales.

El suicidio de Lizzie Lowe, punto de inflexión

Foreshew-Cain recuerda el suicidio en 2014 de Lizzie Lowe, una adolescente cristiana de Manchester de 14 años que había intentado reconciliar su fe con su sexualidad. Antes de quitarse la vida reconoció ante sus amigos que era lesbiana y que temía el rechazo de su iglesia local. Desde su muerte, sus padres y el rector de la iglesia a la que acudía se han convertido en defensores de la igualdad de trato para las personas LGTBQ en la Iglesia. St James and Emmanuel, la iglesia de la joven en Didsbury, ha ayudado a formar el primer decanato inclusivo. En 2018, la iglesia fue la sede del primer Día del Orgullo Gay de Didsbury.

“En la última década he visto y hablado con muchos jóvenes que están tratando de reconciliar su sexualidad y su fe, que terminan autolesionándose, intentan suicidarse o que sufren depresión y enfermedades mentales”, indica Foreshew-Cain. “Porque si crees que Dios te condena por tu esencia y que tienes que ser algo diferente de lo que eres, ¿dónde te lleva este sentimiento?” Se detiene. “Lizzie no fue la única, y no será la última.”

Por otra parte, las declaraciones de las figuras más importantes de la Iglesia Anglicana no han contribuido a aliviar las preocupaciones del sacerdote. Welby anunció recientemente que las parejas del mismo sexo no serían invitadas a la conferencia de Lambeth en 2020, mientras que los cónyuges heterosexuales si lo estarían. Afirmó que le dolía su decisión y lamentaba los conflictos que sacudían a la iglesia.


“Honestamente, muchos de nosotros en la comunidad queer estamos hartos de los hombres heterosexuales, blancos y cisgénero que hablan de su sufrimiento cuando lo infligen a otras personas”, afirma Foreshew-Cain. “Es como si un compañero abusivo te golpeara y dijera: ‘Esto me duele más a mí que a ti'”.

Describe una situación de desorden en el seno de la Iglesia Anglicana, que consigue mantenerse unida por una ambigüedad cuidadosamente cultivada entre los altos mandos. Afirma que los obispos que silenciosamente expresan su apoyo al matrimonio entre personas del mismo sexo, más tarde a puerta cerrada votan en contra de cualquier liberalización hacia el clero gay y lesbiano en el sínodo. Los feligreses, cansados de debates que no llevan a ningún sitio, están abandonando una iglesia que se contradice. Y a los jóvenes anglicanos, que quieren ser aceptados en las parroquias locales, estos debates institucionales en torno al lugar que merecen en la iglesia, les causa un intenso dolor.

Foreshew-Cain se muestra escéptico y no espera grandes cambios, al menos no hasta después de la próxima Conferencia de Lambeth en 2020. Sin embargo, cree que tarde o temprano la Iglesia tendrá que enfrentarse con la realidad y ya no es posible encontrar un término medio [para satisfacer a la comunidad LGTBQ], pero sin provocar un cambio radical dentro de la iglesia. “Estas campañas no van a desaparecer. Los homosexuales de la iglesia no van a desaparecer. Y el interrogante moral sobre la integridad de la iglesia no va a desaparecer. Sólo se va a volver más intenso”.

La profesora de Vox increpada por sus alumnos, acusada de adoctrinar con tesis homófobas y antiabortistas

Su clase de 2º de ESO en un instituto malagueño le impidió la entrada al grito de “ultraderechista, tú no entras”

Inmaculada Enríquez, en un acto ProVida. / FACEBOOK

El pasado martes, un grupo de alumnos de alumnos de 2º de ESO increpó al grito de “Ultraderechista, tú no entras” e impidió la entrada en clase de una profesora por ser militante de Vox. Los hechos sucedieron en el I.E.S. Bezmiliana, en Rincón de la Victoria (Málaga), un centro que supone un reto para la dirección como consecuencia de la falta de institutos en el municipio, albergando alrededor de 1.500 alumnos y alumnas, es decir, unos 600 más para lo que fue concebido.

La profesora de Lengua y Literatura Inmaculada Enríquez, que acude como número 20 de Vox en las próximas elecciones municipales, asegura que “como son menores, yo no hablo de política con mis alumnos”. Algo con lo que no está de acuerdo la madre de uno de los alumnos sancionados por los hechos: “Los adoctrina, hace gala de pertenecer a Vox, les habla de la contrariedad de ser gay, de que es una enfermedad; les habla de catolicismo y de lo importante que es llegar virgen al matrimonio como hizo ella”.

Enríquez niega que se produzcan tales conversaciones en sus clases de Lengua y Literatura, si bien se reconoce “católica y catequista en la parroquia” así como “miembro de un grupo ProVida, habiendo rezado el rosario a las puertas de un abortorio”, dedicando las tutorías a inculcar sus valores. La profesora, que subraya que “todos mis alumnos están en la asignatura de Religión”, admite que “les hablo de los valores de la familia tradicional, que es la célula de la sociedad, y si ésta se disgrega, enferma y si lo hace, la sociedad entera enferma. Yo no voy a defender una familia que no sea la tradicional”.

Desde su punto de vista, “adoctrinar es que mi compañero Antonio Moreno de Podemos [actual concejal en la oposición y ex primer teniente de alcalde en la primera mitad de legislatura] traiga al centro charlas de la asociación Arcoiris”, en favor de la igualdad de derechos del colectivo LGTBI.

En este mismo sentido, Enríquez apunta durante el transcurso de esas tutorías “también hablamos de la importancia de la virginidad o del aborto. Me preguntan qué sucede si les violan y les contesto ¿qué culpa tiene el niño?”.

Por su parte y a pesar de que según afirma la madre del alumno este adoctrinamiento “se viene produciendo desde el primer trimestre”, en ningún momento se ha elevado queja alguna al centro o a la misma profesora por, según precisa, “miedo a que le cogiera manía a mi hijo”.

Versiones contradictorias

Las versiones de los hechos acaecidos el pasado martes son contradictorias. Si la maestra identifica a uno de los sancionados como cabecilla de la rebelión en la que el alumnado gritó consignas del tipo “¡Presos políticos libertad!”, “¡Catalunya libre!” o “¡PSOE ganador!”, la progenitora indica que su hijo tan sólo se sumó al resto.

La madre asegura que “mi hijo advirtió a la profesora que sus compañeros no la iban a dejar entrar por ultraderechista y llegó a clase cuando ya había empezado todo, sumándose”. En contraposición, Enríquez indica que fue este alumno quien lideró la revuelta y el resto, “que también gritó y pegó puñetazos en las mesas, actuó como borregos por el cachondeo”.

A pesar de que los hechos todavía se están investigando contando con los testimonios de toda la clase, la madre, que indica que “en ningún momento justifico los hechos”, se teme la expulsión, algo que considera desproporcionado, “sobre todo porque mi hijo tan sólo fue uno más, tal y como confirman otros alumnos”.

“Aunque ya no depende de mí”, matiza Enríquez, “sí que estoy de acuerdo con esta medida, porque no podemos dejar que suceda más; me lo dicen otros profesores compañeros, también de Vox, que me animan, incluso, a que denuncie”, añadiendo que “soy de Vox, pero decir que soy ultraderechista o de extrema-derecha es insultarme”. Mientras la docente considera que se trata de un hecho muy grave, que ha escalado hasta la dirección de su partido -“estoy esperando la llamada de Santiago Abascal”-, la madre cree que “se ha victimizado”.

En este sentido, fuentes docentes del centro aseguran “que la Dirección se enteró del incidente por la prensa antes que por la profesora”. Según indican, la docente “llamó al coordinador de Vox en Rincón de la Victoria” –que fue número 2 al Senado por Málaga- y éste fue quien llamó a los medios provinciales, que fueron los que al contrastar la noticia dieron el primer aviso a la Dirección. Estas mismas fuentes aseguran que las quejas en relación al supuesto adoctrinamiento conservador por parte de Enríquez se vienen sucediendo a lo largo del curso, incluso, de propios compañeros. Según ha podido saber Público.es, la Inspección de Educación ha visitado el instituto esta misma mañana.

La Generalitat Valenciana abre diligencias para sancionar al colectivo que organiza cursos para ‘curar’ la homosexualidad

Convivencia del colectivo Verdad y Libertad en las Esclavas de Gandia con participación de sacerdotes.

La Dirección General de Igualdad en la Diversidad de la Generalitat Valenciana ha abierto diligencias previas a un posible expediente sancionador a Verdad y Libertad y a su fundador, el médico granadino M.Á.S.C., por la celebración en tres sedes religiosas de Valencia de cursos homófobos. La investigación parte de la información publicada por eldiario.es que acredita con testigos, grabaciones y documentación estas pseudoterapias de aversión destinadas a modificar la orientación sexual, no permitidas en la Comunitat Valenciana desde la aprobación de la ley autonómica LGTBI.

“En el caso de producirse, el expediente sancionador se realizaría por incumplimento del artículo 60.4. de la ley LGTBI, que regula las infracciones muy graves, entre las que se encuentran la realización, difusión o promoción de métodos, programas o terapias de aversión, conversión o contracondicionamiento destinadas a modificar la orientación sexual, la identidad de género o la expresión de género de las personas, con independencia del consentimiento prestado por la persona sometida a estas terapias”, explican fuentes de la dirección general.

Según la ley LGTBI, aprobada por el Parlamento valenciano en noviembre de 2018, “las infracciones muy graves serán sancionadas con multa de 60.001 hasta a 120.000 euros”. Señalan las mismas fuentes, que la celebración de este tipo de cursos podría derivar en otro tipo de reprimendas administrativas como la inhabilitación temporal, por un periodo de tres a cinco años, para ser titular de centros o servicios dedicados a la prestación de servicios públicos.

Además, se puede imposibilitar a la asociación o al titular acceder a ayudas públicas de la Generalitat o contratar con la misma por periodos de tres a cinco años. La norma también contempla el cierre o la suspensión temporal del servicio, la actividad o la instalación por un plazo de hasta 5 años.

La ley LGTBI valenciana no obtuvo ningún voto en contra en el Parlamento valenciano, ya que fue apoyada por PSPV-PSOE, Compromís, Podemos y Ciudadanos con la abstención del Partido Popular.

Madrid investiga los cursos de Alcalá

Cursos similares a los de Verdad y Libertad celebrados en Valencia, al menos desde 2015, también se han impartido por parte del obispado de Alcalá de Henares, como reveló en exclusiva eldiario.es. Este tipo de sesiones están prohibidas en la Comunidad de Madrid y quienes las imparten pueden enfrentarse a multas de más de 45.000 euros. La administración autonómica madrileña también anunció que iniciaría una investigación por la celebración de estas terapias de reversión de la que de momento no se conoce más.

El arzobispado de Valencia, del que es titular el cardenal Antoñio Cañizares, se ha distanciado de los cursos homófobos de Verdad y Libertad. Pese a ello, Verdad y Libertad ha podido celebrar sus convivencias en tres enclaves religiosos valencianos: Salesianos de Godelleta, Esclavas de Gandia y Verbum Dei en Siete Aguas.

“El precio de una paja”: los cursos homófobos de Valencia sancionan con aislamiento las “caídas” de sus miembros

“Panteón” donde se depositan tocones de madera con el nombre de las personas que han “superado” un ejercicio especial de Verdad y Libertad.

El colectivo Verdad y Libertad, fundado y dirigido por el médico granadino M.Á.S.C., lleva desde 2013 organizando cursos homófobos para “sanar” la “herida” que considera que es la homosexualidad. El colectivo se ha reunido en, al menos, tres centros religiosos de Valencia y ha acogido “itinerantes” de toda España y del extranjero en sus diferentes convivencias, según su propia nomenclatura. Las directrices que marca el líder de esta comunidad clandestina son tan estrictas que quienes incumplen sus premisas son aislados del grupo. La reincidencia significa la expulsión.

Según la documentación de estos cursos de V y L en poder de eldiario.es, los incumplimientos de las directrices, que consideran “caídas”, pueden suponer aislamientos temporales o definitivos del grupo -muchas veces el único sostén emocional de las víctimas- y se bareman según la supuesta gravedad. Según han explicado y confirmado varios de los participantes en estos cursos que los abandonaron, M.Á.S.C. obliga a superar un mínimo de 270 días de “sobriedad sexual” para considerarse “sanado”. La documentación acredita estos retos impuestos.

En el propio domicilio del médico en Granada, según la imagen que reproduce este periódico y los testimonios de víctimas, las personas que teóricamente superan un programa especial con M.Á ponen su nombre en un trozo de tronco considerado “cuarto oscuro” en el “panteón donde yacen los cuartos oscuros”. Se trata de un ejercicio en el que los itinerantes muestran sus mayores intimidades. Esta casa también es un lugar para celebrar convivencias entre los miembros del grupo, según el relato de las víctimas.

“El aislamiento se conoce en V y L como el periodo en el desierto. Pretende  evidenciar a aquellos que están en ese lugar que, por haber errado, han perdido mucho. Es muy doloroso, pero M. Á. piensa que los itinerantes se deben sentir así”, asegura J. Q., una de las víctimas que han conseguido salir de esta comunidad y que ha necesitado tratamiento médico. “Hay personas que se van y no las vuelves a ver. Hay otras situaciones en las que un hermano mayor o mentor te tutela y solo puedes hablar con él”, añade este testimonio, que apunta que las temporadas “en el desierto varían”. “Estuve meses sin contacto con los otros miembros del colectivo, que además eran mis amigos”, sostiene.

En los documentos que se reproducen en esta información, la falta menos grave en estos cursos homófobos es el “buceo o fantaseo consciente”. Así, en el primer trimestre de proceso puede suponer la salida cinco días del grupo, que suben a 15 días si se produce en el tercer trimestre.

Tras el fantaseo consciente le siguen en gravedad la “paja consciente”, la búsqueda de porno y el sexo con otros. “El engaño de cualquier tipo” significa la expulsión que solo se puede evitar con “un sincero arrepentimiento” y necesita de la decisión del “terapeuta”. Otras situaciones como el “chateo”, cibersexo o el tonteo con otras personas del mismo sexo se deben hablar con el terapeuta.

Las sanciones se agravan si hay una segunda “caída” y la tercera se sanciona con la expulsión, sea por “una paja consciente” o un engaño. En este caso, plantean los documentos que se debe hablar con el “terapeuta” y puede haber “una probable necesidad de apoyo psicológico o psiquiátrico externo”. Es aquí donde entra la figura de algunos psicólogos ultra que colaboran en esta terapia como la valenciana L.I., que se ha negado a contestar las preguntas formuladas por eldiario.es.

El documento recuerda a los “itinerantes” que los cursos son gratuitos -los asistentes se pagan el desplazamiento y el alojamiento-, pero que se incurre en un error cuando no “se pide ayuda”. “El precio de una paja”, se titula el documento.

El Gobierno valenciano ha abierto diligencias para un expediente que podría suponer multas de entre 60.000 y 120.000 euros y todo tipo de sanciones administrativas. En la Comunitat Valenciana, este tipo de cursos homófobos son ilegales, según relata el secretario autonómico de Igualdad del Gobierno valenciano, Alberto Ibáñez, quien asegura que la reciente ley autonómica LGTBI los “prohíbe” y él mismo los considera “aberraciones”.

Una web española ofrece “un método de sanación integral” para la homosexualidad

La asociación Arcópoli va a denunciar ante la Comunidad de Madrid esta página porque considera que se “una aberración impropia del siglo XXI en nuestro país” y que, además, es dañina para los jóvenes. 

Esta web ofrece “terapias reparativas” de la homosexualidad y recomiendan la lectura de libros sobre este asunto

La asociación Arcópoli va a denunciar ante la Comunidad de Madrid una página web que ofrece “itinerarios de maduración integral” que persiguen, entre otras cosas, “terapias reparativas” de la homosexualidad y recomiendan la lectura de libros sobre este asunto. “Hemos sido creados para amar y ser amados. Como varones y mujeres, para poder vivir este misterio de amor desde un amor de comunión y de donación, de esponsalidad”, se lee en la página www.esposiblelaesperanza.com.

“El lunes presentamos una denuncia contra el Arzobispado de Alcalá de Henares y ahora presentamos otra contra esta web porque nos han llegado testimonios de que a través de esa página se apuntan a terapias” para curar la homosexualidad, ha explicado el portavoz de Arcópoli, Rubén López. Con la denuncia, avanzada por la Cadena Ser, la asociación pretende que la Comunidad de Madrid actúe y haga cumplir la ley porque estos cursos son “una aberración impropia del siglo XXI en nuestro país”.

Según López, se deriva a personas del colectivo LGTB a “presuntas terapias de curación de la homosexualidad”. “Confiamos en que la Comunidad de Madrid actúe sobre estos focos, los elimine y dé un mensaje contundente a la sociedad porque es dañino para los más jóvenes“, ha añadido el portavoz de la asociación. Arcópoli ha insistido en Twitter en que estas supuestas terapias deben ser sancionadas por “el daño que causan al libre desarrollo de la personalidad”.

En la página web denunciada se indica que se trata de una comunidad de “varones con masculinidad y mujeres con feminidad” y que “solo desde ahí” se puede “amar de verdad”: “Esta es la entusiasmante y hermosa tarea que tenemos entre manos y que queremos vivir en esta página”. La web ofrece talleres de “maduración integral” en los que se recomienda la lectura de libros como “Terapia reparativa de la homosexualidad masculina”, “Homosexualidad y esperanza” o “El proceso de auto-identificación homosexual” de Aquilino Polaino.

Además, se redirecciona a los jóvenes a otra página en la que se sostiene que se puede curar la homosexualidad y que “las personas que se sienten atraídas por personas del mismo sexo sufren de un desorden emocional condicionado por distintas razones“, entre ellas un padre violento o ausente, una madre sobreprotectora o con trastornos emocionales o abuso sexual o violación.

Arcópoli también denunció esta semana al Arzobispado de Alcalá de Henares, por unos supuestos cursos de curación de la homosexualidad, y hace dos años y medio otra página web que también ofrecía recursos para esto mismo.

HazteOir presiona al PP para que derogue la ley que prohíbe las terapias para ‘curar’ la homosexualidad

Ignacio Arsuaga, presidente de Hazte Oír, delante del bus tránsfobo de la organización. EFE

La asociación ultracatólica y homófoba HazteOir ha lanzado este jueves una campaña con la que pretende presionar al PP para que retire la ley de la Comunidad de Madrid que prohíbe las supuestas terapias para ‘curar’ la homosexualidad como los cursos que celebra el obispado de Alcalá de Henares que esta semana sacó a la luz eldiario.es.

Estas informaciones han provocado, a juicio de HazteOir, que “la izquierda y los lobbies LGTBI” vuelvan “a la cacería mediática, política e ideológica contra monseñor Reig Pla, obispo de Alcalá de Henares, a quien están tratando como un delincuente”.

La organización ultracatólica asegura que es “falso” que el obispado imparta cursos “para revertir la homosexualidad”. Pero acusa a este diario de ampararse “en las leyes LGTBI regionales promovidas por el Partido Popular” para pedir que se castigue a Pla “con una multa y se le humille públicamente”.

“Pídele a los responsables del PP en la Comunidad de Madrid que han causado con sus leyes este lamentable linchamiento contra un prelado (sea Ángel Garrido, o Pedro Rollán, que le sucederá en el cargo en los próximos días), que paralicen esta nueva ‘caza de brujas’ contra monseñor Reig Pla”, apunta HazteOir en su página web, en la que incluso ha habilitado un formulario para firmar una carta dirigida a Garrido en ese sentido.

A juicio de la organización ultracatólica “el obispado no ofrece ningún curso, ni taller, ni charla pública para revertir la homosexualidad. Sencillamente, siguiendo su pastoral, acoge y acompaña a las personas que libremente llaman a su puerta”, señala.

“Mientras tanto, la misma ley que le persigue (promovida por el PP) consiente y permite, sin el expreso consentimiento de los padres, que los niños reciban ‘talleres de visibilidad lésbica’ como en el IES Anselmo Lorenzo de San Martín de la Vega o de ‘formación en la diversidad’ en el IES Virgen de la Paz de Alcobendas”, lamenta.

Advierte, además, de que “la Comunidad de Madrid subvenciona el cambio de sexo de cualquier persona que lo solicite y sus respectivos y carísimos tratamientos hormonales”. “Sin embargo si un ciudadano, libremente, decide que quiere recibir ayuda o consejo sobre su homosexualidad, la multa para quien escucha las inquietudes de esa persona, puede llegar a los 45.000 euros si se interpreta que se quiere “tratar de modificar la orientación sexual del individuo”.

El obispo Reig Pla ha amparado las terapias homófobas en las diócesis por las que ha pasado

El itinerario del obispo Juan Antonio Reig Plapor diferentes sedes españolas corre paralelo a las terapias homófobas impartidas por algunos de sus colaboradores y amparadas en los obispados presididos por el prelado alicantino. Una de las principales pseudoterapeutas, B. V. (iniciales que corresponden a Belén Vendrell como han publicado algunos medios), ha seguido el destino de arzobispo por Castellón, la Región de Murcia y Alcalá de Henares en un peregrinaje junto a su marido y secretario del eclesiástico. Así, las actividades del grupo Es Posible la Esperanza han dejado rastro en Valencia, Murcia, Alcalá de Henares y, en un último tentáculo, Cantabria.

Vendrell y Reig Pla se ha movido juntos, al menos, desde que el obispo fue designado por el papa Juan Pablo II para la Diócesis de Segorbe-Castellón en 1996. Allí se trasladaron Vendrell y su esposo José María Gea para colaborar con el obispo. En 2006, ambos son “destinados en misión” por Benedicto XVI a la diócesis de Cartagena (Región de Murcia) donde el Papa había enviado a Reig Pla. Luego llega Alcalá.

En 2006, unos meses después de que Reig Pla tomase las riendas del obispado de Cartagena, Belén Vendrell, que no ha respondido a las cuestiones de eldiario.es, fue nombrada directora del Centro de Orientación Familiar Domus Familiae de Murcia. Allí empezó a asesorar a Fernando (nombre ficticio porque prefiere que no se publique su nombre real), un chico de apenas 13 años al que sus padres quisieron tratar por su homosexualidad. Fernando relata a eldiario.es que, en Murcia, las sesiones de psicoterapia se celebraban principalmente en dos lugares, en el COF que Belén Vendrell dirigía y en el mismo Palacio Episcopal de Murcia, situado en la plaza de la Catedral. En la Región de Murcia la ley solo proscribe terapias aversivas (contra la homosexualidad) en el Sistema Murciano de Salud. Reig Pla ha sido contactado por este medio, a través de sus portavoces, pero tampoco ha respondido a las preguntas.

“Les dijo a mis padres que no me dejaran salir de fiesta ni estar con otros chicos. Decía que dejarme salir y conocer gente era como darle droga a un adicto”, relata. La terapeuta fue mostrando una actitud más agresiva en las terapias, según cuenta este testigo, que terminó por provocar una separación entre paciente y profesional. “Me obligaba a ir a misa y a escucharla recitar la biblia”. Según cuenta a eldiario.es, en una ocasión la terapeuta se echó a llorar tras realizar una lectura. “Decía que había mucha gente como yo y que la curación era posible, pero que éramos nosotros los que no queríamos cambiar”. Esta era una preocupación habitual de Belén, explica, que creía que Fernando no hacía lo posible por hacer “desaparecer sus sentimientos”. A distancia y ya desde Alcalá de Henares, cuando Benedicto XVI trasladó allí al obispo, siguió enviándole correos electrónicos y material homofóbico.

Más de 13 años después de la marcha de Vendrell y de Reig Pla, en la Región de Murcia se siguen haciendo terapias reparativas. El actual coordinador de las terapias es un abogado murciano que responde al nombre A. C. Un secretario del propio Centro de Orientación Familiar (COF) de Murcia confirmaba hace semanas a eldiario.es (antes de que se publicara el escándalo y cuando este periodista se hacía pasar por un joven confuso) que A. C. es quien está orientando a los chicos en esa Comunidad Autónoma, así como sus vínculos con el grupo Es Posible La Esperanza (EPE) y con el obispado de Alcalá. “Es una persona que conoce el tema ese que dice usted de EPE y de Alcalá. Esto tiene su núcleo en Alcalá de Henares, que es donde llevan este tema más intensamente”, aclaraba el secretario. A. C. confirmó en una llamada telefónica posterior al periodista que en el COF de Murcia “ayudamos a que los muchachos puedan identificar sus heridas de masculinidad” y que lo hacían “con los mismos materiales de EPE”.

El convento carmelita

Belén Vendrell es el hilo conductor, junto al arzobispo Reig Pla, en el periplo de los cursos homófobos que se iban impartiendo en las diócesis donde aterrizaban ambos. Hay otra conexión, la cántabra, que se establece mediante un sacerdote de la diócesis de Santander. Presentado como P. Santiago, coordina el grupo Es Posible la Esperanza (EPE) para el que Belén Vendrell actúa como “orientadora”, según el propio Santiago especificaba en una carta en la que animaba a una campaña de protesta contra eldiario.es tras desvelarse las prácticas de Alcalá de Henares. En Cantabria, EPE y el padre Santiago organizan cursos, encuentros y talleres en un convento Carmelita en Ruiloba, según los folletos que se distribuyen de manera selectiva entre simpatizantes de la agrupación a los que ha accedido eldiario.es.

En esos anuncios se especifica que los talleres están destinados a “padres de personas con PMS” [proyección hacia el mismo sexo], la denominación que manejan para designar la homosexualidad. También a “orientadores de COF [Centro de Orientación Familiar]” como en los que Vendrell aplica sus técnicas en Alcalá de Henares. Culmina la lista con “educadores, profesionales, sacerdotes, miembros de EPE…”.

No se trata de sesiones abiertas. El mismo documento indica una serie de requisitos para poder asistir: realizar el curso completo, tener formación previa a cargo de Es Posible la Esperanza y “ser invitado personalmente por algún orientador de EPE”. Las monjas que viven habitualmente en esas instalaciones se han limitado a decir a eldiario.es que “nosotras no tenemos mucha información. Nosotras no somos las organizadoras de esos encuentros. No estamos seguras. No sabemos”, aunque los eventos están previstos para sendas semanas de julio y agosto próximos. El padre Santiago Olmeda se ha negado a hablar sobre la celebración de cursos en el convento cántabro, su participación en el grupo EPE o su relación con la orientadora Vendrell. Contactado el obispado de Santander, no ha contestado sobre si está al tanto de estas actividades en un convento en la diócesis y la implicación del sacerdote que está al cargo de varias parroquias cántabras.

Centro de Valencia

Vendrell, que aparece como doctora en Biología y no está colegiada para dar terapias psicológicas, parte desde la ciudad de Valencia. Diversas fuentes describen que allí estableció amistad con el actual encargado en el Centro de Orientación Familiar de la capital levantina, Federico Mulet y que, allí, ambos han compartido charlas, al menos, hasta abril de 2018. Al habla con eldiario.es, Mulet ha contestado sobre si conoce a Vendrell “no sé. No recuerdo”. Y acerca de si en su centro se reproducen las técnicas detectadas en Alcalá de Henares dice que “no sé nada. En cualquier caso, en cualquier COF no son terapias sino acompañamientos”. Al autopresentarse como orientador, el mismo título que se aplica a Vendrell, este medio le ha cuestionado sobre si acudió a algunos de los encuentros para orientadores en el convento carmelita de Cantabria con Santiago Olmeda: “Pues no sé. Nosotros recibimos muchos cursillos para poder acompañar porque hay mucho sufrimiento de muchas cosas. Podría ser”. ¿Conoce al padre Santiago? “No sé. Lo podría mirar”.

De los ‘electroshock’ de Franco a las terapias del obispo Reig Pla: décadas de homofobia para ‘curar’ la homosexualidad

Asistentes a la primera manifestación del Orgullo permitida en España, en las Ramblas de Barcelona el 27 de junio de 1977 EFE

El obispado de Alcalá, en manos de Juan Antonio Reig Plá, organiza talleres para ‘curar’ la homosexualidad dirigidos a adultos y a menores. Son pseudoterapias clandestinas prohibidas por la ley contra la LGTBIfobia de la Comunidad de Madrid y herederas de la concepción médica patologizante de la homosexualidad que empezó a divulgarse a finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX. Entre sus aplicaciones prácticas, descargas eléctricas, lobotomías, electroshock, tratamientos psiquiátricos… Muchas de estas técnicas fueron frecuentemente usadas en la dictadura franquista en España y en la Alemania nazi. La lista es larga y se une a la trayectoria de represión sufrida por gays, lesbianas y bisexuales históricamente.

El origen del tipo de cursos que organiza el obispado se sitúa en la década de los 80 del siglo XIX, cuando la palabra “homosexualidad” surge en el contexto científico de la época. La clave la aporta el psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing, que en su obra Psicopatía Sexual incluyó la orientación sexual no heterosexual en su lista de “perversiones” y “enfermedades” sexuales. La homosexualidad “se construyó entonces como una enfermedad, un comportamiento desviado que requería cura, que se podía (y debía) reconducir a la normalidad”, apunta la profesora de Sociología de la Universidad de Castilla- La Mancha y activista Gracia Trujillo.

En el ámbito europeo comenzaron entonces a sucederse las investigaciones sobre el tema, en principio de tono teórico, pero sujetas a la evolución de la medicina, que pronto comenzó a desarrollar aplicaciones prácticas, explica Ramón Martínez, historiador especializado en el colectivo LGTBI y escritor. Estas ideas culminaron en la inclusión de la homosexualidad en los principales manuales de enfermedades. El objetivo subyacente de las técnicas era modificar la orientación sexual de la persona para seguir la norma heterosexual y bajo el prisma de que se debía a algún tipo de trauma. La actualización de estas ideas no parecen estar muy lejos de las tesis divulgadas por el obispado de Alcalá, que aunque rechaza denominarlas como terapias “reversivas”, emplea el mismo modus operandi.

La represión franquista

Estas prácticas tuvieron un gran apogeo en la época franquista en España. El régimen de Franco no incluyó la homosexualidad en la legislación hasta mediados de los años 50, cuando concretamente en 1954 reformó la Ley de Vagos y Maleantes para incluir a los homosexuales, que podían ser condenados a ser internados “en instituciones especiales” y “en absoluta separación de los demás”. La Segunda República había despenalizado la homosexualidad, anteriormente perseguida por la dictadura de Primo de Rivera, pero no quiere decir que en la práctica hubiera aperturismo a la diversidad afectivo sexual.

Posteriormente, en 1970, entró en vigor la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social, que inauguró en la normativa española el enfoque de la reparación, conversión y curación de la homosexualidad.

“La aplicación en forma sistemática de la tortura y tratos crueles, inhumanos y degradantes contra homosexuales y transexuales constituyó una pauta de la represión homofóbica” de la época, resume Amnistía Internacional en su informe España: poner fin al silencio y la injusticia, publicado en 2005 para hacer frente a la deuda pendiente con las víctimas del franquismo. Con la ley de 1970, que sobrevivió al franquismo y no fue derogada completamente hasta 1995 –en el 79 se eliminó lo referente a la homosexualidad– se crearon los penales de Badajoz y Huelva para “rehabilitar” a los homosexuales, donde permanecían entre tres meses y cuatro años. También fueron confinados en Carabanchel (Madrid) y en Barcelona.

“Bajo la idea de ‘curar’ la homosexualidad eran sometidos a ‘tratamientos’ mediante terapias aversivas como la aplicación de descargas eléctricas ante estímulos homosexuales, cesando ante estímulos heterosexuales”, explica Amnistía Internacional en su estudio, que también asume que posteriormente eran desterrados de sus lugares de origen “a fin de quebrar los lazos con sus familias y amistades”. En esta época, fueron famosos dos psiquiatras, Juan José López Ibor y Antonio Vallejo-Nájera que, amparados por las leyes franquistas, “investigaron y aplicaron técnicas terribles para ‘curar’ la homosexualidad dejando a la gente echa polvo”, nombra Martínez.

A las lesbianas no se las incluyó en la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social explícitamente, pero eso no significa que no fueran reprimidas. Trujillo apunta a que “los legisladores ni siquiera las consideraron porque la idea de que dos mujeres (o más) pudieran tener una sexualidad autónoma y placentera era, literalmente, impensable”, pero también sufrieron persecución. “A las lesbianas las denunciaban las familias o gente conocida, las repudiaban, y muchas acabaron en hospitales psiquiátricos, donde se les aplicaron los sistemas de supuesta ‘curación’ como electroshocks. Internarlas en manicomios era otra forma de encarcelarlas, de privarles de libertad”, señala la socióloga.

Entre tanta represión, el activismo y la defensa de los derechos LGTBI se fue haciendo cada vez más fuerte y presente. En España, tras la muerte del dictador y a pocos días de las elecciones democráticas, el colectivo salía por primera vez a la calle en una manifestación histórica en las Ramblas de Barcelona. Ocho años antes, una revuelta contra las redadas homófobas que la Policía neoyorkina solía hacer en el bar Stonewall Innde la ciudad inauguraba el activismo LGTBI tal y como lo conocemos. La pelea por la visibilidad y contra la homofobia y el paso de los años acabaron por desterrar de los manuales de psiquiatría la homosexualidad.

Prácticas ‘contra naturam’

Ahora el consenso científico se opone al tipo de técnicas que celebra el obispado de Alcalá y la Asociación Estadounidense de Psicología (APA, por sus siglas en inglés) declaró en 2009 su oposición a que profesionales de la psicología o psiquiatría hagan creer a sus pacientes que pueden cambiar su orientación sexual. Es más, asumió que hacerlo no era inocuo para ellos y podía derivar en problemas de ansiedad, depresión y suicidio. Junto a ello, unos años antes, en 1990, la Organización Mundial de la Salud excluyó la homosexualidad de su lista de enfermedades y en 1973 hizo lo propio con su manual de trastornos mentales la Asociación Americana de Psiquiatría.

No quiere decir que antes del estudio de la homosexualidad en el contexto científico no existiera represión, pero su existencia estaba muy marcada por el contexto judeocristiano, que lo consideraba “un pecado”. Martínez explica que “entonces eran prácticas que se consideraban válidas o inválidas y no había identidades”. “Lo único permitido era la práctica heterosexual encaminada a la reproducción y sin placer. El resto era considerado sodomía”.

La principal diferencia era que la homosexualidad no se consideraba algo que pudiera corregirse ni “repararse” porque ni siquiera estaba categorizada de tal manera, sino que eran consideradas prácticas anti natura y contrarias a lo divino. “En la época de la Inquisición, por ejemplo, los principales castigos eran la condena a la hoguera o a las galeras a remar”, prosigue el historiador, que hace hincapié en que “el argumento” no era pseudocientífico sino religioso: el Levítico (libro del Antiguo Testamento) condena explícitamente la homosexualidad masculina en sus capítulos 18 y 20, calificándola de “acto infame”.

 

 

La Comunidad de Madrid investigará las terapias para ‘curar’ la homosexualidad en el Obispado de Alcalá

La Comunidad de Madrid abre una investigación sobre las terapias para curar la homosexualidad en el Obispado de Alcalá.

La Comunidad de Madrid ha abierto una investigación sobre las terapias clandestinas celebradas en el Obispado de Alcalá de Henares que ha destapado eldiario.es. La Consejería de Políticas Sociales será la encargada de determinar, a través de la Inspección, si “ha habido algún tipo de incumplimiento”, según ha informado el vicepresidente del Gobierno, Pedro Rollán, tras el Consejo de Gobierno. “Se verificará por parte de los instructores si se ha cometido algún tipo de actividad al margen de la ley” y, en el caso que así fuera, “se aplicará la sanción correspondiente, como no podía ser de otra manera”.

La investigación se ha iniciado a raíz de la denuncia presentada por Eduardo Rubiño, diputado y miembro de Más Madrid en el Registro General de la Comunidad de Madrid. Otras organizaciones, como el Observatorio de la LGTBIfobia preparan también denuncias para exigir la actuación del Gobierno regional contra unas terapias que están recogidas como infracciones graves en la ley autonómica aprobada por el Ejecutivo de Cristina Cifuentes (artículo 70) y son susceptibles de multas de hasta 45.000 euros, según la normativa.

Fuentes de la Consejería de Políticas Sociales precisan que la actuación del Gobierno se limitará a “sanciones administrativas” contempladas en la ley, y no al “cese de la actividad”, si tuviera lugar. “Eso lo tendrá que decidir un juez”, apuntan las mismas fuentes.

“Según la información que hemos conocido parece que en el entorno del obispado se está realizando un seminario, una charla o un tratamiento”, ha dicho el vicepresidente ante las preguntas de los periodistas. Rollán no ha entrado a valorar estas terapias ilegales y ha contemplado la posibilidad, a la espera de la investigación de que de ellas sea responsable “una clínica particular”.

Por su parte, Ciudadanos ha tildado de “despropósito” que el Obispado de Alcalá imparta estos cursos ha señalado que la Iglesia “debería evolucionar”. “Me parece que es un absoluto despropósito y confío en que la Diócesis rectifique y que elimine ese tipo de cursos que no ayudan a nada, más bien a todo lo contrario, nos hacen involucionar en lugar de evolucionar”, ha dicho el candidato de la formación a la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado.

La diputada del PSOE autonómica Carla Antonelli ha asegurado que “llueve sobre mojado” con el obispo de Alcalá porque es una “continuación reiterada en la LGTBifobia en su pretensión absurda de curar la homosexualidad y la transexualidad”. “Esto es un delito y una falta muy grave de la ley contra la LGTBifobia de la Comunidad de Madrid del artículo 70 con más de 45.000 euros de multa más otras sanciones administrativas que se le pueden interponer”, ha indicado diputada.

El Gobierno madrileño investiga si la diócesis de Alcalá ofrece sesiones para “curar” la homosexualidad

La comunidad ha recibido varias denuncias tras la información publicada por eldiario.es. El obispado niega que realice este tipo de terapia

El obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla, en 2014. ALBERTO MARTÍN EFE

La Comunidad de Madrid investigará si el obispado de Alcalá de Henares ha incumplido la ley contra la homofobia al impartir unas sesiones que, según una investigación publicada este martes en eldiario.es, suponen “terapias para curar la homosexualidad”. La diócesis oferta estos cursos en su Centro de Orientación Familiar Regina Familiae (COF), una institución episcopal que ofrece ayuda psicológica personal, familiar y de acompañamiento espiritual a las personas que lo soliciten. En una grabación oculta, un periodista se hizo pasar el 21 de marzo por “un joven confuso con su orientación sexual”, y asistió a una primera consulta. “La atracción no hace justicia a lo que significa cuando os fijáis en alguien del mismo sexo” y “al final el cerebro responde a lo que le estás acostumbrado”, son algunas de las afirmaciones de B. V., una doctora en biología que trabaja en la diócesis, que pueden escucharse en el audio. El COF de Alcalá ha negado que en sus instalaciones se den estas terapias.

El Gobierno regional ha anunciado que, tras haber recibido varias denuncias en el Registro General, abrirá una investigación para conocer si se ha incumplido la ley. Entre los denunciantes se encuentran las organizaciones Facua, la asociación LGTBI Arcópoli y el diputado y miembro de Más Madrid Eduardo Rubiño. La Consejería de Políticas Sociales, encargada de realizar la inspección, ha añadido que se trata de un proceso administrativo, no penal, y que de ser cierta la información que se ha publicado, la multa puede oscilar entre los 20.000 y los 45.000 euros. De momento, desconocen quién es el responsable directo de que estas supuestas actividades terapéuticas.

El obispado ha subrayado este martes en un comunicado que se trata de una “noticia falsa” con “acusaciones antiguas” y “un montaje teatral construido ad hoc, en el que un periodista haciéndose pasar por un joven que quiere cambiar su orientación pide ayuda en primera instancia, para provocar después una conversación manipulada referida a la ideología de género”. En dichos centros, de los que disponen todas las diócesis de España, ofrecen sus servicios gratuitamente. Sobre estas “ayudas de acogida y orientación”, la diócesis de Alcalá se ha defendido diciendo que no son terapias reparativas ni psicológicas.

El obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, es conocido por sus discursos en contra de la homosexualidad. En 2012, Reig Pla defendió en una entrevista en Religión y Libertad que muchos “casos” de homosexualidad podían curarse “con una terapia apropiada” y con la “castidad”. El obispo ha reiterado en varias ocasiones que no es homófobo.

Además de una sesión de “terapia”, el periodista infiltrado añade que recibió material de lectura para trabajar en casa. Entre ellas se incluía el libro Terapias Reparativas, de Joseph Nicolosi, polémico psiquiatra estadounidense y fundador de la Asociación Nacional de Estados Unidos para la Investigación y Terapia de la Homosexualidad. “La mentira gay y la desinformación sobre este tema están llevando a muchos adolescentes y jóvenes a pensar que han de aceptarse y por lo tanto, se les está condenando a una vida de sufrimiento, de mentira, de degradación y de muerte. En lugar de ayudarles a descubrir y madurar su verdadera identidad, la masculinidad, se les condena a vivir una falsa identidad”, es uno de los contenidos de los folletos que, según el reportero, le hicieron llegar por una cuenta oficial de correo electrónico de la diócesis.

Los cursos y terapias de carácter homófobas son ilegales y están penadas con multas de hasta 45.000 euros, según la Ley de Protección Integral contra la LGTBfobia de la Comunidad de Madrid. En 2016, los obispos de Alcalá y de Getafe calificaron la aprobación de dicha ley como “un ataque a la libertad de expresión y religiosa” y “un atropello a los idearios que inspiran la libertad de enseñanza”.

B. V., la terapeuta del COF de la diócesis de Alcalá, que no figura en el Colegio de Psicólogos de la Comunidad de Madrid, es consciente de ello. En las grabaciones le explica al periodista que con “su ayuda” está corriendo un riesgo que puede pagar incluso con la cárcel. “En estos momentos estamos viviendo en España una dictadura con la ideología de género. Hay una ley en la Comunidad de Madrid que es precisamente en contra de la LGTBfobia. Yo te estoy intentando ayudar, pero sé que esto me puede traer consecuencias”, asevera la trabajadora del centro. El reportero explica en el texto que acordó una siguiente cita en el Palacio Arzobispal el próximo día 23 de abril. Este periódico ha intentado sin éxito contactar con B. V.