#Himtoo

por TADEU

/CARLOS ALBA

En Botkyrka, al sur de Estocolmo, a los alumnos de primaria les proyectan una peli en que un niño al que le pirra ponerse vestidos de niña es mostrado como cabeza de turco: de sus compañeros, de sus padres, de los maestros; su padre no lo entiende y se pelea violentamente con su esposa, hasta el día en que, elipsis mediante, el padre se viste de mujer y va a recogerlo a la escuela. Mantha Kasagianni, concejal y coordinadora municipal del proyecto, reconoce que algunos maestros se muestran escépticos: “Hablamos con ellos mucho y si algunos optan por no mostrar la película, cuando ven la calidad de las discusiones que desencadena, terminan cambiando de opinión”. Suecia es, junto a España, el único país del entorno en que se da la asimetría penal por razón de sexo en la ley de violencia de género e intrafamiliar. Asertividad.

Querido hijo

publicado en Cuarto Poder

Querido hijo:

Vas a llegar a un mundo maravilloso lleno formas de vida tan diferentes entre sí que no te vas a creer que vivamos todas juntas en el mismo planeta. Verás cuando descubras el agua, el sol, el fuego, el mar, las montañas, las nubes, los elefantes, las jirafas, los ratones, los escarabajos, ¡los perros!, las serpientes, los delfines, las medusas, y cuando veas volar en las alturas a los guacamayos en pareja… Y las secuoyas gigantes, el musgo, los tulipanes, el romero…

¡Enseguida te vas a dar cuenta de que “lo normal” en el universo es la diversidad!

Tú perteneces a la familia humana: el animal más peligroso de la Tierra. No tienes que tener miedo, solo conciencia. Aprende de tu mamá, que no teme a nada. Ella te pondrá una mochila en cuanto pueda y nos llevará a conocer lugares que te van a encantar. Yo, tu papá, me pondré a hablar hasta con las piedras y nos contaremos la vida con la gente que nos vayamos encontrando. Aprenderás mirando a los ojos que hay muchas culturas y maneras de entender la vida. Todas son válidas mientras no hagan daño a los demás. No eres más que nadie y tampoco menos que nadie. Eres único. Un pequeño milagro en el universo.

De momento, tú estás dentro de la tripilla de la mamá (no sabes lo gracioso que se mueve, parece que acaba de llegar a la Luna en una misión espacial), y la gente cuando nos ve, aún sin conocernos, nos pregunta qué eres. “¡Esperemos que una persona, señora!”, contestamos y sonreímos. También les decimos, si insisten mucho, y perdona la indiscreción, que nos han dicho que tienes pito. Sí, no tiene ningún sentido para nosotros tampoco, pero la sociedad a la que llegas está súperinteresada en lo que tienes entre las piernas, aunque luego también se ocupe de inculcarte que te lo tienes que tapar muchísimo, llevarlo siempre escondido, y que te tiene que dar una vergüenza horrible que te lo vean. Aunque por otra parte, si excede de determinada medida, debe ser un gran orgullo. Sí, un lío…

Ah, sí, que qué es un pito, que me voy por las ramas. Pues mira, hijo, los cuerpos humanos tienen partes. Ya te explicaré más en profundidad pero, por ejemplo, seguramente tendrás una cabeza, dos brazos, dos piernas, dos pies, dos orejas, dedos, una nariz, una boca, dientes, puedes tener un pito, una vulva, una mezcla de las dos, no sé; luego, por dentro tienes órganos que no se ven pero que son necesarios. La cosa es que hay partes a las que la gente les da más importancia, yo creo que es simplemente porque sobresalen un poco del cuerpo… Pues el pito, ya lo verás cuando se te active la vista (la vista es un sentido), bueno, que es como una especie de dedo, para que me entiendas, que está fuera de las manos y los pies y que no tiene hueso, que tiene sus propios mecanismos y que sirve básicamente para que saques el líquido de tu cuerpo, para que tengas bebés y para que te lo pases muy bien solo o con otras personas que tengan ganas de pasárselo bien contigo y con tu pito. Hay otro modelo que es lo mismo pero que tiene su propia estructura y sus propios mecanismos, que es la vulva.

Pues resulta que hay gente que, aunque seguramente nunca te verá el pito, la vulva o lo que sea que tengas, se imaginará lo que tienes y te tratará de una manera específica en consecuencia. Por ejemplo, si piensan que tienes vulva te dirán que eres una chica, querrán pagar menos por tu trabajo, pensarán que eres más frágil y menos resolutiva, te dirán que te tienen que gustar los chicos e incluso algunos querrán tocar tu cuerpo sin tu permiso… Y si presuponen que tienes pito te dirán que eres un chico y que te gustan los deportes y el liderazgo, te exigirán que seas duro, dirán que te tienen que gustar las chicas y que no puedes tener miedo ni llorar si estás triste.

No hagas caso de nada.

Según la estadística, la mayoría de la gente que tiene pito suelen ser chicos. Eso no quiere decir que todas las personas con pito lo sean. A nosotros nos vas a perdonar que nos tiremos a la piscina sin saber y, por comodidad, nos refiramos a ti en masculino. Si no hemos acertado y eres una nena con pito o una persona no binaria, no tienes más que decírnoslo. Sólo tú sabes quién eres en ese sentido. Los papás siempre te van a apoyar para que seas quien has venido a ser y, además, van a intentar que crezcas ajeno a los estereotipos de género. No te preocupes.

Tendrás la oportunidad de conocer a muchas personas y de comprobar que ser mayoría no es ser mejor. Solo es ser más gente. Y que, como en el resto de la naturaleza y como le oirás decir a tu abuela Carmen, hay de todo como en botica. Y en todos los formatos.

Las realidades, simplemente, son. Los conceptos a los que las ligamos son constructos humanos que al principio se dictan por los poderosos que asumen que su verdad es la única y la mejor. Después, la gente que ya existía pero con la que no se ha contado para escribir “la norma” tiene que trabajar muy duro para que se le reconozca y se le haga un hueco. A veces, esa “norma” está tan instalada que no quiere reconocer que estaba equivocada. Porque, a menudo, alrededor de la norma se inventan prejuicios que sirven para que la gente que está dentro de lo establecido se sienta superior a la que se ha dejado fuera. Y así se van construyendo privilegios para los de dentro. Y cuando llegan los de fuera a explicar que existen, los de dentro se sienten amenazados. Y tienen miedo. Y el miedo, hijo mío, es la mayor herramienta de control que existe. Por eso se inventan los enemigos. Para poder manipular a las masas. Así se tiene a la gente controlada fijándose en las diferencias con los demás y no en las cosas que se tienen en común.

A algunos les parecerá naif, pero yo estoy convencido de que la única herramienta que hará que se terminen los problemas será la empatía. Un arma infalible y la más poderosa. La más difícil de lograr, porque hay que apartar la rabia y amainar los miedos para conseguirla. La empatía y el amor son la energía más poderosa para establecer un entendimiento duradero. Ojalá definitivo. Lo demás es perdernos en los instintos que puede que nos calmen a priori pero que luego no sirven para nada. No te voy a decir que no te defiendas, pero piensa. Mantén la calma. Mantente despierto.

Seguramente ahora no me entiendas. Tenemos toda la vida para conversar. Será más divertido cuando esto sea un diálogo.

Sobre todo… Crea, mi amor. Crear es mil veces más poderoso que destruir. Construye tu espacio, ama sin medida y rodéate de quien te ame sin miedo. Sé buena persona. Sé feliz. No seas ajeno al dolor. Sé empático. Respétate y respeta. No seas parte de la injusticia. No abuses de tu poder ni dejes que nadie abuse de ti. Protege a tus hermanos animales. Báñate desnudo en el mar. Ríe. Llora fuerte hasta que te limpies la tristeza si tienes que hacerlo. Canta. Escribe. No te avergüences de sentir. Vive e intenta dejar el mundo mejor de lo que lo has encontrado.

Ya te quiero.

Kai Etxaniz
Músico y Autor
Activista por los derechos humanos Trans y antiespecista

Susana Díaz se quita la careta de lucha contra el sida

por David Bollero

Los Días Internacionales sirven para marcar un hito en el año, pero la clase política los confunden. Nosotr@s los tomamos como referencia para ver qué se hace los otros 364 días; ell@s, en cambio, se sientan en él y se disfrazan con la lazo de turno. Es lo que hace Susana Díazen Andalucía con el sida. El 1 de diciembre, Día Internacional de la Acción contra el Sida, a la presidenta se le llena la boca con frases de diseño del tipo “se empieza a ganar la batalla” al sida; el resto del año, ningunea a las ONG que están al pie del cañón en esa batalla, olvida a las personas enfermas y confía la prevención a la santa providencia.

ASIMA (Asociación Antisida de Málaga) es una de estas ONG que, por si no fuera ya suficientemente duro batirse el cobre con la sensibilización, la prevención y los tratamientos (físicos y psicológicos), también ha de luchar contra la Administración Pública.

ASIMA, de la que ya he hablado en  este espacio en más de una ocasión por la profunda admiración que siento por sus miembros, está acostumbrada a que Susana Díaz y su Gobierno recorte sistemáticamente los presupuestos destinados a la lucha contra el sida o que la Junta evalúe sus planes andaluces frente al VIH/Sida y otras ETS sin consultar siquiera a las ONG que se dedican precisamente a esto.

¿Saben a qué está también acostumbrada? A que en 2012 se firmara con la Junta un concierto para la casa de acogida que lleva ASIMA, catalogada como Vivienda de Apoyo al Tratamiento (VAT) y en seis años el Gobierno de Susana Díaz no haya concertado ninguna ayuda.

Seis años en blanco, adornados convenientemente cada 1 de diciembre con su lacito rojo. Y eso que Málaga es la provincia con la tasa de incidencia de infección por VIH más elevada (11,9 casos por 100.000 habitantes). En matería de nuevas infecciones supera, incluso, a Madrid y Barcelona, pero a Susana Díaz parece importarle bien poco. Por eso, entre otras muchas tropelías, retira fondos destinados para el Convenio de colaboración entre la Consejería de Salud y las asociaciones que trabajan para el colectivo de personas que ejercen la prostitución.

Ahora, esta casa de acogida, que también atiende a personas derivadas a través del dispositivo Puerta Única del Ayuntamiento de Málaga, que ya tuvo que afrontar inversiones por su cuenta para que en 2012 la casa se ajustara a lo que requería la Junta para la firma del Convenio, está a punto de echar el cierre. Son demasiados años de incumplimiento de la Junta de Andalucía, demasiado tiempo teniendo ASIMA que adelantar el dinero necesario para las campañas de sensibilización sin tener seguridad si este Gobierno traicionero pagará o no.

Esta casa de acogida no es una fachada, de esas que le gusta levantar a Susana Díaz para ocultar sus miserias, sino que atiende a más de medio centenar de personas al año. Esta casa de acogida es ilusión, es esfuerzo y esperanza… es todo lo opuesto a lo que destila Díaz, cuyo compromiso con la Sanidad Pública está teñido de privatización, que parece considerar una limosna el concierto de plazas para esta casa.

Esta casa de acogida va a costar cerrarla, porque las heroínas de ASIMA plantan cara, porque tienen mucha gente detrás dispuesta a guerrear, a señalar, como hace este artículo, la verdadera cara de quien promete e incumple, de quien luce diferentes caretas a lo largo de un mismo día según la causa que toque. Esta casa de acogida se queda, vaya si se queda.

La escandalización cultural como paradigma del antigitanismo

Beatriz Micaela Carrillo de los Reyes

Antropóloga. Presidenta de FAKALI (Federación de Asociaciones de Mujeres Gitanas) y AMURADI (Asociación de Mujeres Gitanas Universitarias de Andalucía). Vicepresidenta segunda del Consejo Estatal del Pueblo Gitano. Miembro del Patronato del Instituto de Cultura Gitana.

Respuesta a las declaraciones de Arantxa Echevarríacineasta y autora de la película ‘Carmen y Lola’: “O cuenta una paya la situación de la mujer gitana o no la cuenta nadie. Y desgraciadamente tiene que ser una paya porque ellos no tienen voz”. 

 

No nos va a sorprender a estas alturas de la película que una cineasta de etnia paya pretenda validar su voz ante la castrada libertad gitanacomo fundamento del más trasnochado y caritativo etnocentrismo.

Y comienzo desde esa incapacidad cultural que se nos atribuye como mujeres y gitanas a esbozar algunas lindezas sobre la inquietud que me provoca la ocupación de ese progresismo más rancio de algunas consideradas herederas del feminismo, empaquetadas en la revolución francesa a la hispánica.

Queridas amigas, sin que os afecte a la matriz de vuestro colonialismo feminista, las gitanas no necesitamos vuestra voz para sustituir la nuestra. Creo que no os habéis enterado de que, aquello que denunciáis en vuestros titulares, es precisamente lo que habéis puesto en práctica confiscando nuestra lucha por dar rienda suelta al mito racial, reforzando los puntales del antigitanismo. Eso sí, todo maquillado de ‘buenismo’ privilegiado.

Sí, la escandalización opera en las entrañas de las sociedades consideradas superiores, un presupuesto de ese paradigma civilizado es acusar a nuestra cultura de secuestrar la libertad de las gitanas. Por eso esa necesidad de retroalimentar que si no es una paya la que nos salve de nuestra incapacidad para ello, seguiremos en el limbo de nuestra cultura integrista. Como explica además la periodista en un brote de alarma payacéntrica, comparando la cultura gitana con la musulmana más radical, ambas estigmatizadas por el monopolio racista.

Nuestra amiga cineasta presenta en su gran obra a dos gitanas lesbianas porque ella había soñado en los mundos de Yupi que la mujer paya está tan liberada de ese sistema patriarcal normaheterosexual que ahora debe rescatar a las gitanas dominadas por esa cultura machista inútil y retrógrada. Pero desde esa retórica salvacionista se usa el recurso fácil. Nada de explorar y documentarse sobre la historia de la opresión paya a la que hemos estado sometidas. No, no, no… lo mejor es aderezar su presentación pública con la mercantilización del prejuicio. Esto de escandalizarnos sobre los otros, los inferiores, los inválidos culturales es la mejor fórmula de marketing para promocionar la película. Marketing apestado por la industria televisiva con la emisión de programas basura sobre los gitanos y gitanas en las cadenas privadas de nuestro país.

Prosigo, porque aunque mi voz esté aplastada, parece que hay que consolarse con vuestra misión paternalista. Por ello os aplaudo. Gracias por la defensa de nuestras causas, pero haced el favor de no subestimar ni anular nuestra revolución, porque antes de que vuestras antepasadas pudieran liberarse del arquetipo de la virtud victoriana, a nosotras ya nos perseguían por subversivas, liberales, rebeldes e indomables por no someternos al fundamentalismo occidental religioso e integrista de control patriarcal y racista. Sistema de dominación machista que tu cultura ha impuesto en la mía… Ahí lo dejo amigas.

La jueza Elósegui

No son las convicciones las que inhabilitan para juzgar sino la incapacidad para abstraerse de ellas a la hora de hacerlo. Los textos revelados por este diario, pertenecientes a la nueva magistrada electa del Tribunal de Estrasburgo en representación de España, han llevado a muchos a concluir que no es aceptable que una persona que tiene un pensamiento que se considera homófobo pueda defender adecuadamente los Derechos Humanos desde tal instancia. Como abogada de causas perdidas que saben que soy, yo quiero argumentar aquí que no son sus convicciones ortodoxas cristianas -o ultraortodoxas si quieren- las que tienen que preocuparnos sino su capacidad para juzgar aplicando la ley y sin mezclarlas en ello. María Elósegui es numeraria del Opus Dei, como otros jueces lo son en España. Nadie hace un examen ideológico a los jueces para ejercer su labor. Sólo se les exige que sus convicciones íntimas no tuerzan su mano al juzgar. Lo mismo le debe ser exigido a la nueva magistrada internacional.

Así que la pregunta que parece planear sobre la polémica es en realidad: ¿Es posible creer y defender los derechos humanos desde ciertas posiciones? Yo creo que, afortunadamente, sí. Creo que se llega a la defensa de esos valores fundamentales desde diversas ideologías o creencias y digo afortunadamente porque, en caso contrario, si sólo desde el laicismo se defendieran los principios fundamentales de nuestra convivencia, estos estarían demasiado solos y demasiado en peligro. Pero dejaré que sea la propia Elósegui quien conteste a eso: “Creo que hay unos valores comunes y universales entre todas las culturas, que se reflejan en los Derechos Humanos, y que estos deben enseñarse en las escuelas y a toda la ciudadanía. Hay una ética racional que nos une a todos. A pesar de que aumente el relativismo moral, cabe llegar a puntos comunes objetivos, que no son un mero consenso sino que forman parte del humanismo cívico”. Es algo que he comprobado en muchos debates y ocasiones. En muchos temas clave que afectan a la dignidad humana y a los derechos fundamentales del individuo, es más fácil confluir desde la izquierda con personas que proceden del humanismo cristiano que con los descarnados neoliberales. Estos creen, al final, que las leyes del mercado pueden regir también la vida humana y por eso apuestan por los vientres de alquiler, la prostitución como negocio,el capitalismo salvaje, la desigualdad o incluso en casos extremos la venta de órganos. Nunca encontrarás a un humanista cristiano en ese barco.

El caso es que Elósegui lleva años trabajando en el Consejo de Europa en temas de inmigración y que se ha interesado por los Derechos Humanos hasta centrar su carrera académica en ellos. No se si puede deducirse de ahí que los desprecia o que no es capaz de defenderlos. No he podido leer sus 17 libros y más de 100 artículos. Ha escrito tratados completos sobre “la inclusión del otro”, la “ciudadanía inclusiva”, el problema de Francia con su no aceptación de esa inclusión y ha manifestado que “los que vinculan inmigración con terrorismo, mantienen una xenofobia basada en miedos y que llega a atacar al Islam cuando muchos de esos chicos son vulnerables y son utilizados”. La catedrática mantiene una postura respecto a los delitos de odio que ya me gustaría a mi que asumiera el ministro del Interior y hasta la Fiscalía de este país. “El discurso del odio, además, debe tener como intención el incitar a otros a cometer actos de violencia, intimidación, hostilidad o discriminación contra quien va dirigido el discurso. El contenido del injusto es que se genere un peligro cierto de actos ilícitos contra esos grupos o personas”. Justo lo que muchos en este país no quieren entender, extendiendo el discurso del odio hasta lograr represiones inaceptables. Es una mujer que cree que “la Doctrina Parot se hizo a través de la jurisprudencia y no era justa”. Ya ven. Lo que le dolieron las tripas al PP con el hecho de que López Guerra estuviera sentado en Estrasburgo y fuera partidario de tumbarla. No les hubiera ido mejor ahora.

Otro de los campos de trabajo intelectual de Elósegui ha sido el tema de la igualdad. En su currículum afirma haber trabajado en un grupo de cuatro expertos con contrato del Instituto de la Mujer en la elaboración de la actual Ley de Igualdad. La indignación ha saltado ante la exclusiva de este medio en la que se descubre que ha tuneado su CV y convertido un contrato externo para realizar un estudio previo en ser redactora de la norma. Esta cuestión sí merece la exigencia de explicaciones públicas urgentes. Además, entiendo que quiénes estén habilitados podrían poner en conocimiento del TEDH esta circunstancia por si fuera motivo de cese en su cargo. En Europa son poco comprensivos con esta costumbre española del maquillaje de méritos.

No obstante, parece que el problema se circunscribe a sus opiniones sobre la homosexualidad, matrimonio igualitario, transexualidad y otras similares. Ha defendido tesis más o menos criticables en lo antropológico pero ha expresado su aceptación de la diversidad. Aquí me gustaría incluir la cuestión de si la homofobia la constituye cualquier discurso o análisis teórico que no coincida con la opinión mayoritaria y comunmente expresada por los colectivos LGTBI o si es preciso que exista “aversión” hacia estas personas como dice la RAE. Es decir, si hay personas que, fundamentalmente por un tema de creencias religiosas, no son partidarias del matrimonio igualitario o incluso que creen que es pecado, que respetando a estos colectivo y afirmando su libertad individual, están en contra de cualquier tipo de discriminación y están dispuestos a castigar a todo el que no lo respete ¿se les puede considerar homófobos? ¿Todo discurso distinto es homófobo o hace falta ese plus de la aversión y el rechazo? Elósegui termina una de sus polémicas frases diciendo: “aún con eso, cada individuo debe ser libre para desarrollar su identidad sexual como quiera”. ¿Es inaceptable esa postura para formar parte de un tribunal de Derechos Humanos? Ojo con la respuesta porque podría abrir la caja de Pandora de qué ideologías o creencias nos habilitan y cuáles no.

Preguntada por el matrimonio igualitario ha dicho: “Como juez tengo que respetar la legislación. Yo no estoy de acuerdo con el activismo judicial y he criticado sentencias por esto”. En mi opinión eso es lo único que le es exigible a un juez, que cuando se ponga la toga cuelgue en el toguero prejuicios, convicciones personales y creencias. Si María Elósegui Itxaso lo hace, será una buena magistrada.

De lo que estoy bastante convencida es que no será una magistrada sumisa al poder político, que no la ha apoyado, y que no aceptará ser su correa de transmisión como parece que se pretendía con Pérez de los Cobos. El resto ya lo veremos. No hubiera sido mi candidata, eso es obvio, y dentro de nueve años espero que haya un gobierno de izquierdas que mande otro tipo de ternas. No la defiendo personalmente a ella. No la conozco, pero me he pasado la juventud huyendo de las numerarias que me querían convertir. No creo que simpatizáramos. Lo que defiendo es el derecho de todos a no ser excluidos en razón de nuestros pensamientos y creencias en aplicación, precisamente, del principio contenido en el artículo 14 del Convenio Europeo de Derechos Humanos: “el goce de los presentes derechos debe ser asegurado sin distinción alguna por motivo de (…) religión, opiniones políticas u otras (…) o cualquier otra situación”.

LGTBI, Derechos Humanos y Estrasburgo

La Diputación ofrecerá talleres sobre diversidad sexual y contra la homofobia en institutos de la provincia

El reciente nombramiento de María Elósegui para formar parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y las informaciones que nos han llegado sobre su falso currículum, tratando de ofrecer un perfil acorde con la defensa de los Derechos Humanos, no solo muestra la predisposición de nuestros gobernantes a seguir haciendo el ridículo internacional y el escaso interés que les merece la defensa de los Derechos Humanos. No, aquí no solo se han puesto de manifiesto el enchufismo y el nepotismo a que nos tiene acostumbrados el PP.

El hecho de que esta Catedrática de Filosofía de Derecho incluyera datos falsos en su expediente, suponemos que, como mínimo, debiera provocar que se revise el procedimiento de votación para su designación, pues ésta se produjo bajo engaño. Este es un cometido de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, víctima del ardid, que esperamos reaccione y remedie y subsane como corresponde. Lo verdaderamente alarmante fue saber que la recién elegida es una fiel militante de las doctrinas deterministas acerca de gays, lesbianas y transexuales, según las cuales, estas personas tendrían tendencia a desarrollar patologías o, como en el caso de los trans, debieran ser sometidos a tratamientos psiquiátricos a fin de superar su “disforia” o descontento con el sexo que les correspondió cuando nacieron.

Estas teorías, ya superadas, establecían que la biología -degeneración genética- o el entorno social -desviación social- eran determinantes en la homosexualidad. De ahí que, inspirados en estos perversos principios pseudocientíficos, muchos países incluyeron las “prácticas” homosexuales como delitos. Esta creencia, además, entronca con todas aquellas inspiradas en la finalidad procreadora de toda relación de pareja. Más tarde, el régimen nazi, el fascista italiano y el franquismo, con diferente intensidad y variedad en la persecución, propiciaron la criminalización de estas personas no heterosexuales. Negar la dignidad como personas al colectivo LGTBI, cuestionándolo e infravalorándolo como “patología” y anomalía psicosocial es radicalmente contrario a cualquier postulado basado en el respeto a los Derechos Humanos.

En la actualidad se cuentan, al menos, 70 países en todo el mundo que persiguen y reprimen violentamente a los homosexuales, lesbianas y transexuales. Por eso, hay numerosos Convenios e Instrumentos Internacionales que recogen la preocupación por la injusta exclusión y persecución de este colectivo. Sin dignidad humana no hay Derechos Humanos. No en vano, en el Preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos comienza a proclamarse que “la dignidad humana libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana”. La dignidad humana es la cualidad de las personas, como sujetos de derechos, que no se adquiere ni se concede, sencillamente es inherente al ser humano. Y los seres humanos en cuanto que diferentes, diversos y peculiares, nos reconocemos y respetamos.

Reconozcamos que hay ideologías y creencias de todo signo y que la grandeza y el sustento de todos los sistemas democráticos consiste en cobijarlas a todas, aun aquellas teorías y opiniones inquietantes y contrarias a los principios de igualdad, que propugnan la exclusión de los colectivos más vulnerables, como el LGTBI. Pero que el sistema democrático tolere y no persiga la libertad de opinión y de expresión no significa que deba dar lugar preeminente a las doctrinas que fomentan la homofobia y la transfobia. María Elósegui, militante a ultranza de estos postulados contrarios a la dignidad de millones de personas no heterosexuales, perseguidas en numerosos países por su orientación y/o identidad sexual y vulnerables por el hostigamiento y rechazo que suelen padecer en nuestro entorno, no es la persona más idónea para velar por el cumplimiento de los Derechos Humanos en el Tribunal más prestigioso del mundo en esta materia.

El Tribunal Europeo de Derechos Humanos incide notablemente en la vida de los ciudadanos europeos y ha logrado, incluso, modificar legislaciones internas, como es el caso de España, que no ha podido eludir sus compromisos en varios y sonados asuntos. Pero su área de influencia no sólo opera en Europa; por ejemplo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos tiene muy presente la jurisprudencia emanada de este Tribunal con sede Estrasburgo. Por eso, que esta Catedrática de Filosofía del Derecho consiguiera su plaza en el TEDH constituye una flagrante desnaturalización del digno desempeño que realiza este alto Tribunal. El solo hecho de trascender su ideario -nada compulsivo y sí muy reflexionado y documentado- contrario a la dignidad de las personas LGTBI, ha provocado algunas reacciones   en contra. Las que salieron en su defensa, alegaban que las creencias de los jueces no deben ser determinantes a la hora de optar a sus cargos. Y eso es cierto, los jueces han de enjuiciar con sujeción al principio de imparcialidad sin que su ideología o creencia les influya o determine en sus resoluciones.

Sin embargo, cabe plantear si es posible la defensa de los Derechos Humanos por quien no los acepta. Recordemos que la base de éstos no es otra que el reconocimiento de la dignidad humana y que María Elósegui niega este Derecho a gran parte de la humanidad. Es tanto como designar ante este Tribunal a quien defiende en determinados casos la práctica de tortura o la pena de muerte. Aquí no caben equidistancias ni partidismos ni corporativismos: cada retroceso en la exigencia y cumplimiento de los Derechos Humanos nos sume en una etapa más insolidaria, perversa y e indigna que la anterior superada. Quienes ganan con estos retrocesos suelen aprender a construir andamiajes aptos para blindarse a las exigencias del cumplimiento de aquéllos. Por eso, es tan complicado reconquistar los derechos previamente arrebatados.

Los mecanismos de defensa o resistencia a la aplicación de los Derechos Humanos suelen pasar por procesos de “normalización” en los que la ciudadanía ya ni reacciona, como ha sucedido en este caso de la nominación de María Elósegui. A poca gente le ha alarmado, incluso, se han invocado argumentos muy elaborados sobre su derecho a ser juez ante el TEDH, muy a pesar de su militancia contra la dignidad humana -enfocada contra el colectivo LGTBI-. El hecho de que ella falseara su currículum desmonta todos estos planteamientos: ella edulcoró y reelaboró su trayectoria académica y profesional, a fin de simular una apariencia de idoneidad, sabedora de que, de no hacerlo, no llegaría a ser elegida.

Salvo honrosas excepciones, no hemos visto que ningún representante político se haya levantado de su cómodo asiento para denunciar públicamente esta grave anomalía, que una persona que no cree en los Derechos Humanos nos va a representar ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, como miembro de la judicatura en los siguientes 9 años. Como un verso suelto, tan sólo Marina Albiol, eurodiputada y portavoz de la Delegación de la Izquierda Plural en el Parlamento Europeo ha reclamado a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa que se subsane este grave error; la pena es que la responsabilidad, humanidad y solidaridad de su acción no se ha visto apoyada por nadie. Por más que la defensa de los Derechos Humanos ha de ser transversal, plural y universal.

Cataluña trans

Por Carne Cruda

Carne Cruda – Cataluña trans (EDITORIAL #CC369)

Cuando despertemos del 21D, el dinosaurio seguirá ahí y Catalunya estará dividida en dos mitades y ninguna dejará de existir. Están condenadas a entender y convivir, a pactar y a transigir, pero ninguno de los dos bloques lo dice porque no da retuits

El selfie que difundieron y retrató a varios políticos

Las campañas electorales son como las campañas bélicas. Todos quieren acabar con el enemigo. Sólo puede quedar uno, como en Los Inmortales. O como en Gran Hermano, el programa de tele, que es más su rollo. Sexo, mentiras y cintas de vídeo. Todos hacen extraños compañeros de cama y edredoning con desconocidos, mienten para que les voten y votan para echar al resto de compañeros de piso. La democracia en Espataluña o Catapaña es esto. Una temporada más de GH. Posado para las cámaras. O como se dice ahora, postureo.

En Cataluña, como están en campaña continua desde hace años, hace demasiado tiempo que los políticos siempre posan. Son como modelos, pero no modelos a seguir sino maniquíes que se pasean por una pasarela, que es un camino a ninguna parte. Actúan más para sus espectadores en Instagram o sus seguidores de Twitter que para los ciudadanos. Ya no hablan de desahucios, paro o desigualdad. Como las estrellas de la red, hablan de sí mismos, convierten en nuestros sus problemas y nosotros les seguimos. Los indepes lanzan tuits como el que tira dardos, los unionistas se hacen selfies como si fueran amigos y los comunes están tan fuera de sitio que hasta van a Tele 5, que es la única manera de acercarse a una mayoría que tienen en este momento.

Que Ada Colau normalice la homosexualidad y la bisexualidad en la televisión más vista, es lo único bueno de todo este circo. Eso y que una chica se bese con su pareja trans en Operación Triunfo. Hay que celebrar que la tele de masas sirva para algo, tanto como lamentar que los políticos no estén sirviendo para casi nada. Mientras la política nos ha convertido en manada, llegan estas mujeronas y hacen lo más subversivo, vanguardista y avanzado en este país, en estos tiempos: morrearse con lo raro, o con lo igual pero impropio, besar al distinto y al diverso, amarse fuera de la norma y contra lo establecido.

Parece impensable que algo así pueda ocurrir en Cataluña tras el 21 de diciembre, porque los dos bloques, que son bloques de piedra, creen que esto sólo puede resolverse por aplastamiento. Negando al otro, lo haré desaparecer. Y si no desaparece, ignorarlo hasta que enmudezca, se arrodille y baje la cabeza. En lugar de plegarme al otro, doblegarlo. La democracia entendida como superioridad numérica y dictadura de la mayoría, no como pacto entre minorías. No sólo los indepes, los dos bandos quieren la vía unilateral.

Pero no va a poder ser. Porque cuando despertemos del 21D, el dinosaurio seguirá ahí y Cataluña estará dividida en dos mitades y por más que una niegue a la otra, ninguna dejará de existir. Y ninguna debe imponerse a la otra. Están condenadas a entenderse y a convivir, a pactar y transigir con el contrario, pero esto en la política tuitera, no se puede decir porque no da retuits. Por eso la clave la tienen los que se han quedado atrapados en el medio, aprisionados entre los dos bloques de hormigón, que tienen la formidable y larguísima tarea de deshacer la piedra como si fuera un terrón de azúcar y desbastarla hasta quitarle a los fanáticos que le sobran.

Para algunos es imposible, para otros inaceptable, pero como la familia de Colau, los catalanes tendrán que aceptar con normalidad las relaciones fuera de la norma, los amores bisexuales y los cambios de género. La única Cataluña posible tiene que ser bi y trans.

El sexo de los ángeles y la homofobia en la mirada

JUAN CARLOS ESCUDIER

en TIERRA DE NADIE

Dicen que el cartel navideño de los belenistas sevillanos ha conmocionado mucho a la ciudad porque en vez de encontrarse con un portal con su mula y su buey –que es lo clásico pese a que Benedicto XVI negara su presencia de manera infalible- lo han hecho con un Apolo parecido a Griezmann en el papel del arcángel San Gabriel y una explosión dorada a la altura de su bajo vientre de la que emerge una fálica giralda rematada con una azucena que, para pesadumbre del autor, no se ha visto como un símbolo de virginidad sino como otra metáfora mucho más prosaica y libidinosa.

Los críticos con la obra de Manuel Peña, un joven pintor hiperrealista barroco que pretendía sumarse al homenaje a Murillo en su 400 aniversario, han sido capaces de certificar a la vista del cartel que el San Gabriel que exhibe es claramente gay, una blasfemia incalificable para una ciudad –la que ellos representan- que aun lamenta el cierre de la Gavidia, la comisaría en la que en los estertores del franquismo eran apaleados los homosexuales y que ahora el Ayuntamiento quiere convertir en un centro deportivo.

Lo que en realidad revela el cartel no es un arcángel amanerado en pleno éxtasis sexual sino la enfermedad que sigue padeciendo una parte de la sociedad a la que la homofobia le comienza en la mirada. Es esa misma sociedad que comulga con que se prohíba a un hombre casado con otro hombre ser hermano mayor de una cofradía, la que niega una plaza escolar al hijo de una pareja gay, la que no se escandaliza porque haya párrocos que se sigan ofreciendo a sanar la homosexualidad o la que ha aupado a Sevilla a la cabeza del ranking en ataques al colectivo LGTBI según cifras oficiales del Ministerio del Interior.

En vez de lamentarse por la imaginación calenturienta de quienes creen que el ángel no es un ángel, la Giralda no es la Giralda y la azucena no es una azucena, el joven Peña debería congratularse de haber resucitado la enfrascada disputa que, sin llegar a ponerse de acuerdo, filósofos y teólogos mantuvieron en la Constantinopla del siglo XV a cuenta del sexo de los ángeles mientras los otomanos asediaban la capital hasta su capitulación.

El dilema no es ahora si el arcángel ha de ser representado como un macho alfa o como un afectado emisario del mismísimo Dios sino dilucidar si el siglo XXI ha llegado para todos o parte de la excursión se ha quedado en el XVII tapándose los ojos ante El rapto de Gamínedes de Rubens o escandalizada, como Isabel de Farnesio, ante el San Sebastián homoerótico de Guido Reni. En la bizantina Sevilla lo bizarro es pecado.

¿Cómo te atreves, Kevin Spacey? Has propagado una mentira horrible sobre los hombres gays

Por Owen Jones

Su declaración tras las acusaciones de un intento de agresión sexual es despreciable y se utilizará para justificar la opresión sobre el colectivo LGTBI

En la imagen, el actor estadounidense Kevin Spacey EFE

¿Cómo te atreves, Kevin Spacey? Uno de los clichés milenarios utilizados contra los hombres gays y bisexuales es que suponen una amenaza para los niños, que son sinónimo de pedófilos y pederastas. Esta mezquina mentira ha resultado ser útil para justificar la persecución sistemática de hombres gays y bisexuales. Y es por eso que la declaración de Spacey es tan absolutamente despreciable.

Spacey ha sido acusado de un  intento de agresión sexual contra el actor Anthony Rapp, que tenía 14 años en el momento del ataque. El ganador del Oscar ha dicho que no recuerda nada de lo sucedido y ha elegido usar la oportunidad para salir del armario.

Salir del armario es un hito en lo personal para todos los hombres gays, un momento decisivo “antes y después”. Puede implicar un estrés importante por culpa del miedo al rechazo, pero para muchos es una liberación, como quitarse de encima un peso agotador. Que ahora muchos hombres se sientan cómodos al salir del armario se debe a una lucha dolorosa y prolongada por parte del colectivo LGTBI, sobre todo en una época en la que ser gay podía suponer ser arrestado y encarcelado.

No estoy entre los que creen que los personajes públicos tienen una responsabilidad especial de salir del armario, aunque sí es cierto que el hecho de que haya figuras respetadas abiertamente gays ayuda a las personas que están luchando con lo que son. Se trata de un momento profundamente personal, y solo a aquellos que utilizan sus plataformas para promover la homofobia (como políticos que son gays en secreto y votan en contra de los derechos LGTBI) deberían ser declarados gays en contra de su voluntad.

Pero ¿usar una acusación de intento de agresión sexual contra un niño como oportunidad para salir del armario? Kevin Spacey, una vez más, cómo te atreves. Cuando los famosos responden a escándalos tienen un equipo de representantes expertos en relaciones públicas para ayudar a esbozar los comunicados. ¿Y qué intentan hacer los representantes en este tipo de circunstancias? Intentan desviar la atención introduciendo una nueva historia. En este caso, era la salida del armario de su cliente. Spacey ha dañado a una minoría de la que se ha negado a formar parte hasta hace unas horas.

¿Recuerdas la Sección 28, introducida por el  gobierno de Thatcher en 1988, prohibiendo la llamada “promoción de la homosexualidad” en las escuelas? ¿Recuerdas cómo sus defensores justificaron esta legislación homófoba apoyándose en que los hombres gays eran desviados y pervertidos que amenazaban a los niños del país?

Es un tema común. A finales de los 70, el senador californiano derechista John Briggs lanzó una iniciativa llamada  Proposición 6 de California intentando prohibir a gays y lesbianas trabajar en colegios de ese Estado. Afortunadamente, California votó en contra de la iniciativa, pero sus defensores presentaron a la comunidad LGTBI como una amenaza contra los niños estadounidenses.

En la Rusia de Putin, el grupo paramilitar homófobo más destacado se llamó a sí mismo  Occupy Paedophilia (Ocupar la Pedofilia). Se presentan a sí mismos como defensores de los derechos de los niños. Algunas leyes rusas conciben “pedófilo” y “gay” como sinónimos. En Ucrania, el grupo paramilitar antigay  White Lions justifica sus ataques a gays de manera similar. Manifestaciones en defensa de los derechos homosexuales en Polonia han sido recibidas en el pasado con gritos de “prohibir a los pedófilos”, mientras que miembros destacados del partido en el poder, Ley y Justicia, meten en el mismo saco a la homosexualidad y “la pedofilia, la necrofilia y la zoofilia”.

En los próximos días, semanas, meses, apuesto que fanáticos intolerantes homófobos van a usar el caso de Spacey para insistir en que la comunidad LGTBI es una amenaza para los niños. Será usado como argumento para justificar la opresión y el abuso físico y psicológico. También habrá quienes todavía no hayan salido del armario y serán disuadidos de hacerlo. Y todo gracias a la declaración de Spacey.

El punto de mira está ahora sobre hombres poderosos que usan su posición para acosar y agredir sexualmente. Los supervivientes y las víctimas necesitan nuestro apoyo desesperadamente. No hay excusa –ninguna– que justifique el comportamiento de estos hombres.

 

La hora de la despatologización de las identidades trans*

Emilio García García
Padre de persona trans* @egarciagarcia 

En mi infancia y adolescencia, aún se programaban en televisión películas rodadas en los años cuarenta del pasado siglo. Era cuando sólo había en España dos canales de televisión, por lo que esas películas eran objeto de conversación en el patio del colegio al día siguiente de haber sido incluidas en la parrilla de programación. Con una de ellas, aprendimos cómo el terror se podía introducir en nuestras vidas cotidianas de la mano de quien más confiamos, convirtiéndose en una tortura permanente que consume toda vitalidad. La película se llama “Luz de Gas”, donde un sádico marido (Charles Boyer) se esfuerza, primero, en intentar convencer a su dulce esposa (Ingrid Bergman) que aquello que percibe no es cierto, para, después, acusarla de enferma mental. Tanto nos aterrorizó aquella historia que dió lugar a la frase “hacer luz de gas”.

“Luz de Gas” me viene al pensamiento hoy como parábola de la patologización de las identidades trans* cuando estamos a unos días de la jornada mundial contra la misma. Quizás muchos de los que lean estas líneas no sean conscientes de cómo la vida de nuestros hijxs y el resto de personas trans* se asemeja al papel de la divina Bergman. Primero, se les dice en la escuela que su íntima percepción de identificarse como hombre con vagina o mujer con pene no puede ser cierta. Después, se les dice que su identidad es una enfermedad mental, una condición que se clasifica dentro del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-5) como un trastorno sexual y de la identidad sexual denominado “disforia de género”.

El DSM-5 caracteriza la “disforia de género” como un conflicto entre el sexo asignado a una persona y el género con el que se identifica. El conflicto existe, pero no en todas las ocasiones supone situaciones de angustia que puedan asociarse con un diagnóstico médico. Los estudios demuestran que el inicio en la infancia de la transición social disminuye el riesgo de sufrir depresiones y ansiedades en la población trans*. Es más, en aquellas personas trans* que comienzan su transición con algún tipo de angustia es palpable la desaparición de la misma a medida que avanza el proceso. El malestar que puede acompañar al conflicto entre sexo asignado y sexo sentido, no es tanto una característica inherente a la identidad trans* como la consecuencia de un entorno donde se rechaza la misma. La enfermedad (social) es la transfobia no la “disforia de género”.

No existe un test que permita identificar si una persona es trans*, como no lo existe para identificar si es cis. En un artículo reciente de la revista médica The Lancet, expertos de la salud defendían que “la única vía válida para entender la identidad de género de una persona es escucharlas”. A pesar de ello, la Organización Mundial de la Salud (OMS) seguirá manteniendo la transexualidad en su Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE) tras la renovación que entrará en vigor en 2018. Si bien deja de calificar las identidades trans* como un trastorno de personalidad, lo mantiene como una de las “condiciones relativas a la salud sexual” junto a otros conceptos como “disfunciones sexuales” o “trastornos relacionados con dolencias sexuales”. La justificación dada por la OMS para mantener las identidades trans* en la lista de enfermedades es poder garantizar en ciertos países la prestación de los tratamientos hormonales y de reasignación de sexo al colectivo trans*. Buenas intenciones que, sin embargo, son también la excusa para continuar patologizando la identidad de nuestros hijxs.

Todo señala que habremos de esperar unos años más para que la despatologización total de las identidades trans* llegue a la OMS, por lo que resulta perentorio deshacer el nudo entre manuales médicos y procedimientosadministrativo. Siguiendo las líneas marcadas por la resolución el 22 de abril de 2015 contra la “Discriminación de las personas transgénero en Europa” de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa, se comienza desarrollar una nueva generación de legislaciones para reconocimiento legal de la realidad trans*, que hacen énfasis en la despatologización y autoidentificación. Cuatro países en Europa (Irlanda, Dinamarca, Malta, y Noruega) han adaptado ya su legislación a este nuevo modelo. En el Parlamento español se debate ya la proposición de ley contra la discriminación LGTBI que incorporaría a nuestro marco legal la aproximación  despatologizadora mediante la reforma de la Ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas.

Son muchos las falsedades divulgadas por los lobbies ultra conservadores contrarios a la proposición de ley contra la discriminación LGTBI. Entre ellos figura la previsión de una avalancha de rectificaciones registrales si el único requisito para ello es la autoidentificación y se elimina el requisito de diagnóstico médico. La realidad de los datos desbaratan estos argumentos. En el primer año tras la introducción de la despatologización de las identidades trans*, se registraron tan sólo 109 rectificaciones registrales en Irlanda y 44 en Malta. En ambos casos, son datos por debajo de la prevalencia de la transexulaidad en la población, que los últimos estudios en Estados Unidos sitúan en una de cada trescientas personas.

Por contraposición, si son reales los efectos de la patologización de la identidad trans*. La transición la inician nuestros hijxs sin tener documentación acorde con su sexo sentido, que sólo la obtienen tras certificación médica de dos años de tratamiento. Son frecuentes en ese tiempo los contratiempos motivados por la la disonancia entre su identidad administrativa y su identidad de género que empieza a ser corporalmente visible. En el reciente estudio “Investigación sociológica sobre las personas transexuales y sus experiencias familiares”, R. Lucas Platero recoge varios casos que reflejan incidentes de personas trans* con fuerzas de seguridad y vigilantes de seguridad por dudas sobre su identidad.  A este tipo de percances, hay que sumar otros cotidianos para transexuales y transgénero, como por ejemplo la reticencia de los servicios de correos a servirles cartas certificadas, las dudas de los vendedores de grandes almacenes cuando hacen uso de medios de pago o las dificultades para acceder a un empleo.

La patologización de la identidad trans* y los requisitos de certificación médica para reconocimiento legal están en el centro de de las dificultades vitales a que se enfrentan nuestros hijxs. Sin embargo, según el estudio realizado en 23 países por el Instituto Williams de UCLA, España es el único estado donde más del 50% de la población se muestra a favor de no poner restricción ni condicionante alguno a la rectificación registral de la identidad de género, tal y como se incluye en proposición de ley contra la discriminación LGTBI. Sólo nos queda desear que en 2018 la jornada de lucha contra la patologización de las identidades trans* sea tan sólo de solidaridad con personas trans* que vivan en países que aún no la hubieran reconocido. Sería la señal que nuestros legisladores han hecho realidad en España lo que nuestra sociedad demanda.