El Ejército y el Parlamento israelí reconocen a las familias LGTBI

En Israel no existe el matrimonio civil, aunque sí se reconocen los enlaces civiles realizados fuera, también entre personas del mismo sexo. El Ejército ya no solicitará el nombre del padre y de la madre sino que requerirá los datos del “progenitor 1” y “progenitor 2”.

Bandera de la comunidad LGTBI / EUROPA PRESS

El Ejército y Parlamento israelíes han dado un paso hacia la pluralidad con el reconocimiento de las familias LGTBI, un avance en un país en el que no existe el matrimonio civil, aunque sí se reconocen los enlaces civiles realizados fuera, también entre personas del mismo sexo.

La decisión del Ejército israelí ha quedado reflejada en los formularios de reclutamiento que, después de muchas peticiones, ya no solicitará el nombre del padre y de la madre sino que requerirá los datos del “progenitor 1” y “progenitor 2”, informó hoy la radio militar.

La Knéset (Parlamento), también anunció tras la formación de la nueva Cámara esta semana de que dará el mismo reconocimiento a las familias de diputados heterosexuales y homosexuales, lo que afecta a cinco parlamentarios gay de un total de 120, una cifra récord hasta ahora, recogió el diario Ynet.

Este cambio afecta a un formulario en el que se pedía a los diputados que informaran si tienen pareja de hecho, pero solo se refería como unidad familiar a la compuesta por marido y mujer, ante lo que se negó uno de los parlamentarios de la formación opositora Azul y Blanco, Eitan Ginzburg, casado con un hombre.

De acuerdo a las nuevas instrucciones dadas por el director general de la Knéset, Albert Sajarovij, todos los cónyuges de los diputados, independientemente de su orientación sexual, serán registrados igual, tendrán acceso permanente a la Cámara, serán invitados a las ceremonias y eventos oficiales, y podrán conducir los vehículos asignados a los parlamentarios.

En Israel no existe el matrimonio no religioso, pero las autoridades reconocen los enlaces civiles celebrados fuera, incluidos los homosexuales.

Tel Aviv es considerada una de las ciudades más abiertas del mundo para la comunidad gay, pero en el resto del país, y especialmente en la conservadora Jerusalén y en otras ciudades de mayoría religiosa (musulmana, judía o cristiana), la sociedad es más intolerante con la comunidad LGTBI, hasta el punto de que en Jerusalén el desfile del Orgullo se desarrolla con extrema protección policial.

Homofobia en el fútbol: ningún jugador español se ha atrevido a salir del armario

¿Por qué ningún futbolista ha hecho pública su homosexualidad? ¿Culpa del vestuario, el club, los patrocinadores, la afición o los insultos de la grada contraria? ¿Acaso es una homofobia internalizada? Aquí, algunas de las posibles respuestas.

Cristiano Ronaldo celebra un gol, durante su etapa en el Real Madrid, junto Marcelo y Sergio Ramos. / EFE

El diario francés L’Equipe le ha plantado cara a la homofobia en el deporte. Bajo una foto de dos waterpolistas besándose, un titular a favor de la diversidad sexual: “Besad a quien queráis”. El especial, que salió a la venta el pasado fin de semana, subraya que ningún futbolista de élite en activo ha hecho pública su homosexualidad.

Nada nuevo en España, donde la revista Zero amagó en 2006 con un reportaje donde varios futbolistas salían del armario, daban la cara o, al menos, apoyaban la visibilidad en el deporte. Las presiones que sufrieron su director, Miguel Ángel López, pero sobre todo los futbolistas por parte de sus representantes dieron al traste con la propuesta.

“El tema motivó una polémica que se prolongó durante años y alimentó el morbo. Desde entonces, todo el mundo, incluso el presidente Zapatero, me preguntaba quiénes eran los futbolistas gais”, recuerda el responsable del desaparecido mensual. “Sin embargo, no era un reportaje al uso sobre la salida del armario de un jugador, sino un primer paso para lanzar un mensaje positivo a los jóvenes”.

Un fotógrafo vasco, explica López, contactó con varios jugadores del Athletic de Bilbao y de la Real Sociedad, quienes a su vez tiraron de colegas de otros equipos, como el Real Madrid, el Barcelona y el Atlético. “Apalabró con ellos que posarían en un reportaje coral, bonito y de camaradería. Conviene aclarar que no sólo eran homosexuales, sino también héteros gay friendly. Ellos habían aceptado previamente, conscientes de las dificultades que pondrían los clubes, pero la portada no salió porque sus representantes pusieron el grito en el cielo”.

El director de Zero, quien actualmente ejerce como asesor de comunicación, considera que aquellos futbolistas fueron “valientes” y recuerda con humor las anécdotas sobre las presiones que se sucedían al otro lado del teléfono. “Los del Madrid, más o menos, vinieron a decirme: En nuestro equipo no hay homosexuales y, si los hubiese, nos los habríamos cargado. Y si los hubiese…”, ironiza López. “Otros optaron por el silencio o cortaron por lo sano: ¿Quiénes se creen esos niñatos de la revista marica?”. Curas y militares habían protagonizado la capa de la revista, pero sacar a la luz la homosexualidad en el fútbol resultó imposible.

“En los clubes cunde la homofobia”

¿Hay (más) rechazo en los vestuarios, en los despachos o en las gradas? “En los clubes cunde la homofobia y la prueba más evidente es que no hay un referente homosexual”, señala José Luis Lafuente, coordinador del grupo de Deporte de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB). “Tampoco ves a nadie con su pareja, otro reflejo de que detrás de esas actitudes hay ocultamiento, miedo, discriminación y homofobia”.

Lafuente desgrana la situación en los tres escenarios, que serían cuatro si considerásemos el bar y el salón de casa como una prolongación de las bancadas. “La bandera arcoíris en las camisetas del Rayo Vallecano y el Guadalajara, en el brazalete del capitán del Leganés o en los cordones de la plantilla del Racing de Santander y de algunas estrellas del Atlético ayudaron a visibilizar la homosexualidad. Los jóvenes aficionados lo vieron como un referente positivo”.

Desde 2015, cuando lanzamos la campaña #LaLigaArcoIris, nos han llamado niños pidiéndonos cordones porque se los habían visto a sus jugadores: ¿Por qué voy yo a discriminar a los gais si mis ídolos deportivos favorecen la diversidad?”. La FELGTB percibió entonces la apertura de algunos directivos y jugadores. Sin embargo, el Madrid y el Barça rechazaron la invitación.

El acoso de la grada

“Si la afición podría rechazar a un jugador que hiciese pública su homosexualidad, la grada ajena sería aún peor”, cree Lafuente, quien recuerda los insultos proferidos a algunas estrellas. Desde el “¡Guti maricón!” hasta el “¡Sal del armario, Cristiano sal del armario!”, que se escuchaban en algunos fondos. Un aficionado del Real Madrid también remite al caso de otro madridista de renombre, a quien las aficiones contrarias no dejaron de recriminarle una anécdota durante un partido contra el Valladolid en la temporada 91-92: “Mira lo que le pasó a Míchel… Lo siguieron llamando maricón por tocarle los huevos a Valderrama”. El portavoz de la FELGTB cree que esas actitudes se enmarcan en el “discurso del odio, que genera a la larga un delito de odio”.

Miguel Ángel López afirma que el fútbol sigue siendo el opio del pueblo. “Las aficiones necesitan pedagogía, porque sin referencias éticas o morales se pierde el norte. El público podría reclamar un deporte más evolucionado, pero su prioridad no es ésa, sino escapar de sus problemas, volcar las tensiones diarias y liberar emociones”, explica el fundador de la revista Zero. “O sea, es una válvula de escape, de ahí que también le llamen al árbitro hijo de puta y le digan que lo van a matar”.

En el caso del colegiado Jesús Tomillero, ese machismo subyacente se unió a una homofobia desatada cuando salió del armario en 2015. Recibió insultos y amenazas, que lo llevaron a fundar la asociación Roja Directa. Un año después, durante una invitación del Barcelona, habló con Iniesta, quien según el árbitro le comentó que “es normal” que los futbolistas no salgan del armario. “Mira lo que te pasa a ti, imagínate lo que nos pasaría a nosotros”, le confesó el barcelonista, según aseguró en el programa La porteria (Beteve) el colegiado gaditano, quien terminaría colgando las botas ante el acoso sufrido.

“Cada uno puede tener la orientación sexual que quiera, juegue al fútbol o haga halterofilia. Y si es del Badajoz y se proclama pichichi, si hace falta me acuesto con él”, ironiza un aficionado del club blanquinegro, como restándole importancia a la orientación sexual. Sin embargo, su actitud varía si el gay es un contrincante. ¿Llegaría a insultar a un jugador de otro equipo? “Si es un rival, claro. Haría de todo para sacarlo del partido. La afición contraria usa cualquier debilidad de un jugador para desconcentrarlo. Lo que sea”.

Homofobia sobre el césped

Ese mismo argumento podría reproducirse en el terreno de juego. “¿Dónde te puedo atacar para bajar tu rendimiento deportivo?”, se preguntaría un rival. “Y el jugador, claro, ataca por ese flanco”, responde Lafuente, quien rememora la confesión de Cristiano Ronaldo a sus compañeros en el vestuario, después de un bronco partido contra el Atlético. Según la Cadena Cope, en 2016 Kokesupuestamente lo llamó “maricón” y el delantero le respondió: “Un maricón, sí, pero lleno de pasta, cabrón”.

El caso del londinense Justin Fashanu refleja como su homosexualidad le generó graves problemas en el Nottingham Forest, que derivaron en una carrera errática con final trágico, como veremos más adelante. La homofobia en el vestuario también se refleja en la película Mario, que relata la relación entre un jugador que se enamora del nuevo delantero del equipo. El director suizo Marcel Gislert se inspiró en Marcus Urban, un futbolista alemán que se negó a llevar una doble vida, aunque eso supusiese abortar el despegue de su carrera.

La FELGTB no ha recibido quejas de ningún jugador de élite, aunque esa reacción quizás responda a que, de algún modo, supondría una salida del armario, aunque fuese en un entorno afín, comprensivo y limitado. “Sin embargo, sí que nos han llamado de categorías inferiores y de ligas base para denunciar que están siendo discriminados o para preguntarnos por equipos donde puedan practicar su deporte más protegidos”, explica Lafuente. “De hecho, hay clubes LGTBI —cuyas plantillas también están integradas por jugadores héteros— que les permiten desarrollar su carrera con la seguridad de no sentirse marginados”.

¿Por qué no se atreven a salir el armario?

Tampoco ha llegado a contactar ningún jugador con la Asociación de Futbolistas Españoles para exponer problemas derivados de su orientación sexual o para pedir consejo sobre una hipotética salida del armario, según María José López, codirectora de la asesoría jurídica de la AFE. “No ha habido casos, aunque reconocerlo o no públicamente es una decisión que se circunscribe a la privacidad personal. Resulta complicado e, insisto, corresponde a su ejercicio de libertad”, añade la abogada especializada en Derecho Deportivo. “Los colectivos dicen que es positivo para ayudar a normalizarlo, pero depende de cada individuo. El mundo del deporte es machista y homófobo, por lo que eso intimida a quien pudiese manifestarse”.

Además de la reacción de la grada, los jugadores también se plantean otros interrogantes, según Lafuente: “¿Perderé patrocinios? ¿Mi club no me renovará el contrato? ¿Me seguirán fichando equipos de primera división? ¿Me harán el vacío mis compañeros? ¿Sufriré el rechazo de la grada? ¿No dejarán de insultarme en los estadios rivales?”. Y se dan a sí mismos algunas respuestas, como la de llevar una vida pública aparentemente heterosexual, para camuflar su orientación sexual. “Nadie nos ha dicho que su club o su representante le obligase a tener una pareja femenina, aunque sí conocemos casos de falsas novias”, explica el portavoz de la FELGTB.

Miguel Ángel López, aunque ahondará más adelante en otras causas, focaliza el problema en la autocensura. “La homofobia internalizada —o sea, la de de los propios jugadores— es la que más peso tiene. Es un problema transversal, porque en el deporte hay un rechazo muy fuerte, pero los futbolistas son los primeros que no rompen esta dinámica, cuando son ellos quienes podrían abrir el melón”, explica el exdirector de la revista Zero.

“Son vidas soterradas, no sólo por la homosexualidad, sino también por otros temas como el dopaje, los matrimonios de conveniencia, el silencio de la privacidad… En definitiva, por todo lo que afecta al negocio, porque cuidan mucho la cuenta de resultados”, critica el asesor de comunicación, quien carga contra los tres ángulos del triángulo de la homofobia en el fútbol.

Un problema social

“Esa homofobia internalizada pesa más que las directivas, una oligarquía ultramontana formada en ocasiones por mafiosos legales e ilegales”, prosigue López. “Si juntas el rechazo de los propios futbolistas al de los dirigentes, tienes la receta perfecta contra la implantación de un modelo positivo que destierre la discriminación y contra el aperturismo a la diversidad sexual por parte de los aficionados, que son conservadores nada más entrar por la puerta del estadio, porque se convierten en una masa de borregos que van a descargar sus frustraciones”.

Homofobia, xenofobia y machismo, enumera el fundador de Zero. “Esto no acaba nunca”.

Jugadores, dirigentes y público, enfatiza el orden. “La homofobia es culpa de todos”.

“Y transversal, igual que el machismo”, añade. “Son conceptos que se creen superados, pero cuando rascas un poco en la sociedad ves que el machismo está presente desde la educación. Eso provoca que luego afecte a todos los ámbitos, de la familia al trabajo. Lo mismo pasa con la homofobia: por más que hayamos tenido etapas de visibilización, va por oleadas. Ahora bien, en el deporte jamás se ha superado, porque nunca ha habido un gran debate ni un cambio de paradigma”.

López cita las campañas de sensibilización de algunos clubes y peñas —la última, protagonizada por el Montakit Fuenlabrada, cuyos baloncestistas lucieron el pasado domingo una equipación arcoíris “por una sociedad más inclusiva” con motivo del del Día Mundial contra la Homofobia, la Transfobia y la Bifobia, que se celebra el 17 de mayo—.También la lucha para que “personajes de sectores homófobos, como el Ejército y la Iglesia, saliesen del armario” para posar en la portada de su revista. “Luego se han visto más casos, pero no ha habido una gran eclosión”.

¿Las mujeres sufren menos la homofobia?

La homofobia no es exclusiva del balompié, como tampoco afecta sólo a los hombres. “Es similar en todos los deportes, pero como el fútbol es el más multitudinario, se visibiliza más, tanto en el estadio como en la televisión”, cree José Luis Lafuente, quien considera que las deportistas sufren todavía una mayor discriminación. “Además de lesbianas o transexuales, son mujeres. Incluso se cuestionan sus elevados niveles naturales de testosterona, como refleja la sentencia en contra de la atleta olímpica Caster Semenya”, ejemplifica el coordinador del grupo de Deporte de la FELGTB.

Lafuente opta por responder con varios interrogantes cuando se le pregunta si cree que las gradas son más homófobas con las mujeres: “¿Por qué el fútbol femeninono está en igualdad de condiciones que el masculino? ¿Por qué no se ponen al mismo nivel? Eso es lo que tendríamos que plantearnos. Hablamos de homofobia, pero también debemos denunciar el machismo”. María José López, abogada especialista en Derecho Deportivo, cree en cambio que el acoso es menor, dado que a su juicio el público es diferente.

“En el deporte femenino, incluido el fútbol, muchas mujeres han salido del armario. En ese aspecto, está más liberada, aunque desconozco si se debe a que la repercusión mediática es inferior”, especula la codirectora de la asesoría jurídica de la AFE, quien denuncia que la paridad brilla por su ausencia en “un mundo dominado por los hombres, empezando por sus órganos colegiados”. Esa masculinidad influiría, según ella, en que los varones eviten salir del armario. “La exposición pública tiene sus servidumbres, no sólo sobre la condición sexual, sino también sobre la orientación política. Y el fútbol tiene un efecto más intimidatorio”.

Mapi León, defensa del Barcelona y de la selección española, salió mediáticamente del armario el año pasado, días antes del Orgullo Gay. En una entrevista a La Otra Crónica, de El Mundo, declaraba: “Cuando eres alguien conocido, tienes una responsabilidad. Creo que es importante dar la cara por los derechos de todos, no hay por qué esconderse. Muchas veces oímos cosas muy feas en los campos de fútbol, insultos no sólo homófobos sino también racistas, y yo creo que en el deporte necesitamos lanzar un mensaje claro de tolerancia y en contra del odio”. Como ellas, otras compañeras de La Roja también han manifestado públicamente que son lesbianas, como Lola Gallardo, portera del Atlético, y Laura del Río, delantera del Madrid CFF.

Combatir la discriminación

María José López cree que la única forma de combatir la homofobia en las gradas es “frenándola seriamente”, pues considera que la Ley 19/2007 contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte no ha resuelto el problema. “Yo llevaría la lucha a los códigos, los estatutos y los protocolos de La Liga y de la Real Federación Española de Fútbol, pues en los campos sigue habiendo comportamientos que atentan contra los valores que fomenta el deporte”.

Precisamente, José Luis Lafuente resalta que la legislación no hable de homofobia, sino de intolerancia, empezando por su propio enunciado. “La ley se ha quedado bastante antigua y no recoge concretamente los casos de homofobia, por lo que debería evolucionar. La norma vigente no puede regular o no se está llevando a efecto, porque no hay multas graves, ni cierres de estadios, ni prohibiciones de entrar en un recinto”. Mientras, se alimenta el discurso del odio al que se refería el portavoz de la FELGTB.

“Una persona se muestra tal y como verdaderamente es en un ambiente festivo”. Su lado oscuro o su cara reprimida, al descubierto. “Y cuando profiere insultos, tenemos un problema, porque la ley se ha quedado anticuada”, insiste Lafuente. “Algunos comportamientos son delictivos, porque incitan al odio”, abunda la codirectora de la asesoría jurídica de la Asociación de Futbolistas Españoles, quien reconoce que no existen protocolos contra el acoso. “Si alguien saliese del armario y fuese insultado, sería denunciable. En pleno siglo XXI, es inconcebible que se estigmatice una orientación sexual. Los insultos son negativos, peyorativos e hirientes, aunque queda claro que quienes los profieren se están calificando por sí solos”, concluye López.

Besos y abrazos sobre la hierba

Si tomásemos un campo de fútbol o una cancha de baloncesto como un entorno laboral, la relación entre los trabajadores sería muy estrecha, sobre todo cuando celebran un gol o una victoria. El saludo trasciende el apretón de manos y sobrepasa el beso y el abrazo, una práctica infrecuente entre hombres que desempeñan su labor en otros sectores. “Es una reacción en caliente y una exaltación de las emociones, que se traduce en expresiones de júbilo y alegría, igual que sucedería durante un concierto o un evento anímicamente intenso”, apunta la psicóloga del deporte y la salud Patricia Ramírez.

“Es algo lógico en el ambiente deportivo”, concuerda Javier Aguado, responsable de Comunicación de la Asociación Española de Protocolo, consciente de que la actitud de los profesionales varía dentro y fuera del terreno de juego: “Sobre el césped, se dan besos, pero también se quitan la camiseta. En caliente, las reacciones son así, como el famoso cabezazo de Zidane, quien en condiciones normales no mataría ni a una mosca”. Un aficionado del Barça también considera los besos y abrazos como algo “natural”, aunque reconoce que fuera del terreno de juego hay homofobia y esos gestos no se verían con los mismos ojos: “Eso en una sauna no lo harían, pero durante un partido resulta masculino”.

¿Una cuestión de registros? Porque su comportamiento puede ser diferente lejos del campo, cuando desaparecen los roces y el contacto físico. “Ese saludo no va ligado a ningún otro significado”, añade Ramírez, descartando la cercanía en el campo y un comportamiento que deja patente su hombría, o sea, su imagen de macho heterosexual. “No hay que darle mayor importancia a su reacción dentro del terreno de juego, porque si en una empresa se cierra un gran proyecto, la gente se abrazará y se dará besos igual que en el fútbol, porque se está cumpliendo un objetivo grupal”, razona la experta en psicología del deporte. “Además, en España, ese contacto físico está permitido entre hombres, pero también entre mujeres o entre ambos sexos”.

“¿Para qué exponerse?”

Ramírez no cree que haya homofobia en el vestuario. “Todos los deportistas que conozco tienen un amigo o un familiar gay, por lo que no rechazarían a un compañero por su orientación sexual”, añade la psicóloga del deporte, quien considera que puede haber más homosexuales en disciplinas artísticas, como el patinaje o la gimnasia rítmica, aunque descarta que los jugadores eviten salir del armario porque practiquen deportes de equipo. “Simplemente, los futbolistas no lo hacen por vergüenza o por la falta de aceptación de sus compañeros, sino por la falta de necesidad de exponerte ante una afición que lo usará para atacarlos durante los partidos con el objetivo de desconcentrarlos. Un juego sucio”.

No se trataría tanto del significado del insulto, según ella, como de un ataque deliberado. “Porque un homosexual incluso podría llamarle a otro maricón”, subraya Patricia Ramírez. “¿Por qué van a exponerse en un deporte altamente competitivo y con tanta visibilidad? Hoy juegan aquí, pero mañana pueden fichar por un equipo americano, por lo que deben ser prudentes. Un jugador no está obligado a ondear la bandera arcoíris, del mismo modo que otro no sale en rueda de prensa diciendo que es heterosexual. Se sobreentiende que cada uno es lo que le da la gana, sin necesidad de dar explicaciones ni de pregonarlo”.

Contacto físico y cultura del saludo

Alejo García-Naveira, coordinador de la Sección de Psicología del Deporte del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (COPM), descarta la homofobia. Antes de centrarse en el debate —ningún futbolista de élite ha salido del armario en nuestro país—, describe la cultura del saludo en España. “El contacto físico, el tocarse cuando hablas con alguien, las caricias, los besos y abrazos… Todas estas son diferentes muestras de afecto que son esenciales en las relaciones que tenemos con los demás. También una forma de comunicarnos. En nuestra identidad como seres vivos también somos seres sociales que necesitamos estar con otras personas y relacionarnos con ellas. Y la reacción o el saludo dependen en parte de cómo es la propia persona y con quien se relaciona, de su situación deportiva y de la cultura en la que vive”.

Dependiendo del contexto donde se muevan, la forma de mostrar el afecto es diferente, añade este psicólogo del deporte. “No es lo mismo como expreso a un compañero de equipo mi cariño en su cumpleaños dentro del vestuario, como luego, una vez fuera, en el bar. Como tampoco lo expreso igual a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos o a mi pareja”. García-Naveira deja claro que también responde a una cuestión cultural propia de cada país, aunque en el caso que nos ocupa influye la estrecha relación entre los trabajadores de un club. “Hay un vínculo afectivo con las personas —compañero de equipo, amigo, entrenador, etcétera— y situaciones emocionales deportivas —antes de una competición, tras un gol o después de una victoria—”.

El coordinador de la sección de deporte del COPM rechaza que cunda la homofobiaen los deportes de equipo, sean baloncesto, balonmano o fútbol. “Desde mi experiencia, no. Creo que, con educación y respeto, cada uno puede ser libre para vivir su vida fuera de los terrenos de juego. Un jugador es valorado por su talento deportivo y profesionalidad. El esfuerzo, el trabajo, la fortaleza, el cumplimiento a las normas, el rendimiento, el ser buen compañero… Ésos son los aspectos importantes. Si un jugador cumple con ello, el reconocimiento del equipo hacia él será mucho mayor que cualquier cuestión política, religiosa o de orientación sexual”, concluye Alejo García-Naveira, quien recuerda casos de deportistas españoles que salieron del armario, como el patinador Javier Raya, el waterpolista Víctor Gutiérrez o el jinete Kike Sarasola, hoy empresario hotelero.

“Ellos lo hicieron en su día y no ha pasado nada. No obstante, hay que tener claro que es una decisión personal que debe respetarse”, concluye el psicólogo. Luego estaría la cultura del saludo en la grada, así como las muestras de afecto. Una pareja de chicos besándose en un estadio colombiano desató una ola de homofobia en las redes sociales que fue atajada por el exportero René Higuita con el siguiente comentario: “Hombre, ¿y cuál es el problema? Dejen a los muchachos ser felices, no le están haciendo daño a nadie”.

El caso de Justin Fashanu

El aficionado del Madrid que sacó a colación los insultos que recibió Míchel también recuerda otra experiencia homófoba con un final menos feliz. Porque el centrocampista merengue triunfó en el Bernabéu, jugó en la selección española y ha entrenado al Rayo, al Getafe, al Sevilla y al Málaga, así como al Olympiacos de Atenas y al Olympique de Marsella. Hace tres años, un usuario de Twitter intentó tocarle las pelotas, pero Míchel estuvo más vivo que Valderrama. Su respuesta, en vídeo: “Hola, Javi, me preguntas si soy maricón. No, no lo soy. Prefiero otra tendencia, pero la respeto totalmente […]. No tengo nada en contra de los homosexuales, ni mucho menos. Estaría bueno. ¿Y tú?”.

Sin embargo, la orientación sexual de Justin Fashanu y su salida de armario en 1990 motivaron que su carrera fuese errática. Entonces, el diario The Sun tituló en portada: “La estrella del fútbol que costó un millón de libras: Soy gay”. El hincha madridista explica que el entrenador del Nottingham Forest, Brian Clough, le recriminaba sus hábitos, como dejó escrito en su biografía, donde refleja que había recibido varias llamadas para chivarse de que su delantero frecuentaba un bar de ambiente:

– ¿Adónde vas si quieres una rebanada de pan?
– Al panadero, supongo.
– ¿Adónde vas si quieres una pierna de cordero?
– Al carnicero.
– ¿Entonces por qué sigues yendo a ese maldito club de maricones?

Fashanu, nacido en el barrio londinense de Hackney, tardaría varios años en dar la exclusiva a The Sun. “Entonces se decía que la plantilla no lo encajaría muy bien: los vestuarios, las duchas, la testosterona…”, añade el aficionado blanco. “Si ningún jugador se declara gay, por algo será. Los pocos que salieron del armario lo hicieron al final de su carrera”, añade. El delantero del Nottingham Forest le echó valor cuando ya había pasado por varios clubes de categorías inferiores, británicos y extranjeros. “Gastamos un millón de libras en Fashanu y debe haber sido el dinero que peor invertimos”, escribió su entrenador en Clough: The Autobiography.

Pero el destino sería todavía más cruel: un chico de diecisiete años lo acusó de agresión sexual y, aunque la policía no encontró pruebas, el goleador se suicidó en 1998. Según él, ya había sido condenado por la sociedad y no quería hacer más daño a su familia. Su hermano, de hecho, lo consideraba un monstruo, aunque años después se arrepintió de haberle dado la espalda y de no haber contestado a sus llamadas antes de ahorcarse.

“Hay que tener en cuenta que era otra época”, concluye el aficionado merengue respecto a las hostilidad de Brian Clough hacia su jugador. “La homofobia sigue presente en la sociedad”, subraya María José López. En todo caso, tampoco se sabe qué pasaría hoy, en esta época, si un futbolista se atreviese a salir del armario. Sencillamente porque en España nadie lo ha hecho.

El cantante mexicano Vicente Fernández rechaza un trasplante por temor a que el donante fuera “homosexual”

El artista, que debía ser intervenido a causa de un cáncer,desató la polémica al declarar en una televisión local que no aceptó un trasplante de hígado porque no sabía la orientación sexual de su donante, ni si se trataba de una persona “drogadicta”.

El cantante mexicano durante una de sus actuaciones. | Instagram

El cantante mexicano Vicente Fernández, icono de la música ranchera, ha rechazado recibir un trasplante de hígado por temor de que el donante fuera “homosexual o drogadicto”, de acuerdo a las informaciones publicadas por el diario local Excélsior. En una entrevista para el programa Primera Mano, Fernández aseguró haber hablado con el equipo médico y haberles dicho: “Yo no me voy a dormir con mi mujer con el hígado de otro güey. No sé si era homosexual o drogadicto'”.

El intérprete, padre del también cantante Alejandro Fernández, señaló que fue durante una gira mundial cuando le detectaron una ‘bolita’ en las dos vías biliares, por lo que tuvo que suspender sus conciertos. La ‘bolita’ se trataba de un cáncer, por lo que el pasado 2 de mayo le dijeron que iba a ser necesario someterse a una cirugía.

La operación consistía en un trasplante y, para fortuna del artista, el equipo de sanitarios había conseguido un hígado compatible. Sin embargo, Fernández decidió no someterse a la cirugía y abandonó el hospital de Houston donde permanecía ingresado. “No me querían dejar salir, me dijeron: Es que ya encontramos su hígado compatible, ya viene el oncólogo”, apuntó el cantante en la entrevista.

 

La profesora de Vox increpada por sus alumnos, acusada de adoctrinar con tesis homófobas y antiabortistas

Su clase de 2º de ESO en un instituto malagueño le impidió la entrada al grito de “ultraderechista, tú no entras”

Inmaculada Enríquez, en un acto ProVida. / FACEBOOK

El pasado martes, un grupo de alumnos de alumnos de 2º de ESO increpó al grito de “Ultraderechista, tú no entras” e impidió la entrada en clase de una profesora por ser militante de Vox. Los hechos sucedieron en el I.E.S. Bezmiliana, en Rincón de la Victoria (Málaga), un centro que supone un reto para la dirección como consecuencia de la falta de institutos en el municipio, albergando alrededor de 1.500 alumnos y alumnas, es decir, unos 600 más para lo que fue concebido.

La profesora de Lengua y Literatura Inmaculada Enríquez, que acude como número 20 de Vox en las próximas elecciones municipales, asegura que “como son menores, yo no hablo de política con mis alumnos”. Algo con lo que no está de acuerdo la madre de uno de los alumnos sancionados por los hechos: “Los adoctrina, hace gala de pertenecer a Vox, les habla de la contrariedad de ser gay, de que es una enfermedad; les habla de catolicismo y de lo importante que es llegar virgen al matrimonio como hizo ella”.

Enríquez niega que se produzcan tales conversaciones en sus clases de Lengua y Literatura, si bien se reconoce “católica y catequista en la parroquia” así como “miembro de un grupo ProVida, habiendo rezado el rosario a las puertas de un abortorio”, dedicando las tutorías a inculcar sus valores. La profesora, que subraya que “todos mis alumnos están en la asignatura de Religión”, admite que “les hablo de los valores de la familia tradicional, que es la célula de la sociedad, y si ésta se disgrega, enferma y si lo hace, la sociedad entera enferma. Yo no voy a defender una familia que no sea la tradicional”.

Desde su punto de vista, “adoctrinar es que mi compañero Antonio Moreno de Podemos [actual concejal en la oposición y ex primer teniente de alcalde en la primera mitad de legislatura] traiga al centro charlas de la asociación Arcoiris”, en favor de la igualdad de derechos del colectivo LGTBI.

En este mismo sentido, Enríquez apunta durante el transcurso de esas tutorías “también hablamos de la importancia de la virginidad o del aborto. Me preguntan qué sucede si les violan y les contesto ¿qué culpa tiene el niño?”.

Por su parte y a pesar de que según afirma la madre del alumno este adoctrinamiento “se viene produciendo desde el primer trimestre”, en ningún momento se ha elevado queja alguna al centro o a la misma profesora por, según precisa, “miedo a que le cogiera manía a mi hijo”.

Versiones contradictorias

Las versiones de los hechos acaecidos el pasado martes son contradictorias. Si la maestra identifica a uno de los sancionados como cabecilla de la rebelión en la que el alumnado gritó consignas del tipo “¡Presos políticos libertad!”, “¡Catalunya libre!” o “¡PSOE ganador!”, la progenitora indica que su hijo tan sólo se sumó al resto.

La madre asegura que “mi hijo advirtió a la profesora que sus compañeros no la iban a dejar entrar por ultraderechista y llegó a clase cuando ya había empezado todo, sumándose”. En contraposición, Enríquez indica que fue este alumno quien lideró la revuelta y el resto, “que también gritó y pegó puñetazos en las mesas, actuó como borregos por el cachondeo”.

A pesar de que los hechos todavía se están investigando contando con los testimonios de toda la clase, la madre, que indica que “en ningún momento justifico los hechos”, se teme la expulsión, algo que considera desproporcionado, “sobre todo porque mi hijo tan sólo fue uno más, tal y como confirman otros alumnos”.

“Aunque ya no depende de mí”, matiza Enríquez, “sí que estoy de acuerdo con esta medida, porque no podemos dejar que suceda más; me lo dicen otros profesores compañeros, también de Vox, que me animan, incluso, a que denuncie”, añadiendo que “soy de Vox, pero decir que soy ultraderechista o de extrema-derecha es insultarme”. Mientras la docente considera que se trata de un hecho muy grave, que ha escalado hasta la dirección de su partido -“estoy esperando la llamada de Santiago Abascal”-, la madre cree que “se ha victimizado”.

En este sentido, fuentes docentes del centro aseguran “que la Dirección se enteró del incidente por la prensa antes que por la profesora”. Según indican, la docente “llamó al coordinador de Vox en Rincón de la Victoria” –que fue número 2 al Senado por Málaga- y éste fue quien llamó a los medios provinciales, que fueron los que al contrastar la noticia dieron el primer aviso a la Dirección. Estas mismas fuentes aseguran que las quejas en relación al supuesto adoctrinamiento conservador por parte de Enríquez se vienen sucediendo a lo largo del curso, incluso, de propios compañeros. Según ha podido saber Público.es, la Inspección de Educación ha visitado el instituto esta misma mañana.

HOMOFOBIA : La ola de agresiones homo-transfóbicas que sacude a la comunidad LGBTI de Chile

“A Brenda la mataron de forma brutal. Quiero justicia para ella, que se sepa quién la mató de esta manera, que este hecho no quede impune, que las autoridades ayuden en esto, por favor”. Fueron las palabras desesperadas de Gloria Vallejos, madre de Brenda, asesinada cerca de su casa el lunes pasado en Valparaíso, en la zona central de Chile.

Personas sostienen paraguas arco iris para celebrar el Día Internacional contra la Homofobia frente al edificio del Parlamento rumano en Bucarest. DANIEL MIHAILESCU / AFP

“A Brenda la mataron de forma brutal. Quiero justicia para ella, que se sepa quién la mató de esta manera, que este hecho no quede impune, que las autoridades ayuden en esto, por favor”. Fueron las palabras desesperadas de Gloria Vallejos, madre de Brenda, asesinada cerca de su casa el lunes pasado en Valparaíso, en la zona central de Chile.

Brenda Plaza tenía 41 años y era una mujer trans que vivía en Iquique, al norte del país, pero aterrizó hacía dos meses al litoral para visitar a su madre. Hasta ahora no se han encontrado los responsables del crimen, pero familiares y activistas criticaron que la policía hablara de ella como “una persona de sexo masculino vestida de mujer”. “Hasta el último momento trataron a Brenda como hombre. Así que no podemos esperar que los malos dejen de matarnos, ni mucho menos podemos esperar respeto de los demás, si la misma policía no nos respeta”, espetó la concejala trans de la ciudad porteña, Zuliana Araya.

El asesinato de Brenda se suma a una larga lista de agresiones y ataques que se han registrado en el país suramericano en el último tiempo. Según el XVII Informe Anual de los Derechos Humanos de la Diversidad Sexual y de Género, elaborado por el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), en 2018, en Chile se denunciaron 698 casos de violencias y abusos basados en la orientación sexual o la identidad de género de las personas. En comparación a 2017, se registró un aumento de un 44%, la cifra más alta que se ha registrado en los últimos 17 años. El documento también revela que por tercera vez en este período, la población trans acumuló el mayor número de vulneraciones, con el 39% del total, correspondiente a 273 casos, el más alto conocido hasta ahora.

Hasta el 15 de marzo, se registraron en el país sudamericano 13 casos de violencia física por diversidad sexual, un 85% más que el promedio de años anteriores entre enero y marzo. En este recuento no se consideró el homicidio de Brenda ni tampoco la agresión que sufrieron un grupo de mujeres trabajadoras sexuales trans, que fueron apuñaladas a finales del mes pasado.

Entre los últimos casos que han conmocionado la sociedad chilena hay la “violación correctiva” de un hombre a su hijastra por ser lesbiana; o el ataque a la joven Carolina Torres, que quedó herida con riesgo vital tras ser golpeada con un palopor dos hombres mientras paseaba de la mano de su novia y otra amiga.
Precisamente, este jueves, después de dos meses de búsqueda, los presuntos agresores de Carolina fueron detenidos y, tras pasar a disposición del juez, quedaron en prisión preventiva mientras dure la investigación. El magistrado consideró que existe riesgo de fuga y que representan un peligro para la víctima y para la sociedad. No tuvieron la misma suerte las familias de María Pía Castro y Nicole Saavedra, asesinadas en 2008 y 2016 respectivamente, por ser lesbianas. Ambas muertes siguen impunes hasta el día de hoy.

“Efecto rebote” y ultraderecha

Érika Montecinos, directora de la Agrupación Lésbica Rompiendo el Silencio, vincula la ola de agresiones de los últimos meses a la irrupción de los discursos de odio de los sectores “fundamentalistas y ultraconservadores” que han aparecido en todos los medios y la sociedad en general. “Es un acoso que nosotres vivenciamos diariamente, sobre todo aquellas personas que tienen una expresión o identidad de género diversa, como las lesbianas camionas o las personas trans”, explica.

Coincide con ella el encargado de legislación y políticas públicas de Organizando Trans Diversidades (OTD), Franco Fuica, que apunta que los logros de la comunidad LGBTI se convierten en “razones para ser más odiados” por parte de los sectores más reaccionarios. “Hay un efecto rebote”, afirma.

De hecho, los avances en la tramitación de la Ley de Identidad de Género, que se promulgó el noviembre pasado, y el triunfo de la película Una Mujer Fantástica en los Oscar de 2018 provocaron la ira y el rechazo homo-transfóbico de varios grupos y personas que se movilizaron para boicotear la norma o para ofender a la protagonista del film, Daniela Vega. Concretamente, del total de casos de discriminación del 2018, 15 fueron dirigidos contra la actriz y 218 para boicotear la ley, según el Informe Anual.

Para Montecinos no se puede pasar por alto las consecuencias que tienen hasta hoy las dictaduras que en los 70 acecharon los países de América del Sur. Según ella, los grupos vinculados a los asesinatos y desapariciones no han desaparecido totalmente y resurgen ahora “con discursos neofascistas”. Opina que en los gobiernos de derecha “no hay mano dura ni políticas efectivas” que condenen los discursos de odio que incitan a la violencia. Y añade: “Se normalizan y relativizan detrás de una errada interpretación de la libertad de expresión”.

Fuica considera que lo que ocurre en Chile tiene relación directa con el auge de la extrema derecha a nivel global y el “mal manejo de los gobiernos socialistas”. Según él, los partidos conservadores “han empoderado a estos grupos que habían estado en la sombra y ahora aparecen sin temor, vergüenza ni pudor”.

Políticas a debate

Chile tiene varios pendientes en materia de políticas antidiscriminatorias. En 2012 se promulgó la Ley Antidiscriminación, más conocida como Ley Zamudio, en homenaje al joven Daniel Zamudio, víctima mortal de una agresión homofóbica perpetrada por un grupo neonazi. Sin embargo, las organizaciones LGBTI reclaman una revisión de la normativa porque la consideran insuficiente. “No tiene sanciones contra quien discrimina, excepto una multa que además tiene un beneficio fiscal; y hay que cambiar la carga de la prueba: no debería ser la víctima quien demuestre la discriminación, sino que tendría que ser el agresor quien debiera probar que no lo hizo”, lamenta Franco Fuica.

El gobierno de Sebastián Piñera anunció para marzo la convocatoria de una consulta ciudadana para evaluar la efectividad de la ley, pero de momento no ha habido avances al respecto y el anuncio quedó en meras palabras al viento.
Ante el aumento de la violencia y desprotección, el Ejecutivo también decidió establecer una mesa de trabajo abierta a las organizaciones sociales. Sin embargo, algunas de las entidades fueron excluidas de la convocatoria y quedaron sin representatividad. La ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, indicó que el incremento de agresiones contra mujeres lesbianas y trans, requiere “un trabajo especializado” y “una protección especial” porque la violencia que afecta a estos grupos de mujeres “tiene unas características especiales”. Sin embargo, tampoco en eso ha habido avances.

Érika Montecinos considera que hasta ahora las políticas públicas dirigidas a la comunidad LGBTI “han sido débiles” y no han abordado la “violencia estructural que niega derechos, por ejemplo, a las familias diversas, o que impide el matrimonio igualitario”. Por eso, desde su organización reclaman leyes “más severas que sirvan para combatir la incitación y crímenes de odio”. Como mujeres lesbianas y trans, exigen que se las incluya en las leyes integrales de violencia contra la mujer: “Queremos que se considere la violencia a las mujeres por su orientación sexual e identidad de género, que se busque una mirada más amplia y no heteronormativa”, sostiene.

Desde OTD, Fuica redunda esa mirada y añade la importancia de transformar desde la educación: “Es el pilar fundamental para el cambio social hacia la igualdad verdadera”, concluye.

Una web española ofrece “un método de sanación integral” para la homosexualidad

La asociación Arcópoli va a denunciar ante la Comunidad de Madrid esta página porque considera que se “una aberración impropia del siglo XXI en nuestro país” y que, además, es dañina para los jóvenes. 

Esta web ofrece “terapias reparativas” de la homosexualidad y recomiendan la lectura de libros sobre este asunto

La asociación Arcópoli va a denunciar ante la Comunidad de Madrid una página web que ofrece “itinerarios de maduración integral” que persiguen, entre otras cosas, “terapias reparativas” de la homosexualidad y recomiendan la lectura de libros sobre este asunto. “Hemos sido creados para amar y ser amados. Como varones y mujeres, para poder vivir este misterio de amor desde un amor de comunión y de donación, de esponsalidad”, se lee en la página www.esposiblelaesperanza.com.

“El lunes presentamos una denuncia contra el Arzobispado de Alcalá de Henares y ahora presentamos otra contra esta web porque nos han llegado testimonios de que a través de esa página se apuntan a terapias” para curar la homosexualidad, ha explicado el portavoz de Arcópoli, Rubén López. Con la denuncia, avanzada por la Cadena Ser, la asociación pretende que la Comunidad de Madrid actúe y haga cumplir la ley porque estos cursos son “una aberración impropia del siglo XXI en nuestro país”.

Según López, se deriva a personas del colectivo LGTB a “presuntas terapias de curación de la homosexualidad”. “Confiamos en que la Comunidad de Madrid actúe sobre estos focos, los elimine y dé un mensaje contundente a la sociedad porque es dañino para los más jóvenes“, ha añadido el portavoz de la asociación. Arcópoli ha insistido en Twitter en que estas supuestas terapias deben ser sancionadas por “el daño que causan al libre desarrollo de la personalidad”.

En la página web denunciada se indica que se trata de una comunidad de “varones con masculinidad y mujeres con feminidad” y que “solo desde ahí” se puede “amar de verdad”: “Esta es la entusiasmante y hermosa tarea que tenemos entre manos y que queremos vivir en esta página”. La web ofrece talleres de “maduración integral” en los que se recomienda la lectura de libros como “Terapia reparativa de la homosexualidad masculina”, “Homosexualidad y esperanza” o “El proceso de auto-identificación homosexual” de Aquilino Polaino.

Además, se redirecciona a los jóvenes a otra página en la que se sostiene que se puede curar la homosexualidad y que “las personas que se sienten atraídas por personas del mismo sexo sufren de un desorden emocional condicionado por distintas razones“, entre ellas un padre violento o ausente, una madre sobreprotectora o con trastornos emocionales o abuso sexual o violación.

Arcópoli también denunció esta semana al Arzobispado de Alcalá de Henares, por unos supuestos cursos de curación de la homosexualidad, y hace dos años y medio otra página web que también ofrecía recursos para esto mismo.

Una pareja de lesbianas planta cara a Vox en Valladolid y convierte su beso en un símbolo contra la homofobia

No es la primera vez que Vox se ha pronunciado sobre el colectivo LGTBI. Ni es la primera, ni va a ser la última. Los derechos del colectivo han sido una de las grandes dianas del partido ultraderechista liderado por Santiago Abascal. De hecho, las ideas de la formación sobre el aborto, la homosexualidad, la violencia de género y la inmigración han acaparado los grandes titulares de los principales medios de comunicación cada vez que uno de los miembros de la formación ha abierto la boca para manifestar su opinión.

Lo que jamás se imaginaban es que en plena campaña electoral, en uno de los ya clásicos mítines en Valladolid bajo el amparo de una carpa informativa, una pareja de lesbianas iba a dar rienda suelta a su amor. Y que, además, iban a inmortalizarlo.

La instantánea pertenece a la usuaria @vickygonzalo, que se colocó delante del puesto informativo, le plantó un beso “como dios manda” a su pareja y lo compartió en Twitter. Una imagen que ya ha sido calificada por los seguidores de la red social como “la foto de la semana“. Lo que no sabemos -o creemos- es si Vox piensa lo mismo.

Y es que, al tiempo que estas dos mujeres convierten su beso en un símbolo contra la homofobia, el partido propone la promulgación de una ley “de protección de la familia natural”. Es más, Fernando Paz, ex número uno en las listas de Vox al Congreso en la provincia de Albacete -antes de que presentara su renuncia a la candidatura hace apenas dos semanas-, fue uno de los fieles defensores de esta idea. Fue Paz quién aseguró que “una pareja gay con un niño o una madre soltera que adopta un hijo no es una familia natural”. Y fue al mismo Paz al que tampoco le tembló la voz cuando afirmó que, de tener un hijo gay lo ayudaría, pues “hay terapias para reconducir su psicología“.

Hasta el mismísimo líder de la formación ha asegurado que “el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer”. Incluso Twitter le sirvió de herramienta para dar su más polémica visión a través de un hilo en el que se podían leer declaraciones como “gays en la cama, españoles de bien en la calle”. Porque, según Abascal, cada uno en su casa puede hacer lo que quiera, pero en su casa. Por lo tanto, la propuesta es clara: se puede ser gay… pero en la intimidad. Nada de serlo en la calle y que lo vea la gente.

Una idea que, sin embargo, no comparten las más de 15.000 personas que han apoyado el gesto con su like y que, con sus comentarios, han roto una lanza en pro de la igualdad sexual, que no es más que la opción de que cada quién decida ser lo que le dé la gana.

El Papa anima a consultar con un “profesional” si un hijo es homosexual

En una entrevista de casi hora y media en el programa ‘Salvados’, el sumo pontífice respondió a todas las preguntas que le planteó Jordi Évole aunque eso le costara dejar alguna que otra frase para la polémica. A Francisco se le vio más cómodo cuando opinaba de asuntos ajenos a la Iglesia, como la memoria histórica o el drama de la inmigración

Un momento de la entrevista al Papa en el programa ‘Salvados’. (TWITTER)

El Papa Francisco pasó este domingo por el programa Salvados, de La Sexta. Casi hora y media de entrevista sometiéndose a las preguntas de Jordi Évole dan para mucho: prácticamente no dejaron un solo tema de actualidad sin tocar. El Papa habló de memoria histórica, inmigración, abusos en la Iglesia, el capitalismo, la homosexualidad, la trata de mujeres o el feminismo, entre otros asuntos. Se le vio más cómodo cuando opinaba de asuntos ajenos a la Iglesia, como la memoria histórica o el drama de la inmigración, pero no esquivó ninguna pregunta aunque eso le costara dejar alguna que otra frase polémica.

Sobre la homosexualidad, por ejemplo, el papa dijo al ser preguntado directamente por Évole que “en teoría” no es una “rareza” tener un hijo homosexual, pero animó a los padres que empiecen a “ver cosas raras” en sus hijos a que “consulten, por favor, y vayan a un profesional” porque “ahí se verá a qué se debe, y puede ser que no sea homosexual”. “Estoy hablando de un chico que se está desarrollando y los padres empiezan a ver cosas raras… Consulten, por favor, y vayan a un profesional, y ahí se verá a que se debe y puede ser que no sea homosexual, que se deba a otra cosa”, dijo exactamente

El Papa Francisco quiso matizar así las polémicas declaraciones que hizo el verano pasado cuando recomendó recurrir a la psiquiatría a los padres que detectaran conductas homosexuales en sus hijos. “Yo estaba explicando que nunca se echa de casa a una persona homosexual, pero hice una distinción que cuando la persona es muy joven y pequeña y empieza a mostrar síntomas raros, ahí conviene ir y yo dije psiquiatra, en ese momento te sale la palabra que te sale y encima en un idioma que no es el tuyo”, ha detallado el pontífice.

“De aquello salió que los medios dijeran ‘El papa manda a los homosexuales al psiquiatra’ y no vieron lo otro, y eso es mala entraña”, se quejó Francisco.

En su opinión, “para una familia es raro, se escandalizan algo que no comprenden, algo fuera de lo normal… No estoy haciendo juicios de valor, estoy haciendo un análisis fenomenológico… Al menos que se saquen la duda con un profesional, tienen derecho a hacerlo”. Y “una vez que la actitud homosexual está fijada, ese hombre o esa mujer homosexual tienen derecho a una familia, y ese papá y esa mamá tienen derecho a un hijo, venga como venga, y no se puede echar del hogar a ningún hijo o hija homosexual”, concluyó.

En otro asunto polémico, el Papa Francisco también admitió que se equivocó cuando afirmó que todo feminismo acaba siendo un machismo con faldas, una afirmación que pudo oírse durante una de sus intervenciones ante la Cumbre Antipederastia que se celebró el pasado mes de febrero en Roma.

Francisco se disculpó asegurando que esa fue una frase pronunciada en un momento de “mucha intensidad” y en clave positiva, después de escuchar el testimonio de una mujer que justo iba en la línea que a él le gustaba.

“La frase justa es: ‘Todo feminismo puede correr el riesgo de convertirse en un machismo con pollera (falda)’. La otra me equivoqué, fue una equivocación del momento, no porque lo piense así. Por eso, hay que discernir bien las actitudes”, puntualizó.

Por otro lado, ha calificado de “tremendo” la trata de mujeres con fines de explotación sexual y diferenció de quienes ejercen libremente la prostitución. “Una cosa es una mujer que quiere ejercer la prostitución porque le gusta o porque hace una opción libre para ganar dinero o para lo que sea, y otra cosa son las chicas esclavas, la esclavitud de las chicas es de terror”, precisó.

Por otro lado, el Papa aseguró que no es anticapitalista ni antisocialista y eludió pronunciarse personalmente sobre algunas figuras de la política internacional como Donald Trump o Nicolás Maduro, aunque ha revelado que se tomaría un café con ambos.

La migración y el ‘Open Arms’

Sí que advirtió sobre el uso del miedo al migrante como herramienta electoral por parte de los partidos políticos alegando que que es una historia que se repite y que las grandes dictaduras del siglo pasado empezaron por el miedo, aludiendo a un “muchachito” que se llamaba “Adolfito”, dictaduras que no descarta que puedan volver a repetirse.

Asimismo, admitió que la iglesia también ha jugado con el miedo a lo largo de la historia. “Tenemos una historia que a veces nos avergüenza”, subrayó.

Abundando en el asunto de la inmigración, Francisco criticó también que el Gobierno español mantenga retenido en el puerto de Barcelona al buque de rescate de migrantes de la ONG Pro Activa Open Arms, que opera en el Mediterráneo. “Me parece mal. Y el caso de Open Arms me parece una injusticia muy grande. ¿Para qué se hace? ¿Para que se ahoguen? Es simplista, pero si no los puedes rescatar ¿Y para qué vienen? Viven en una desesperación, unida a una ilusión tan grande, que se lanzan. No miden las consecuencias. Y nosotros no medimos el dolor de esa gente”, puntualizó el pontífice.

En esta misma línea, el Papa aseguró sentir “mucho dolor” por los migrantesfallecidos en el Mediterráneo, algo que “no entiende”. “No entiendo. No entiendo la insensibilidad”, dijo, al tiempo que advirtió de que Europa se ha vuelto “demasiado abuela” al tiempo que se enfrenta a un problema demográfico por la falta de nacimientos.

Por ello, defendió una “actitud fundamental”, la del “corazón abierto y ha recordado los cuatro pasos a seguir en este sentido: recibir, acompañar, promover e integrar”.

Francisco también criticó las concertinas de las vallas de Ceuta y Melilla mientras sostenía una de ellas en sus manos. “Demuestra hasta dónde es capaz de descender la humanidad de una persona”, dice para añadir que es tal la “inconsciencia” que parece que la sociedad se ha acostumbrado a estas prácticas.

Igualmente, Francisco se refirió al muro de Donald Trumo en términos muy críticos: “El que levanta un muro termina prisionero del muro que levantó”. “Y eso es ley universal. Y eso se da en el orden social y en el personal. Si vos levantas un muro entre personas, terminas prisionero de ese muro que levantaste. Sí, defiendo mi autonomía, sí; pero te quedas solo como un hongo”, recalcó.

También afirmó también que el “capitalismo salvaje” es responsable de estas situaciones, aunque precisó que una economía social de mercado, si es social, puede andar. “Lo que no anda es el mundo de las finanzas. También esto crea las guerras, por la posesión de la riqueza, ¿no es cierto?, sean internacionales o nacionales. Sostengo que estamos ya en una tercera guerra mundial, a pedacitos”, insistió.

Y como no eludió ninguna cuestión que le planteaba Évole, el Papa opinó hasta de la venta de armas de España a Arabia Saudí. “No tienen derecho a hablar de la paz. ¿Están fomentando la guerra en otro país y después quieren la paz en el propio? La teoría del bumerán. La vida se las cobra, por uno u otro camino. Si vos armas la guerra allá, la vas a tener en tu casa, quieras o no quieras”, añade.

Acerca de la memoria histórica, el papa Francisco dijo que no ha participado en las comunicaciones entre el Gobierno y la Santa Sede sobre la exhumación de los restos del dictador Francisco Franco del Valle de los Caídos, una decisión sobre la que el pontífice dice no tener opinión.

Tampoco dio más detalle sobre las comunicaciones que mantuvieron el secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, y el Gobierno español: “Hubo algo pero yo no me metí en eso”, contestó. Lo que sí defendió es “el derecho a la verdad sobre lo que pasa, el derecho a una sepultura digna, a encontrar los cadáveres”, un derecho que es de la familia y de la sociedad porque “una sociedad no puede sonreír al futuro teniendo sus muertos escondidos”.

Asuntos de la Iglesia

Menos suelto se le vio al hablar de asuntos que atañen directamente a la Iglesia.  Sobre la discriminación de la mujer, el Papa reconoció que escucharla y darle funciones no basta y admitió que lo que no se ha logrado todavía es “caer en la cuenta que la figura de la mujer va más allá de la funcionalidad”. “La Iglesia no puede ser Iglesia sin la mujer, porque la Iglesia es mujer, es femenina. Es La Iglesia, no El Iglesia. Una dimensión que no tenga feminidad en la Iglesia hace que la Iglesia no sea Iglesia”, apuntó

El Papa también habla sobre el aborto al ser preguntado por si entendería que una víctima de trata embarazada tras una violación quisiera abortar. “Yo la entendería a ella en su desesperación, pero también sé que no es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema. “¿Es lícito eliminar una vida humana para resolver un problema? ¿Es lícito alquilar a alguien para que la elimine?”, recalcó.

Al ser cuestionado por los casos de abusos sexuales en el seno de la Iglesia, dijo el Papa que “una época hay que interpretarla con la hermenéutica de esa época”. “No puedo interpretar la conquista de América con una hermenéutica de hoy, me tengo que ir a la de la época”. Sobre este asunto “pasa lo mismo”, y hasta que “explotó” el escándalo de Boston, “la hermenéutica era la de que conviene tapar, evitar males futuros…”

Y “al tapar, se propaga, una vez que entra la cultura del destape, las cosas no se propagan”, ha proseguido el papa, quien ha animado a denunciar los casos que se produzcan.

Francisco ha dicho entender a las víctimas insatisfechas con los resultados de la cumbre de los presidentes de las conferencias episcopales en el Vaticano que finalizó en febrero.

“Yo les entiendo porque uno busca a veces resultados que sean hechos concretos en el momento. Por ejemplo, si yo hubiera ahorcado 100 curas abusadores en la Plaza de San Pedro es un hecho concreto, hubiera ocupado espacio. Y mi interés no es ocupar espacio, es iniciar procesos sanadores”, detalló.

Precisamente, “las cosas concretas” de la cumbre “fue iniciar procesos, y eso lleva su tiempo”, pero es la única manera “para que sea irreversible la cura”.

Al igual que “mercaderes”, el papa ha reconocido que en el Vaticano “hay chismorreo”, y “esto es lo peor que puede haber” porque “denigra a una persona”.

Sobre el Vaticano, el Papa admitió que no se salva de los límites y de los pecados y las vergüenzas de otras sociedades. “Acá somos hombres y tenemos los mismos límites y caemos a veces en las mismas cosas. Hay que ir limpiando. El trabajo es ir limpiando, limpiando, limpiando”, asegura tras admitir que en la Santa Sede también hay mercaderes como los que Jesús echó del templo por “hipócritas”.

“Esto es muy lento y sí, en el Vaticano hay problemas”, dijo a guisa de conclusión.

Asimismo, Francisco se mostró partidario de que “los hombres de Iglesia son ciudadanos y tienen que cumplir con todos sus derechos de ciudadanos” y por ello cree que la institución debe pagar por todos aquellos bienes que no estén dedicados al culto.

De castigos a reconversiones: así fue la barbarie franquista contra las personas LGTBI

Con el fin de la Guerra Civil española hace 80 años, el colectivo LGTBI sufrió la persecución de la dictadura que primero los trató como delincuentes, después como enfermos y los consideraba una amenaza.

El dictador Francisco Franco, en una de sus asistencias bajo palio a una celebración de la Iglesia católica. EFE

La dictadura nos persiguió porque éramos algo que hubiera debilitado al régimen. Nos alejábamos del modelo social que la cruzada franquista propugnaba. Para ese movimiento hercúleo de hombres forjados en la potencia ‘éramos lo peor’, como decía Pedro Zerolo”. La activista Boti García Rodrigo explica con estas palabras las torturas y la cacería legal que sufrieron las personas LGTBI con la llegada de la dictadura de Francisco Franco, que se instauró en todo el país el 1 de abril de 1939, tras el final de la Guerra Civil hace ya 80 años.

No obstante, la represión había comenzado antes, tal y como remarca Ramón Martínez, historiador especializado en la realidad LGTBI: “El asesinato de Lorca fue un primer aviso importante para mucha gente de lo que se avecinaba con el gobierno ilegítimo”. El poeta granadino fue “fusilado y abandonado” en una cuneta el 18 de agosto de 1936 “por rojo y maricón”, según relataron su delator, Ramón Ruiz Alonso, y su ejecutor, Juan Luis Trescastro. Sus testimonios los ha recogido el periodista Marcos Paradinas en su libro El fin de la homofobia.

“Desde el comienzo, la homosexualidad se consideró una afrenta al régimen franquista. Es aterrador ver cómo las cuatro décadas de dictadura sirvieron para perfeccionar una sanguinaria maquinaria estatal con la que erradicar las heterodoxias”, recalca el historiador. Aun así, durante los primeros 15 años de la dictadura, Franco “estaba bastante ocupado con la aniquilación de los rivales políticos”, señala Pardinas, y no fue hasta pasada “esa purga” que decidió ir a por las personas LGTBI con la modificación en 1954 de la Ley republicana de Vagos y Maleantes.

No obstante, usar estas siglas en el marco de la dictadura no es del todo correcto ya que supone ser infiel a la forma en la que el régimen entendía la diversidad y porque por aquel entonces aún no se había organizado el movimiento LGTBI que conocemos hoy en día. “El denominador común del franquismo es que todos eran maricones. No supo distinguir entre orientación sexual e identidad de género. Las mujeres trans eran consideradas travestis u homosexuales”, incide Raúl Solís, autor del libro La doble transición donde recoge la vida de ocho mujeres trans durante estos años de totalitarismo. “Trans, homosexuales y bisexuales iban al mismo saco conceptual de los ‘desviados’”, apunta Martínez.

Como expuso Fernando Olmeda en su libro El látigo y la pluma, con la dictadura se implementó en la sociedad española una idea muy concreta de masculinidad y de lo que debía ser un hombre. Martínez coincide con el periodista y especifica que al varón se le aplicaba “la versión más férrea de los roles de género. Cualquiera que lo incumpliera no solo era un traidor a su sexo, sino también un traidor a la patria, que necesitaba ‘hombres de verdad’ para fecundar mujeres que dieran a luz a españoles de bien. Hay textos que incluso se plantean si los hombres no heterosexuales son recuperables o no para la causa de la propagación de la raza”. Solís lo sentencia así: “En un sistema patriarcal lo que se privilegia es la copia del patriarca. Las personas LGTBI cuestionaban la columna vertebral del nacionalcatolicismo. Por eso nos perseguían”.

Una condena disfrazada de precaución

La Segunda República había descriminalizado la homosexualidad en el Código Penal de 1932, pero tampoco se puede afirmar que fuera “una buena aliada”: “Solo Gregorio Marañón empatizaba un poco porque consideraba la homosexualidad un problema médico, no un delito. Hoy nos parece algo inaceptable, pero fue posiblemente el mayor avance hasta la fecha. Un jurista como Jiménez de Asúa, que fue presidente de la República en el exilio, protestó firmemente cuando la dictadura de Primo de Rivera persiguió penalmente la homosexualidad y estuvo detrás de la despenalización al llegar la República”.

Si bien es cierto que el régimen franquista tardó tres lustros en legislar contra las personas LGTBI, el Tribunal Superior se pronunció al respecto el 15 de octubre de 1951. En una sentencia que recoge el escritor Arturo Arnalte en su obra Redada de violetas, el órgano judicial dictó que “la homosexualidad es ‘vicio repugnante en lo social, aberración en lo sexual, perversión en lo psicológico y déficit en lo endocrino’”. Tres años más tarde, el 15 de julio de 1954, Franco retocó el texto de la Ley de Vagos y Maleantes para “convertirlo en una norma que perseguía la diversidad y que reconocía a las personas homosexuales como posibles delincuentes”, manifiesta Martínez.

“La idea que subyacía es que alguien por el simple hecho de no ser heterosexual está más cerca de cometer un delito y que, por ello, debe ser detenido”, narra el historiador. Por su parte, Pardinas remarca en El fin de la homofobia que las medidas no se establecían como “penas”, sino como “medidas de seguridad”. “La aberración era triple: se persigue la identidad y no el acto sexual, se establece una persecución ‘preventiva’ y se prescinde la necesidad de prueba alguna para hostigar a los sospechosos”, resalta.

Por culpa de esta Ley “existieron auténticos campos de concentración para homosexuales en nuestro país durante al menos dos décadas. La colonia agrícola de Tefía, en Fuerteventura, es un ejemplo de aquel horror”, cuenta Martínez. Según un informe de Amnistía Internacional de 2015, allí sometían a los presos a “condiciones inhumanas, trabajo hasta el agotamiento, palizas y hambre”. El testimonio más revelador fue el de Octavio García Hernández, que falleció el año pasado.

Un tardofranquismo corrector

Las mujeres lesbianas y bisexuales no llegaron a sufrir esta persecución tan dura porque “legalmente no se las perseguía”, puntualiza Martínez. Boti Garcia Rodrigo lo recuerda así: “Para la dictadura no existíamos. No podían imaginar que hubiera mujeres que prescindieran del varón para hacer su vida. Ellos sufrieron torturas y humillaciones pero nosotras terminábamos en el convento, en matrimonios forzados o en el psiquiatra. No sé si es mejor que te peguen o que ni te vean ni te hagan persona. Estábamos condenadas a la invisibilidad más absoluta, a la no existencia”, explica la que fuera presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB).

Sin embargo, las medidas contra las identidades LGTBI se endurecieron con la Ley de Peligrosidad y Rehabilitación Social de 1970, que Martínez ha descrito en su libro Lo nuestro sí que es mundial como “la barbarie antihomosexual más descarnada”. El objetivo de esta ley era reeducar y reinsertar a los hombres homosexuales con prácticas de reconversión que iban desde los electroshocks y las terapias de psicoanálisis hasta las lobotomías. Con este texto, y según señala Pardinas, “ya no son delincuentes a los que castigar, sino enfermos a los que curar”.

Martínez aclara que aunque en teoría buscaban devolver a los homosexuales (y también a las personas trans) al camino de la sexualidad correcta, el objetivo era otro: “Querían erradicarnos. Nos decían que iban a reeducarnos porque decir que pretendían exterminarnos recordaba a otra cosa, que era precisamente la que intentaban hacer”. Además, se construyó una prisión en Badajoz para los homosexuales pasivos, otra en Huelva para los activos y se destinaron a muchos otros junto con mujeres trans a las cárceles de Carabanchel y de la Modelo (Barcelona).

El ejemplo de la represión más cruel reside en Lorca, pero también fueron víctimas de esta opresión otros nombres como Antonio Ruiz, expreso valenciano que lideró la lucha de la eliminación de las fichas policiales; el cantante de copla Miguel de Molina, que sufrió una paliza casi mortal; la poeta Gloria Fuertes a la que se la encasilló como una escritora para niños; y el dramaturgo Agustín Gómez Arcos que terminó en el exilio.

A pesar de esta barbarie, gais, lesbianas, bi y trans siguieron reuniéndose en la clandestinidad, se armaron para levantar el movimiento LGTBI español y pelear por sus derechos. “Estoy muy orgullosa de mi colectivo porque hemos buscado nuestra libertad como seres humanos. Somos unos resistentes”, concluye García Rodrigo.

Ahora, cuando se cumplen 80 años del final de la Guerra Civil, el Ayuntamiento de Barcelona, gobernado por Ada Colau, interpuso una querella contra varios jueces de la dictadura por sus sentencias homófobas. La Justicia, sin embargo, ha rechazado investigar estos casos ya que se ajustaban al orden legal cuando fueron dictadas. 

CIUDADANOS EN LA MANIFESTACIÓN DE LAS DERECHAS

“Pinkwashing de libro”: los tuiteros analizan la foto de Albert Rivera con banderas LGTB en Colón

Según Wikipedia“Pinkwashing” (lavado rosa o lavado de imagen rosa) es una palabra para referirse, en el contexto de los derechos LGTB, “a la variedad de estrategias políticas y de marketing dirigidas a la promoción de instituciones, países, personas, productos o empresas apelando a su condición de simpatizante LGBT con el objetivo de ser percibidos como progresistas, modernos y tolerantes”. En otras palabras, aprovechar tu supuesto apoyo a los derechos LGTB con el objetivo de lavar tu imagen.

Así ha sido calificada en las redes la imagen buscada ayer por el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, hablando ante los medios flanqueado por banderas LGTB, en medio de una manifestación contra el Gobierno en la que participaban junto partidos ultraderechistas y homófobos como Vox.

Una de las críticas ha venido del diputado de Podemos en la Asamblea de Madrid Eduardo Rubiño:

Por su parte, Albert Rivera retuiteó hoy un mensaje de Pablo Sarrión, miembro del equipo de comunicación de Cs, en el que este dice sentirse tan representado por la bandera arcoíris como por la española.

Las redes, la imagen ha despertado el debate y muchos han analizado por qué ha sido este el contexto elegido por Casado para hacerse la foto en cuestión.