EL PAIS: Una terapia de choque libra a otro bebé del VIH e impulsa un ensayo

bebe

La transmisión del VIH de madre a hijo se evita medicando a la mujer. / David Snyder (corbis)

Un bebé que nació hace nueve meses en California podría ser el segundo bebé del mundo en librarse del VIH, el virus cuyo desarrollo causa el sida. El anuncio se ha hecho en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI en inglés) que se desarrolla en San Francisco. Es el mismo escenario en el que hace un año se notificó un caso similar, el bebé de Mississippi, un niño que ahora tiene tres años de edad, lleva dos sin recibir tratamiento antiviral y está libre del VIH.

Si se confirmara el segundo caso, sería la prueba que necesitan los científicos para plantearse un tratamiento agresivo que deje a los recién nacidos a salvo del VIH. Las expectativas son tantas que ya se ha anunciado que hay otros posibles niños en la misma situación —hasta cinco en Canadá y Sudáfrica—, y, sobre todo, que se va a llevar a cabo un ensayo clínico con 60 niños para confirmar la eficacia de este abordaje. La posibilidad de una cura tiene muchos candidatos: unos 230.000 nacen todavía cada año con el virus. Parte de los ensayos se van a hacer en Sudáfrica y Brasil, potencias emergentes donde aún muchas mujeres no reciben la medicación a tiempo.

Ambos bebés estadounidenses tienen un origen común: las madres de los niños estaban ambas infectadas por el VIH. La primera, una campesina de Mississippi, dejó de darle la medicación a su hijo en una fecha indeterminada. La segunda, que tenía una grave enfermedad mental, directamente no la tomó ella. En ambos casos, los médicos que atendieron a los críos decidieron empezar una triple terapia (dar tres medicamentos antivirales combinados) desde el principio, en un intento de copiar lo que se hace en los adultos y que tan buenos resultados da, porque la mayoría consigue reducir los niveles de virus hasta que sean indetectables, aunque no los erradiquen.

En esta segunda niña, desde el principio ha habido confirmación de que mostró, nada más nacer, que había sido infectada por el virus y que este se había asentado, integrando su material genético en el de la recién nacida, algo que se puso en duda en el primero. De hecho, el congreso de San Francisco ha sido el lugar para que la médica que trató al bebé de Mississippi, Deborah Persaud, confirmara que lo que ella presentó al año pasado era exactamente lo que dijo, y disipar las dudas que hubo al principio sobre su descubrimiento.

La diferencia de lo que sucedió con el primer niño y el bebé de California —aún no bautizada mediáticamente—, es que esta última está recibiendo aún la medicación, por lo que la prueba definitiva llegará cuando se le retire el tratamiento, explica José Tomás Ramos, pediatra del Hospital de Getafe (Madrid) y experto en sida pediátrico. Aun así, “es un resultado excepcional e ilusionante”, afirma el médico. “Esperaba algo así más pronto que tarde, una vez que se confirmó el primero”, añade. Lo que no estaba tan claro es que fuera ya y en EE UU, ya que en los países desarrollados la medicación de las mujeres embarazadas actúa como freno a la transmisión.

El tratamiento que se ha usado con los niños es el habitual en España, según las guías del Grupo de Estudio del Sida (Gesida). Pero lo que sucedía es que el niño controlaba el virus, aunque no lo eliminara. “Hasta ahora, si se les retiraba la medicación el VIH reaparecía”, indica Ramos.

El médico cree que la diferencia está en que a los dos casos estadounidenses se les comenzó a tratar muy pronto, cuando es posible que la integración del virus haya sido todavía débil, por lo que la medicación ha podido eliminarlo, opina Ramos. También es posible que, en estas primeras horas de vida, el sistema inmunitario del bebé tenga alguna característica, como tener menos células de las que sirven para refugio del virus, que haga que sea más fácil abordarlo.

El sida pediátrico tiene en el mundo prácticamente una única causa: la transmisión de la madre al hijo, que se produce poco antes del parto o al nacer. En los países desarrollados se evita tratando a las embarazadas y dando una medicación de refuerzo a los recién nacidos. Por eso prácticamente no hay casos (en España fueron 6 niños de un total de 3.210 nuevos infectados en 2012). Pero en África, donde muchas mujeres no reciben el diagnóstico hasta que van a un centro sanitario a dar a luz, el hallazgo puede tener una gran importancia.

El director del Instituto de Alergia y de Enfermedades Infecciosas de EE UU (NIAID), Anthony Fauci, ha señalado varias de las implicaciones de este trabajo. La primera, que aunque se haya visto en recién nacidos, es una “prueba de concepto” de algo que hasta ahora parecía casi imposible: que se puede limpiar el organismo de virus. Hasta ahora, los científicos no se atreven a hablar de cura a secas. Ramos lo llama “cura funcional”, porque con solo dos casos y en menos de tres años no se puede descartar que pese a lo que ofrecen los análisis no haya algún virus camuflado en alguna célula, desde la que vuelva a aparecer.

La otra elucubración de Fauci podría aplicarse seguramente en España. Aunque en EE UU sea excepcional tratar tan agresivamente a recién nacidos, eso es lo que recomiendan las guías españolas cuando el niño nace de una madre infectada que no ha recibido la medicación correspondiente antes del parto. Así que Fauci cree que, dado que no es algo tan excepcional, es posible que haya niños en el mundo (solo en EE UU nacen 200 al año que son así tratados) que, en verdad, estén curados pero que no se sepa. Si se desarrollara un análisis capaz de descartar que queda virus en algún reservorio, son candidatos a dejar la medicación: algo mejor para su hígado, su autoestima, su calidad de vida y las cuentas de los sistemas de salud.

La pandemia infantil

Incidencia. En el mundo hay unos 35 millones de personas viviendo con VIH, según las estimaciones de Onusida. De ellas, unos 3,3 millones son menores de 15 años. Estas cifras van en aumento, lo que tiene una parte de buena noticia: significa que aumenta la supervivencia de los afectados. E España. En España nacen algo menos de 10 niños al año con VIH, y se diagnostican 3.000 nuevos casos. En total se supone que viven en el país 150.000 personas con VIH, aunque esto es una teoría ya que se calcula que un tercio no lo sabe. A ellos se les atribuye más de la mitad de las nuevas transmisiones del virus. Del resto, la inmensa mayoría recibe tratamiento.

Nuevos casos. En 2012 se calcula que hubo 2,3 millones de nuevos infectados por el virus, de los que 230.000 eran niños. Estos adquieren el virus, en su inmensa mayoría, por transmisión materno-infantil o vertical: son hijos de mujeres infectadas y se contagian durante el parto o poco antes. Puede haber casos por lactancia o por transfusiones.

Prevención. Evitar la transmisión vertical es relativamente sencillo: se da un tratamiento antiviral a la madre y se refuerza este con uno más suave dado al bebé. Pero este método tiene un requisito indispensable: la madre tiene que ser diagnosticada al principio del embarazo. De hecho, las campañas internacionales han adoptado como prioritario este análisis, ya que se protegen dos vidas de golpe.

Fallecimientos. De los 1,6 millones de muertes por sida (el síndrome que aparece cuando el VIH ha destruido el sistema inmunitario del afectado) en el mundo, 210.000 son niños.

Tratamientos. En los niños, el tratamiento es una adaptación de la triple terapia que se da a adultos, junto con refuerzos en antibióticos para evitar algunas infecciones pediátricas. Deben seguir la medicación toda su vida. El problema, aparte del acceso, es que estos fármacos pueden ser difíciles de tragar o tener muy mal sabor. Trabajos como el de la ONG DNDi (Iniciativa para el Desarrollo de Medicamentos para Enfermedades Olvidadas) para conseguir formulaciones en solubles, en jarabe y con mejor sabor.

EL PAIS: Una inyección al mes protege a simios de su variante del VIH

San Francisco presenta una nueva familia de antiviral

representacion vih2

Representación del VIH en el torrente sanguíneo. / Science Picture Co.

La idea de protegerse del VIH antes de entrar en contacto con él podría ayudar a personas especialmente vulnerables (mujeres u hombres que se dedican a la prostitución, parejas de infectados). Pero hasta ahora, para hacerlo solo hay dos métodos eficaces: el sexo protegido o tomar un régimen de medicación similar al de los afectados. Mientras llegan los anillos vaginales antivirales o, más a largo plazo, la vacuna, la Conferencia sobre Retrovirus y Enfermedades Oportunistas de San Francisco (CROI) ha recibido los primeros ensayos de un prometedor método: una inyección mensual con un antiviral que ha conseguido proteger monos. Aunque los simios tienen una variante del virus que no coincide con la humana (VIS), lo que explica alguno de los fiascos que ha habido en investigación, es el primer paso para que llegue a humanos.

También en la conferencia se han presentado buenos resultados de los ensayos de una nueva familia de fármacos: los inhibidores de acoplamiento. Estos actúan impidiendo la unión del VIH a las células que va a colonizar, y completaría un arsenal que se dirige a distintas fases de su actividad. Con ello se daría una oportunidad más de tratamiento, sobre todo en personas que presentan resistencias a los actuales.

En el lado contrario, el de los pacientes que empiezan a medicarse, el CROI ofrece datos sobre la posibilidad de simplificar la terapia de primera línea. Con ello se facilita que cumplan con el tratamiento, se evitan los efectos secundarios de la medicación (que, aunque son cada vez menos, existen), y se abaratarían los cócteles.

EL PAIS Que el Estado no controle mi cuerpo

Amnistía Internacional lanza una campaña para que los nuevos Objetivos de Desarrollo protejan los derechos reproductivos y sexuales

La organización pone la reforma de la ley del aborto en España como ejemplo de paso atrás

Cada año se realizan en torno a 22 millones de abortos de forma insegura, 47.000 mujeres mueren por complicaciones durante estas intervenciones, la mayoría en países donde la interrupción voluntaria del embarazo está muy restringida o es inaccesible, según la Organización Mundial de la Salud. El uso de anticonceptivos podría evitar los embarazos no deseados, pero 215 millones de mujeres no los utilizan pese a que esa sería su voluntad, bien sea porque no tienen acceso a programas de planificación familiar, a formación sobre sexualidad o porque sus maridos no se lo permiten. Basta un dato de una encuesta realizada en 2012 por la Organización de las Naciones Unidas: el 60% de las adolescentes de países subsaharianos no sabían cómo impedir un embarazo y más de un tercio no sabía dónde conseguir anticonceptivos. Y deberían saberlo, porque más de 14 millones de chicas púberes dan a luz cada año por relaciones sexuales forzadas –violaciones o porque han sido obligadas a casarse muy jóvenes–, según denuncia el Centro Internacional de Investigaciones de la Mujer.

Para Amnistía Internacional, los datos son un espejo de una realidad: el Estado tiene en cierta manera el control sobre los cuerpos de las personas en muchos países, mediante leyes nacionales que restringen o penalizan el aborto, permiten el matrimonio infantil o castigan las relaciones extramatrimoniales. Y muchos no tienen programas de formación sexual y planificación familiar que faciliten el acceso a los anticonceptivos. Más aún, en casi un centenar de países, tener una pareja o relaciones con personas del mismo sexo es un delito castigado con la cárcel e incluso con la pena de muerte, como indica un informe de 2013 de la Asociación Internacional de lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales (ILGA). Lo que también supone una clara injerencia pública sobre el cuerpo de las personas.

“Es increíble que en el siglo XXI haya países que consienten el matrimonio prematuro, la violación conyugal, o que criminalizan el aborto, el sexo fuera del matrimonio y las relaciones homosexuales, llegando incluso a castigarlos con la muerte”, señala Salil Shetty, secretario general de Amnistía Internacional.

Frente a este panorama, la ONG ha iniciado la campaña Mi cuerpo, mis derechos para “recordar a los líderes mundiales su obligación de respetar, proteger y hacer efectivos los derechos sexuales y reproductivos” cuando se negocie la nueva agenda global que sustituirá a los Objetivos del Milenio (ODM) fijados para 2015. Para la organización es decisivo un compromiso internacional a tenor de las medidas restrictivas y regresivas adoptadas por algunos Estados en este sentido. Así, dentro de lo que califica como una “ofensiva global contra los derechos sexuales y reproductivos”, el estudio de Amnistía Internacional subraya algunos cambios legislativos que limitan el control individual sobre aquellos, como es el caso de España, “si se aprueba en el Parlamento el anteproyecto de ley sobre el aborto se restringirá gravemente el acceso de las mujeres y las niñas a esta intervención”.

También el Centro Internacional de la Investigación sobre la Mujer (ICRW, en sus siglas en inglés) promueve una campaña, que lanza con motivo del Día Internacional de la Mujer, para que la agenda post-2015 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible del Milenio incluya metas para evitar el matrimonio infantil a edades muy tempranas e incrementar el acceso a información de calidad sobre contracepción y planificación familiar para las jóvenes. “Sin esto, el progreso hacia la consecución de objetivos como la reducción de la mortalidad materna y erradicación de la pobreza se ralentizará”, aseguran en un comunicado.

En muchos países, las niñas no reciben educación sobre su cuerpo, la sexualidad, el sistema reproductivo y la contracepción. “Es muy importante. Porque la formación no solo da información sobre contracepción y sexo seguro, sino que da herramientas y capacidad a los jóvenes para que sean capaces de tomar decisiones, que tengan confianza para decir sí o no, para negociar en su entorno la resolución de sus problemas. La educación en derechos y sexualidad hace además que entiendan y valoren las relaciones en situación de igualdad. Es especialmente importante para las niñas que contraen matrimonio a temprana edad”, incide Priya Nanda, directora de desarrollo económico y social del ICRW.

Sahar Gul, una joven afagana de 16 años, sabe bien la importancia del conocimiento sobre las relaciones sexuales. Cuando tenía 11 sus padres la vendieron a un hombre de 30 años que quería casarse con ella. “Era muy pequeña y no sabía cómo es la vida de casada ni lo que pasada después de la boda”, relata. Ella se negó a mantener relaciones sexuales, lo que provocó que la familia política la encerrara durante seis meses en un sótano a oscuras. La maltrataban físicamente golpeándola con la plancha, quemando su piel con cigarrillos e incluso arrancándole las uñas. El calvario duró hasta que su familia biológica denunció su desaparición. La policía la encontró casi inconsciente e incapaz de tenerse en pie. Pese a que sus maltratadores fueron condenados, la pena fue anulada y están en libertad.

Otra de las consecuencias de la falta de formación y el desconocimiento sobre el propio cuerpo y sobre método anticonceptivos es que las jóvenes se queden embarazas siendo aún adolescentes. “Tenemos que sensibilizar a la gente y asegurarnos de que quienes ya tienen la información sobre derechos sexuales la difundan entre otras personas”. Lo dice Kando Seraphine, una joven activista de Burkina Faso, en una conversación recogida por la ONG. Ese país es uno de los muchos en los que los jóvenes, sobre todo ellas, tienen dificultades para acceder a métodos anticonceptivos. “Las normas culturales y religiosas, la discriminación por motivos de género y prácticas como el matrimonio a edad temprana se suman a la pobreza para menoscabar la capacidad de las mujeres y las niñas para tomar decisiones sobre ellas mismas”, revela el informe de Amnistía. Hablar abiertamente de sexo es, además, un tabú, con lo que muchas tienen miedo a pedir información fidedigna y confidencial. Incluso se enfrentan a actitudes discriminatorias de los profesionales médicos, advierte la organización. Y cuando éstos les ofrecen asesoramiento en aquel país, los maridos se quejan ante los profesionales.

Para Nanda, los gobiernos que no promueven e incluso dificultan el acceso de las chicas a educación en derechos y salud reproductivos son solo el reflejo de las actitudes dominantes en determinadas sociedades. Recuerda que en EE UU la política de abstinencia que propugnaba el ex presidente George Bush estaba basada “en la idea errónea de que la formación en estas cuestiones haría a las chicas más promiscuas”. “Los estudios demuestran lo contrario”, asegura rotunda la directora de desarrollo social y económico del Centro Internacional de Investigaciones de la Mujer. “El conocimiento y las herramientas relacionadas con la sexualidad y los derechos reproductivos hace que los jóvenes tomen mejores decisiones y tengas relaciones seguras”, añade.

Otra cuestión es la negación o desconocimiento para acceder a métodos anticonceptivos, que impide avanzar en la reducción de embarazos no deseados, mortalidad materna e incluso la pobreza, según el UNFPA. Este organismo calcula que la extensión de su uso podría evitar 187 millones de embarazos no deseados, 105 millones de abortos inducidos y 215.000 muertes maternas al año. En países como Indonesia, sin embargo, solo pueden acceder a anticonceptivos y servicios de salud sexual las parejas casadas.

Tampoco la ley ampara a las mujeres víctimas de violación en distintas partes del mundo. A veces, la justicia incluso las condena por ello, al considerar que han mantenido una relación sexual fuera del matrimonio. Ocurre en el norte de Nigeria y algunos países del Golfo. Allí, Amnistía Internacional ha constatado casos en los que las agredidas no pueden denunciar porque corren el riesgo de ser acusadas y procesadas por “actos inmorales”. Eso añadido al estigma social que comporta reconocer que han tenido relaciones extramatrimoniales, aunque fuera en contra de su voluntad.

Abortar, en caso de violación u otros supuestos, o simplemente por la voluntad de no tener hijos no es una opción para estas y muchas mujeres del mundo que, en ocasiones, optan por hacerlo de manera ilegal, clandestina e insegura. El 13% de las muertes maternas se producen por este motivo, según la Organización Mundial de la Salud. África, Asia y América Latina concentran la mayoría de los países donde el aborto es ilegal en la mayoría de los casos o está muy restringido. Pero también en Europa ocurre: Irlanda, Polonia y puede que España, en caso de que se apruebe la ley propuesta sobre la materia por el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, son exponentes. Indonesia es el extremo (y no es el único): incluso en situaciones en las que la vida de la madre corre peligro, se niega a la mujer la capacidad de decidir si continuar con el embarazo o no si no tienen esposo; si lo tienen, decide él.

La campaña de Amnistía Internacional no solo reclama libertad y empoderamiento de las mujeres para decidir sobre su salud, maternidad y la formación de una familia. También consideran que la despenalización de las relaciones homosexuales debe ser una meta en la agenda de objetivos de las Naciones Unidas que se está debatiendo para sustituir a los Objetivos del Milenio. Castigar la homosexualidad es, en opinión de la organización, una injerencia de los Estados que condenan (incluso a la muerte) a gais y lesbianas, sobre la vida privada y el control sobre el propio cuerpo y sexualidad.

“Con Mi cuerpo, mis derechos, queremos contribuir a que la próxima generación tome conciencia de sus derechos sexuales y reproductivos. Y los reclame. Unidos, queremos transmitir a los gobiernos el mensaje claro e inequívoco de que este enorme control viola los derechos humanos y es del todo inadmisible”, zanja el director de la ONG, Salil Shetty.

¿Qué son los derechos sexuales y reproductivos?

Amnistía Internacional, informe Mi cuerpo, mis derechos (2014)

Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos que tenemos todas las personas. Nos dan derecho a:

  • Tomar decisiones sobre nuestra salud, cuerpo, vida sexual e identidad sin temor a coacción o discriminación.
  • Pedir y recibir información sobre sexualidad, reproducción y acceso a servicios de salud relacionados con ellas y a métodos anticonceptivos.
  • Decidir si tener hijos, cuándo y cuántos.
  • Elegir a nuestra pareja íntima y si casarnos y cuándo.
  • Decidir qué tipo de familia formar.
  • Vivir sin sufrir discriminación, coacción ni violencia, incluida violación y otras formas de violencia sexual, mutilación genital femenina, embarazo, aborto, esterilización o matrimonio forzados.

Las cifras:

El 40% de las mujeres en edad de procrear vive en países del mundo donde el aborto está prohido, muy restringido o es inaccesible (OMS).

47.000 mujeres embarazadas mueren todos los años por complicaciones derivadas de abortos no seguros (OMS).

215 millones de mujeres no utilizan anticonceptivos pese a que desean dejar de tener hijos o retrasar el momento de tenerlos (Centro Internacional de Investigación de la Mujer).

215.000 muertes maternas podrían evitarse al año mediante el uso de anticonceptivos (UNFPA).

24 países europeos exigen a las personas transgénero someterse a esterilización para que se les reconozca legalmente su género (Trangender Europe).

Al menos 78 países tipifican como delito la homosexualidad (Asociación Internacional de Lesbianas, Gais, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales).

Más de 14 millones de adolescentes dan a luz todos los años a causa principalmente de relaciones sexuales forzadas o embarazos no deseados (Centro Internacional de Investigación de la Mujer).

El 60% de las adolescentes de cuatro países subsaharianos no saben cómo impedir el embarazo, y más de un tercio no conocían ningún método para conseguir anticonceptivos (encuesta 2012 de la ONU).