Zinegoak premia al cineasta y activista indio Sridhar Rangayan

La ONG Apoyo Positivo recibirá también un premio especial por sus 25 años de trabajo y el éxito de su serie ‘Indetectables’

Sridhar Rangayan, cineasta y activista indio.

El Festival Internacional de Cine y Artes Escénicas Gaylesbitrans de Bilbao, Zinegoak, entregará en su próxima edición el Premio Honorífico al cineasta y activista indio Sridhar Rangayan, creador del festival de cine de temática LGTBI de Bombay y el mayor de Asia. “Su trabajo es una referencia global por buscar la transformación de las sociedades más cerradas a través del cine y lo audiovisual”, señala Pau Guillén, director de Zinegoak y encargadode entregarle el citado galardón el próximo 18 de febrero durante la inauguración del festival en el Teatro Arriaga de Bilbao.

La ONG Apoyo Positivo también recibirá un premio especial por sus 25 años de trabajo en apoyo a las personas afectadas por el VIH y por el uso de herramientas audiovisuales para la transmisión de sus mensajes. La web Indetectables ha sido uno de sus grandes éxitos para conectar con un público joven. “Ya están trabajando en la producción de la tercera temporada y para nosotros son otro gran referente de cómo el cine puede servir de altavoz de grandes mensajes”, señala Guillén.

Rangayan (Mandya, Karnataka, India, 1962) aprovechará su visita a Bilbao para presentar su última película Evening Shadows con la que no solo aborda una historia gay, sino que también denuncia la realidad de las mujeres indias dentro de una sociedad fuertemente patriarcal.

“Rangayan lleva más de dos décadas poniendo el foco en temáticas ligadas a los derechos humanos y la diversidad sexual, desarrollando una cinematografía que abre puertas y da voz a historias censuradas y apartadas de manera oficial, tanto en las pantallas de cine indias como en la sociedad”, resalta Guillén.

Zinegoak quiere animarle así a que siga creando obras “necesarias” en un país como India donde hasta el año pasado penalizaba las relaciones homosexuales y donde todavía hoy un organismo oficial se encarga de calificar las películas y prohibir, si lo cree necesario, su estreno en salas comerciales.

El Supremo permite a Trump vetar a los transexuales en los ejércitos

La prohibición no había entrado en vigor aún en Estados Unidos

Protesta contra la discriminación de la comunidad LGTB en Central Park. GETTY

El Tribunal Supremo de Estados Unidos se alinea con Trump y mantiene el veto a los militares transgénero. La más importante instancia judicial del país, de mayoría conservadora, en un comunicado breve y sin firmar, permite que la prohibición de la Administración republicana entre en efecto mientras que se tienen en cuenta apelaciones en tribunales inferiores.

Los jueces progresistas del Supremo, Ruth Bader Ginsburg, Stephen Breyer, Elena Kagan y Sonia Sotomayor disintieron. Se hace una excepción para aquellas personas transgénero que ya estén dentro de las fuerzas armadas pero siempre y cuando acepten “servir conforme a su sexo biológico”.

En julio de 2017, a través de Twitter y por sorpresa, Donald Trump anunció que después de consultar con sus generales y expertos militares, el Gobierno de Estados Unidos no aceptaría ni permitiría individuos transgénero en el Ejército. El mensaje del mandatario tenía una brutal carga discriminatoria y dinamitaba la política de integración impulsada por su antecesor, Barack Obama. “Nuestros militares deben estar centrados en la victoria y no pueden cargar con los tremendos costes médicos y la alteración que los transgéneros supondrán en el Ejército”, afirmó entonces Trump. Los datos oficiales en este campo datan de 2016 y establecen que casi 9.000 militares se identifican como transgénero en Estados Unidos.Aunque las cifras siempre han sido objeto de discusión. un estudio de JAMA (Asociación de Médicos de EE UU, siglas en inglés) ha establecido que cerca de 13.000 ya pertenecen al ejército (1%) y que los médicos militares no están preparados para atenderlos y mucho menos para asegurar su correcta transición. Pero según datos de la organización de defensa de los derechos de las personas transgénero (National Center for Transgender Equality) ese número asciende a cerca de 15.000 y “la decisión del Supremo pone sus carreras y modo de vida en cuestión”.

El Tribunal, con mayoría conservadora tras la llegada del polémico juez Brett Kavanaugh a finales del 2018, ha decidido que la propuesta del Departamento de Defensa estadounidense puede entrar en vigor próximamente. “La decisión del Tribunal Supremo (5-4) concede la solicitud de la Administración Trump para permitir que el veto del servicio militar de las personas transgénero entre en efecto, mientras que las apelaciones se escuchan en tribunales inferiores”.

El Pentágono anunció en junio de 2016 que las personas transgénero podrían servir abiertamente en las filas del Ejército y que se crearía un programa para llevar a cabo y costear la transición de género para los militares que lo solicitaran. La medida de Barack Obama fue ambiciosa y rompió con largos años de oscuridad y discriminación. Se acababa con las normas que propiciaban que los militares ocultaran su identidad sexual por miedo a ser castigados o vejados. En 2010, la Administración demócrata había permitido que los homosexuales sirvieran en el Ejército acabando con la norma dictada bajo Bill Clinton conocida como Dont Ask Dont Tell (No preguntes, No digas), que en 1993 estableció que los homosexuales pudieran integrar el estamento militar siempre y cuando no declarasen su condición sexual. A cambio, nadie tenía derecho a preguntarles por ella.

En 2016, los militares “solamente por ser individuos transgénero” ya no podían ser “involuntariamente separados, despedidos o que les negara realistamiento o continuación de su servicio”. A partir del 1 de octubre de ese año, los uniformados que lo desearan empezaron a poder recibir tratamiento médico para su reasignación de sexo. Y a partir de julio de 2017, se aceptarían las peticiones de entrada al Ejército de personas transgéneros que llevaran al menos 18 meses “estables” con su nuevo género y que debían superar los mismos requisitos físicos y mentales que el resto de solicitantes.

Pero entonces llegó Trump, quien consideró que la doctrina Obama iba a salir muy cara a pesar de que hubo incremento presupuestario para el estamento militar en aquel ejercicio (54.000 millones de dólares más). El primer día de julio de 2017, justo cuando la medida iba a entrar en vigor, el Pentágono anunció su paralización. El entonces secretario de Defensa de Trump, James Mattis, intentó justificar la decisión refugiándose en que la medida requería un estudio detallado. ¿Afectará a la disposición y letalidad de las fuerzas? Dicho de otro modo, ¿cómo influirá en la capacidad militar de defender la nación?”.

Tres tribunales federales echaron el freno al veto de Trump por considerar que constituía discriminación constitucional. Y el presidente recurrió al Supremo para pedirle que le permitieran poner en marcha su legislación mientras esas otras cortes estudiaban los casos. Eso es lo que ha sucedido hoy, lo que significa que en teoría el Pentágono puede desde este momento aplicar la prohibición de que estén en filas las personas transgénero. Como el Tribunal Supremo no verá este caso en este curso judicial, se abre un periodo de más de un año por delante en el que Defensa tiene barra libre para aplicar el veto de Trump.

Detenido el presunto autor de la muerte del activista LGTB Fernando Lumbreras

Su cadáver fue encontrado en su domicilio, maniatado y con signos de violencia, aunque en un principio de descartó la homofobia como causa de su asesinato.

Fernando Lumbreras, expresidente del colectivo Lambda

Agentes de la Policía Nacional han detenido este jueves a un hombre como presunto autor de la muerte del activista LGTB Fernando Lumbreras, quien el pasado mes de diciembre fue hallado en su casa de Valencia con signos de violencia.

Según han informado a EFE fuentes policiales, se ha decretado el secreto del sumario y continúan las investigaciones para el total esclarecimiento de los hechos.

El cadáver de Lumbreras, de 60 años, fue encontrado el pasado 5 de diciembre maniatado y con golpes por todo el cuerpo en su domicilio de la calle de Julián Peña de la capital valenciana, donde al parecer vivía solo. Entonces, los investigadores encargados del caso de su muerte descartaron la homofobia como causa de su fallecimiento.

Fernando Lumbreras, natural de Melilla, fue uno de los primeros coordinadores del colectivo de lesbianas, gays, trans y bisexuales Lambda en la ciudad de Valencia y un pionero en la defensa de los derechos LGTB.

Transexuales que inician la transición y la detienen: “Me pregunté qué era para mí ser mujer”

  • Algunas personas que inician la transición de sexo lo paran o vuelven atrás por la transfobia o porque no encajan en el binarismo hombre o mujer
  • “La sociedad te marca que tienes que tener una etiqueta de género sí o sí. Por lógica, si no te sientes hombre, piensas que eres mujer”, indica Yara Barros, joven no binaria que inició la transición a una expresión de género femenina
  • Juanita Urbina es una mujer trans nicaragüense que utiliza su expresión de género masculina como un “escudo” contra “el monstruo de la discriminación y la violencia”
  • “Por supuesto que me he encontrado estas situaciones, pero nunca desde el arrepentimiento o las dudas identitarias”, asegura María José Hinojosa, psicóloga del colectivo Gamá con 18 años de experiencia

 

Iniciar un proceso de transición de sexo y parar o volver atrás. Es una realidad poco visible, pero que existe. En unos casos, se debe a la transfobia. En otros, a personas que han iniciado la transición pero, en el camino, han descubierto que no se identifican ni como hombres ni como mujeres. “Por supuesto que me he encontrado estas situaciones”, indica la psicóloga del colectivo LGBTI Gamá, María José Hinojosa. Eso sí, de forma “minoritaria” y “nunca desde el arrepentimiento”, aclara.

Desde la Asociación Española de Personas Transexuales indican que les consta la existencia de personas trans que han regresado a su expresión de género anterior, aunque, en ese momento, suelen desvincularse del movimiento asociativo. Tanto es así que el vicepresidente de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Bisexuales y Transexuales (FELGTB), Mané Fernández, afirma que “siempre se ha dicho que no hay, no existen en España”. “Es muchísimo más fuerte la presión de ser quien no soy, que la presión de la transfobia”, añade.

En el libro ’10 ingobernables’, la periodista June Fernández narra la historia de Juanita Urbina, una mujer trans nicaragüense que “decidió darse el gozo de pasar desapercibida” recuperando su apariencia masculina. Una situación que no es rara en aquel país según organizaciones por los derechos LGTBI, como Caribe Afirmativo, que señalan que el escenario de violencia en aquel país deja a las mujeres trans “expuestas a un mayor riesgo”, por el que “muchas veces deben mantener una expresión de género masculina para preservar su vida e integridad personal”. Urbina, que continúa identificándose como mujer, reconoce que su imagen actual es un “escudo” contra “el monstruo de la discriminación y la violencia”.

“Qué era para mi ser mujer”

Para una mujer que se vestía públicamente como tal desde los 11 años y que siempre había luchado por sus derechos, sobre todo en el ámbito educativo, este cambio no fue fácil. “Fue un proceso complejo en el que me ayudaron todas las reflexiones individuales y colectivas que encontré en el feminismo. Me pregunté qué era para mí ser una mujer”, explica Juanita Urbina a eldiario.es. Lo que ahora se ve, dice, es una apariencia que “tiene un peso brutal”. Antes, “me insultaban, me tiraban piedras o bolsas de agua sucia. Llegaron a asaltarme e intentaron golpearme cuando se dieron cuenta de que no era una mujer biológica. Era a diario, a diario, a diario”, indica. Desde que se cortó el pelo “nadie me volvió a ver, nadie me dice nada”, reconoce. Y es que, el momento de ir a la peluquería ejemplifica muy bien lo que quiere decir: “A la entrada había un grupo de hombres que me dijeron cualquier vulgaridad que te puedas imaginar. Al salir, fue impresionante, como si saliera un fantasma. Ni siquiera se molestaron en ver que era la misma persona”.

“Una persona homosexual o bisexual puede abrir el armario y mirar cómo está la situación y salir o no. Una persona transexual no puede vivir su transexualidad desde la no visibilidad, por eso se hace muy difícil, si no imposible, volver atrás”, indica Mané Fernández. Por eso, según Hinojosa, las personas trans que se ven obligadas a parar su proceso lo hacen porque “sienten más protección y privilegios a la hora de vivir, asumiendo un coste emocional tremendo” ya que “no hay una persona que se viva en otro cuerpo que sea feliz”. “El problema de la realidad trans es querer romper con la transexualidad. Tenemos que aprender a vivir con ella desde la normatividad, igual que la cisexualidad. Cuando haces de tu transexualidad un problema, es doloroso vivirlo, porque sin darte cuenta estás teniendo un discurso autotransfóbico”, indica Mané Fernández, “la sociedad te dice que es un problema y tú aceptas que lo es”.

Urbina quiere dejar claro que nunca se ha arrepentido de su transición y, de hecho, sigue presentándose como Juanita en los foros internacionales en los que participa. “Nunca le he escondido a nadie que tuve una expresión de género femenina”. Su decisión le ha supuesto rupturas con compañeras, amigas y activistas que la acusaron de “traicionar al colectivo y darle gusto al patriarcado”. “Yo tengo mis razones, mi propio proceso personal y no sentía que tuviera que andar con un cartel explicando por qué había dejado mi expresión de género femenina, pero muchas compañeras me decían ‘él’. Pasé 15 años de mi vida luchando por que me llamaran Juanita y me trataran como ‘ella’ y, automáticamente, me tratan en masculino”, argumenta, mientras asegura que “dentro del propio colectivo nos hace falta cuestionar el esencialismo que le damos a la feminidad” que “también nos jode la vida, porque nos volvemos reproductoras de una feminidad que nos han impuesto”.

Precisamente, responder a ese prototipo de feminidad también avoca a procesos que no siempre son los deseados. “Parece que para ser una mujer completa te tienes que hacer una vaginoplastia”, apunta Hinojosa. “He tenido en consulta a una chica que me dice que si hubiera sabido cómo se iba a sentir después, no se hubiera operado. Ahora se da cuenta de que estaba llena de prejuicios”, explica. Y añade: “Eso es una realidad y hay que hablar claro”. “Hacen falta testimonios que nos ayuden a visibilizar otras realidades”, dice en referencia a las del no binarismo que “últimamente están mucho más manifiestas en las personas que atiendo. No porque antes no hubiera, sino porque ahora se les da voz. Es la situación por la que más veo que las transiciones se paran o se bloquean”, explica.

Este es el caso de Yara Barros, una joven no binaria. “De pequeño me trataban en masculino, pero no me sentía un chico. Entonces, pensé: si no soy un chico, tendré que ser una chica”, recuerda. Con 14 años inició la transición y, con 16, fue la primera menor trans de la Comunidad de Madrid en comenzar un tratamiento hormonal, que ya ha dejado. “La sociedad te marca que tienes que tener una etiqueta de género sí o sí. Por lógica, si no te sientes hombre, piensas que eres mujer. Nos pasa a mucha gente que empezamos siendo trans y nos damos cuenta de que somos género fluido o no binario”, continúa. Una sensación que comparte el vicepresidente de la FELGTB: “Creo que la mayoría de las personas no binarias han empezado el proceso”.

“Transición por exclusión”

Es lo que Hinojosa define como “transición por exclusión”, que se produce porque “su realidad no binaria no se atiende en la sociedad”. Ese desconocimiento de la realidad no binaria lleva también a casos, indica la psicóloga, en los que se inician “transiciones desde la incertidumbre”. “Su situación o su espacio vital actual no les permite seguir así y tiene que hacer algo”, añade. “Decirlo de esta manera tranquiliza muchísimo”, reflexiona. “Para encontrarme y llegar donde estoy ahora tenía que pasar por esa fase. No creo que hubiera hecho el camino de otra manera”, dice Barros, que no se siente “una chica transexual arrepentida, ni mucho menos, que es lo que la gente se piensa”.

Cortarse el pelo también fue para ella un punto de inflexión. “Siempre había vivido muy atada al pelo largo, que era lo más femenino que tenía. Al rapármelo me di cuenta de que no perdía nada”. “Dejé de trucarme el pene y empecé a vestirme con ropa masculina. Ahí fue cuando me di cuenta de que era género no binario, que no era ni hombre ni mujer, las dos cosas o ninguna a la vez. No me importa la etiqueta que me pongan. No tengo que demostrar nada a nadie”.

La Policía investiga el asesinato en su casa de Valencia de uno de los primeros activistas LGTBI

Fernando Lumbreras fue una de las primeras personas en dirigir Lambda, organización que trabaja por la defensa por la defensa de los derechos del colectivo LGTBI.

Fernando Lumbreras, expresidente del colectivo Lambda

Agentes de la Policía Nacional investigan la muerte violenta de un hombre hallado con golpes por todo el cuerpo en su vivienda de la calle Julián Peña de Valencia, según han informado fuentes próximas a la investigación. El fallecido, según han confirmado fuentes del colectivo Lambda, es Fernando Lumbreras, que fue uno de los primeros presidentes de esta organización.

Fueron los vecinos los que alertaron directamente a la Policía de lo ocurrido sobre las 21.00 horas de este miércoles. Al llegar al lugar, los agentes se encontraron con el cadáver de la víctima de 60 años. El hombre, que vivía solo, presentaba golpes por todo el cuerpo y la vivienda estaba completamente revuelta, según fuentes policiales.

Lambda, organización que trabaja por la defensa por la defensa de los derechos del colectivo LGTBI en la Comunitat Valenciana, ha recordado al fallecido con un mensaje y unas imágenes en sus redes sociales: “Hoy es un día triste. Fernando Lumbreras, una de las primeras personas al frente de Lambda ha sido encontrado muerto en su casa”.

 

 

“Queremos por encima de todo recordar y rendir homenaje al gran trabajo que Fernando hizo por los derechos LGTBI. Como hermano de lucha, siempre te tendremos en la memoria”, señala la entidad.

El 76% de los 133 nuevos casos de VIH registrados en Euskadi corresponde a hombres

Dos carteles de la nueva campaña sobre el VIH. / EC

El 76% de los 133 nuevos casos de infectados por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) registrados en Euskadi son hombres y, de ellos, casi un 57% homosexuales. La transmisión de la enfermedad por vía heterosexual supone un 38%. La edad media de las personas diagnosticadas en 2017 es de 37 años, dos menos que en el ejercicio anterior.

Estos datos han sido ofrecidos esta mañana por el consejero de Salud, Jon Darpón, en la rueda de prensa celebrada, junto con el presidente de Euskaltzaindia, Andrés Urrutia, y los representantes de Bizkaisida, Marta Pastor y Xabier Egibar, con motivo de la celebración, el 1 de diciembre, del Día Mundial del Sida. La presencia de la Real Academia de la Lengua Vasca en el acto de debe a la firma de un acuerdo con Bizkaisida en favor de un «lenguaje libre de estigma asociado al VIH y la enfermedad».

La campaña comenzará mañana en las estaciones de metro y las redes sociales. Su objetivo es informar a la ciudadanía de que «las personas en tratamiento con carga viral indetectable no transmiten el virus y así acabar con el estigma». Pastor ha señalado que la ciencia ha demostrado científicamente que es así, es decir «ha evolucionado en los últimos años muy por delante de la percepción social», que sigue anclada en la idea de hace más de tres décadas, cuando el sida era sinónimo de muerte, algo totalmente superado.

Por ello, defienden una adaptación del vocabulario porque «las lenguas no se pueden quedar atrás». Para ello, de la mano con Euskaltzaindia han confeccionado una «terminología adecuada». A modo de ejemplo, en vez de decir ‘GIB gaitza’ (‘enfermedad por VIH’), es mejor utilizar ‘GIB infekzioa’ (‘infección por VIH’).

Marta Pastor ha defendido la importancia de adaptar el lenguaje a la nueva realidad porque existen estudios que ponen en evidencia que existe un estigma público sobre el VIH, ya que el 30% de personas declaraba en una reciente encuesta «que intentaría evitar el contacto con personas seropositivas. Además, un 80% de personas con VIH declaró que lo ocultaba en varios ámbitos».

Objetivo 2020

Por su parte, Jon Darpón, se ha referido al lema ‘Conoce tu estado’, elegido por ONUSIDA para este año, así como a la ‘Estrategia 90-90-90’, puesta en marcha a nivel mundial, cuyo objetivo es contribuir a terminar en el año 2020 con la infección. ¿Cómo? Consiguiendo que el 90% de las personas seropositivas sepan que lo son y que, de estos, el 90% se trate a tiempo, de modo que el 90% de ellos tengan una presencia mínima del virus. «Esto es particularmente importante, teniendo en cuenta que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU ha reconocido científicamente que las personas con VIH en tratamiento antirretroviral y con una carga viral indetectable no transmiten el virus».

En base a eso se pone en marcha la campaña mundial ‘Indetectable = Intransmisible (I=I)’, a la que Euskadi se suma. «Y lo hace porque ese reconocimiento científico tiene una enorme repercusión en la salud y el bienestar emocional y social de las personas que viven con el VIH, sobre todo porque ayuda a eliminar la creencia sobre su fácil transmisión», ha resaltado Darpón.

Por ello, el consejero ha insistido en la importancia del diagnóstico precoz y la vinculación de las personas con VIH al sistema sanitario, «para que inicien de forma temprana el tratamiento antirretroviral, y lo hagan con un alto nivel de adherencia». Y es que se estima que el 18% de las personas que viven con el virus no lo saben y más de la mitad de los casos, el diagnóstico es tardío, es decir, cuando el sistema inmunitario está muy debilitado, lo que reduce la efectividad del tratamiento y las posibilidades de lograr la supresión viral.

Diagnóstico precoz

Darpón se ha referido a los diferentes programas de diagnóstico precoz que hay en el País Vasco: los test rápidos en la red de Osakidetza y en las farmacias, a través de las ONG, Bizkaisida, Sidalava y Gehitu y, desde principios de este año, se dispone además de un nuevo instrumento: el autotest, «que está disponible en las farmacias sin necesidad de receta médica, permite realizar la prueba en casa, sin la intervención de ningún profesional sanitario. Desde enero -ha informado- se han dispensado alrededor de 1.000 unidades».

Una vez detectada la infección, las personas «deben acceder rápidamente al sistema sanitario para comenzar a recibir cuanto antes el tratamiento». El consejero ha recalcado que «la calidad de vida y el estado de salud de las personas con VIH no tiene nada que ver con épocas pasadas. Sin embargo debemos permanecer vigilantes, porque estos avances conllevan el riesgo de hacernos creer que las personas que viven con el VIH no tienen dificultades para desarrollar su vida en la sociedad, un espejismo todavía».

El VIH reviste una dimensión social, una dimensión de estigma y discriminación que todavía hoy en día tiene mucho peso. Es más: las actitudes discriminatorias hacia las personas con VIH están lejos de desaparecer, y debemos continuar combatiéndolas activamente.

El matrimonio gay centra el debate sobre la nueva Constitución cubana

El artículo 68 monopoliza el proceso de consulta popular acerca de la Ley Fundamental, que se votará en referéndum en febrero

Mariela Castro, en un coche en el desfile del Orgullo Gay en La Habana el pasado 12 de mayo. En vídeo, el debate sobre el matrimonio homosexual en Cuba. FOTO: YAMIL LAGE (AFP) | VÍDEO: REUTERS

Cuba estrena Constitución, pero pareciera que solo inaugura un artículo. De los 224 de que consta, uno en concreto, el 68, concita toda la atención: el artículo que abre la puerta al matrimonio igualitario, muy contestado por las iglesias y parte de la sociedad de la isla. Si se le suma el 40, que establece la igualdad y no discriminación por razón de género o identidad sexual, se tiene el debate perfecto sobre la nueva Carta Magna, que se votará en febrero y sustituirá la de 1976. Opiniones hay para todos los gustos: el mundo LGTBI ve al alcance de la mano un logro largamente anhelado; los críticos, un ejercicio de gatopardismoque apenas cambia nada. Otros lamentan que la discusión haya tomado la parte por el todo, mientras los fieles de las distintas iglesias alertan de una aberración contra natura.

El matrimonio igualitario —formulado como “unión entre dos personas”, sin especificar el sexo— no es la única novedad de la Constitución, que también reconoce la propiedad privada, la importancia de la inversión extranjera y la limitación del mandato presidencial, entre otras cuestiones. Pero su sola formulación, en un país donde en los sesenta los homosexuales eran confinados en campos de reeducación, supone toda una apuesta. Una apuesta con nombre y apellidos, los de Mariela Castro, hija de Raúl Castro, y directora del Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex), referente de la comunidad LGTBI. Manuel Vázquez, subdirector del Cenesex, estima que este paso “es un avance muy positivo en el contexto latinoamericano actual, marcado por retrocesos en los derechos LGTBI, la salud reproductiva y sexual y la violencia de género”. “Con la nueva Constitución, toda la población ganará en derechos, no solo los homosexuales. El 68, y el 40, que es su fundamento, nos permitirá avanzar hacia una sociedad más diversa. No se trata solamente de celebrar nuestro orgullo, sino de reivindicar nuestras vivencias como una forma legítima y legal en el seno de una sociedad más inclusiva”, subraya Vázquez, que recuerda el apoyo explícito a la iniciativa del presidente cubano, Miguel Díaz-Canel.

Susana Hernández, activista LGTBI, no puede ocultar su gozo, aun consciente de la oposición que despierta el proyecto. “El Gobierno reconoce la legitimidad y los derechos de un grupo poblacional; sólo esto ya es un avance. Se reconoce así un trabajo de años del activismo. Pero Cuba sigue siendo un país machista y patriarcal y hay una fuerte oposición que la Asamblea Nacional debe superar. No se debía someter a votación un artículo relativo a derechos humanos; votarlo es arriesgado por la fuerte campaña de algunas iglesias, sobre todo las evangélicas. A pesar de esas oposiciones, quienes dirigen el proceso en el país han expresado su confianza en que el proyecto se apruebe finalmente”, explica.

Hernández desgrana los retos por delante una vez aprobado el texto: “Habrá que modificar el código de familia y el civil para introducir cambios en la adopción, la reproducción asistida (ahora sólo para parejas heterosexuales), el registral para acomodar la identidad de género y, en el código penal, para enfrentar la discriminación de género y los delitos de odio”.

Otro activista, Francisco Rodríguez Cruz, militante del Partido Comunista de Cuba (PCC) y gay, recuerda que en 2012 el PCC asumió la no discriminación por orientación sexual, “sin esos pasos previos no habríamos llegado hasta aquí”. “Hemos asistido a un interesantísimo proceso de consulta popular, con una discusión necesaria. El artículo 68 fue el que más propuestas recibió”, explica en alusión a la consulta que durante tres meses, hasta el pasado jueves, recogió las propuestas y sugerencias de los ciudadanos sobre el borrador constitucional.

“Este debate ha ido mucho más allá, ha sido un referendo adelantado de las posturas de la sociedad cubana acerca de la diversidad sexual en el que exorcizamos los viejos demonios de la homofobia y la transfobia. Pese a la resistencia de una parte de la sociedad, la voluntad política del Estado ha quedado clara. El presidente ha apoyado el matrimonio igualitario, se nota una convicción en la dirección del país”, explica. Convencido de que el referéndum de febrero, y el nuevo texto, “es un punto de partida, no de llegada”, Rodríguez Cruz recuerda que comparte militancia en el partido con detractores del artículo 68. “Hay compañeros evangélicos que se oponen al matrimonio gay. Es halagador que a la gente le preocupe más mi matrimonio que otros asuntos”, bromea.

La oposición de las iglesias evangélicas

Frente a los activistas, en el sentido más literal posible, la postura de las iglesias evangélicas roza un ánimo de cruzada. En la fachada de un templo metodista del Vedado cuelgan dos cartelones que rezan: “La familia como Dios la creó. Matrimonio Hombre+Mujer”. “¿Necesita más explicación que esa? Todo lo demás es una aberración”, dice el custodio. En un humildísimo templo bautista del centro, el diácono Esbán Prado explica su participación en la consulta popular a través del Comité de Defensa de la Revolución local. “Pedimos que se eliminaran varios párrafos de los artículos 68 y 40, porque el Estado debe incentivar la pareja heterosexual y monógama, basamento natural de la procreación. Si el texto que se somete a votación en febrero no recoge nuestras propuestas, votaremos en contra o nos abstendremos”, advierte. El ejércitobautista —“unos 4.000 lugares de culto en todo el país, y creciendo”— amenaza con poner la zancadilla al proceso. “Habrá muchos votos en contra y más abstenciones que en la del 76”, pronostica el diácono.

Los colores del arcoíris se imponen pues sobre la amplitud gris del resto del articulado, y sobre la púrpura de una Iglesia católica que se retrató mediante un mensaje pastoral de los obispos que resumía sus discrepancias: su oposición al matrimonio gay, a que la educación esté en manos del Estado o a “la ideología de género como corriente foránea” apoyada desde el oficialismo. Pero en privado, desde el anonimato, algunos pastores afinan las críticas. “Todo es fachada, apariencia. La Constitución sigue siendo el reflejo de la ideología de un partido. Pero en la Iglesia sólo mordemos la carnada de los temas de ética, como el matrimonio igualitario. Es obvio que defendemos el matrimonio de hombre y mujer, y la vida si se habla del aborto, pero ¿por qué no defendemos la vida a diario, la vida de las familias que no tienen que comer?”, se pregunta el párroco de una iglesia de Centro Habana.

¿NUEVA MECA PARA EL TURISMO GAY?

Susana Hernández ha creado la ruta Into Queer Havana, recomendada a sus clientes LGTBI por la plataforma AirBnb. “[La nueva Constitución] Puede potenciar el turismo para este segmento de la población, es un factor a tener en cuenta. La gente quiere sentirse cómoda y cada vez se promocionan más ambientes para la diversidad. Ahora hay al menos siete bares para gais en La Habana”, explica. Su ruta queer es otro ejemplo: “Es la primera experiencia de este tipo, permite una primera visión de la ciudad para aterrizar en ella con seguridad. Y el impacto que está teniendo en los medios internacionales supone también un plus de empoderamiento porque aún queda mucho por hacer en el tema del orgullo, de la visibilidad”. La apuesta por la diversidad va más allá: el grupo Gaviota, una de las corporaciones turísticas más importantes del país, y propiedad de las fuerzas armadas, suscribió en agosto un convenio con un grupo europeo para gestionar un hotel LGTBI en la isla.

Cinco libros LGTBI que hay que leer antes de hacerse mayor

La literatura de temática LGBTI ha estado siempre presente a lo largo de la historia; a veces de forma explícita, y en muchísimas ocasiones oculta. Pero esos eran otros tiempos y afortunadamente, son cada vez más los autores y editoriales que se atreven a publicar narrativas de temática homosexualbisexual transexual.

En el ámbito de la literatura infantil y juvenil también han aparecido estas narrativas. De hecho, se han multiplicado ostensiblemente en los últimos tiempos. Y esto no sólo es bueno porque implique que haya más diversidad en los argumentos, sino porque también, al fin y al cabo, la literatura tiene la responsabilidad de hacer reflexionar y concienciar a los nuevos lectores sobre el mundo que les rodea. Les hace tener una opinión sobre ellos mismos y, de alguna manera, les va a ayudar en el camino hacia el adulto que serán en el futuro.

De ensayos novelas, pasando por álbumes ilustrados y cómics, cualquier formato es bueno para reflejar estas historias. Aquí va una selección de cinco de las más destacadas.

‘Paula tiene dos mamás’

Paula tiene dos mamás es un álbum ilustrado escrito por Lesléa Newman en el que se presenta abiertamente a una pareja de lesbianas y a su hija Paula. Es una historia tierna en la que se muestran muchos tipos de familias y que enseña que lo importante es el cariño, no el número de padres o de madres. Se publicó en España en el año 2003, de la mano de la editorial Bellaterra con traducción de Silvia Donoso e ilustraciones de Mabel Piérola.

La autora, que es una reputada editora judía y feminista, escribió Heather has two mommies en el año 1988 tras un encuentro casual con Amy Jacobson, una madre lesbiana que estaba preocupada porque su hija no iba a encontrar historias que reflejaran familias como la suya. Con ese objetivo lo escribió, aunque no se pudo publicar hasta finales de 1989. Newman había mandando el cuento a más de 50 editoriales pero ninguna parecía interesada en el libro. “Las editoriales de libros infantiles me sugerían que lo intentara en las editoriales de lesbianas. Las editoriales de lesbianas me sugerían que lo intentara en la de libros infantiles”, cuenta Newman en el epílogo del libro. Así pues, decidieron publicar el álbum ilustrado por su cuenta recaudando fondos.

Paula tiene dos mamás tuvo una gran acogida y años más tarde pudo publicarse en la editorial Alyson Wonderland, que en 1990 abrió una línea de libros para padres gays y madres lesbianas. Pero este camino de éxito no estuvo exento de conflictos: en el año 1992, en Oregón (Estados Unidos), se comenzó a gestar una campaña que pretendía crear una ley que permitiera la discriminación de los homosexuales. Y con el propósito de que se aprobara, la Alianza de Ciudadanos de Oregón comenzó a distribuir ejemplares del libro presentándolo como un mal ejemplo. Por fortuna, la ley no llegó a aprobarse.

Otro conflicto tuvo lugar en varias escuelas y bibliotecas públicas de Estados Unidos, donde desaparecieron misteriosamente hasta 500 ejemplares del libro. La editorial los repuso de manera gratuita en todos las bibliotecas que lo solicitasen y fueron 500 las solicitudes, con los bibliotecarios tambiéna favor de mostrar la diversidad en los libros.

Sin lugar a dudas, es un libro delicioso y ameno que se lee con mucho cariño.

‘Jim en el espejo’

Considerada como un ejemplo paradigmático de la bildungsroman, la novela de aprendizaje, este libro de Inger Edelfeldt narra el despertar sexual y la asunción de la homosexualidad de un chaval de Estocolmo llamado Jim. Es un chico retraído, muy estudioso y tímido que vive en un asfixiaste ambiente familiar.

A los 15 años descubre que no siente nada por las chicas, pero es cuando conoce a Mats cuando descubre su verdadera identidad sexual, una relación por la que acabará enfrentándose a sus padres y a la mojigata sociedad de la época. La novela está narrada en primera persona, aunque cada capítulo está encabezado por unas citas que pertenecen a la madre de Jim; así, conocemos el contraste que hay entre sus pensamientos y los de su hijo.

Escrita en sueco, su título original es Duktig pojke!, que significa Un chico valiente, y la publicó la editorial Bokád en 1977. Está considerada como la primera novela de salida del armario, cuya autora es una de las voces más camaleónicas de la literatura sueca: ha escrito tanto para niños como adultos y publicado novelas, cuentos infantiles, álbumes ilustrados y mucho más.

Jim en el espejo tiene también una versión radiofónica y recientemente adaptaron la novela a la ópera dentro de un programa pedagógico para niños de primaria. En España no se publicó hasta 1996, y está traducido por Soledad Miguel. Sin lugar a dudas, es una novela de cabecera para tratar el tema de la homosexualidad. No se corta ni le da miedo tratar esos temas, y eso es de agradecer.

‘George: simplemente, sé tú mismo’

Esta es la historia de una niña llamada George, que para todo el mundo es un niño. Esta es la premisa de la que parte George, la historia de una niña transexual que desea que todo el mundo la mire tal y como se ve ella misma. Destinada a un público infantil, aunque puede ser perfectamente leída por lectores de más edad, destaca cómo la ingenua mirada de su protagonista pone de relieve los prejuicios de los adultos.

En George. Simplemente sé tú mismo hay algo que el personaje protagonista desea más que nada: conseguir interpretar el papel de Carlota, la protagonista de La telaraña de Carlota, para la función de teatro escolar. ¿Pero cómo logrará convencer a todo el colegio de que es la persona idónea para interpretar el papel? Y, sobre todo, ¿cómo logrará convencer a su mejor amiga, que también desea conseguir el papel, de que ayude a que el mundo la vea como a George le gustaría?

Su autor, Alex Gino, tuvo una infancia similar: a la misma edad que George también quería que le vieran como lo que se consideraba: una persona no binaria (esto es, que no se considera dentro de espectro ni masculino ni femenino). Los diferencia, en cambio, que George -que bien entrada la novela confiesa que le gustaría llamarse Melissa- sí que es mucho más consciente de lo que realmente le ocurre para ser una niña tan pequeña.

Gino comenzó a escribir la novela en el año 2003 pero no la pudo terminar hasta 2015, cuando se publicó. En ese momento tuvo una recepción muy positiva, tanto entre lectores como en escritores de la talla de David Levithan o John Green.

‘Las ventajas de ser un marginado’

Popularizada en España gracias a su adaptación cinematográfica protagonizada por Emma WatsonLas ventajas de ser un marginado es una conmovedora novela en la que, si bien la temática homosexual no es la piedra angular, sí ocupa un lugar importante. En esta historia conocemos a Charlie, un chico muy introvertido que no está pasando por un buen momento en su vida. Está narrada en forma de cartas que escribe a un amigo al que desconocemos y al que contará lo que ocurre en su día a día.

Al volver al instituto conoce a una chica llamada Sam y a un chico llamado Patrick, dos hermanos que acompañarán al protagonista hasta el final de la novela. Patrick es homosexual y en la novela tendrá que enfrentarse a la homofobia de alguno de sus compañeros; por suerte tiene a Charlie y al resto de sus amigos para poder llevarlo mucho mejor.

En este sentido, este best seller de Stephen Chbosky -que también escribió y dirigió su adaptación cinematográfica – es una deliciosa historia que viene acompañada de excelentes menciones a libros, películas y canciones especialmente recomendadas para jóvenes lectores, cinéfilos y melómanos, como la divertida representación de The Rocky Horror Pictures Show, referencias a los Smith o a El guardián entre el centeno, novela de la que bebe muchísimo Las ventajas de ser un marginado.

‘Con amor, Simon’

Cuando se publicó su título era Simon vs. the Homo Sapiens Agenda (Yo, Simon, Homo Sapiens) pero los productores de su adaptación cinematográfica tuvieron la brillante idea de abreviarlo con la despedida de los mails que envía su protagonista al chico del que se enamora: Con amor, Simon. Este es el punto de partida de esta novela en la que un chico de 16 años comienza a escribirse con chico misterioso de su instituto del que no sabe nada.

Desafortunadamente para Simon, alguien descubre estos mensajes: su compañero Martin, que amenaza a Simon con contárselo a todo el instituto si no le ayuda a conquistar a su amiga Abby. Nadie sabe que Simon es gay, por eso toma la decisión de ayudarlo aunque no sea de su agrado.

Narrada de forma fresca y sencilla, que no simple, y con una mezcla entre narración en primera persona y la novela epistolar, esta historia escrita por la también psicóloga Becky Albertalli destaca por su mensaje esperanzador o inclusivo por un mundo en que nadie tenga que salir del armario porque no sea necesario.

Su gran conquista reside en narrar con naturalidad este punto tan crítico en la adolescencia, la asunción de la propia sexualidad. Esto es lo que ha conquistado a millones de lectores y también a los espectadores que han visto su exitosa adaptación cinematográfica sobre la que se deshizo en elogios el cineasta Xavier Dolan.

La cuarta ola del feminismo y el mundo gay se miran de reojo

La pelea por los vientres de alquiler ha aflorado antiguas y nuevas fricciones entre el colectivo homosexual y el movimiento de la mujer

Manifestación del 8-M este año en Madrid. CARLOS ROSILLO

El feminismo y el mundo gay, antaño compañeros de viaje, se miran hoy de reojo. Muchos lo saben, pero no todos lo quieren reconocer públicamente. No se trata solo de los vientres de alquiler, aunque este asunto ha abierto una grieta que no se cierra, si acaso se agranda. La que ya se reconoce como cuarta ola del feminismo, que hoy en día saca a la calle a millones de mujeres, organiza un revolucionario Me Too, trata de cambiar la política, abraza la ecología y rechaza el capitalismo en su versión más dura, esa ola no se compadece con ciertos comportamientos del mundo gay. Choca con algunas formas de vida de la G del LGTBI.

En los últimos años, algunas feministas volvían la cara ante la ostentación de la caravana que reivindicaba los vientres del alquiler en el Orgullo Gay. Una práctica, la mercantilización del cuerpo de la mujer, que al feminismo en buena medida le espanta. “¿Qué podemos hacer las feministas con ese orgullo de mercado? La cuarta ola del feminismo es marcadamente anticapitalista, muy crítica con el neoliberalismo como fuente de desigualdad inagotable y de explotación. Pero no solo son los vientres de alquiler. El mercado tiene una capacidad infinita para articular las demandas patriarcales: vientres, prostitución, pornografía, la industria del sexo en general. Y ha tenido la misma capacidad y rapidez para satisfacer las disidencias sexuales”, dice la feminista Rosa Cobo Bedia, profesora de Sociología del Género en la Universidad de A Coruña.

“Para el feminismo radical, ciertos gais, no todos, están faltos de una reflexión profunda sobre la igualdad de género. Esto ya ocurre desde hace años. Ellos estaban más por homologarse con el mundo heterosexual y el feminismo preconiza cambios entre iguales, quiere combatir los roles de género y la supremacía masculina”, dice Luz Sanfeliu, militante feminista y profesora de la Universidad de Valencia.

En esa supremacía masculina en la que también se detienen ciertos gais, los que salen a la calle en julio en una manifestación paralela y minoritaria que se hace llamar Orgullo Crítico, más del gusto de algunas feministas. “El patriarcado está instalado en el colectivo gay. Muchos son machistas, yo lo sé porque soy activista LGTB y bisexual y me relaciono mucho con ellos. No entienden el movimiento feminista como lo entienden las mujeres. Algunos también son plumófobos, al gay más afeminado le miran mal. La masculinización física es la norma, si sales de eso no eres más que un mariquita gracioso”, critica sin ambages Javier Bujarrabal, colaborador del Orgullo Crítico. “Muchos gais no han hecho el camino del feminismo. Con su imagen musculada, machuna, a veces desprecian la pluma. Y algunos no se relacionan con las mujeres más que desde la superioridad”, asiente Beatriz Gimeno.

Orgullo Gay en Madrid el 7 de julio de 2018. GETTY IMAGES

¿Qué opina de este divorcio entre feminismo y mundo gay Jesús Grande, el presidente de Cogam, el colectivo gay de Madrid? “Hay un poco de separación de ideas, pero es solo con el feminismo más radical. Sobre la gestación subrogada hemos llegado a cierta comprensión, aunque no con todo el feminismo. Como colectivo estamos completamente a favor [de esta práctica], si no hay intercambio económico, reconoce. “Yo ya he atendido tres casos y los tres eran mujeres. Los que están en contra están muy mal informados”, asegura. Sobre los planteamientos del Orgullo Crítico sostiene que colaboran con ellos en algunas actividades y que “en algunas cosas tienen razón”.

Cuando se pregunta a las activistas vinculadas de siempre al feminismo, la cosa cambia notablemente. Uge Sangil no cree que el movimiento LGTB se haya posicionado abiertamente a favor de los vientres de alquiler. Tampoco todos los gais opinan así. “Yo estoy en contra de los vientres de alquiler. También sé de algunas polémicas entre el feminismo y el colectivo LGTB, pero creo que nuestra lucha es hereditaria del movimiento de las mujeres. Es verdad que algún sector del feminismo es transfóbico”, empieza Toni Poveda, un histórico activista LGTB. Pero reconoce que “el machismo y la misoginia impregna a toda la sociedad”, incluido a los gais. “Esto ha pasado siempre, ahora se está exagerando. Mi objetivo siempre ha sido la transversalidad del feminismo”, añade.

Sangil, presidenta de FELGTB, la federación nacional, reconoce que malestar hay, aunque no diría brecha, entre el movimiento feminista y el colectivo LGTBI, si acaso un “movimiento sísmico”. Y ella sitúa el epicentro en otro asunto: el sujeto político del feminismo, cuestionado también ahora. Se refiere a la división entre algunas feministas y las mujeres transexuales, de donde afloran extrañas palabras que ayer no existían: cismujer, bifobias, transgénero, terf.

Cismujer (o cishombre) es un término que quiere distinguir a las mujeres de las transexuales, por simplificar. Es decir, a quienes han nacido mujeres y están conformes con ello de aquellas que nacieron con genitales masculinos pero se saben mujeres. Y de esta diferencia nacen las siglas terf (trans-exclusionary radical feminist), con las que se señala a las que discriminan a las segundas o no quieren que formen parte del mismo club. Algunas feministas entienden que desplazar a la mujer como objeto del feminismo hará daño a la causa.

“Hay una parte del feminismo muy transfóbica, pero es porque no lo conocen. Yo soy crítica con parte del discurso trans, pero no con ellas. Por mucha discrepancia que haya, no creo que eso nos esté poniendo en peligro”, opina Beatriz Gimeno, en la actualidad diputada por Podemos en la Comunidad de Madrid, de siempre activista por los derechos LGTB.

Sexo y género

“El feminismo acogió a las trans y nos invitaron a ir en su pancarta del 8-M”, recuerda la activista Carla Antonelli, enfadada hoy porque algunas feministas, “no todo el colectivo”, se muestra en contra de las trans: “Las terf”, señala. “Y negar a las mujeres no es nada feminista”, añade. Ese mismo argumento es el que las feministas exponen a ciertas transexuales.

La cosa es que el sexo está permeando el movimiento feminista. Lo que antes era patriarcado ahora es heteropatriarcado. La cuestión de género como roles atribuidos a hombres y mujeres es ahora una cuestión de identidades sexuales. “Mis alumnos solo quieren hablar de género, de deseo, de sexualidad y ese debate fue vital para el feminismo en los años sesenta pero la libertad sexual es solo una parte del feminismo, la igualdad es otra”, explica Isabel Morant, catedrática de Historia Moderna de la Universidad de Valencia. “La discusión sobre los debates de identidad sexual está muy de moda entre los jóvenes, es algo que viene del mundo estadounidense. Creen que los derechos ya están superados y muchos de los estudios feministas en EE UU toman ahora como objeto la identidad: negras, hispanas.. el cuerpo da la medida de todas las cosas. La gente mezcla cada vez más los colectivos LGTB con el feminismo que es mucho más amplio”, añade Morant, que fue directora de la colección Feminismos, de la editorial Cátedra.

He aquí otro de los obstáculos donde la alianza entre el colectivo LGTB y el feminismo encuentra alguna grieta. “El movimiento gay, desde su acta fundacional en Stonewall, en 1969, ha crecido mucho y rápido, con menos resistencia social, por cierto, que el feminismo. Para ellos, el problema fundamental es la opresión sexual, las disidencias sexuales, la proliferación de los géneros, la forma de vivir la sexualidad. El feminismo es mucho más que eso, las feministas ya hicimos esa lucha por la emancipación sexual, junto con el colectivo LGTB”, analiza Rosa Cobo.

Efectivamente, gais y mujeres caminaron juntos durante mucho tiempo. El patriarcado, que quiere a la mujer mujer y al hombre hombre, ha machacado a ambos por igual. Por eso, no es casualidad que en España la ley de matrimonio homosexual llegara a España con el primer presidente declarado abiertamente feminista, José Luis Rodríguez Zapatero.

Pero la lucha ha tomado muchos matices. Y hay quien defiende que algunos gais siguen siendo hombres machistas. O que el machismo no es solo cosa de heteros. “Ellos, como hombres, han sido socializados en la idea de que su sexualidad es un derecho y nosotras no”, sostiene Rosa Cobo. Cierta hipersexualización o la consideración de que el deseo sexual de los hombres es distinto (y a veces irrefrenable) es un reproche que el mundo feminista hace a menudo a los hombres, también a los gais. “El movimiento por la libertad sexual ha sido tan fuerte que ha acabado impregnándolo todo hasta el punto de que a parte del feminismo se le acusa de pacato. Se vio con el Me Too, que algunas feministas francesas acusaron a otras de puritanas, pero creo que están muy lejos de serlo”, dice Morant.

Mercado rosa es otra de las expresiones que surgen al abordar este divorcio entre el mundo morado y el multicolor. Define una forma de vida acomodada y sin freno entre algunos gais. Barrios que fueron humildes cuando no depauperados y ahora han experimentado una fuerte gentrificación. Son la élite.

“No tienen un movimiento social articulado como el feminismo, que ya cuenta tres siglos. Y no lo tienen porque en buena medida lo han vendido al mercado”, critica Rosa Cobo, consciente de que sus palabras no son cómodas. Las comparte Bujarrabal, del Orgullo Crítico: “Patrocinios, marcas, es el negocio del Orgullo actual, muy comercial y capitalista. En Chueca unos pocos empresarios gais se reparten el territorio: hoteles, bares; se han convertido en un parque de atracciones”. Matiza Uge Sangil: “Creo que ese mercado rosa es una minoría. No todos los gais son capitalistas. Muchos jóvenes no tienen ni para pipas”.

Nada a cambio

A la filósofa Celia Amorós le debemos el término “relaciones ruinosas”, que define aquellas causas a las que el feminismo prestó su apoyo sin encontrar nada a cambio. Ocurrió en la Revolución Francesa, que acabada la revuelta mandó a las mujeres a la cocina, o con el abolicionismo de la esclavitud, que de nuevo las dejó en la estacada. Hay más ejemplos en el pasado. Ahora es la ecología otra de las grandes luchas del feminismo y ya hay quien avisa de que se está pidiendo a la mujer más de lo debido para la salvación del planeta.

“Siempre seremos aliadas de las causas justas, pero el objetivo de muchos gais no es la emancipación de la mujer, sino de su colectivo. El feminismo es anticapitalista neoliberal, contrario al sistema patriarcal y tenemos una relación diferente con la sexualidad. Creo que el movimiento gay se ha apoyado en el feminismo. Fueron nuestros aliados, pero quizá a partir de ahora no lo serán, o solo una parte de ellos. La brecha es un hecho. Podremos coincidir en algunas cosas pero no establecer alianzas ruinosas”, dice Cobo.

Todos templan gaitas. Dicen que cualquier división definitiva puede afectarles a ambos. Carla Antonelli, zanja: “No caigamos en las falsas trampas y en debates ácidos y estériles porque podemos ir a una batalla campal. Hay que rescatar las alianzas”.

Mi hermana y yo somos homosexuales, pero solo uno de nosotros encontró comprensión en la escuela

Una mujer camina junto a una pintada de dos corazones con los colores del arcoíris en Dublín, Irlanda. EFE

Mi hermana Lily y yo estamos todavía más unidos que muchos hermanos porque somos miembros de un club exclusivo de hermanos: el de “los dos son homosexuales”. Aunque lo cierto es que nuestros casos no son iguales. Nuestra experiencia en el instituto fue completamente diferente. Mi hermana Lily se levantó el lunes con la noticia de la carta firmada por 34 líderes de escuelas anglicanas de Sidney que defiende el derecho de las escuelas religiosas a discriminar a profesores y alumnos que son como nosotros. En el metro, de camino a la escuela, vi un mensaje de nuestro padre en el chat familiar con un enlace a la carta. “Mirad quién la ha firmado”, afirmaba.

Me gradué en la Trinity Grammar School de Sidney el año pasado. El nuevo director de la escuela, Tim Bowden, firmó la carta. La escuela donde he pasado los últimos 12 años de mi vida ha decidido apostar abiertamente por la homofobia. Lily se graduó en la Uniting Church School en 2015, una escuela que tiene una filosofía muy distinta con sus profesores y alumnos LGTBI. Inmediatamente hablamos por Skype. Cara a cara, en países distintos, los dos teníamos la misma expresión facial: extenuación. Puede que nos hayamos graduado, pero nuestro enfado por el trato recibido permanece.

Lily y yo hemos hablado largo y tendido de nuestras experiencias como alumnos de instituto. Los dos somos conscientes de que hemos sido unos privilegiados porque hemos ido a institutos privados. También hemos tenido mucha suerte por el hecho de haber crecido en una familia que nos dio amor y a la que no le importó que fuéramos homosexuales.

En el caso de Lily, esta sensación de aceptación también se extendía a la escuela. En mi caso, me gradué en Trinity sin traumas, pero no estoy seguro de que sea el caso de otros compañeros homosexuales. Sin duda, resulta algo extraño ser alumno de una escuela que considera la homofobia parte de su “ethos”. Esto no hace que seamos menos homosexuales, pero sí nos impide ver otros alumnos como nosotros. Nos hace sentir que estamos solos.

A medida que me fui haciendo mayor, reaccioné a la homofobia de la escuela y mostré mi homosexualidad de la forma más visible que pude, casi como si se tratara de una cuestión de activismo. No puedo dejar de pensar que de pequeño mi experiencia como alumno habría sido muy diferente si hubiera visto que otros estudiantes mayores mostraban su homosexualidad sin complejos. Quería que otros tuvieran un referente que yo no tuve.

Lily consideraba que el hecho de que me mostrara como soy obedecía a una necesidad: “Todavía lamento no haber hecho más. Podría haber mostrado mi homosexualidad de una forma más abierta, pero tal vez no sentí que fuera necesario. Ser homosexual es solo una parte de mi experiencia escolar. En cambio para ti fue una parte esencial”.

Las reacciones homófobas eran una constante en mi escuela. En los pocos casos en los que denuncié la actitud de algún estudiante, la escuela reaccionó. Y le estoy agradecido por ello. Sin embargo, la escuela nunca trató de corregir la cuestión de fondo. Cuando crecí, el acoso cesó. No fue gracias a ninguna medida impulsada por el centro, sino simplemente porque los estudiantes maduraron y rechazaron la homofobia a la que la dirección de la escuela se había adherido. Todavía me sorprende el hecho de que mis compañeros de 17 años tuvieran una mejor educación en torno a esta cuestión que las personas que supuestamente nos tenían que formar.

En el instituto, tenía un grupo de amigos que mostraban su homosexualidad con orgullo y algunos amigos heteros que estaban dispuestos a plantar cara a las actitudes homófobas. Queríamos cambiar la mentalidad y mostrarnos tal y como éramos formaba parte de nuestra rebelión. Sin embargo, lo cierto es que ser un modelo a seguir para los estudiantes más jóvenes e intentar que se sintieran aceptados no hubiera tenido que ser mi trabajo a esa edad.

La página web de la escuela muestra mi cara y la de otros estudiantes gays de mi curso, con el objetivo de promocionarla. En sus publicaciones, la escuela incluye imágenes de obras de arte que hizo mi novio. Le ha pedido a un amigo homosexual que coordine algunos debates. Los responsables de los grupos de música y de los equipos deportivos son gays. Es decir, muchos alumnos homosexuales hemos contribuido a que la escuela sea lo que es. El centro educativo donde nos formamos no puede afirmar que nuestras tendencias sexuales no son acordes a sus valores y luego utilizarnos con fines publicitarios.

La carta en cuestión empodera a las escuelas a predicar sus prejuicios bajo la excusa de su “ethos”. Cuando tenía 14 años tuve que permanecer sentado en el laboratorio mientras un profesor nos explicaba que la bisexualidad era tan nociva como una violación. Unos años más tarde, un profesor nos explicó largo y tendido la, según él, obvia relación entre homosexualidad y pedofilia.

Obviamente con ello no estoy diciendo que Lily y yo no hayamos tenido profesores extraordinarios en el instituto. Muchos de los profesores preferidos de Lily eran homosexuales.

“Si eres un niño gay, tienes superpoderes secretos para captar los pronombres que utiliza tu profesor cuando se refiere a su pareja. Cuando no tienes ningún compañero de clase gay, pero sí profesores que lo son, te sientes acompañada. Es como un reconocimiento de que vas a estar bien en el futuro, un futuro en el que podrás encontrar a una pareja que te quiera y un trabajo que te guste. Para un niño gay que todavía no ha salido del armario no hay nada más potente que descubrir que no está solo. Es un arma que tendrás de por vida”.

En mi caso, no fue consciente de que tenía profesores homosexuales hasta que me gradué en el instituto. Tuve un profesor increíble que me ayudó a crecer y me inspiró. Cuando me gradué descubrí que era gay. Me avergüenza reconocer que mi primera reacción fue juzgarlo: a los 14 yo hubiera matado por tener un profesor abiertamente homosexual que me sirviera como referente. Pensé que el hecho de que lo hubiera mantenido en privado era un acto egoísta. Ahora entiendo que esta opinión es muy ingenua. No puedo imaginar cómo es trabajar en un ambiente para el que una parte esencial de mi forma de ser pudiera comportar mi despido.

Lily fue a una escuela que le dio la libertad para involucrarse en temas en torno a la homosexualidad. Recuerdo que me sentí orgulloso, y celoso, cuando regresó a casa y me contó que había dado un discurso en su escuela con motivo del día Wear it Purple [Lleva algo morado, un día de concienciación LGTBI para jóvenes que se celebra especialmente en Australia].

“Los religiosos y los profesores de la escuela apoyaban a los estudiantes gays. Di un discurso ante un grupo de chicas que lucían cintas moradas en el pelo y cordones morados en los zapatos. Poder pronunciar este discurso todos los años era una especie de catarsis para mí. Hablar con mis compañeros, hacerles escuchar ese mensaje, era importante”.

Los chicos de Trinity también necesitan esa libertad y liderazgo que tuvo mi hermana. ¿Cómo puedo justificar que amo un lugar que quiere proteger su derecho a rechazarme y a rechazar a personas que son como yo?

La diócesis anglicana afirma que las escuelas no expulsan a los estudiantes ni despiden a los maestros por sus tendencias sexuales. Sin embargo, sí mantienen el derecho a hacerlo y esto consolida la noción de que es inaceptable ser gay. La carta es un símbolo para los jóvenes que no han tenido el apoyo que Lily y yo tenemos y para los aplicados maestros que necesitan sus trabajos. Nos dice que no somos bienvenidos y que nuestra homosexualidad nos deja desprotegidos. 
Las instituciones religiosas no necesitan más protecciones, pero los estudiantes y profesores homosexuales, sí.

Luc estudia moda en la Ecole de la Chambre Syndicale de la Couture de París. Lily estudia derecho y escritura creativa en la University of Technology de Sidney.

Traducido por Emma Reverter