Siempre es tu Orgullo, hetero

Mientras se sigue dando vueltas a si el atentado de Orlando era islamismo radical, se ignora lo que principalmente fue: terrorismo homófobo, el que sigue ocurriendo cada día de manera silenciada

EE.UU. investiga aún la matanza de Orlando y reabre el debate sobre las armas

EE.UU. investiga aún la matanza de Orlando y reabre el debate sobre las armas EFE

Tómate unos segundos y pregúntatelo: ¿Cuándo hablan de ti las películas, sin dramas ni suicidios provocados por tu manera de vivir? ¿Cuándo no has sido objeto de críticas, por sutiles que sean, por este mismo motivo? ¿Cuándo, en circunstancias cotidianas, no se da por sentado que te relacionas sexual o emocionalmente con alguien de tu mismo sexo?

Las respuestas darán una idea de la representación de la diversidad sexual y nos explicarán el atentado de terrorismo homófobo de Orlando. También nos explicarán la problemática con las donaciones de sangre para las personas heridas debido a que en Florida hay una prohibición manifiesta sobre el colectivo LGTB -con una pequeña concesión a quien mantenga pareja estable desde por lo menos un año-. Mientras dilucidamos si fue terrorismo islámico radical o no, ignoramos lo que sí fue: terrorismo homófobo. Pero no os preocupéis, mientras todos éramos París, aquí solo las maricas somos Orlando. Total, en París también matarían gays y ahí nadie se quejó, ¿no?

Total, solo coincidió con las celebraciones del Orgullo, solo era la gran discoteca y punto de reunión para personas LGTBI. Si ya lo dijo el padre del terrorista: “No tiene nada que ver con la religión”. Como si el fanatismo religioso – o el que se presume menos radical, que también llama a la alerta contra el “imperio gay”– no tuviese nada que ver con la homofobia. Como si toda la sociedad no estuviese sucia de homofobia. Porque si el beso de dos hombres fue realmente la mecha de esa ira, algo hay que hacer con las representaciones de la diversidad en los medios de comunicación, la publicidad, el cine, las calles. No podemos aplaudir por tener la cuota de mariconeo en la serie de moda si luego esa pareja gay tan mona nunca se da un beso en pantalla, ni por conformarnos con lo de “si ya podéis casaros, ¿qué más queréis?”.

Ese problema de las cuotas viene con el fenómeno #prayfor. El #prayfor viene con mensaje del político de turno sumándose a la causa y por supuesto, sin promover ajustes en materia de diversidad sexual. No, espera, que ni eso. El presidente de los Estados Unidos fue el único en hacer una leve mención, mientras que las autoridades oficiales de España no hicieron referencia a la homofobia y solo al terrorismo religioso. Mientras, en las redes sociales sobrevolaban hashtags como #MatarGaysNoEsDelito o #MasMasacresMenosGays.

Mientras en la comunidad LGTB lloramos, “el resto” de la comunidad, con la que no parece ir la historia, se marca un pinkwashing e incita a la xenofobia empleando el atentado como arma arrojadiza, al igual que ocurrió con las violaciones de comienzos de año en Colonia. De la misma manera, siguen estando invisibilizadas las agresiones diarias -tipificadas como delitos de odio, cabe recordar- que sufren las personas diversas y parece que solo podemos sentir protección cuando Mark Zuckerberg nos permite poner nuestra foto de perfil con la bandera arcoíris.

Y todo por un beso. ¿Y aún os preguntáis para cuándo Orgullo Hetero? Si siempre es tu orgullo, hetero, el causante de que no se admitan más formas de diversidad de las que la cuota mínima señala.