Pancarta de la Fundación Daniela en el Orgullo 2015 / Twitter: @Danielafund

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Simpatizantes de Obama vitorean al presidente de EEUU mientras esperan verle pasar, en Nairobi, ayer.

Varios líderes políticos y religiosos keniatas le habían advertido que sus palabras en defensa de los homosexuales no serían bienvenidas. Pero Barack Obama ha preferido ser fiel a sus convicciones y a la directiva que firmó en el 2011 para convertir los derechos de la comunidad LGBT en una de las prioridades de la política exterior estadounidense. En su cuarta visita a la tierra ancestral de su padre, la primera de un presidente de Estados Unidos en activo, Obama pidió al continente africano que revierta las políticas homófobas que criminalizan a los gais. Y lo hizo delante de su homólogo keniano, Uhuru Kenyatta, quien se limitó a discrepar con estoicismo.

Obama recordó la trágica historia de su país, aludiendo a la esclavitud y la segregación racial, para compararlas con la discriminación que sufren los homosexuales en buena parte de África. En Kenia, sin ir más lejos, el sexo entre hombres está penado con hasta 14 años de cárcel. «Cuando un gobierno se acostumbra a tratar a la gente de forma diferente esos hábitos pueden extenderse. Como afroamericano en EEUU, soy tristemente consciente de lo que sucede cuando la ley no es igual para todos», dijo durante la rueda de prensa conjunta con Keniatta. A partir de ese momento, añadió, «las libertades empiezan a erosionarse» y se entra en una peligrosa espiral. «La idea de tratarlos diferentemente o abusar de ellos solo por quién aman está equivocada. Y punto».

Kenyatta le escuchó respetuosamente, pero tampoco tuvo reparos en discrepar públicamente de Obama. «Tenemos que admitir que hay algunas cosas en las que no estamos de acuerdo. Nuestra cultura, nuestras sociedades no lo aceptan», dijo refiriéndose a la homosexualidad. «Los derechos de los gais no son actualmente un tema importante para los kenianos». Estas previsibles desavenencias no empañaron la armonía de una jornada marcada por la voluntad de cooperación en la lucha antiyihadista o la corrupción.

OBSTÁCULOS

Obama se refirió a ambas lacras como los principales obstáculos para que Kenia, cuya economía está entre las cinco que más crecen del mundo, alcance todo su potencial. «Quería estar aquí porque África se mueve», dijo en una conferencia en Nairobi dirigida a jóvenes empresarios. «La gente está saliendo de la pobreza, suben los ingresos, crece la clase media y los jóvenes como vosotros están dominando la tecnología para cambiar la forma en la que África hace negocios». La Casa Blanca ha prometido un paquete de ayudas públicas y privadas por valor de 1.000 millones de dólares para impulsar el emprendimiento, especialmente entre mujeres y jóvenes.

Aunque este viaje ha tenido un cariz mucho más político que personal, Obama tuvo tiempo el viernes por la noche para cenar con su hermanastra Auma, su «abuelita» Mama Sarah y varios miembros de su familia extendida. Los grandes periódicos del país le dieron una bienvenida entusiasta, abrazándolo como al hijo pródigo, y pidiéndole a los kenianos que se inspiren en su ejemplo para descubrir «las ilimitadas posibilidades que tenemos como individuos y como país», según escribió ‘The Nation’.

Pero Obama también abordó otros asuntos espinosos, como los excesos cometidos por el Gobierno de Keniatta en la lucha contra los yihadistas somalís de Al Shabab. «El terrorismo es nuevo para nosotros y aprendemos de cada paso que damos», le respondió Kenyatta.