La peligrosa moda del ChemSex

Sesiones de sexo entre hombres ‘aderezadas’ con drogas que permiten que se prolonguen durante horas o incluso días. Es el fenómeno conocido comoChemSex, una moda que lleva una década instalada en Reino Unido y que en los últimos tiempos se ha popularizado en España. Hasta el punto de convertirse en una de las preocupaciones del colectivo homosexual, ya que su práctica de forma no segura no sólo favorece el contagio de enfermedades de transmisión sexual, sino también los abusos sexuales y las violaciones y problemas asociados al abuso de las drogas.

Acrónimo inglés de “química” y “sexo”, el ChemSex es el eje de la últimacampaña de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays,Transexuales y Bisexuales (FELGTB), en la que animan a extremar precauciones si se decide participar en esta suerte de maratones sexuales. “Una app te ayudará a decidir con quién, pero no cómo” es uno de los eslóganes de la campaña, bajo el lema principal “Practica #SafeChemSex“.

Lejos de ser un fenómeno nuevo, la popularización del ChemSex va aparejada a la proliferación de aplicaciones de contactos y geolocalización como Grindr. “Con este tipo de apps, las barreras espacio-temporales desaparecen, siendo muy sencillo organizar una sesión Chemsex”, explica la FELGTB. Acudir a “bares de sexo” o utilizar las redes de contactos que crean los usuarios a raíz de frecuentar estas fiestas son las otras dos vías más habituales. En el barrio madrileño de Chueca incluso existen circuitos sexuales que se organizan una vez a la semana.

“El Chemsex está fuertemente relacionado con el concepto ‘sesión’ que se utiliza para referirse a un evento de larga duración en el que habitualmente se consumen drogas en un contexto sexual con varias personas, ya sea de manera simultánea o secuencial”, recoge la federación. “Mientras una orgía no implica necesariamente el consumo de drogas, la idea de ‘sesión’ acentúa la prolongación de las relaciones sexuales en el tiempo mediante el uso de determinadas sustancias”.

Metanfetamina, mefedrona (ilegal en España, pero que se puede adquirir como fertilizante en varias webs), GHB y GBL son los apellidos de las drogas que se emplean -habitualmente combinadas- en estas sesiones. Un cóctel sobre cuyos riesgos advertía el pasado noviembre el British Medical Journal, que señalaba la necesidad de convertir el ChemSex en una prioridad para la Salud Pública.

El artículo, elaborado por expertos en salud sexual y abuso de sustancias en Londres, explicaba cómo la creciente popularidad del ChemSex sitúa a quienes lo practican en una situación de riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual, y de sufrir problemas mentales asociados al abuso de las drogas. De hecho, según recoge el informe británico, un 64% de las personas que solicitó ayuda por problemas de drogodependencia reconoció haber practicado ChemSex.

“Todos los consumos no son problemáticos, pero pueden llegar a serlo”, afirma la FELGTB, que señala entre los motivos para utilizar estas sustancias el hecho de que favorecen la desinhibición para mantener relaciones múltiples, propician una prácticas sexuales más satisfactorias y prolongadas, y facilitan la sensación de integración y de entendimiento con los otros participantes. Unos efectos que a su vez implican que los usuarios bajen la guardia a la hora de tomar precauciones y aumente el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual, así como de sufrir abusos y violaciones.

Según un estudio que forma parte de una tesis realizada por Mar Vera, especialista del Centro Sanitario Sandoval de Madrid, los nuevos diagnósticos de VIH están vinculándose cada vez más al consumo de drogas en el colectivoHSH (hombres que tienen sexo con otros hombres, que pueden ser homosexuales o bisexuales). De los pacientes analizados diagnosticados con VIH entre 2007 y 2012, un 71% de ellos reconocía haber consumido drogas el año previo al diagnóstico, y de ellos, el 63% vinculaba las drogas a haber tenido prácticas sexuales de riesgo.

Además, están los riesgos asociados al consumo de drogas, como la muerte por sobredosis o los efectos sobre la salud física y mental, y su impacto en la vida social: problemas económicos, pérdida de empleo, abandono de otras formas de ocio, problemas legales y estigmatización.