La Grecia Clásica y el sexo

Artícilo publicado por Edmundo Fayanas Escuer en Nueva Tribuna

Para los griegos sus formas sexuales tenían un origen infinito de placer, lo que les llevó a profundizar en el arte sexual y sus variantes.

La civilización griega es una de las más esplendorosas en la historia de la humanidad. Fue la primera que sobresalió en Europa hace ocho mil años y consiguió revolucionar muchísimos campos del conocimiento humano: filosofía, matemáticas, astrología literatura… La cultura griega está en la base actual del pensamiento del mundo occidental.

Sin embargo, la cultura sexual es muy diferente a la actual occidental, si bien todo lo que los griegos hacían entonces, ha llegado a nuestros días, en muchos casos son considerados inmorales y promiscuos. Para los griegos sus formas sexuales tenían un origen infinito de placer, lo que les llevó a profundizar en el arte sexual y sus variantes.

La civilización cretense alcanzó un gran desarrollo. La mujer tenía una gran libertad, de forma que era frecuente encontrarla en los banquetes y en las representaciones que se hacían en aquella época. Podemos afirmar que no había diferencias entre hombres y mujeres. Estos podían casarse libremente y cuando una mujer era pedida en matrimonio, era ella quien decidía sin interferencia alguna.

En la sociedad minoica el punto de encuentro de toda la vida social se encontraba en la invocación a la Madre Tierra. Tanto hombres como mujeres acudían a los bosques, montañas donde sacrificaban los animales y hacían las ofrendas a los dioses. En este ritual se satisfacían todos los apetitos sexuales, por eso existían grandes copulaciones en los días que duraba el ritual. En esta sociedad minoica todo lo relativo al sexo se entendía como una necesidad natural que se satisfacía con total libertad.

Posteriormente, aparece la cultura micénica con los aqueos, así denominados por Homero y que son descritos por poseer una sexualidad muy fuerte. Sus matrimonios tenían características bastantes primitivas. La esposa debía traer consigo una esclava, para así convertirla en la concubina de su marido por si se da la circunstancia que la esposa no le dé hijos. La mujer aquea depende totalmente del marido y debe aportar al matrimonio una dote. A la muerte del marido, su hijo puede desprenderse de ella, venderla a un nuevo marido o devolverla a su antigua casa.

El aqueo pobre normalmente no podía aportar dote alguna al matrimonio, por lo que sí se le permite casarse, con la condición de ir a vivir a casa del padre de la futura esposa y en consecuencia depender de él.

El matrimonio aqueo se basaba en un contrato donde los contrayentes deben aportar una dote, lo cual está en el origen de una mejora de la situación de la mujer a lo largo del tiempo. La esposa dotada no podrá ser repudiada nunca, ni devuelta a su familia originaria. Sin embargo, si podrá casarla nuevamente, pero para poder realizar esto, se deberá consultar a la mujer y aceptarlo, además de proporcionarle una nueva dote. Con el tiempo iremos viendo cómo va desapareciendo la figura de la concubina familiar, ante la situación degradante que significaba para la esposa.

Cuando el padre muere, las hijas nunca pueden heredar nada, sino que la herencia pasará a manos de los hijos e incluso tiene preferencia total los posibles hijos bastardos.

El comportamiento sexual de los griegos se va modificando poco a poco. Se produce un fuerte interés por los efebos y por las prostitutas. La heterosexualidad y la homosexualidad son prácticas habituales.

La mujer griega nunca podrá participar en la administración del Estado y su papel queda relegado a la maternidad y al cuidado de los hijos y al hogar. Al igual que cambia el comportamiento sexual de los griegos, lo hace también en el ideal de belleza femenina que se hace más esbelta.

La Antigua Grecia no permitía que la orientación sexual de sus ciudadanos marcara la vida social, aspecto que sí han realizado las sociedades occidentales, fundamentalmente las basadas en el mundo cristiano

En la Atenas clásica anterior al siglo V a. C se daban relaciones entre jóvenes de diferente estrato social. Esto provocaba que el poder de las elites ricas se viera alterado y en consecuencia poder seguir con la acumulación de la riqueza a través de los dotes y las herencias.

Ante esto, se promulgó una ley por lo que no reconocían la validez de los matrimonios realizados entre miembros de distinta clase social y para favorecer la acumulación de riqueza entre las elites se permitían los matrimonios consanguíneos, pues garantizaba la estabilidad de la propiedad privada.

Incluso Pericles tuvo problemas para poderse casarse con le hetaira y filosofa Aspasia de Mileto y se tuvo que conformarse en ser su amante, a pesar de darle un hijo.

Durante el enfrentamiento armado entre Atenas y Esparta y debido al llamamiento de los hombres al ejército se crea una situación muy difícil para las mujeres, pues no pueden mantener relaciones sexuales. El médico Hipócrates decía “Las mujeres no andaban un tanto extraviadas a causa de la guerra, sino a causa de la insatisfacción sexual”.

Tanto Platón como Sócrates plantearon la igualdad entre hombres y mujeres dentro del matrimonio, pero fracasaron. Aristóteles desarrollo la inferioridad de la mujer respecto al hombre.

En esta época ateniense es cuando se desarrolla en todo su esplendor la prostitución, con la proliferación de las casas de citas, estando siempre abarrotadas de Hombres. Por otro lado, la homosexualidad se extendió muchísimo e incluso fue regulada por medio de la ley.

La principal función de la mujer era procrear y cuidar de sus hijos, sobre todo de los varones que serán los que darán continuidad al linaje familiar. La fórmula matrimonial decía “Te entrego a esta mujer para la procreación de hijos legítimos”.

Se solían casarse a los catorce o quince años. Se les enseñaba a asumir el papel de madres y se les excluía de la educación formal. La mujer debe estar en casa, alejada de las miradas y sólo se le permitía asistir a funerales o a determinados festivales. Muchas mujeres aprendieron por su cuenta a leer y escribir y a tocar instrumentos musicales.

Otras mujeres que no se casaban se dedicaban a la prostitución que como hemos visto floreció de forma muy intensa en la Atenas del siglo V y IV a.C. Había dos clases de prostitutas. La mayoría de las prostitutas en los burdeles eran esclavas o extranjeras.

Existían otras prostitutas de nivel superior y eran conocidas como hetairas que significa, acompañamiento femenino. Estas tenían en muchos casos grandes conocimientos y solían competir en cultura con los hombres. La más famosa fue Aspasia de Mileto que impartió clases de filosofía a Platón y Sócrates. Aspasia fue la amante de Pericles durante años, con el que tuvo un hijo. Solamente cuando este hijo falleció como consecuencia de la peste que asoló la ciudad de Atenas, se hizo la excepción de permitirles casarse.

Hubo hetairas muy famosas que llegaron a la elite. Friné fue una de ellas. Nacida en Tespia y a pesar de su origen humilde, al trasladarse a Atenas, perfeccionó sus prácticas amatorias que hizo que diera espectáculos. Fue reconocida como una gran hetaira y muy demanda por las elites. Otra hetaira muy conocida es Lais de Corintio amante de Demóstenes, Aristipo y Alcibiades y también era de origen humilde. Su estatura era pequeña pero fue utilizada como modelo de escultura dada su gran belleza.

Las hetairas eran famosas por tener una gran preparación musical e intelectual y por su belleza física. Algunas hetairas lograron tener grandes fortunas. Estas bailaban, tocaban instrumentos musicales y ofrecían diversión, además de tener relaciones sexuales.

Eran frecuentes las reuniones llamadas simposios, que eran fiestas refinadas de comidas y bebida, donde no podían estar las esposas, pero si las hetairas.

La homosexualidad masculina comenzó en el llamado periodo presocrático alrededor de finales del siglo VII a. C. Pisistrato que fue un tirano y que conquistó Atenas tenía como amante a Solón. Los hijos de Pisistrato también eran homosexuales.

Para el griego cualquier actividad sexual donde un ciudadano penetra a alguien socialmente inferior, lo consideraban dentro de la normalidad. Se consideraban personas socialmente inferiores a mujeres, jóvenes, extranjeros, prostitutas y esclavos. Al mismo tiempo, se consideraba como vergonzoso el ser penetrado por alguien socialmente inferior.

La sociedad griega valoraba la masculinidad en los hombres adultos y la feminidad se unía a ser penetrado en las relaciones homosexuales. La relación de pederastía era bien vista y así cuando el erómeno ya había llegado a la madurez se le decía “Puedes levantar un toro si lo portaste de ternero”. Sin embargo las relaciones entre hombres adultos de status social homologo se consideraban mal vistas y provocaban rechazo social

La homosexualidad en la Atenas clásica se practicaba de manera generalizada y era tolerada. Sin embargo, los ciudadanos atenienses no podían prostituirse porque podían perder su ciudadanía. La ley no eliminaba la prostitución masculina, sino que la permitía a los extranjeros y a los no ciudadanos. Los ciudadanos atenienses sí que podían tener relaciones homosexuales con proxenetas o con hombres como relación amorosa o de placer, nunca como negocio.

La relación homosexual más extendida es la que se daba entre hombres adultos y jóvenes adolescentes y a esto se le llamaba pederastia. La relación solía ser física, pero también buscaban aspectos educativos, donde el hombre mayor conseguía el amor del hombre joven gracias a su valía como maestro y por la devoción que le demostraba el joven.

La pederastia en Grecia antigua era una relación entre un hombre mayor y un joven. El hombre mayor se le denominaba erastés y se encargaba de educar, proteger, amar y dar ejemplo a su amada. El joven era llamado erómeno y le daba a su amante su belleza, juventud y compromiso.

Atenas tenía protocolos sociales para proteger a los jóvenes del deshonor que se asociaba a ser penetrado. Se exigía al erómeno el respeto y la honra del erastés, pero no que lo deseara sexualmente. El ser cortejado por un hombre mayor era señal de hombría para un joven. Pero el deseo sexual reciproco no era bien valorado y provocaba un estigma social importante.

Los usos heterosexuales y homosexuales no creaban problemas a las personas ni a la sociedad ateniense.

Como las guerras eran frecuentes, la homosexualidad en el ejército era permitida e incluso estimulada. Estas relaciones eran usadas para conseguir un mejor adiestramiento militar y para mantener la moral pero sobre todo fortalecer, los lazos y el espíritu de combate de los soldados en época de guerra.

Los filósofos socráticos pensaban que un ejército sería más fuerte si estaba constituido por parejas de amantes masculinos, debido a los fuertes lazos que se forman entre ellos lo que les hace pelear con más potencia que los soldados normales. Esto provocó que los matrimonios fueran bastantes indiferentes, ya que los hombres en sus largas campañas guerreras no se preocupaban acerca de si su mujer se enteraba de sus aventuras con otros soldados o prostitutas.

En este sentido, debemos destacar el Batallón Sagrado Tebano. Era una unidad militar que siempre estaba separada del resto del ejército y sólo podían alistarse en él hombres y sus jóvenes amados. Es un ejemplo de cómo en la Antigua Grecia se usaba el amor homosexual entre los soldados para fomentar su espíritu guerrero. La fama de este Batallón por su gran fuerza de combate hace que se le construyera un monumento que aún hoy en día está de pie y es el lugar donde están enterrados sus miembros.

Veamos el relato de Plutarco en su obra Pelópidas cuando dice “El Néstor de Homero no fue muy habilidoso capitaneando un ejército cuando ordenó que los griegos formasen por tribus….. pues debía haber unido los amantes con los amados. Por que los hombres de la misma tribu se valoran muy poco los unos a los otros cuando el peligro acecha. Pero un grupo cimentado en la amistad basada en el amor mutuo será separado pues, temiendo la afrenta, los amantes por los amados, y éstos por aquellos, así perseveran en los peligros los unos por los otros…..”.

Este tipo de relaciones aparece de forma explícita en la Ilíada. Se puede ver en la relación de Aquiles y Patroclo.

La pederastia era lo más habitual y eran escasas las relaciones entre iguales. Plutarco recoge las palabras despreciativas de Filipo II de Macedonia sobre la homosexualidad en el ejército y dice:

“Encontramos que la mayoría de las naciones guerreras son más adictas al amor como los beocios, los lacedemonios y los cretenses. Y entre los más antiguos héroes ninguno tan amoroso como Meneagro, Aquiles, Aristómenes, Cimón o Epaminondas; el último de los cuales tuvo como concubino a Asópico y a Cafisodoro, que fue asesinado junto a él en la batalla de Mantinea y yace enterrado muy cercano a él”. (Imagen: Lámpara de aceite)

En Atenas podemos encontrarnos con dos formas de prostitución masculina:

  • La porneia (puto o pornos) era el hombre que ofrecía su cuerpo para practicar sexo a cambio de dinero, siendo la mayoría de estos, esclavos procedentes de las guerras y estaban obligados a pagar impuestos.
  • Hetairikos que parecen ser más un tipo de amantes fijos que le daba exclusividad a algún ciudadano rico.

Conocido es el porneia Fedón de Elis, que tras ser esclavo como consecuencia de la guerra, empezó a trabajar en un prostíbulo hasta que Sócrates lo rescata convirtiéndose en uno de sus discípulos más destacados y que está en el origen de la última obra de Platón titulada “Fedón o sobre el alma”.

El famoso legislador Solón se encargó de legislar sobre la prostitución masculina, siendo solo permitida a los esclavos como ya hemos visto y decía “porque el que vende su cuerpo por dinero, igualmente puede vender los intereses de la comunidad”. Sin embargo la pederastía estaba prohibida a los esclavos.

En las ciudades atenienses los prostíbulos estaban situados en los barrios portuarios y estaban destinados a satisfacer a la gente pobre mientras que los destinados a atender a las clases adineradas se asentaban en lugares discreto y alejados. Esliques también habla de prostitución masculina en la calle.

Sin embargo las relaciones homosexuales entre mujeres están poco documentadas por la historiografía. Sin embargo, tenemos a la gran poetisa Safo de Lesbos, de ahí viene el lesbianismo, que escribe cantidad de poemas que describen los amores entre mujeres. Safo se convierte en referente del lesbianismo y del amor entre mujeres.

En Esparta han quedado reflejadas relaciones lésbicas cuando Platón en su obra el Banquete cuando dice que “aparecen mujeres y no se preocupan por los hombres, pero tienen contacto con mujeres”.

Esta era la vida sexual en el mundo griego en lo que se conoce. Posteriormente, seguiré con otros artículos que abarque distintas culturas así como religiones.