‘La gente ha perdido el miedo al VIH’

ENTREVISTA   Josep María Gatell

 

Jordi Soteras  21/10/2015  Catalunya Barcelona Entrevista con el doctor Josep Maria Gatell especialista en SIDA   foto Jordi Soteras

Josep Maria Gatell, especialista en SIDA JORDI SOTERAS

Lleva décadas dedicado a la lucha contra el VIH. Josep María Gatell se interesó en los inicios de su carrera por las enfermedades infecciosas, y “de pronto”, como él recuerda, llegó el VIH. Así que entró de cabeza a ver cómo se podía impedir que las personas muriesen por este virus, algo que tan sólo pocos años después se ha logrado. A pesar de pasar media vida entre el hospital y los aeropuertos, lugares a los que tiene poco aprecio, mucho menos que los aviones “en los que por lo menos te mueves”, este especialista saca tiempo para esquiar y navegar, dos de sus pasiones, y para dedicar tiempo a sus tres hijos (ninguno de ellos médico) y a sus nietos. Desde Barcelona, la ciudad donde ha desarrollado su carrera como jefe de servicio de enfermedades infecciosas desde el Hospital Clínic, habla con EL MUNDO sobre los avances que se presentarán en la XV Conferencia Europea de Sida, que codirige.

En esta conferencia se presentan las nuevas Guías Clínicas Europeas, ¿qué novedades aportan?
Son varias cosas. La primera, la de recomendar un tratamiento precoz para todas las personas con diagnóstico de VIH, lo que se denomina tratamiento universal. A esta conclusión se ha llegado después de la publicación de dos estudios este verano en los que se demostraba que es mejor tratar cuanto antes a todo aquel que esté infectado.
¿Esto no disparará el presupuesto destinado para tratar el VIH?
No, porque aunque esta recomendación es nueva, en el mundo occidental ya se venía tratando a mucha gente, en torno a un 90% de los infectados. Con lo cual, esta nueva medida no va a suponer un gran gasto.
¿Qué otra novedad va a salir de esta Conferencia?
La terapia pre exposición. Ahora, las guías clínicas ya recomiendan la terapia pre exposición para un grupo de personas con un riesgo específico, es decir, para personas que tienen relaciones sexuales sin protección. Las guías dicen que ya hay evidencias de que si estas personas toman la medicación de forma rutinaria se reducen las infecciones, y también si la toman a demanda.
¿En qué consiste el tratamiento a demanda?
En que si uno prevé que va a tener una relación sin protección, puede tomar medicación a demanda, es decir, tomarse una pastilla el día de antes, otra ese mismo día y otra el día después. Sería algo así como el tratamiento de la píldora del día después. En este caso, la ventaja es que globaamente reducen la ingesta de fármacos un 50%.
¿Y esto no genera resistencias?
No, porque es efectivo. Se ha visto en varios estudios que muy pocas personas se infectan si lo toman, y si no hay infección, no se dan las resistencias.
¿Se puede hablar de dos epidemias distintas en Europa Occidental y en la del Este?
Sí, se puede porque son dos realidades totalmente diferentes. En los países del Este, hay un problema clínico y también social. Hay mucho estigma en relación a la enfermedad y fobia hacia la homosexualidad, lo uno y lo otro se alimentan. Esto hace que el 50% de los casos estén sin diagnosticar. Allí, la principal vía de transmisión es la parenteral, por el consumo de drogas intravenosas, es lo que ocurría en España al principio de la epidemia. Además, la continuidad de los tratamientos es mala, porque el stock se rompe con frecuencia.
¿España se encuentra en el lado occidental de la epidemia en Europa?
Sí, totalmente, tanto por el número de diagnósticos como socialmente. Aquí la situación ha ido cambiando si la comparamos con la que había hace décadas. Ahora el perfil de los nuevos diagnósticos se agrupan, sobre todo, entre varones jóvenes que tienen sexo con otros hombres e inmigrantes que o bien se infectaron en sus países de origen o lo han hecho aquí.
¿Cuál es el principal reto en nuestro país frente al VIH?
El primer objetivo es que no haya nuevos casos: tenemos cada año 3.000 nuevos diagnósticos. Para esto es muy importante la prevención, mediante relaciones con protección, y también con la terapia pre exposición. El siguiente gran reto es mejorar el control de los casos de VIH, que en España asciende a 130.000. Eso lo podemos conseguir con los avances en los tratamientos.
¿Cuáles son esos avances?
Por un lado, se están estudiando, y creo que en dos o tres años ya estarán disponibles, los fármacos de liberación retardada. Consisten en medicamentos que se inyectan -en lugar de tomarlos por boca- una vez cada dos o tres meses. Es un avance que hay que consensuar con los pacientes, y ver qué prefieren: si tomar una pastilla antes de ir a dormir o ir al hospital una vez al mes para ponerse una inyección.
En cuanto a las vacunas, ¿tendremos algún día una preventiva o tendremos que consolarlos con una terapéutica?
Cuando uno habla de vacunas, piensa en las de la poliomielitis, la varicela… Pero también hay ejemplos de vacunas terapéuticas en el mercado, como la del herpes zóster, que se da en aquellos que ya han tenido la varicela. Una vacuna terapéutica no es poca cosa. No hablaríamos de prevención, pero el objetivo es que, con una inyección cada cinco años (o el tiempo que sea), el paciente no tenga que tomar ningún otro tratamiento. Por otro lado, es más fácil lograr una terapéutica, es decir, una vacuna que controle el virus en una persona ya infectada. En Barcelona tenemos puesta la esperanza en una vacuna terapéutica cuya fase II empezaremos en un par de meses. Hasta ahora, el problema que hemos visto con otras es que no logran erradicar lo suficiente el virus. Es verdad que ha logrado, sin que el paciente tome antirretrovirales, reducir de forma importante la carga viral, pero no hasta el punto suficiente que los médicos consideramos seguro, por lo que para mí es inaceptable. Pero esta nueva vacuna, como se inyectará en los ganglios, creemos que puede ser más eficaz.
¿Qué piensa de otros tratamientos como los del trasplante de médula ósea o de sangre de cordón umbilical?
Como vía de investigación, me parecen bien. A nivel práctico, no los veo una opción para los pacientes. Porque tendrían que necesitar un trasplante de médula o de sangre de cordón para otra cosa, las muestras de médula o de cordón tendrían además que tener la mutación CCR5 Delta32 y, además, se les sometería a un tratamiento que no está exento de riesgos. De todos los millones de pacientes, sólo uno ha conseguido curarse con un trasplante de médula, el paciente Berlín, y no lo ha pasado del todo bien, porque requirió varios trasplantes y porque sufrió enfermedad injerto contra huésped.
En cuanto a los pacientes coinfectados por el virus de la hepatitis C y por el VIH, ¿cómo ha cambiado su situación?
Radicalmente, ahora se recomienda tratar con los nuevos fármacos a aquellos que estén en una fibrosis dos o más altas, y para los otros no hay una recomendación contundente, pero se dice que se aconseja en función de la valoración médica.
¿Las personas con VIH envejecen igual que las demás? ¿Tienen las mismas enfermedades?
Las personas con VIH envejecen igual que las demás, pero un poco antes. Si en España, la mujer española, tiene una expectativa de vida de 84 años, una con VIH tiene una esperanza de vida de 74 años. Y morirá de las mismas cosas que las demás: de infartos de miocardio, de cáncer, de problemas renales, etc.
¿Se ha perdido el miedo al VIH?
Sí. Es la cara negativa del avance en la lucha contra el VIH. Como ahora los tratamientos controlan la infección, la gente ya no se muere por el sida, ahora hay más despreocupación.
¿Usted podía imaginarse esta situación cuando empezó a dedicarse al VIH hace más de 20 años? ¿Se imaginaba que se iba a avanzar tanto?
Esta situación era impensable hace 15 años. El avance ha sido espectacular. Es la mejor situación soñada, y la hemos conseguido. Bueno, la mejor sería curar la infección, pero el avance ha sido importantísimo. No hay ningún antecedente similar en Medicina, y lo que se asemeja a esta situación es ahora la hepatitis C. Pero lo logrado en esta infección es gracias a los avances que se han hecho en el VIH. Este virus ha permitido aprender más rápido en otros. El avance logrado en la hepatitis C ha sido un efecto colateral del VIH, en este caso, muy positivo.