El Vaticano expulsa a un prelado que ha salido del armario con su novio

La víspera del Sínodo Ordinario para la Familia

Krzysztof Charamsa abraza a su novio Eduardo en la rueda de prensa que han dado hoy en Roma

Krzysztof Charamsa abraza a su novio Eduardo en la rueda de prensa que han dado hoy en Roma. TIZIANA FABIAFP

«Quiero que la Iglesia y mi comunidad sepan quién soy: un sacerdote homosexual, con un compañero, feliz y orgulloso de mi propia identidad“. Con estas palabras, reveladas en una entrevista al diario Il Corriere della Sera, monseñor Krysztof Charamsa hizo temblar ayer los muros vaticanos tan sólo un día antes del inicio del Sínodo de la Familia, en el que los obispos debatirán, entre otros temas, sobre los homosexuales dentro de Iglesia.

La reacción del Vaticano a las palabras de monseñor Charamsa fue inmediata: la Santa Sede apartó al prelado polaco de sus funciones como secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional, oficial de la Congregación para la Doctrina de la Fe y docente de las universidades pontificias donde imparte Teología. «La elección de hacer una manifestación tan clamorosa en la vigilia del Sínodo es muy grave e irresponsable, ya que hace que, sobre la asamblea sinodal, recaiga una indebida presión mediática», señaló el portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi.

«Llega un día en el que algo se rompe dentro de ti y ya no puedes más», afirmó Charamsa, explicando por qué decidió hacer pública su condición sexual. El prelado polaco reconoce que la decisión de salir del armario justo un día antes del comienzo de la asamblea de los obispos no es casualidad. «Me gustaría decir al Sínodo que el amor homosexual es un amor que necesita de la familia. Cualquier persona, también los gays, lesbianas o transexuales, lleva en el corazón el deseo de amor y familiaridad».

El prelado polaco, que, tras el revuelo creado por su entrevista, compareció ayer en Roma en una multitudinaria rueda de prensa acompañado por su pareja, Eduard, denunció que la Congregación para la Doctrina de la Fe, el dicasterio vaticano que se ocupa de promover la fe y la moral en el mundo católico, y de la que fue máximo responsable durante 24 años el Papa emérito Benedicto XVI, es «el corazón de la homofobia de la Iglesia católica, una homofobia exasperada y paranoica».

Tras conocer la suspensión de sus funciones, monseñor Charamsa, sacerdote desde 2003, no se mostró sorprendido ni asustado. «Buscaré trabajo», dijo. Y dedicó su gesto a «tantísimos sacerdotes gays que no tienen fuerzas para salir del armario».

«Estoy preparado para pagar las consecuencias, pero es el momento de que la Iglesia abra los ojos frente a los gays creyentes y entienda que la solución que les propone, la abstinencia total de la vida amorosa, es inhumana».

En 2013, el Papa Francisco rompió un tabú importante al defender que hay que integrar a los homosexuales en la sociedad. Sin embargo, la doctrina de la Iglesia no ha variado. El Vaticano calificó como una «derrota de la humanidad» la aprobación del matrimonio gay en Irlanda o EEUU. Esta ambigua posición será debatida desde hoy hasta el día 25 por los padres sinodales después de que, en la asamblea del año pasado, no se llegara a un consenso respecto a la situación de los homosexuales dentro de la Iglesia.