El contagio de VIH entre heterosexuales representa ya el 42% de los nuevos casos

Su índice de diagnósticos en Euskadi se acerca a la transmisión entre hombres que tienen sexo con hombres, que aún es la forma mayoritaria de infección

Desde hace lustros, y gracias a los fármacos retrovirales, el sida ya no es sinónimo de enfermedad mortal. No existe ese miedo a la muerte segura, como en los 80, cuando el virus se llevaba a la tumba a pacientes que habían sido diagnosticados un par de meses antes. Una terrible realidad que, afortunadamente, no tiene nada que ver con la actual, en la que se muere con VIH, no de VIH.

Un avance que ha podido derivar en una relajación en las medidas de prevención, como puede ser el uso del preservativo, la forma más eficaz, sencilla y sin efectos secundarios para frenar las infecciones de transmisión sexual. Los últimos datos del VIH en el País Vasco evidencian la dificultad para reducir los contagios. El año pasado se contabilizaron 158 nuevos diagnósticos en Euskadi, lo que supone un repunte respecto a 2015, cuando se registraron 151. En 2014 se contabilizaron 155 y, un año antes, 142.

De los nuevos casos, el 66,5% de los casos corresponden a Bizkaia, el 20,9% a Gipuzkoa y el resto a Álava. La mayoría de las detecciones se produjo, por tanto, en hospitales vizcaínos, según recoge el informe del Plan vasco del Sida de Osakidetza de 2016, que desvela una tendencia novedosa, y es que crece la transmisión por vía heterosexual.

Lejos quedan los tiempos en los que el virus se contagiaba principalmente en entornos de consumo de drogas, a través del uso compartido de jeringuillas, por ejemplo. En la actualidad, esta forma de contagio representa el 6,3% del total. Porque, con diferencia, la sexual es la principal vía de transmisión y el contagio entre hombres que tienen sexo con hombres sigue siendo mayoritario. Aunque cada vez menos. El año pasado representó el 44,3% del total de nuevos diagnósticos, lo que supone un descenso respecto a 2015, cuando esta vía acaparó el 51,7% de los contagios. Por contra, sube la transmisión por vía heterosexual, que en 2016 motivó un 42,4% de los nuevos casos, frente al 38,4% del año anterior.

La vía de transmisión varía por géneros. Así, entre los hombres, el año pasado la mayoría (55,6%) se contagiaron por tener relaciones con otros hombres, el 31,7% tras tener relaciones heterosexuales y el 7,1% por inyectores de drogas infectados. En el caso de los nuevos diagnósticos en mujeres, el 84,4% fueron consecuencia de relaciones heterosexuales, y el 3,1% por inyectores de drogas.

Del total de casos detectados, un porcentaje residual se debió a situaciones como la transmisión vertical del virus en un niño nacido en Euskadi, de madre de origen inmigrante que no había sido tratada durante el embarazo.

Entre otros aspectos, el informe destaca también que el 43,7% de las nuevas infecciones registradas en Euskadi corresponden a personas originarias de otros países, principalmente latinoamericanas y africanas, cuando estos colectivos suponían el 34,4% en 2015.

Más deterioro

La del VIH es una dolencia mayoritariamente masculina: casi el 80% de las nuevas infecciones corresponden a hombres, que tenían una edad media de 39,1 años cuando fueron diagnosticados. En 2015, esta media se situaba en los 38,2 años. Que la enfermedad se detecte a esa edad no significa que se haya contraído poco antes, ni mucho menos. Muchos infectados conviven con el virus años sin saberlo, un hecho que está derivando en diagnósticos tardíos, un aspecto que va a más y que preocupa especialmente a los responsables sanitarios y a las organizaciones surgidas en torno a la enfermedad. Más de la mitad, el 52,5%, de las nuevas infecciones fueron detectadas tarde, en personas que tenían menos de 350 CD4, que son las células del sistema inmunológico que ponen de relieve las defensas de estas personas. Lo habitual es tener más de 500 y cuanto más disminuye el número, más avanza la enfermedad.

Los expertos insisten en los problemas que plantea el diagnóstico tardío. Por una parte, para la propia persona afectada por VIH, ya que cuanto más precoz sea la detección menos deterioro habrá causado en su cuerpo el virus. Además, cuantos más años esté contagiado sin saberlo, será más probable que pueda transmitirlo a otras personas.

Profilaxis previa

En este contexto, hace tiempo que los expertos y propios enfermos vienen reflexionando, no solo en Euskadi, acerca de la necesidad de nuevas herramientas para fomentar la prevención y la protección. Una de ellas es las profilaxis previa a la exposición, de la que últimamente se habla mucho. Se trata de una estrategia de prevención en personas sanas con riesgo de contagio y se centra en la administración del fármaco ‘Truvada’, una combinación de antirretrovirales que se ha venido empleando para el tratamiento del VIH.

Estados Unidos lo autorizó en 2012 y desde entonces se han hecho una serie de estudios en personas sanas. Algunos de ellos hablan de un alto porcentaje de eficacia, del 90%, a la hora de prevenir la infección si se toma correctamente. Se puede tomar de dos formas: o bien una pastilla diaria cuando se mantengan relaciones sexuales de forma continuada; o también se puede tomar de forma planificada, es decir, antes y después de tener relaciones sexuales.

Esta misma semana ha trascendido que Barcelona tendrá el primer centro europeo especializado en el uso de este medicamento en personas sanas como medida preventiva, impulsado por el centro comunitario BCN Checkpoint, que diagnostica el 40% de los casos detectados en Cataluña. En declaraciones a Europa Press, el director de BCN Checkpoint, Ferran Pujol, explicó que el proyecto prevé abrir sus puertas en septiembre para hacer un control y seguimiento a las personas que ya usan la Prep (denominación oficial de la profilaxis pre-exposición), que está aprobada por la Agencia Europea del Medicamento pero cuyo uso aún no ha sido regularizado en España.

Será un centro que «se dedicará a la distribución y el control de la Prep» una vez esté aprobada por el Ministerio de Sanidad, explica Pujol, tras añadir que se trata de una iniciativa privada, pero espera que la Generalitat y el Ayuntamiento de Barcelona se impliquen para acabar con la epidemia del VIH en Barcelona.