Eduard Planas y su pareja sacerdote vivirán en el ‘Gayxample’ de Barcelona

CONVIVENCIA  Krzysztof Charamsa fue despedido por el Vaticano al revelar su homosexualidad

Eduard Planas y Krystof Charamsa por las calles de Roma

Eduard Planas y Krystof Charamsa por las calles de Roma AFP

“No nos podíamos creer que fuera él. Tuvimos que mirar varias veces las imágenes para asegurarnos. ¡Es todo increíble! ¿Qué hace Eduard con un cura polaco?”. Hablan quienes conocen a Eduard Planas (44) desde hace años, conocidos y amigos que han visto cómo la foto del novio de Krzysztof Charamsase publicaba en los medios de todo el mundo. Para algunos ha sido, además, la salida del armario de Planas.

“Con nosotros nunca salió del armario, sabíamos que era gay por sus gestos, porque es muy amanerado, pero nunca hablaba del asunto. Tampoco lo negó”, recuerda Óscar, un joven que compartió oficina y largas jornadas laborales con Planas. En aquellos tiempos, hace casi 10 años, los compañeros hablaban de todo. “Algunos eran incluso un poco brutos. Nos íbamos a tomar algo y salían conversaciones divertidas, de juergas, sexo, novias… Pero Eduard nunca intervenía”. Pese a estos recelos, no están definiendo, sin embargo, a alguien callado o tímido. “¡Qué va!”, dice Joan, “es un tío muy alegre y divertido, el alma de las fiestas. Es un cachondo, alguien que siempre se ríe, alegre y parlanchín (Una muestra de su lado más bromista aparecen su cuenta de Twitter, en la que escribió: “Un polaco y un catalán, hacemos buena pareja, ¿verdad?”), pero a su vez es también reservado con sus cosas”.

Contrariamente a lo que se ha explicado esta semana, Eduard Planas no es profesor ni funcionario de la Generalitat. Ha trabajado muchos años en el departamento informático de varias empresas: una compañía telefónica y una de seguros. “Trabajaba en el sector informático pero por sus altos conocimientos de idiomas le daban tareas de traducción”, recuerdan quienes le conocen, “nunca ha tenido un ego subido, ni ha sido vanidoso pese a estar más formado que sus compañeros de trabajo”.

En la actualidad sigue trabajando y es el único miembro de la pareja con empleo. Así que por el momento, los dos se quedan a vivir en Barcelona. “Eduard tiene que ir a trabajar”, comenta Daniel Condeminas, un amigo periodista que ejerce de portavoz “por amistad”. Condeminas fue jefe de prensa de Esquerra Republicana hace más de una década. Por eso ha habido también confusión con la filiación política de Planas. Es independentista, defiende el proceso soberanista de Cataluña e incluso participó en la manifestación del 11 de septiembre. Pero no milita en ningún partido ni menos tiene un cargo político.

Su pareja ha defendido los mismos postulados, siempre desde una raíz cristiana, argumentando que por caridad y respeto, no se puede negar a la gente expresar sus deseos y cumplirlos.

Lo reafirma Condeminas, quien lamenta muchas de las informaciones que han aparecido estos días referidas a la pareja. Este periodista es recordado por su amabilidad con todos los medios, fueran del color que fueran, mientras estaba al frente de ERC. Y así trata estos días a los cientos de reporteros que le llaman.

Insiste en decir que ni Charamsa ni Planas quieren hablar con la prensa de su relación, algo que han demostrado a lo largo de esta semana, en la que el religioso, ex funcionario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ha dado numerosas entrevistas tanto en periódicos, como en radio y televisión. Temen que su vida se convierta “en un circo” y que no se hable “de lo que ellos consideran importante”. No obstante, Condeminas remarca varias veces, durante su conversación con este suplemento: “Por ahora no podemos avanzar nada, peroEduard y Krzysztof seguirán estando en el foco mediático durante un tiempo“.

¿Matrimonios? ¿Hijos? Un enigma, el mismo que rodea a cómo se conoció la pareja gay más mediática de momento. “Hace unos años que le perdí la pista”, admite uno de sus amigos, “y por lo que sé ha sido en este tiempo cuando ha empezado su relación con el cura”.

Educado y atento, Planas responde a quienes se ponen en contacto con él pero declina hablar públicamente. Un escueto “ahora estamos muy bien” es una de las pocas frases que Planas pronuncia y permite publicar en LOC.

Cansado de la presión mediática, tiene ganas de empezar una nueva vida con su pareja en Barcelona, concretamente en el Gayxample (zona en la que se concentran tiendas y bares destinados a los homosexuales en el distrito del Eixample), donde vive desde hace años.

Apoyo ciudadano

Planas ha pasado la semana contestando en las redes sociales a todos aquellos que le daban ánimos y ha pedido varias veces el apoyo de los ciudadanos. “Ahora, el apoyo de la gente es mucho más importante de lo que os podéis imaginar”, dice el novio de Charamsa. Bueno, mejor decir de la pareja de Charamsa, porque a Planas le desagrada la expresión: “No me gusta novio. Prefiero chico, pareja, compañero”. Planas se muestra muy satisfecho por el resultado de las declaraciones del prelado: “Gracias a todos por vuestro apoyo”, dice, “lo necesitamos de verdad. Hemos recibido muchas muestras de apoyo de todo el mundo. Críticas, pocas”.

En la rueda de prensa que ofrecieron ambos el pasado sábado en Roma, se mostraron compenetrados en todo momento: “Charamsa quiso estar junto a su pareja para que se viera que ese amor del que hablaba no era algo abstracto sino que tenía cara y ojos”, dice Condeminas, quien recuerda que ambos “pasaron muchos nervios antes y durante su comparecencia pública. Pero es algo que tenían que hacer”. Unos nervios que algunos aprovecharon para pescar declaraciones de Planas, ahora algo decepcionado y descontento por haber hablado con la prensa.

Eduard Planas se abraza a su novio sacerdote

Eduard Planas se abraza a su novio sacerdote EFE

Fue ‘Il Corriere della Sera’ el periódico que publicó frases del novio de Charamsa. En su artículo describían a una pareja compenetrada hasta tal punto “que uno termina las frases del otro”. Desconcertado y despistado, Planas se sinceró con los periodistas y dio algunas muestras de su amor: “En estos días he visto las cosas por las que lo amo. Yo soy una persona normal que ha encontrado a una persona muy especial”. En ese momento, el sacerdote interrumpe: “¡No es cierto que no seas especial!”. Y Eduard respondió: “Está bien, digámoslo así: somos complementarios y gracias a eso vemos el mundo de un modo más completo”.

Es de este modo como se definen. Lo hizo el propio ex religioso en una entrevista concedida a EL MUNDO esta semana. “En este tiempo ha sido fundamental el apoyo de mi pareja, que ha estado siempre a mi lado. Juntos nos sentimos complementarios, el uno para el otro”, admitió Charamsa, según informa Soraya Melguizo, quien conversó telefónicamente con él. Respetuoso y delicado, el religioso manifestó su filosofía de pareja en la entrevista. “Yo no puedo hablar por él. Creo que el problema de muchos matrimonios es que uno habla por boca del otro“. Esa es precisamente la visión que ambos tienen de las relaciones: “Nosotros nos sentimos complementarios, nos sentimos el uno para el otro, pero sin querer estar el uno sobre el otro”.

No quieren hablar de su vida íntima pero sí declaran su amor a los cuatro vientos. Planas asegura que Charamsa “es el chico más fantástico del mundo, es una fantástica pareja”. Declarar públicamente su homosexualidad le ha costado el empleo y le ha valido algunas críticas, sobre todo de sectores conservadores que han tachado a Charamsa de vanidoso. “No ha sido un acto de vanidad. Es un chico tímido. Ha sido un acto de protesta. Es un chico valiente”. Son las palabras con las que Planas sale a defender a su novio en las redes, a quien considera realmente especial. “Cuando el sábado empezó a hablar, noté en la sala como un áurea, una tensión espiritual: sus palabras entraban en el corazón de la gente”, declaró a Il Corriere.

El alma de la fiesta

Parece que ese áurea la comparte también con su pareja. Porque quienes le conocen insisten. “Cuando habla Eduard todo el mundo le escucha. Es un tipo preparado y encantador que llama la atención. Podemos ser 20 en una mesa, cenando alegremente, y cuando Eduard cuenta algo, siempre en tono divertido, bromista y alegre, todos nos callamos, sabemos que tendrá algo interesante que decir”. Algunos recuerdan las fiestas del trabajo, en las que Eduard aguantaba hasta el final “sin despeinarse”. “Eran noches de discotecas en las que algunos terminaban descamisados, con la corbata anudada en la cabeza. Eduard bailaba, se desmadraba, podía estar hasta las siete de la madrugaba y no se le arrugaba ni el pantalón”.

A Eduard Planas le gusta ir caminando a los sitios, a hacer recados como comprar el pan o el periódico. Suele sentarse a veces a tomar café en alguna de las terrazas de su barrio, una zona de Barcelona en la que los más informados podrán identificar a su nuevo vecino: Krzysztof Charamsa, el cura del Vaticano expulsado por declarar su homosexualidad. Y lo verán acompañado por Eduard, ese hombre bien vestido, repeinado y afeitado que intenta pasar desapercibido. Hasta dentro de unos días. Porque avisan: tienen más cosas que decir.