Dos hombres de Dublín, primera pareja homosexual que se casa en Irlanda

 

DUBLÍN. Los irlandeses Richard Dowling, abogado, y Cormac Gollogly, empleado de banca, ambos de 35 años de edad, se dieron el “sí quiero” en una discreta ceremonia civil celebrada en la localidad de Clonmel, en el condado de Tipperary (sur de Irlanda).

“Es estupendo ser los primeros”, declaró a los medios Cormac, quien después besó a su nuevo marido Richard, que, a su vez, recordaba hoy cómo le pidió matrimonio hace dos años en una playa de la ciudad costera española de Sitges.

Gracias al apoyo del 62 por ciento de los votantes, Irlanda se convirtió en el primer país del mundo que legaliza este tipo de uniones en una consulta popular convocada por su Gobierno, de coalición entre conservadores y laboristas.

Desde el pasado mayo, 187 parejas del mismo sexo han presentado solicitudes para casarse de acuerdo con la llamada Ley de Matrimonio de 2015, un texto que fue oficializado la pasada semana por la ministra irlandesa de Justicia e Interior, Frances Fitzgerald, y que entró en vigor ayer.

La República de Irlanda ya promulgó en 2010 la ley de Relaciones Civiles que, por primera vez en este país, concedía reconocimiento legal a las parejas de hecho del mismo sexo, pero eludía calificar a esas uniones de “matrimonio” y protegerlas constitucionalmente.

Con el referéndum del pasado mayo, el matrimonio de parejas del mismo sexo tiene el mismo estatus en la Carta Magna irlandesa que las uniones convencionales.

Cormac y Richard recurrieron hace dos meses a la anterior legislación para sellar una “unión civil” y entonces organizaron una fiesta por todo lo alto con familiares y amigos.

“Lo que hemos hecho hoy es formalizar la legalidad de nuestro matrimonio. Queríamos también intentar entrar en los libros de historia convirtiéndonos en los primeros en casarse”, explicó Richard.

A pesar de las garantías constitucionales, la iglesia católica, la anglicana o cualquier otra organización religiosa reconocida oficialmente por el Estado irlandés puede negarse por motivos de conciencia a casar a una pareja de homosexuales.