Chechenia, el Guantánamo ruso de los gays

Un manifestante le propina un puñetazo en 2013 a un activista gay por los derechos LGTB en Moscú. AFP

En el sur de la Federación de Rusia los gays son cazados y torturados mientras Moscú mira para otro lado. Esta vez los castigos no vienen de grupos de gamberros o radicales descontrolados. Según ha publicado un periódico ruso, es el Gobierno checheno -protegido y financiado por el Kremlin- el que está llevando a cabo esta “limpieza” con la pasividad cómplice de la población local.

Más de 100 gays han sido arrestados por las autoridades de la república rusa de Chechenia. De algunos de ellos no se sabe si están escondidos, detenidos o muertos. El diario ruso Novaya Gazeta ha denunciado incluso la existencia de campos de detención para este colectivo, basándose en el testimonio de personas que han escapado: “En cada interrogatorio nos golpeaban para sonsacarnos nuestra red de contactos, pues piensan que al ser homosexuales todo nuestro entorno también lo es”. De primer plato descargas eléctricas. De segundo, palizas con palos de madera. Todo ello regado con insultos por su condición de ‘sodomita’.

Las autoridades chechenas han rechazado estas informaciones con un argumento impactante: un portavoz del líder checheno, Ramzan Kadirov, insistió en que en Chechenia no hay homosexuales. “Si personas así existiesen en Chechenia, la ley no tendría que preocuparse por ellas ya que sus parientes los habrían enviado a un lugar del que nunca regresarían”, ha dicho el portavoz de Kadirov, Alvi Karimov, en un comunicado.

Hace tiempo que el Gobierno checheno pone a prueba con sus maneras medievales los límites del aguante de Moscú. Durante los últimos años se ha denunciado el acoso y humillación de los disidentes, los ataques a mujeres por no llevar ‘hiyab’, los alegatos a favor de la poligamia y hasta amenazas a los cuerpos de seguridad rusos si se inmiscuyen en asuntos internos de esta región sin permiso.

Ahora la furia se ha vuelto contra los que han denunciado estos desmanes. Justo tras la publicación del reportaje, miles de religiosos y miembros de la alta sociedad chechena se congregaron en la mezquita más grande de Grozny para anunciar una yihad contra los periodistas del diario. “El ministro de Información se ha dirigido a ese periódico mediante una carta abierta pidiendo que se disculpen por haber sugerido que existen gays y que dejen de denunciar amenazas o podría pasarles algo”, denuncia Tanya Loshkina, responsable de Human Rights Watch en la oficina que esta ONG tiene en Moscú.

En un comunicado, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha exhortado al Gobierno ruso a que “ponga fin a la persecución de personas que son percibidas como gays… las cuales viven bajo un ambiente de temor azuzado por las proclamas homófobas de las autoridades locales”. El problema es que la sociedad chechena, de mayoría musulmana, es en general muy conservadora y a la vez antigay. Tener un pariente gay es una mancha que afecta a toda la familia, por eso el entorno es de poca ayuda.

“Sabemos de cuatro prisiones secretas. Dos se encuentran en Grozny, la capital chechena, y hay una en Argún, donde tenían detenidos a gays… allí les golpeaban, torturaban y asesinaban”, ha dicho la periodista Elena Milashina a la BBC. Irina Gordienko, otra de las periodistas que ha investigado para Novaya Gazeta, confirma a este periódico el acoso que sufren ahora por haberlo denunciado: “Sí, hemos recibido amenazas, pero el nivel de violencia en el país en los últimos tres años ya había aumentado de forma espectacular”.