Leer las cartas de amor lésbico de Virginia Woolf en tiempos del ‘sexting’

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Virginia Woolf en la película ‘The Hours’

Hay una creencia equivocada de que los demonios internos de Virginia Woolf le impedían sentir placer sexual. Que se obsesionó tanto por buscar la androginia en su obra que repudiaba cualquier alarde de femineidad. Que su torpe gusto al vestir, como ella misma lo definía, era en realidad una manera de reivindicar la represión machista y económica sobre las mujeres de la época.

La escritora británica fue, en efecto, una de las mentes más lúcidas contra la encorsetada herencia victoriana y una firme defensora de que las mujeres firmasen como ellas mismas sin ser catalogadas de literatura ñoña. Pero también sintió deseo, y mucho, por Vita Sackville-West. Soñaba con sus grandes senos y le gustaba verla rebosante de perlas, “como un racimo de uvas”. Admiraba el estilo recargado de Vita porque las burlas hacia su aspecto desaliñado le atormentaban más de lo que estaba dispuesta a admitir, según dice en el cuento Un vestido nuevo.

Son los detalles de una de las mejores y breves historias de amor que nos ha dejado la literatura. Porque su affaire, además de trascender en la vida real, reside en las cartas que ambas se intercambiaron con exquisito lenguaje erótico. Correspondencia que ahora refresca su tinta en el nuevo libro de Pilar Bellver,editado por Dos Bigotes. A Virginia le gustaba Vita habla de la trastienda de sentimientos de aquel romance mientras pendula entre los hechos y la ficción documentada.

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Portada ‘A Virginia le gustaba Vita’

Los comienzos de esta intensa amistad fueron retorcidos, pero los antecedentes no son la prioridad del libro. Bellver prefiere hacernos entender por qué su relación se salía de lo convencional, tanto a nivel sexual como de la misma concepción del amor. Y no solo entre ellas, también hacia sus maridos: Leonard Woolf y Harold Nicolson.

Si Virginia Woolf nos sigue perteneciendo como símbolo es, en cierta manera, gracias a su gusto por escribir cartas. Los biógrafos no han necesitado estrujarse los sesos para adivinar su ideología o preferencias sexuales en su obra, porque ella misma las anunciaba de viva voz.

Lo mismo ocurría con Sackville. Si su mundo interior era una verbena, el que vivieron en alto no se quedaba atrás. Ambas eran populares entre el grupo de Bloomsbury, cultas, protagonistas de anécdotas macarras -Woolf se disfrazó de hombre negro para colarse entre la corte de los príncipes de Abisinia– y estaban locas por el intelecto femenino.

Los lectores que ya conozcan esta aventura sáfica encontrarán en  A Virginia le gustaba Vita la imaginación necesaria para completar ciertas lagunas. Los primerizos tendrán aún más suerte y serán testigos de un mundo privado sin prejuicios homófobos ni ataduras sentimentales. Y para muestra, el primer narrador omnisciente de este affaire lésbico: el hijo de Vita, Nigel Nicolson, que publicó los detalles menos conocidos de la doble vida de su madre en  Retratos de un matrimonio.

Amantes, pero siempre esposas

“Estoy segura de que en todo Londres solo a ti y a mí nos gusta estar casadas”, le escribió Woolf a su amiga en una de sus cartas. Esa sencilla frase representa todo lo que la una esperaba de la otra y también lo que sus maridos esperaban de ambas.

Vita era una aristócrata y lesbiana confesa que se había casado con Harold Nicolson, un diplomático gay con el que encontró el perfecto equilibrio para seguir con sus líos de faldas. Ese nivel de “confianza”, como lo describe su hijo, era fruto de una absoluta noción y respeto por las “diversiones masculinas” de uno y las escapadas mujeriegas de la otra.

El matrimonio Woolf se ceñía un poco más a la moral conservadora del siglo XIX. Leonard parece que llevaba peor la orientación sexual de su mujer, pero sabía que había renunciado a cualquier acercamiento en la alcoba en el momento que dijosí, quiero. Ella se lo había dejado bien claro. Aún así se amaban, se cuidaban -él más por la fragilidad anímica y física de su esposa- y se alimentaban mentalmente. Virginia tampoco se consideraba lesbiana, pero sí que se definió como queer en alguno de sus textos.

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Leonard y Virginia en ‘The hours’

¿Qué se daban Vita y Virginia? La primera estaba prendada de la prosa de Woolf y esa admiración no era mutua, aunque Sackeville era mucho más conocida entre la élite como autora que  La señora Dalloway. De hecho, tras el primer encuentroVirginia no escribió precisamente bondades de su futura amante. “Es recargada, bigotuda, con los colores de un periquito y toda la soltura de la aristocracia, pero sin el genio del artista”.

Y fue precisamente eso último lo que le hizo sucumbir a su arrebato. Sackville presumía de su ascendencia malagueña para ser una depredadora carismática en un mundo de lores ingleses. No había mujer, según dicen, que se resistiese a su conquista y se encaprichó de Virginia desde el principio: “Tú también te rendirías a su encanto y personalidad. La cabeza me da vueltas pensando en ella”, escribió en una carta a su padre. Los dos matrimonios entablaron una relación muy cercana, sobre todo entre las mujeres, y no fue hasta tres años más tarde cuando admitieron su amor.

Devoción antes que pasión

Lo brillante de su relación es que ponían por escrito toda su devoción al mismo tiempo que conocían su fecha de caducidad. Vita y Virginia consumaron ese amor cerca de la famosísima villa de Knole, pero seguían respetando su espacio, esahabitación propia que tanto ansiaba Woolf. Los detalles de aquella fusión apenas se conocen porque Virginia las omitió de su diario por respeto a Leonard y Vita dio menos cuenta de ellas que de sus apasionados encuentros con Violet Trefusis.

“Me gusta su caminar a grandes pasos con sus largas piernas que parecen hayas, una Vita rutilante, rosada, abundosa como un racimo, con perlas por todos lados. Veo una Vita florida, madura, con su abundante pecho: sí, como un gran velero con las velas desplegadas, navegando, mientras que yo me alejo de la costa”- Virginia sobre Vita.

Pero Sackville era de espíritu indomable y solo se casaba con su marido (y porque este toleraba su promiscuidad). Los celos de Virginia por la nueva presa de Vita, la periodista de la BBC Hilda Matheson, resquebrajaron cualquier resto de pasión y aparcaron sus experimentos sexuales. Sin embargo, lograron reponerse a la ira de Eros y no hubo reproche entre ellas, aunque sí mucha pena.

Entre las idas y venidas de Vita, y para aplacar su desasosiego, Virginia escribióOrlando como homenaje y terapia contra unos demonios que le arrastraban cada vez más hacia el río. “Era un himno de gratitud a la felicidad que Vita le había dado. La más larga y hermosa carta de amor jamás escrita”, escribió Nigel Nicolson sobre la novela de 1928. También era un manifiesto hermafrodita contra los roles de género y sus estúpidas leyes hacia las mujeres, como las que impidieron a Vita heredar su villa de Knole.

Pero sobre todo era un canto a la amistad femenina por encima de la lujuria. “Qué placer sería poder tener amistad con mujeres: ¡una relación tan secreta y privada comparada con las relaciones con los hombres!”, había escrito Virginia en uno de sus diarios. Así que hizo frente al dolor y no dejó escapar a Sackville, y eso es más sexy que cualquier relato erótico.

XABI SANCHEZ GORONAETA. SEXUA ERDIGUNEAN JARRITA “Sexuan arreta jartzea gorputzera itzultzea da”

ruñeak badu LGTBQI politikak garatu ahal izateko bulegoa. Kattalingorriko kideak gogor ibili dira lanean azken hilabete hauetan, ikasturte berriarekin batera bulegoko baliabide guztiak martxan jarri ahal izateko. Ekimena ez dator komunitate zehatz bati zerbitzu asistentziala ematera bakarrik, gizarte osoari egin nahi dio ekarpena: erreferentzia sexologiko berri bat izan nahi du pertsona guztientzat.

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XABI SANCHEZ GORONAETA. SEXUA ERDIGUNEAN JARRITA

Sexua ala generoa, non jarri arreta?
Argi dago eraldaketa sozialean urratsak emateko bietan lan egin behar dela. Halere, uste dut azken urteetan denbora gehiago eskaini diogula generoaren auziari sexuari baino. Hamaika teoria garatu dugu horren inguruan eta asko aldendu gara sexutik. Generoa sexu soziala da, gertatzen dena da genero izena eman diogula, baina funtsean sexutik eratortzen da. Nire ustez, sexutik aldentzean “gorputzak” eskaintzen duen osotasunetik urruntzen gara, baita norbanakoen artean ematen den elkartzetik (enkontrutik) ere.

Sexutik aldentzean, zer ahazten dugu?
Norbanakoak elkartzean ematen diren aukerak, berezitasunak eta aldagaiak. Sortzen ditugun harremanetan, arreta jartzen dugunean, konturatzen gara generoaren eta botere harremanen inguruko teorizazio guztiak ez direla nahikoa enkontrua bera ulertzeko. Sexua bizitzea pertsonen arteko erlazio moduak zentrora ekartzea da: azken batean, hainbeste teoriaren artean, nola demontre egiten dugu zuk eta biok elkarren arteko harremana gauzatzeko? Badakigu subordinazio egoerak bizi gaituela, baina ez dakigu nola harremana egin elkarrekin.

Gure inguruan, zein da esparru honetan ikusten duzun beharrik handiena?
Euskal Herria oso herri bizia eta bitxia izan da beti. Dena dela, edozein herrialdetan dagoen bezainbesteko aniztasuna dago hemen, ez gara bereziki ezberdinak zentzu horretan. Alabaina, egia da Euskal Herrian korronte politiko handien eragina nabarmena izan dela; esate baterako, feminismoak potentzial izugarria dauka. Baina berriz ere diot, buruan eta teorizazioan gehiegi aritu gara eta gorputzaren ingurukoak ahaztu ditugu gehiegitan. Sinistuta nago gorputzaren inguruko ezagutzak eta jabetzeak potentzial politiko handia izan dezakeela, eta gurean horretaz jabetzea askapen prozesuetarako erabakigarria izan daitekeela.

LGTBQI kolektiboak eta feminismoak bat egiten duten une hori; zein da?
Nire ustetan gehiago elkartu beharko lirateke; iturburu errepresibo berbera konpartitzen dute, heteropatriarkatua, hain zuzen. Halere, oso bilakaera ezberdina izan dute. Emakumeen borroka batetik, homosexualitatearena bestetik eta transexualitatearena azkenik. Ordena honetan garatu dira aldarrikapenak, neurri batean itxarote-zerrendak eta hierarkiak izan badirelako.

Eskua emanda aritu beharko lirateke, beraz?
Jakina. Eta ez dut kritika modura esaten, azken batean, jendea gauzen alde mobilizatzen denean mugitzen dira gauzak, eta emakumeen aldeko borrokak jende asko mugiarazi du. Halere emakume/gizon kategoriak aldarrikatzea politikoki baliagarria izan badaiteke ere, nire ustez intersekzionalitateaz hitz egiten hasi behar gara. Aliantza horrek, beraz, horretan egin dezake indarra: nola egin dezakegun denborarekin binarismoa gainditzeko eta bestelako identitateak aldarrikatzeko.

LGTBQI, gero eta gehiago luzatzen den terminoa…
Ulergarria da guztiz. Pentsa, pertsonen baitan ordena guztietako maskulinoek eta femeninoek bat egiten dute: sozialek, kulturalek, endokrinoek, biologikoek… Horiek guztiek norbanako intersexualak garela adierazten digute, eta horrek ez du zerikusirik genitalitatearekin. Zentzu horretan, LGTBQI mugimendua kluster bat da. Akronimo horrek identitateaz eta orientazioaz hitz egiten digu: denborarekin adieraziz joan gara zer ari garen aldarrikatzen, eta aniztasun horri guztiari buruz hitz egiten dugu norbera nahi duen lekuan koka dadin.

Zein izan da Iruñean ireki berri duzuen bulegoaren ibilbidea?
Oso luzea izan da. Duela hamasei urte hasi ginen honen aldeko lanean Iruñean. Dena hasi zen EHGAMen geundenean LGTB zerbitzu baten beharraren inguruko eztabaida egin ondoren, Gomik eta biok Amsterdamera egin genuen bidaia batekin. Bagenekien han mugimendu asko ematen ari zirela. Egin kontu, udal igerilekuak igandeetan homosexualentzat irekitzen zituzten, elkargune bat izan zezaten, eta horrekin guztiz liluratu ginen. Handik etorri eta Kattalingorri bulegoa ireki genuen Iruñeko alde zaharrean. Hamasei urte pasatu dira eta oraingo honetan bulegoa martxan jartzeko lagundu diguten arte ez dugu izan inolako babes instituzionalik.

Honetan guztian, instituzioek zertan lagundu dezakete?
Bada, hasteko, publikoa dena esanahi berriz betetzen. Alor publikoa jendearen alorra da, ez gehiago eta ez gutxiago ere. Zentzu horretan udal baliabideak, hau da, jendearen baliabideak, LGTBQI komunitatearen esku uztea publikotasunari beste dimentsio bat gehitzea da. Pertsona horiek guztiak instituzioen zerbitzurik eta arretarik gabe egon dira, eta hori ez da zuzena. Edozein kasutan, ez da zerbitzu asistentzial bat bakarrik izango, gizarte osoari begirako kanpainak egin nahi ditugu. Erreferentzia sexologiko berria izan nahi dugu Iruñeko herritarrentzat.

Identitatea eta orientazioa

“Askotan gertatzen da identitatea eta orientazioa nahasten direla. Nire baitan elementu maskulinoak eta femeninoak aurkitzen ditut, ordena guztietako maskulino eta femeninoak, kontua da horiek nola bizi ditudan. Emakume femeninoa izateak –nolabait esatearren– ez zaitu heterosexual bihurtzen ezinbestean, eta alderantziz, gizon oso maskulinoak ezagutu ditut orientazio homosexuala dutenak”.