Decapitado un refugiado sirio homosexual en Estambul

Mohamed Wisam Sankari, un joven procedente de Siria que trataba de huir de Turquía, murió la semana pasada tras ser secuestrado en la puerta de su casa, informan varios medios turcos. Su cadáver apareció decapitado y con el cuerpo con signos de brutal violencia en un descampado del mismo centro de Estambul. El suceso retrae la peligrosa situación, que ya relató EL MUNDO, en que viven losrefugiados sirios LGBT, maltratados y ninguneados por las ONG dentro y fuera de su país.

Según cuentan sus allegados, el chico desapareció el viernes 23 de julio pasado nada más salir de su domicilio del barrio céntrico de Aksaray, domicilio de abundantes sirios. “Wisam salió a fuera por la noche. Realmente ya estábamos nerviosos por las amenazas que habíamos recibido del entorno”, relata Görken, un amigo, al medio digital pro LGBT Kaos GL. “Le dijimos que no saliera, pero nos respondió que sólo estaría fuera 15 ó 20 minutos”.

Pero Wisam no volvió. “No vino en toda la noche. Fue al día siguiente cuando entramos en pánico al ver que no podíamos contactar con él. Fuimos a la Asociación de Solidaridad con refugiados y migrantes (SGDD-ASAM) – a la que ACNUR delega el registro de peticiones de asilo-. Ellos nos redirigieron al cuartel de policía de Fatih. Pero, ¿cómo íbamos a ir?, ¿qué les íbamos a decir?, ¿qué íbamos a saber?”, lamenta Görken, reproduciendo la tradicional desconfianza de los refugiados hacia los agentes turcos.

Desorientados y desatendidos, los chicos aguardaron. “El [siguiente] domingo por la noche la policía nos llamó. Fui con Rayan – compañero de piso de Wisam – a Yenikapi”. Encontraron el cuerpo. “Estaba salvajemente cortado. Con tanta violencia que habían empleado dos cuchillos. Lo habían decapitado. El resto del cuerpo estaba irreconocible, le brotaban varios órganos internos. Pudimos identificarlo por los pantalones que llevaba“.

Este brutal crimen ha sacudido a la perseguida comunidad LGBT turca, privada desde el año pasado por el gobierno islamista del AKP de celebrar el Orgullo Gay y, en demasiadas ocasiones, víctima de crímenes de odio. El caso de Wisam Sankari, denuncian en su círculo, era la crónica de una muerte anunciada. “Últimamente se sentía inseguro, hablaba poco”, recuerda Rayan, quien dice que el mismo Sankari le había reconocido haber recibido amenazas en Aksaray de un grupo de hombres armados.

Además, hace cinco meses, el chico asesinado la semana pasada sufrió otro secuestro violento. Un grupo de hombres lo capturaron en el cercano barrio de Fatih y lo introdujeron en un coche. De allí se lo llevaron a un arbolado, donde Sankari fue golpeado y violado. “Podrían haberlo matado, pero Wisam se tiró a una carretera y es así como salvó su vida. Fuimos a denunciar lo ocurrido a la policía, pero no hicieron nada”.

Rayan y Wisam, según explica Kaos GL, ya habían tenido que mudarse en el pasado por problemas con los vecinos. “Nos miraban mal. ¿Qué habíamos hecho?”, llora, y critica duramente a ASAM y a ACNUR, quienes “solamente hablan y hablan” y “no les interesamos nada”. Rayan declara que fue brevemente retenido dos veces, y que al acudir a ACNUR a identificarse “ni me respondieron”. “Tengo mucho miedo. Siento que por la calle me mira todo el mundo”, cuenta.

El relato de Wisam y sus amigos se asemeja al calvario que han sufrido, también en Turquía, un refugiado sirio y otro sirio de origen palestino, identificados por este periódico como Jalid y Firas. A finales de 2015, ambos fueron secuestrados en el centro de Estambul y llevados a un descampado a las afueras de la ciudad “por un grupo de hombres que hablaban turco”, describieron. Allí fueron golpeados, amenazados con una pistola y un cuchillo y robados. Así se quedaron sin pasaporte, lo que hoy resulta un quebradero de cabeza para resolver su futuro fuera de Turquía.

Diario Arco Iris o cómo denunciar la homofobia en las redes sociales

Logo de la nueva campaña de Gehitu

Logo de la nueva campaña de Gehitu

“Lo cierto es que cada ataque de odio que queda en el terreno del silencio se convierte en una derrota para toda la comunidad de lesbianas, gais, transexuales y bisexuales (LGTB) en particular y para la sociedad en general”. Así lo cree este colectivo, que denuncia la existencia de un problema de infradenuncia. Según sus cálculos, apenas se denuncia el 16% de los ataques sufridos. Es decir, que la mayor parte de los ataques contra el colectivo LGTB se quedan en la impunidad.

La asociación Gehitu (asociación LGTB del País Vasco) ha lanzado un nuevo proyecto para combatir esta forma de odio: #DiarioArcoíris, que pretende convertirse en una plataforma de visibilización. Para ello, desde la asociación han habilitado una dirección de correo electrónico (diarioarcoiris@gehitu.org) para que todas aquellas personas que han sufrido algún ataque puedan compartir su historia.

Los ciudadanos que quieran colaborar tendrán que indicar la edad, el lugar y entorno donde ha ocurrido y una pequeña descripción de lo que ha pasado, sin nombres, puesto que será anónima.

“Una iniciativa que consigue unir el plano del activismo con el plano de la pedagogía puesto que su principal objetivo es el de concienciar a la sociedad de los ataques que están sucediendo”. Los correos que se reciban se publicarán en la página web y en el facebook de Gazte Gehitu para que cualquiera los pueda leer.

El informe ‘Actitudes ante la diversidad afectivo sexual en las aulas’ que realizó Gehitu  en el curso 2014-2015 reflejó datos muy preocupantes: el 82% de los alumnos admitió haber presenciado alguna actitud homofóbica en algún momento, el 24% tuvo alguna actitud homofóbica y el 10% lo padeció.

El Estado Islámico le declara su odio a los cristianos y a los homosexuales

El último número de la revista del EI, en la que ensalza los asesinatos de Niza y la iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, arremete contra los pensadores occidentales como Darwin o Freud

El Estado Islámico es una factoría de muerte y sus documentos ya sólo se dedican a dar una pseudocobertura a los atentados y los asesinatos de sus seguidores. En su último número, que ha comenzado a ser distribuido en Internet, insisten en declarar la guerra a la religión cristiana pero también a los homosexuales. El número 15 de su revista Dabiq, de 82 páginas, es una recopilación obscena de amenazas y llamamiento al odio contra Occidente. En principio, el contenido del texto busca justificar recientes atentados cometidos en Francia y Estados Unidos como el de la Iglesia de Saint-Etienne-du-Rouvray, donde dos yihadistas decapitaron al sacerdote Jacques Hamel; la matanza de Niza o el tiroteo de Orlando, Estados Unidos, en el que islamista mató a 50 personas en una discoteca gay. Quizás, la revista tan sólo trata de aprovechar esos crímenes de odio y teorizar, una vez cometidos, para dar la impresión de que formaban parte de un plan.

El contenido anticristiano -el título de la revista es ‘Romper la cruz’- está repleto de informaciones en las que se arremete contra los principios católicos, y con entrevistas que realizan a antiguos cristianos -un finlandés y un ciudadano de Trinidad y Tobago- que se convirtieron al Islam para luchar a favor del Estado Islámico en Siria. Los temas que trata muestran la mentalidad que impregna a los yihadistas y sus líderes. En sus textos, por ejemplo, se esfuerzan en decir que Jesús no fue crucificado y que San Pablo era realmente Satanás.

En otros números, los escritores del Estado Islámico habían intentado mostrar su cara más amable hacia los cristianos y se habían esforzado en intentar demostrar que podían vivir con libertad en las zonas ocupadas por los terroristas si respetaban las normas que marca el Islam -a la hora de que su culto sea privado- y pagan la jizah, el impuesto que según el Corán permite a otras religiones convivir en territorios musulmanes. Ahora, esa actitud desaparece y el mensaje es ya más violentos. «La jizah es solo una tregua», escriben.

«Pervertidos valores liberales»

Sin embargo, el contenido más agresivo es aquel que dedica a amenazar a los homosexuales. Aunque el Estado Islámico ya ha llevado a cabo asesinatos de gays en los territorios que conquista, este número del Dabiq es especialmente violento y amenazante. Incluye imágenes brutales de decapitaciones o muertes de personas acusadas de sodomía. Uno de sus artículos se titula ‘Por qué te odiamos’ y comienza con una declaración en la que afirma que los homosexuales, con su actitud, demuestran «su rechazo a Allah y su blasfemia contra él». Arremeten también contra los derechos de los gays, que comparan con el alcohol, las drogas o el juego y declaran la guerra a quienes extienden el secularismo y los «pervertidos valores liberales». Su advertencia es que no dejarán de luchar contra los occidentales «hasta que abracen el Islam y reconozcan sus errores».

La regresión al islamismo más arcaico y medieval es evidente en este número de la revista. No sólo porque muchas de sus referencias son a discusiones teológicas del siglo IV -como el concilio de Nicea- sino también porque declara su desprecio a pensadores occidentales de siglos XIX y XX como Marx, Freud, Darwin o Nietzsche. A su juicio, Occidente es decadente a causa de estos pensadores en el que se cometen «pecados» como que «los hombres imitan a los mujeres y las mujeres a los hombres» o «la peor de las perversiones, la sodomía».

La Iglesia católica, alarmada por el uso de una ‘app’ de citas para gays en el seminario más antiguo de Irlanda

El arzobispo de Dublín no seguirá enviando a sus estudiantes de sacerdocio para que se formen en el seminario más antiguo de Irlanda por culpa de las denuncias de acoso sexual, por estar envuelto en una cultura de sexo gay y por el uso Grindr, una aplicación de citas que utilizan los chicos homosexuales.

Diarmuid Martin ha condenado la atmósfera en el St Patrick’s College (el seminario nacional de Irlanda) ubicado en Maynooth y, en su lugar, aconsejará a sus seminaristas que vayan a ser preparados a la Escuela Irlandesa en Roma o a trabajar en parroquias de Dublín. El líder de la diócesis más importante de Irlanda explicó que había habido afirmaciones “venenosas” en cartas anónimas sobre escándalos sexuales en St Patrick, a unos 25 kilómetros de la capital.

Respondiendo a las informaciones que han aparecido sobre el seminario, el máximo responsable de los católicos de Dublín contó en RTE Radio este martes que estaba “bastante descontento con la atmósfera que se estaba generando” en el lugar. Martin dijo que sentía que no era el lugar más saludable para sus seminaristas.

“Hay denuncias sobre diferentes aspectos”, apuntó Martin. “Uno es que hay una cultura homosexual y gay, que los estudiantes han estado utilizando una aplicación llamada Grindr, una app de citas gay que es inapropiada para los seminaristas”, añadió. “No solo porque están siendo preparados para ser sacerdotes célibes sino porque una aplicación de este tipo es algo que fomenta la sexualidad promiscua. Ciertamente no es, de ninguna manera, la visión madura de la sexualidad que se espera que tenga un sacerdote”.

El arzobispo dijo que ha sabido que las personas que habían querido denunciar la situación a las autoridades estaban siendo expulsados del seminario.

“Creo que con esta situación peligrosa de este tipo, este no es un lugar saludable para mis estudiantes y decidí enviarles a la Escuela Pontificia Irlandesa de Roma”, aseguró en RTE. Martin dijo que, por el momento, no diría a ningún obispo que no envíen a los sacerdotes a Maynooth pero que preferiría que los seminaristas fueran preparados en diócesis como la de Dublín, donde podrían trabajar y aprender en parroquias.

Martin ha sugerido que una “persona independiente” acuda a Maynooth para escuchar las acusaciones en persona en lugar de que aparezcan a través de cartas anónimas.

Fundada en 1975, esta escuela fue una vez el seminario más grande del mundo. Se construyó para preparar a 500 seminaristas cada año pero esta cifra se ha reducido hasta los 60 en los últimos tiempos, debido al descenso de las vocaciones.

El presidente de la escuela dijo el martes por la noche que estaba “muy triste” por las acusaciones por actividad homosexual así como por las acusaciones de abusos en el campus. El monseñor Hugh Connolly aseguró que no tenía “detalles concretos” sobre estas denuncias, algunas de ellas en cartas y otras escritas en blogs anónimos. Dijo también que lo que se espera de todos los estudiantes de sacerdocio es que vivan en celibato en el colegio y añadió: “No puede haber ninguna concesión en torno a esto para un seminarista… esto no es negociable”.

Connolly insistió en que no hay una investigación en curso sobre el seminario por estas denuncias o incluso por las quejas de acoso sexual, mala conducta o agresiones.