EL CORREEO: Los ‘frikis’ de Eurovisión

La ‘mujer barbuda’ actuará esta noche sobre un escenario que también han pisado otros personajes extravangantes como el pavo Dustin, Chikilicuatre o un robot, entre otros

los frikis de eurovisionDe Eurovisión han salido algunos artistas míticos. ABBA, Olivia Newton-John o Serge Gainsbourg triunfaron en los años gloriosos del festival. La deriva ‘friki’ llegó cuando algunos candidatos empezaron a dar el cante… ¡y sin cantar!. Ellos no necesitan micrófono para llevarse los “twelve points” a los más ‘frikis’. Son expertos en sacar los colores a su país, pero también son la razón por la que muchos siguen viendo Eurovisión. Con sus aspecto extravagante, canciones con rima o coreografías desvergonzadas, han conseguido captar la atención del público, que después de veinticuatro actuaciones, retiene más fácilmente las que se diferencian. Estos son los diez personajes más estrafalarios que se han adueñado del show europeo.

Los gemelos del mostacho: Una de las propuestas más canallas de esta edición llega desde Francia. Es la interpretada por el llamativo trío Twin Twin, compuesto por los gemelos Lorent Idir y Francois Djemel y por Patrick Biyik. Su canción cuenta la historia de un hombre que lo tiene todo en la vida. O casi todo. En realidad está deprimido porque le falta un bigote. Su única preocupación es que no le ha crecido ni un solo pelo de felicidad. Y, claro, los gemelos repiten ‘Moustache’ unas cuantas veces en un estribillo pegadizo que incluye hasta una plegaria en castellano: “Quiero un bigote”, suplican. Del estilismo no dicen nada, pero da la nota por sí solo. Extravagantes trajes de colores, pelucas sacadas del novio de la Barbie y chicas guapas luciendo pantorrilla ponen la guinda a un híbrido de rock, rap, fank y sonidos electrónicos. Con cinco premios, Francia es el segundo país que más veces ha ganado Eurovisión. La última vez fue hace 37 años… ¿Esta noche será la siguiente?

Las pastorcillas polacas: Otra de las polémicas del certamen la protagoniza el dueto que representará a Polonia, país que retorna a Eurovisión tras dos años de ausencia. El tema ‘My slowianie’ supera los 42 millones de visitas en Youtube. El motivo es demasiado obvio: aparecen pastorcillas polacas embutidas en trajes tradicionales, pero totalmente despechugadas. En su puesta en escena lavan la ropa y baten mantequilla con gestos sensuales que implican claras connotaciones eróticas. El videoclip ya ha suscitado quejas explícitas de algunos países participantes que lo han tachado de machista. “Estamos mostrando la belleza de las chicas polacas”, se han defendido Donatan y Cleo.

Conchita y su canto a la libertad: La comidilla ‘política’ de este año ha sido la austriaca Conchita Wurst -en castellano se traduce como Conchita Salchicha- a la que la mayoría la conoce como la ‘mujer barbuda’. Es una talentosa travesti de 25 años que se ha metido al público en el bolsillo con su filón mediático y una prodigiosa voz. Curiosamente, para criticarla sí se han puesto de acuerdo Ucrania y Rusia que, junto a sus vecinos bielorrusos, han pedido a los organizadores del festival su veto en el concurso o que las televisiones de sus países censuren la actuación. Hasta el diputado ruso Vitali Milónov, popular por promulgar una ley contra la propaganda gay en San Peterburgo, ha requerido al comité nacional de Eurovisión que boicotee el evento musical hasta que deje de ser “el desfile gay europeo”. Sin embargo, Conchita cuenta con el apoyo del público y de su país. La televisión austriaca ha pedido a los eurofans que se pongan una barba de pega para apoyar a su compatriota. Su tema ‘Rise like a phoenix’, un himno en favor de “la tolerancia y la aceptación”, es uno de los favoritos de la noche.

El descarado pavo Dustin: El mayor nivel de ‘frikismo’ eurovisivo se alcanzó en 2008. Los méritos los hizo Irlanda con su pavo Dustin, una marioneta de la televisión irlandesa famosa por sus repugnantes eructos y su marcado acento dublinés. “Sacude tus plumas y haz saltar tu pico. Sacúdelo al oeste y al este”, cantaba el irreverente Dustin, que además de no pasar a la final, recibió el abucheo general de todo el público serbio.

Chikilicuatre y su “chiqui chiqui”: La edición marciana del 2008 la remató Chikilicuatre. Lo más gracioso de la broma de Andreu Buenafuente al proponer un candidato fueron sus impredecibles consecuencias: él y sus seguidores colaron a un ‘friki’ de laboratorio en Eurovisión. La canción “Baila el chiqui chiqui”, interpretada a ritmo de reggeaton por el humorista David Fernández causó un revuelo mediático sin precendentes. Sin embargo, el ‘efecto chikilicuatre’ se desinfló en Belgrado, donde la candidatura se recibió con pitos. Su pegadiza canción -a la que se le modificó la letra por sus referencias políticas- acabó en una modesta decimosexta posición, pero fue la edición más seguida en España desde la participación de la ‘extriunfita’ Rosa.

La granja de Alf Poier: El personaje que se tomó a cachondeo el festival de 2003 fue Alf Poier, el candidato austriaco, un cómico y artista de cabaré que compitió con el tema ‘Weil der Mensch Zäht’. Su singular letra empezaba así: “Me gustan mucho los animales de esta Tierra, pero los que prefiero son las liebres y los osos. Los pájaros y los escarabajos se mueren pronto. Adán está en su cama y se reproduce con Eva”. Poier la entonó con voz de payaso, acompañado de dos coristas igual de frikis y de unos animales troquelados en cartón. El mejor momento de la actuación llegó con los guitarrazos. Ahí se desató y la emprendió con su masa testicular. Quedo sexto, nada menos, y estuvo a punto de volver a participar en 2005 pese a que, en una aparición televisiva, gritó: “que se joda el festival”

Los monstruos ganadores: La excentricidad no solo atrae audiencia; a veces, también votos. Lordi, los finlandeses disfrazados de monstruos, arrasaron en 2006 con ‘Hard Rock Hallelujah’. Su caso es diferente: no son una panda de gamberros, sino un respetable grupo de rock duro que no concibe la música sin espectáculo. Antes de cantar en Eurovisión ya tenían tres discos en el mercado, pero no consiguieron el apoyo de la televisión finlandesa, que se negó a pagar la pirotecnia que pidieron para su show eurovisivo. Eso sí, tras alzarse como ganadores, fueron recibidos con todos los honores en Helsinki e, incluso, batieron el récord Guiness mundial de Karaoke al conseguir que cerca de 80.000 personas entonaran a la vez su canción.

A capela y con un robot: Conjuntados con trajes color crema, junto a un robot que sale a bailar con ellos y…¡a capela! El grupo Cosmos fue el primero, en más de cincuenta años de festival, que se sirvió únicamente de las vibraciones de sus cuerdas vocales. La representación letona de 2006 sorprendió por diferente y fue recompensada con un decimosexto puesto en la final. Cinco años después, el conjunto belga Witloof Bay también participó con un tema a capela, pero no pasó de semifinales al quedar undécimo.

Los germanos, pioneros: Al inventor del ‘frikismo’ en Eurovisión hay que buscarlo en Alemania. Fue el grupo Dschinghis Khan, en 1979, creado por el compositor Ralph Siegel para llevar al festival un tema “rompedor”. El músico recurrió a anuncios en prensa y radio para elegir a los seis integrantes e ideó una extravagante coreografía. Para el vestuario de los componentes, en tonos dorados, se inspiró en Genghis Khan, fundador del Imperio mongol. Quedaron en cuarta posición, pero arrasaron en Alemania, donde vendieron 300.000 copias. Finalmente, el grupo se disolvió a mediados de los ochenta.

El enérgico Guildo Horn: El alemán Guildo Horn tiró de poderío para sorprender a los eurofans. Y recurrió a un deslumbrante traje en tonos verdes que aportó un aire aún más trasgresor a su actuación. Con su canción, ‘Guildo Hat Euch Lieb’ (‘Guildo los ama a todos’) se llevó un septimo puesto… y la convicción de haberlo dado todo. Saltó a los asientos, interactuó con el público, hizo de trilero y subió a lo más alto del escenario en una alocada actuación. Apesar de su aspecto trasnochado, es uno de los mejores artistas de su país.

EL MUNDO: UGANDA-Polémico nombramiento: De la ley antigay a presidir la Asamblea de Naciones Unidas

Sam Kutesa, impulsor de la norma que persigue la homosexualidad, es el nuevo presidente

Sam Kutesa

El ugandés Sam Kutesa, ex ministro de Exteriores de su país, en una sesión en las Naciones Unidas. MUNDO

La Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Constitución de Uganda reiteran que todos los seres humanos son iguales en dignidad y derechos y nadie puede ser discriminado ni privado del disfrute de una vida plena. Pero el firmante de una norma que persigue y condena a cadena perpetua a los homosexuales preside desde ayer la Asamblea General de la ONU, un auténtico contrasentido.

Sam Kutesa, el hasta ahora ministro de Exteriores ugandés era el candidato del Gobierno de Kampala y la Unión Africana para sustituir a John William Ashe. El secretario general, Ban Ki-moon, no quiso hacer comentarios y recordó que la elección del presidente de la Asamblea es competencia de los Estados miembros, pero el coreano ya se posicionó en contra de la norma cuando fue aprobada hace cuatro meses. Desde ayer preside la Asamblea de la ONU uno de sus firmantes.

Pero Sam Kutesa no es sólo conocido en Uganda por ser uno de los impulsores de esa ley. “Se trata de uno de los políticos más ricos y con más escándalos de corrupción, de los que siempre ha salido impune“, cuenta a EL MUNDO un periodista ugandés que prefiere mantener el anonimato. “En los 90, cuando era presidente de la aerolínea nacional ugandesa, impulsó su venta junto al presidente Museveni, y de aquella operación salió mucho más acaudalado de lo que entró. Después firmó contratos con Naciones Unidas (como el transporte de los Cascos azules hacia el Congo) desde la empresa privada Entebbe Handling Services (ENHAS) de la que era principal accionista. Aquello le procuró mucho más dinero. Hoy Uganda no tiene aerolínea propia. Se le considera como la prolongación del poder de un mandatario que lleva 27 años en el sillón y que censura a la prensa”.

De su gabinete desaparecieron en 2012 12,7 billones de dólares en ayuda al desarrollo destinada a levantar un país arrasado por 20 años de guerra y dictaduras tan sangrientas como la de Idi Amin. El 30% del presupuesto nacional proviene de esa vía de financiación externa. Curiosamente, el Gobierno, en vez de perseguir el crimen en sus propias filas, ha detenido, este mismo año, a 28 activistas anticorrupción “por distribuir información en la vía pública”.

¿En qué consiste la llamada ley antihomosexuales de Uganda? La enorme influencia de las nuevas iglesias evangelistas, con pastores radicales y populistas que se han hecho millonarios con la recogida de generosos cepillos, es la clave para entender esta persecución a las lesbianas, transexuales y gays en este país anglófono. Algunos sacerdotes poseen hasta jet privado, como David Oyedepo, cuya fortuna personal se estima en 150 millones de dólares.

Alimentados económica e ideológicamente por lobbies cercanos al Tea party de EEUU, estos colectivos impulsaron una norma en 2009 que preveía pena de muerte para aquellos que tuvieran relaciones con personas del mismo sexo. Finalmente el presidente Yoweri Museveni y sus ministros acabaron aprobando en diciembre del pasado año una ley que cambiaba la pena de muerte por la cadena perpetua. Pero la persecución impune de homosexuales había empezado antes: varios periódicos y revistas comenzaron a publicar fotos y nombres de los activistas gays para acusarlos de “sodomizar adolescentes”, “impulsar la propagación del VIH” y de “pertenecer a instituciones malignas”. Estas maniobras buscaban criminalizar la homosexualidad. Y lo consiguieron. La persecución ha alcanzado límites mafiosos desde el año 2011. El bloguero y activista David Kato apareció retratado en la portada del periódico local ‘Rolling Stone’ (nada que ver con la popular revista musical), bajo el título: “Colgadlos, van a por nuestros hijos”. Meses después un hombre entró en su casa de Kampala y le disparó dos veces en la cabeza. Hoy pasar a la clandestinidad es la única posibilidad para estas personas.

La analista y bloguera ugandesa Rosebell Kagumire afirma que esta norma ha inspirado cacerías de homosexuales por todo el país. “En Uganda hay zonas en las que la gente jamás ha oído hablar de la homosexualidad y que la considera como una suerte de brujería. Esto estigmatiza aún más a los gays”. No hay estadísticas, pero organizaciones como Human Right Watch denuncian que muchos homosexuales son repudiados por sus familias, expulsados de la sociedad y finalmente acaban suicidándose.