Hiruna urteko kartzela zigor eskaera Mikel Martin EHGAMeko kidearen ustezko bi erasotzailerentzat

Espainiako lau militar epaitzen hasi dira gaur, Donostian. 2005ean izan zen jipoia; konortea galdu arte jo zuten Martin eta 137 egun behar izan zituen zauriak osatzeko.

Concentración de apoyo a Mikel Martin que sufrió una paliza a manos de cuatro militares el día en el que comienza el juicio contra los cuatro acusados. En la imagen, Mikel Martin.

Concentración de apoyo a Mikel Martin que sufrió una paliza a manos de cuatro militares el día en el que comienza el juicio contra los cuatro acusados. En la imagen, Mikel Martin.

Gaur hasi dute Donostiako Epaitegian Mikel Martin (Donostia, 1954) Euskal Herriko Gay-Les Askapenerako Mugimenduko (EHGAM) eta Zutik-eko kidearen kontrako erasoari buruzko epaiketa, eta Espainiako lau militar daude akusatuen aulkian. Martinen defentsak eta EHGAM eta Zutik herri akusazioek haietako birentzat hiruna urteko kartzela zigorra eskatu du eta beste bientzat 7.200na euroko isuna, eta biktimarentzat 18.000 euroko kalteordaina. Fiskalak, berriz, lehen bi militarrentzat hemezortzina hileko espetxea eta beste bientzat 4.200na euroko isuna, eta Martinentzat 6.000 euroko kalteordaina. Gaurko saioaren ondotik, lekukoen eta perituen txanda izango da, eta gaur arratsaldean hastekoak ziren. Epaileak ez du zehaztu noiz bukatuko den epaiketa. 2005eko urtarrilaren 13an jasan zuen jipoia Mikel Martinek. Donostiako Urbieta kaletik zihoala, gauez, lau pertsona ikusi zituen jarrera bortitzean, kale seinaleak jotzen. Hurbildu zenean, irainka hasi zitzaizkion, Martinek berak salatu duenez. Ondoren, konortea galdu arte jo zuten hau, bortizki, ea ETAren eta Juan Jose Ibarretxe Eusko Jaurlaritzako orduko lehendakariaren planaren aldekoa zen galdetuz. Martinek 137 egun behar izan zituen erasoan egin zizkioten zauriak osatzeko. “Justizia baino ez dut eskatzen”, esan du EHGAMeko kideak gaur.

El gay atacado por cuatro militares dice que vive atemorizado desde entonces

Los acusados relatan en el juicio que fueron insultados por el militante de Zutik

“Quiero saber por qué me golpearon, si tenían algo contra mí por mi condición homosexual” preguntó en dos ocasiones Mikel Martín, de 50 años, militante de Zutik y miembro del colectivo gay EHGAM, durante su comparecencia en el juicio que comenzó ayer en los juzgados de San Sebastián contra un cabo y tres soldados, dos de ellos ya fuera del Ejército, que supuestamente le propinaron una brutal paliza el 13 de enero de 2005.

Martín, conocido por su activismo en EHGAM desde hace 32 años, recordó ayer: “Desde ese día no he vuelto a ser la misma persona”, aseguró en el juicio. La agresión le supuso 137 días de convalecencia hospitalaria y ocho meses de tratamiento psicológico. “Tengo miedo. Ahora soy más desconfiado porque esa brutalidad no la había vivido. Nunca me había cambiado de acera por temor a que alguien se me acercara y ahora lo haría”, explicó ayer por teléfono a EL PAÍS tras prestar declaración. “Siempre he pensado que todo el mundo es bueno hasta que se demuestre lo contrario”, agregó.

Entre otras lesiones, Martín sufrió varios traumatismos en el cráneo y la cara, heridas en el labio superior que le han dejado una cicatriz, policontusiones, el desgarro parcial de la cabeza del peroné y una fractura en la rodilla izquierda. Un testigo protegido aseguró que vio cómo los militares, que se encontraban en esos momentos de maniobras en el cuartel de Loyola, le propinaron más golpes de los que el activista gay recuerda.

Martín relató que la noche de los incidentes salía de un restaurante chino y se dirigía a un bar de ambiente cuando cuatro jóvenes “con cara de pocos amigos” se le acercaron y le increparon: “Tú seguro que eres uno de los que estás de acuerdo con ETA”.

El hombre intentó evitar el altercado y huir, pero dos de los militares acabaron golpeándole mientras los otros dos miraban. Martín recordó que se despertó ya en el hospital.

Los procesados, dos de los cuales ya no pertenecen al Ejército, relataron en el juicio una versión completamente opuesta. Según su testimonio, caminaban por la calle después de salir de un bar atemorizados porque los parroquianos les habían identificado como militares. Emtonces, uno de ellos se dio cuenta de Martín estaba vitoreando a ETA y les insultaba, siempre según la declaración de los acusados. Uno de ellos comenzó a perseguir entonces a Martín hasta que le alcanzó y le pegó “un puñetazo y un manotazo”. Los cuatro militares corrieron hasta coger un taxi del que se bajaron antes de llegar al cuartel y se separaron por parejas para pasar desapercibidos.

La fiscalía reclama un año y medio de prisión para los dos supuestos autores directos de la agresión y multas para los otros dos. Tanto la acusación particular, que ejerce Martín, como la popular, que representa a Zutik y a EHGAM piden tres años de cárcel. El juicio continuará el próximo lunes con la declaración de varios peritos.

Un juicio por «delito común» impregnado de trasfondo político

Los pasillos del Juzgado de Donostia se encontraban ayer muy concurridos, entre otros por amigos y compañeros de militancia del miembro de Zutik y portavoz habitual de EHGAM Mikel Martín. Fueron a apoyarlo en el juicio contra cuatro militares españoles acusados de haberle agredido brutalmente hace casi seis años.

Concentración de apoyo a Mikel Martin que sufrió una paliza a manos de cuatro militares el día en el que comienza el juicio contra los cuatro acusados.

Concentración de apoyo a Mikel Martin que sufrió una paliza a manos de cuatro militares el día en el que comienza el juicio contra los cuatro acusados.

Cuando la ujier comenzó a llamar a los convocados, los cuatro encausados se acercaron a la puerta junto a su abogado, si bien se retiraron a una esquina de los pasillos en cuanto confirmaron su presencia. Sin embargo, no pudieron evitar el tenso cruce de miradas con el agredido, que les reconoció enseguida. «Son ellos», aseguró un tanto afectado por los recuerdos que, a buen seguro, afluyeron a su mente.

Al acceder a la sala se escuchó alguna que otra frase como «ahí están los fachas», pero la vista empezó sin mayores contratiempos. En las cuestiones previas, la juez de la Sala de lo Penal nº 5 aceptó varios documen- tos propuestos por Miguel Castells, abogado de la acusación particular, pero rechazó otras peticiones por «innecesarias» o «improcedentes».

En general, la magistrada se mostró bastante estricta en cuanto al procedimiento. Tanto es así que, una vez comenzada la vista, no dejó acceder a nadie a la sala y prohibió a los asistentes abandonarla debido a que el letrado de los acusados no aceptó dicha posibilidad. La juez dejó bien claro que no permitiría que cuestiones de procedimiento como ése provocaran la nulidad del juicio.

«Acojonados»

Una vista cuya celebración tardía fue invocada por la defensa para reclamar, en vano, el sobreseimiento de la causa. Cristian Rivera fue el primero en declarar. El ex militar negó que aquel 13 de enero de 2005 hubieran abordado al agredido tras toparse con él, después de dejar un bar «en el que nos trataron hostilmente cuando se dieron cuenta de nuestra condición de militares». Es más; aseguró que fueron «perseguidos por un grupo de personas» y que su pretensión era «largarse cuanto antes porque estábamos acojonados». No obstante, reconocía que había agredido a Martín porque éste «profirió insultos como txakurra o hijo de puta» contra ellos.

Exculpó a sus compañeros manifestando que Alberto Luengo se acercó para retirarle y que los otros dos -Daniel Carrillo y José Antonio Rodríguez Herrero-, acusados de no actuar para evitar la agresión, no intervinieron en la misma. Las versiones de estos tres acusados coincidieron, globalmente, con la de Rivera.

La fiscal, el abogado de la acusación particular y el que representa a la acusación en nombre de Zutik, Enrique Lertxundi, intentaron conocer la razón por la que, tras los hechos, los encausados, que habían tomado un taxi, no retornaron al cuartel «si tan asustados estaban» y se dividieron en dos grupos al apearse del vehículo. Todos ellos respondieron que tienen «la or- den» de no revelar el destino del cuartel y de bajar en calles de las cercanías.

Para quitar intencionalidad al hecho de que se separasen, el abogado de los paracaidistas adujo que «en su práctica militar funcionan por binomios».

Un lío con las calles

Mikel Martín ofreció una versión bien diferente, según la cual fue abordado violentamente mientras le increpaban diciendo que «seguro que eres de los que apoyan a ETA».

La declaración de un testigo protegido fue coincidente, aunque el desconocimiento del letrado de la defensa de la ciudad donostiarra y las preguntas de la fiscal sobre la exacta ubicación de los protagonistas en las calles casi terminaron por hacerle un lío. No tanto, sin embargo, como para dejar claro que fue una agresión «salvaje». Rondando las tres de la tarde, la juez fijó para el 11 de octubre la siguiente sesión del juicio.

Arantxa MANTEROLA